“Nuestra
amistad nació, tres días después de llegar García Márquez a París, cuando le
invité a cenar y al salir del restaurante vio el Boulevard Saint-Michel
cubierto de nieve”, recuerda Apuleyo Mendoza, quien sonríe al evocar la cara
“extatica y fascinada” del premio nobel al ver aquel “espectáculo de sueño”.
Plinio Apuleyo evoca
Quai St.-Michel.
HOY
París. Señora joven y moderna
Joven parisina castiza, 2


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