La teoría del apego de John Bowlby explica el vínculo afectivo que se crea entre el bebé y su cuidador principal. Descubre sus características y repercusiones.
El psiquiatra y psicoanalista John Bowlby (1907 – 1990) creía que las causas del estado de salud mental y los problemas de comportamiento podían atribuirse a la primera infancia. De hecho, la teoría del apego de John Bowlby enuncia que venimos preprogramados biológicamente para construir vínculos con los demás y que estos nos ayudan a sobrevivir.
Bowlby estuvo muy influenciado a nivel general por la teoría etológica, pero sobre todo por el estudio de Konrad Lorenz sobre la impronta realizado con patos y gansos en los años 50. A partir de este, Lorenz demostró el valor de supervivencia del vínculo de apego por su carácter innato.
Así, Bowlby pensaba que las conductas de apego eran instintivas y que además, su activación dependía de cualquier condición que pudiese amenazar el logro de la proximidad, como la separación, la inseguridad o el miedo.
La teoría del apego de John Bowlby defiende que los niños están programados biológicamente para formar vínculos con los demás.
Conductas innatas para la supervivencia
Según Bowlby, el miedo a los extraños no es más que un mecanismo de supervivencia que tienen los bebés de manera innata. Es decir, los bebés nacen con una tendencia a mostrar ciertos comportamientos innatos -llamados liberadores sociales- que ayudan a asegurar la proximidad y el contacto con la madre o la figura de apego. Se trataría entonces de una cuestión evolutiva. De esta forma, según Bowlby, el apego del bebé hacia la madre se trataría de un instinto de supervivencia y protección.
Así, Bowlby plantea la hipótesis de que tanto los bebés como las madres han desarrollado la necesidad biológica de mantenerse en contacto entre sí. De hecho, este mecanismo de protección es el que habría permitido a los bebés sobrevivir para tener sus propios hijos y así perpetuar la especie. El apego, en este caso, se trataría de una relación sana entre madres e hijos que favorecería la comunicación y la relación entre ambos.
Además, estos comportamientos de apego funcionan como patrones de acción fijos en un principio y comparten también la misma función. De este modo, las conductas innatas de liberación social por parte de los bebés, como llorar y sonreír, estimulan el cuidado de los adultos. Por lo tanto, el cuidado y la capacidad de respuesta serían los factores determinantes del apego, en lugar de la comida.
Puntos principales de la teoría del apego de John Bowlby
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) solicitó a John Bowlby que realizara un folleto sobre las dificultadas que experimentaron los niños huérfanos y sin hogar tras la Segunda Guerra Mundial. Y a partir de este, surgió la teoría del apego de John Bowlby.
Esta teoría se caracteriza por ser es un estudio interdisciplinario que abarca los campos de las teorías psicológicas, evolutivas y etológicas. Estos son sus puntos principales:
1. – Necesidad innata del niño de unión con una figura principal de apego (monotropía)
John Bowlby creía que debería existir un vínculo primario más importante que otros y cualitativamente diferente, y que este generalmente se creaba con la madre. No obstante, no descartó la posibilidad de la existencia de otras figuras de apego para el niño.
Esencialmente, Bowlby sugirió que la naturaleza de la monotropía (apego conceptualizado como un vínculo vital y cercano con una sola figura de apego) significaba que si no se iniciaba o se rompía el vínculo materno, se producirían graves consecuencias negativas, posiblemente incluyendo psicopatía sin afecto. La teoría de monotropía de Bowlby condujo a la formulación de su hipótesis de privación materna.
El niño se comporta de manera que provoca contacto o proximidad con el cuidador. Cuando un niño experimenta una mayor excitación, este señala a su cuidador. El llanto, la sonrisa y la locomoción son ejemplos de estos comportamientos de señalización. Instintivamente, los cuidadores responden al comportamiento de los niños a su cargo creando un patrón recíproco de interacción.
