Las Farmacéuticas bloquean las medicinas que curan
porque no son rentables impidiendo su distribución.
porque no son rentables impidiendo su distribución.
El ganador
del Premio Nobel de Medicina Richard J. Roberts denuncia la forma en la
que operan las grandes farmacéuticas dentro del sistema capitalista,
anteponiendo los beneficios económicos a la salud y deteniendo
el avance científico en la cura de enfermedades porque curar no es tan
rentable como la cronicidad.
Hace unos
días se publicó una nota sobre datos revelados que muestran que las grandes
compañías farmacéuticas en Estados Unidos gastan cientos de millones de
dólares al año pagando a doctores para que éstos promuevan sus
medicamentos.
Para complementar reproducimos esta entrevista con el Premio Nobel de
Medicina Richard J. Roberts quien señala que los fármacos que curan no son
rentables y por eso no son desarrollados por las farmacéuticas
que en cambio sí desarrollan medicamentos cronificadores que sean
consumidos de forma serializada. Esto, señala Roberts, también hace
que algunos
fármacos que podrían curar del todo una enfermedad no sean investigados.
Y se pregunta hasta qué punto es válido y ético que la industria de
la salud se rija por los mismos valores y principios que el mercado
capitalista, los cuales llegan a parecerse mucho a los de la mafia. La
entrevista originalmente fue publicada por el diario español La Vanguardia:
¿La
investigación se puede planificar?
– Si yo
fuera ministro de Sanidad o el responsable de Ciencia y
Tecnología,
buscaría a gente entusiasta con proyectos interesantes; les daría el
dinero justo para que no pudieran hacer nada más que investigar y les
dejaría trabajar diez años para sorprendernos.
– Parece una
buena política.
– Se suele
creer que, para llegar muy lejos, tienes que apoyar la
investigación
básica; pero si quieres resultados más inmediatos y
rentables,
debes apostar por la aplicada…
– ¿Y no es
así?
– A menudo,
los descubrimientos más rentables se han hecho a partir de preguntas
muy básicas. Así nació la gigantesca y billonaria industria biotech
estadounidense para la que trabajo.
– ¿Cómo
nació?
– La
biotecnología surgió cuando gente apasionada se empezó a preguntar si podría
clonar genes y empezó a estudiarlos y a intentar purificarlos.
– Toda una
aventura.
– Sí, pero
nadie esperaba hacerse rico con esas preguntas. Era difícil
obtener
fondos para investigar las respuestas hasta que Nixon lanzó la guerra
contra el cáncer en 1971.
– ¿Fue
científicamente productiva?
– Permitió,
con una enorme cantidad de fondos públicos, mucha
investigación,
como la mía, que no servía directamente contra el cáncer, pero fue
útil para entender los mecanismos que permiten la vida.
– ¿Qué
descubrió usted?
– Phillip
Allen Sharp y yo fuimos premiados por el descubrimiento de los intrones en
el ADN eucariótico y el mecanismo de gen splicing (empalme de genes).
– ¿Para qué
sirvió?
– Ese
descubrimiento permitió entender cómo funciona el ADN y, sin
embargo,
sólo tiene una relación indirecta con el cáncer.
– ¿Qué
modelo de investigación le parece más eficaz, el estadounidense o el europeo?
– Es obvio
que el estadounidense, en el que toma parte activa el capital privado, es
mucho más eficiente. Tómese por ejemplo el espectacular avance de la
industria informática, donde es el dinero privado el que financia la
investigación básica y aplicada, pero respecto a la industria de la salud…
Tengo mis reservas.
– Le
escucho.
– La
investigación en la salud humana no puede depender tan sólo de su rentabilidad
económica. Lo que es bueno para los dividendos de las empresas no
siempre es bueno para las personas.
–
Explíquese.
– La
industria farmacéutica quiere servir a los mercados de capital…
– Como
cualquier otra industria.
– Es que no
es cualquier otra industria: estamos hablando de nuestra salud y
nuestras vidas y las de nuestros hijos y millones de seres humanos.
– Pero si
son rentables, investigarán mejor.
– Si sólo
piensas en los beneficios, dejas de preocuparte por servir a los seres
humanos.
