Enrique Metinides: famoso por sus trabajos periodístico de sucesos (Fotos)

Enrique Metinides "El Niño" es un fotógrafo mexicano (nacido en Ciudad de México el 12 de febrero de 1934, donde vive y trabaja) famoso por sus trabajos periodístico de sucesos. Fotografió de 1949 a 1979 incidentes policiacos, desastres o accidentes viales con una gran sensibilidad artística.


Adela Legarreta Rivas atropellada por un Datsun, 1979 © Enrique Metinides
Adela Legarreta Rivas atropellada por un Datsun, 1979 © Enrique Metinides

La foto macabra no es lo importante, sino entender lo que sucedió.
Me tocó ver el odio, la maldad, gente que mataba a otra que cinco minutos antes no conocía.

“Me tocó ver el odio, la maldad, gente que mataba a otra que cinco minutos antes no conocía”.
La historia de México está escrita con sangre, la violencia ha sido ejercida por gobernantes, conquistadores, revolucionarios, policías, activistas, diversas instituciones y sin embargo, el azar puede ser tan violento como cualquiera de ellos. No es casualidad que los accidentes de coche siempre se encuentren entre las primeras causas de muerte. Entiéndase entonces que cada pocos minutos alguien sale de su casa, se lleva a su hijo para que lo acompañe, va al súper a comprar un cartón de leche, y dos cuadras más tarde se estrella contra un bólido a 100 km/h. Salen ambos a través del parabrisas, contra el pavimento y un diagnóstico, sin pormenores de fracturas y contusiones, dice: muertos a las 6:37 pm, en la esquina de Avenida Algo y Calle Cosa. Ocurre también que una persona, en otra tarde de rutina, intenta robarse la electricidad y muere electrocutado.
El accidente, la muerte, el crimen, el azar, son algunas de las temáticas reiteradas en la obra de Enrique Metinides, un fotoperiodista de nota roja que trabajó entre 1940 y 1993 para los periódicos mexicanos La Prensa y Crimen, aunque comenzó a retratar criminales y muertos desde la infancia. “Es que no sabe los miles y miles de accidentes que yo vi durante cincuenta años, diario”, comenta en el documental que arriba compartimos. No fue sino hasta el alba del nuevo milenio cuando diversas galerías de Estados Unidos y Europa comenzaron a advertir que detrás de esos retratos de suicidas y damnificados yacía un artista susceptible al dolor que no retrataba desde el morbo, aunque sí, a modo de crítica social, a los morbosos.
Todos estamos constantemente al borde del accidente. La vida cambia en unos pocos segundos y la descomposición del tejido social hace que casi cualquiera, en un momento dado, sea propenso a la indiferencia y a la crueldad. Desde el incendio y dentro de la balacera, Metinides fue testigo de la viralidad de la violencia en un país venido a trizas. Detrás de cada una de sus fotos se oculta una inquietante narrativa que revela mucho sobre el espíritu del hombre y las sociedades. “Me tocó ver el odio, la maldad, gente que mataba a otra que cinco minutos antes no conocía”.
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“La fotografía no puede cambiar la realidad, pero si puede mostrarla”.
Don McCullin
Era febrero de 1934 en la ciudad de México. En el seno de una familia de inmigrantes griegos, nacía Jaralambos Enrique Metinides Tsironides, quien más tarde se convertiría en el fotógrafo mexicano de nota roja más reconocido a nivel mundial.
Su padre tenía una tienda en la calle de Juárez en el Centro Histórico de la ciudad de México, en donde vendía cámaras fotográficas y película, por lo cual “se le hizo fácil”  como sucede en muchas historias en el arte, regalarle al pequeño Enrique una cámara el día de su cumpleaños, accidentes que trazan el futuro.  A partir de ese momento, la magia de la reproducción en los haluros de plata lo cautivó. Se dice que el maestro empezó por salir y fotografiar autos chocados en las inmediaciones del centro de la capital, y que a los 11 años vio al primer decapitado. Parece historia de todos los días en los diarios morbosos de la ciudad, pero sí que hay algo que diferencia a Enrique Metinides de sus colegas, y hablemos de que no son los nervios de acero o el temple que necesita alguien para fotografiar escenas de tragedia, o la técnica. El trabajo del maestro Metinides es arte que, sin buscarlo, llega. Para explicar mejor el concepto anterior, tengo que agregar:  Es la muestra viva de quien hace arte siendo portador de sensibilidad y talento, y no es tan pretencioso como quien busca el arte por ser un artista. Los morbosos se encuentran siempre junto al accidente, y llenan con sus miradas la película. Son quienes arriban a la escena después de un accidente y son a su vez gran parte de la obra de Metinides: siempre volteando a ver a la cámara, el morboso deja una mirada profunda junto a la muerte. A la fecha, Enrique Metinides ha expuesto en Nueva York, L.A., Londres, Viena, España, y nunca ha ido a ninguna de sus exposiciones fuera de México, porque le tiene pavor a las alturas y eso le impide subir a un avión. El Niño, apodo que se ganó Enrique al inicio de su prematura carrera, expuso este año en el Museo Nacional de Arte, y es sin duda un ojo conectado con el corazón de México.
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Biografía

