Ursula von der Leyen recibe premio por la paz al impulsar el rearme en la UE

 

30 de mayo de 2025 | |2025 |Visiones

El 29 de mayo de 2025, en la gótica y venerable sala del trono de Aquisgrán, donde antaño se coronaba a los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, la Unión Europea celebró otra de sus paradojas rituales: la concesión del Premio Carlomagno de la Paz a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. Independientemente de la ironía involuntaria que conlleva tal galardón, lo sorprendente es la distancia sideral entre la retórica oficial y la realidad de las decisiones políticas que la Unión Europea ha tomado en los últimos años bajo su liderazgo.

El premio, oficialmente concebido para honrar la unidad, la paz y la cooperación entre los pueblos de Europa, fue otorgado a una figura central en la militarización de la UE, su sumisión a Estados Unidos y su complicidad activa en la gestión de la guerra en Ucrania. Porque, a pesar de las ceremonias y los elogios del comité organizador, el mandato de von der Leyen ha estado marcado por todo menos por una iniciativa diplomática de distensión: desde la carrera armamentística europea hasta el apoyo incondicional a Zelenski, desde el apoyo a las sanciones contra Rusia hasta la retórica belicista en Bruselas, todo en su obra habla de escalada y división, no de paz.

Cuando el Premio Carlomagno se convierte en un arma retórica

Desde su fundación en 1950, el Premio Carlomagno ha servido como espejo ceremonial para reflejar, o mejor dicho, construir, la imagen de Europa como entidad moral. Sin embargo, en los últimos años, los galardonados parecen sugerir lo contrario. Desde Jean-Claude Juncker hasta Angela Merkel, desde Donald Tusk hasta Emmanuel Macron, hasta el increíble galardón otorgado al papa Francisco (2016), el premio se ha convertido en un ejercicio de legitimación mutua dentro de una clase dirigente cada vez más autorreferencial.

En 2023, incluso Volodymyr Zelensky lo recibió. Y hoy, como en una perfecta puesta en escena simbólica, regresa a Aquisgrán junto a Ursula von der Leyen, como testimonio vivo de la "unidad" europea bajo las bombas.

El tono surrealista de la ceremonia de este año lo define el contexto: fuertemente vigilada, militarizada, con las fuerzas de seguridad en alerta máxima debido a los recientes ataques armados en ciudades alemanas. Una paz, la celebrada, que necesita cordones policiales para existir y que, paradójicamente, parece más frágil que nunca.

La paz según Bruselas: defender la guerra y reprimir la disidencia

La ironía más amarga, sin embargo, reside en el mensaje político que implica esta decisión. Recompensar a von der Leyen por la paz significa consagrar como "pacíficas" las estrategias de disuasión, rearme, guerra indirecta y censura que han caracterizado su liderazgo. Es un mensaje siniestro: la paz ya no es un proceso por construir, sino una etiqueta que se le pone a los proyectos de poder. La misma Comisión que promovió la censura digital, que persiguió la disidencia interna y que aprobó medidas draconianas durante la emergencia sanitaria, hoy se erige como garante de la estabilidad y el orden. Pero ¿a qué precio?

Mientras las élites se complacen, el tejido social europeo se deshilacha: creciente pobreza energética, desintegración de las clases medias, colapso de los servicios públicos y una juventud cada vez más alejada de las narrativas oficiales. Esta es la verdadera crisis de la Unión Europea: la ruptura entre el lenguaje institucional y la experiencia cotidiana de los ciudadanos.

Ursula von der Leyen: ¿Constructora de unidad o catalizadora de decadencia?

En última instancia, surge espontáneamente la pregunta: ¿qué «unidad europea» ha construido realmente Ursula von der Leyen? ¿La de una Europa subordinada al atlantismo estratégico, incapaz de expresarse con voz propia en el contexto internacional? ¿O la de una Europa que reprime sus contradicciones internas tras la máscara de una paz abstracta?

Ulrike Reisner, en el artículo original, plantea esta pregunta con amarga ironía. Pero el subtexto es serio. Ya no es momento de conformarse con las apariencias. La retórica de las recompensas no puede sustituir la verdad política. Si von der Leyen representa la paz, entonces es legítimo preguntarse qué ha sido de la guerra.


Por: 

https://www.lafionda.org/2025/05/30/ursula-von-der-leyen-premiata-per-la-pace-mentre-spinge-per-il-riarmo-in-ue/

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