– Por
ejemplo…
– He comprobado como en algunos casos los
investigadores dependientes de fondos
privados hubieran descubierto medicinas muy eficaces que hubieran acabado por
completo con una enfermedad…
– ¿Y por qué
dejan de investigar?
–
Porque las farmacéuticas a menudo no
están tan interesadas en curarle a usted como
en sacarle dinero, así que esa investigación, de repente, es desviada
hacia el descubrimiento de medicinas que no curan del todo, sino que hacen
crónica la enfermedad y le hacen experimentar una mejoría que
desaparece
cuando deja de tomar el medicamento.
– Es una
grave acusación.
– Pues es
habitual que las farmacéuticas estén interesadas en líneas de investigación
no para curar sino sólo para convertir en crónicas dolencias con
medicamentos cronificadores mucho más rentables que los que curan del todo y de
una vez para siempre. Y no tiene más que seguir el análisis financiero
de la industria farmacológica y comprobará lo que le digo.
– Hay
dividendos que matan.
– Por eso le
decía que la salud no puede ser un mercado más ni puede
entenderse
tan sólo como un medio para ganar dinero. Y por eso creo que el modelo
europeo mixto de capital público y privado es menos fácil que propicie ese
tipo de abusos.
– ¿Un
ejemplo de esos abusos?
– Se han dejado de investigar antibióticos
porque son demasiado
efectivos y
curaban del todo. Como no se han desarrollado nuevos antibióticos,
los microorganismos infecciosos se han vuelto resistentes y hoy la
tuberculosis, que en mi niñez había sido derrotada, está resurgiendo
y ha matado este año pasado a un millón de personas.
– ¿No me
habla usted del Tercer Mundo?
– Ése es otro
triste capítulo: apenas se investigan las enfermedades tercermundistas,
porque los medicamentos que las combatirían no serían rentables.
Pero yo le estoy hablando de nuestro Primer Mundo: la medicina que cura del
todo no es rentable y por eso no investigan en ella.
– ¿Los
políticos no intervienen?
– No se haga
ilusiones: en nuestro sistema, los políticos son meros empleados de
los grandes capitales, que invierten lo necesario para que salgan
elegidos sus chicos, y si no salen, compran a los que son elegidos.
– De todo
habrá.
– Al capital
sólo le interesa multiplicarse. Casi todos los políticos – y sé de lo que
hablo- dependen descaradamente de esas multinacionales farmacéuticas
que financian sus campañas. Lo demás son palabras…
(lavanguardia)
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Dra. Gwen Olsen: “El único negocio de la industria farmaceútica es el de
cómo mantener las enfermedades”
cómo mantener las enfermedades”
La Doctora Gwen Olsen durante 15 años estuvo trabajando como representante
de ventas en la Industria farmacéutica, en empresas importantes como
Johnson & Johnson, Bristol-Myers Squibb y Abbott Laboratories.
Finalmente, una vez envuelta en todo el asunto sobre los hechos que
acaecen a la industria farmacéutica, tomo la decisión de dejarlo, e
informar a la población con un mensaje que denuncia la motivación y
prácticas de este tipo de negocio. Escandalizada y concienciada, publico
además un libro para poder llegar con su mensaje a la mayor población
posible; Confessions of an Rx Drug Pusher (confesiones de un traficante de
drogas), libro en el que relata toda su experiencia.
Con este claro mensaje de protesta quiere concienciar a la población, para
que exista un movimiento real hacia un mejor sistema médico que deje de
perjudicar a la vida de las personas, y se preocupe por promover medidas
que prioricen la salud.
de ventas en la Industria farmacéutica, en empresas importantes como
Johnson & Johnson, Bristol-Myers Squibb y Abbott Laboratories.
Finalmente, una vez envuelta en todo el asunto sobre los hechos que
acaecen a la industria farmacéutica, tomo la decisión de dejarlo, e
informar a la población con un mensaje que denuncia la motivación y
prácticas de este tipo de negocio. Escandalizada y concienciada, publico
además un libro para poder llegar con su mensaje a la mayor población
posible; Confessions of an Rx Drug Pusher (confesiones de un traficante de
drogas), libro en el que relata toda su experiencia.
Con este claro mensaje de protesta quiere concienciar a la población, para
que exista un movimiento real hacia un mejor sistema médico que deje de
perjudicar a la vida de las personas, y se preocupe por promover medidas
que prioricen la salud.
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