Jaralambos Enrique Metinides Tsironides, hijo de inmigrantes griegos, tuvo su primera cámara, cuando su padre le regaló una cámara que no había vendido y una bolsa llena de rollos, cuando derribaron el edificio en el que estaba su tienda donde vendía cámaras y rollos a los turistas, además de otras cosas. Y empezó a hacer fotos en el centro de la Ciudad de México.
En ese entonces realmente quería ser periodista y cubrir los crímenes, y le gustaba coleccionar historias de crímenes que salían en las noticias de todo el mundo. Las recortaba del periódico y las pegaba en un álbum que tenía. Un día, hubo un choque junto al restaurante de su padre en San Cosme. Salió corriendo a tomar fotos. También llegó un fotógrafo de La Prensa a tomar fotos, y cuando le vio ahí, le invitó a trabajar como su asistente en el periódico. Así obtuvo su primer trabajo y trabajó para este periódico sensacionalista posteriormente durante varias décadas.
Empezó a hacer fotos por toda la ciudad, y el periódico siempre usaba sus imágenes porque les parecían las mejores tomas, estando todavía en la escuela. Cuando cumplió 14 años ya era asalariado de otro periódico importante: Zócalo, y trabajaba para revistas importantes de sucesos como Alarma!, Crimen, y Nota al Crimen.
Al igual que Weegee consiguió una radio de policía para llegar al sitio de autos incluso antes que la misma policía. Contó con un permiso especial de la Cruz Roja Mexicana para trabajar e incluso creó el sistema de claves radiales que se usa en la actualidad.
Metinides trabajó como fotógrafo de sucesos desde 1948 hasta su retiro forzado en 1979, habiendo realizado miles de imágenes y vivido cientos de historias en los alrededores de la ciudad de México, como escenas de crímenes, accidentes automovilísticos y catástrofes naturales.
Algún tiempo después de su jubilación, su obra comenzó a ser apreciada por su propio mérito y valor artístico, siendo exhibida en México, Estados Unidos y Europa. A partir de 2011 y 2013, una colección de 101 fotografías seleccionadas por el fotógrafo recorrió Europa y América con el nombre de las 101 Tragedias de Enrique Metinides. Estas fotos también se han publicado en forma de libro con el mismo título, con descripciones de cada fotografía y una biografía suya.
Ha expuesto sus fotografías en Casa de América, Madrid, España; la Central de Arte Guadalajara, Guadalajara, México; The Photographers' Gallery en Londres, Reino Unido y la Galería Anton Kern de Nueva York.
Su trabajo ha obtenido premios del gobierno mejicano, asociaciones de periodistas, organizaciones de rescate y judiciales y Kodak de México. En 1997, recibió el premio Espejo de Luz, el más importante que se da a los fotógrafos en México.



Referencias




Libros

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