2. – Un niño debe recibir el cuidado continuo de la figura de apego más importante durante los primeros años de vida
Para Bowlby, si se retrasaba la maternidad entre dos años y medio o tres sería casi inútil. Es más, si se retrasa hasta después de 12 meses, los niños experimentarían un período crítico. Para el autor, este tiempo representaría un tiempo en el que el bebé podría expresar, a largo plazo, ciertos problemas a nivel psicológico y emocional que afectarían su vida adulta.
Si la cifra de apego se rompe o interrumpe durante el período crítico de dos años, el niño sufrirá consecuencias irreversibles a largo plazo de esta privación materna. Este riesgo continúa hasta la edad de cinco años. Por ello, para Bowlby, este apego es tan importante entre la madre y el bebé. A través de él, se evitarían consecuencias negativas en la vida adolescente y adulta del hijo.
Bowlby utilizó el término privación materna para referirse a la separación o pérdida de la madre, así como a la falta de desarrollo de una figura de apego.
La suposición subyacente de la hipótesis de privación materna de Bowlby es que la interrupción continua del vínculo primario podría dar lugar a dificultades cognitivas, sociales y emocionales a largo plazo para ese bebé. Las implicaciones de esto son enormes. Por ejemplo, si esto es cierto, ¿debería el cuidador principal dejar a su hijo en la guardería?
Por otro lado, las consecuencias a largo plazo de la privación materna podrían ser desde comportamientos relacionados con la delincuencia hasta depresión o psicopatía.
3. – La separación a corto plazo de una figura de apego conduce a angustia
Bowlby, en colaboración con Robertson, encontró que la angustia pasa por tres etapas progresivas: protesta, desesperación y desapego.
- Protesta: el niño llora, grita y protesta enfadado cuando la figura de apego se va. Tratarán de aferrarse para evitar que se vaya. Las llamadas de atención pueden ser cada vez mayores si no encuentra a la figura de apego.
- Desesperación: las protestas del niño comienzan a detenerse, y parecen estar más tranquilas aunque todavía son molestas. El niño se niega a los intentos de comodidad de los demás y a menudo parece desinteresado por cualquier cosa.
- Desapego: si la separación continúa, el niño comenzará a interactuar con otras personas nuevamente. Rechazará al cuidador a su regreso y mostrará fuertes signos de ira.
4. – La relación de apego del niño con su cuidador principal conduce al desarrollo de un modelo de trabajo interno
El modelo de trabajo interno es un marco cognitivo que comprende representaciones mentales para comprender el mundo, el yo y otros. La interacción de una persona con los demás está guiada por recuerdos y expectativas de su modelo interno que influyen y ayudan a evaluar su contacto con los demás.
A los tres años, el modelo interno parece convertirse en parte de la personalidad de un niño y, por lo tanto, afecta su comprensión del mundo y las interacciones futuras con los demás. Según Bowlby, el cuidador principal actúa como un prototipo para las relaciones futuras a través del modelo de trabajo interno. De ahí, un modelo de apego sano.
Hay tres características principales del modelo de trabajo interno: un modelo de otros como de confianza, un modelo del yo como valioso y un modelo del yo como efectivo cuando se interactúa con otros. Esta representación mental es la que guía el comportamiento social y emocional en el futuro a medida que el modelo de trabajo interno del niño guía su receptividad hacia los demás en general.
La teoría del apego de John Bowlby abarca los campos de las teorías psicológicas, evolutivas y etológica.
Las etapas del apego
Cabe mencionar que el desarrollo del apego no se produce de forma inmediata. Por el contrario, la consecución de la relación anteriormente descrita requiere de un proceso que atraviesa diferentes etapas:
- Fase de preapego. Durante las seis primeras semanas de vida el bebé acepta el contacto con cualquier persona que pueda cubrir sus necesidades físicas y emocionales.
- Fase de formación. En los siguientes ocho meses el niño comienza a presentar ansiedad de separación ante la falta de contacto con adultos. Todavía no se rechaza por completo la interacción con extraños ni existe una preferencia determinante hacia la figura materna.
- Fase de apego. A partir de este momento y durante los siguientes dos años se establece un verdadero vínculo de apego con la madre (o cuidador principal). El infante necesita y busca su atención y acusa con enfado su ausencia. Además, comienza a mostrar rechazo hacia los desconocidos.
- Fase de relaciones recíprocas. Se produce a partir de los 24 meses. Ahora el niño ya puede realizar representaciones mentales de su madre y, por ende, comprender que la separación es temporal y que la progenitora estará disponible aunque no exista contacto físico permanente.
De aquí en adelante, el apego continúa transformándose. En la adolescencia se produce un cierto desapego de las figuras parentales para reapegarse a nuevas figuras, siendo la pareja una de las principales en la edad adulta.
Los tipos de apego: implicaciones de la teoría de John Bowlby
La teoría del apego de John Bowlby sentó las bases para interesantes investigaciones posteriores. Autores como Mary Ainsworth o Hazan y Shaver estudiaron las repercusiones que tiene el apego en la formación de la personalidad y en la funcionalidad futura.
Así, encontraron que en función del tipo de apego , el niño (y posterior adulto) mostrará unas características determinadas:
- Los niños que establecen un apego seguro sienten confianza en sí mismos y en los demás. Desarrollan una sana interdependencia en sus relaciones y son capaces de vincularse de forma efectiva. Esto deriva de la buena capacidad de respuesta de su cuidador principal durante sus primeros años.
- El apego ambivalente surge cuando el cuidador responde de forma inconsistente e impredecible a las demandas del niño. Este infante crece siendo ansioso y temeroso y buscará reafirmar constantemente el afecto de los demás.
- Cuando la figura de apego no responde a las necesidades y llamadas infantiles, se crea un apego evitativo. Estas personas tendrán dificultades para vincularse emocionalmente, tenderán a la excesiva independencia y huirán de la intimidad.
- En los casos en que el cuidador es agresivo, abusivo o violento aparece el apego desorganizado. En este caso el niño se percibe a sí mismo con poco valor y desconfía de los demás. Puede sentirse deseoso y a la vez atemorizado de vincularse con otros y tenderá a suprimir sus emociones.
¿Deben las madres dedicarse exclusivamente al cuidado de sus hijos cuando estos son pequeños?
Una de las principales críticas que ha recibido la teoría del apego de John Bowlby está relacionada con la implicación directa que dicha teoría tiene. ¿Deberían las madres dedicarse en exclusiva al cuidado de sus hijos cuando estos son pequeños para evitar consecuencias psicológicas?
Weisner y Gallimore (1977) explican que las madres son las cuidadoras exclusivas en solo un porcentaje muy pequeño de las sociedades humanas. De hecho, a menudo hay varias personas involucradas en el cuidado de los niños. En este sentido, Van Ijzendoorn y Tavecchio (1987) sostienen que una red estable de adultos puede proporcionar una atención adecuada y que esta atención puede incluso tener ventajas sobre un sistema en el que una madre debe satisfacer todas las necesidades de un niño.
Por otra parte, Schaffer (1990) explica que existe evidencia de que los niños se desarrollan mejor con una madre que es feliz en su trabajo, que una madre que se siente frustrada por quedarse en casa. Una madre frustrada, podría transmitirle al niño sentimientos de resentimiento, con lo cual su influencia no sería beneficiosa. Sin duda, la teoría de Bowlby, no está exenta de polémica. Existen numerosos autores que critican las figuras de apego para establecer un yo saludable. Aluden que el apego solo genera dependencia e inmadurez en el bebé. Aunque en la niñez, la figura de apego, es una icono que todavía está en estudio.
La consideración final es que la teoría del apego de John Bowlby no postula la exclusividad de la madre en la crianza. Sino que más bien hablar de que en la primera etapa de la vida, es esencial que haya una figura primaria que ofrezca los cuidados y atenciones necesarias. De esta forma, se favorecería la creación de un vínculo que ayudará al bebé a desarrollarse de manera plena.
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