Nuevo estudio: 1.300 millones de diabéticos en 2050

 Frederick Schwaller

23 de junio de 2023

La revista "The Lancet" publicó que en 2050 habrá más del doble de diabéticos en el mundo que ahora. Aumentarán de 529 millones a 1.300 millones. ¿Qué hay detrás y cómo se puede frenar esta tendencia?


Un nuevo estudio, publicado este jueves 22 de junio en The Lancet, prognosticó que aumentará el número de diábeticos de 529 millones actuales a 1.300 millones en los próximos 30 años en todo el mundo.

Diabetes, un problema global de salud

El informe utilizó información del Global Burden of Disease (GBD) 2021. Los investigadores estudiaron la prevalencia, la morbilidad y la mortalidad de la diabetes en 204 países y territorios entre 1990 y 2021 y pronosticaron la prevalencia de la diabetes hasta 2050.

Descubrieron que en 2021, 529 millones de personas en todo el mundo vivían con diabetes, una prevalencia global del 6,1 %. En 2050, el 43,6% de 204 países tendrá diabéticos con una prevalencia superior al 10%.

Los índices más altos estaban en el norte de África y Oriente Medio, entre el 8,7% y el 9,9%, donde en 2050 será del 16,8,%. En América Latina y el Caribe aumentará hasta el 11,3%.

Diabetes tipo 2, mucho más frecuente

La diabete tipo 2 representa el 96% del total de casos de diabetes. La diabetes tipo 1 es un problema autoimmune, en el que el sistema inmunitario ataca las células beta del páncreas, lo que reduce la producción de insulina.

La diabetes tipo 2 puede desarrollarse por la dieta, la masa corporal y la edad. En 2021, el 52 % de los casos de diabetes tipo 2 estaban relacionados con un índice alto de masa corporal (IMC).

¿Qué causa el aumento de personas con diabetes?

El problema se debe sobre todo a la industria alimentaria y al estilo de vida. Para Stephen Lawrence, experto en atención primaria de diabetes de la Universidad de Warwick, Reino Unido, el consumo de alimentos hipercalóricos, cada vez más usual en países de bajos ingresos, es el gran detonante. "Lamentablemente, nuestros genes no están hechos para hacerles frente. Es necesario que haya una combinación entre el individuo y el medio ambiente para desarrollar diabetes tipo 2: diez años de vida sedentaria y el consumo excesivo de carbohidratos refinados", dijo.

"Cuando los países de bajos y medianos ingresos se alejan de las culturas tradicionales alimentarias y van más hacia comidas rápidas e industrializadas, aparecen más (casos de) diabetes", dijo Naveed Sattar, experto en salud metabólica de la Universidad de Glasgow, Reino Unido.

Diabetes en Sierra Leona

12:36

Vivir más con diabetes

Sattar también señaló que el mayor impulsor del aumento de la diabetes es, en realidad, el hecho de que hay un mejor índice de supervivencia en personas con diabetes, sobre todo, en países de ingresos altos y medios.

"La diabetes se vuelve más común a medida que envejecemos y somos mejores a la hora de tratarla para que las personas no mueran prematuramente", dijo Sattar a DW.

Sin embargo, "en países de ingresos bajos y altos, todos los grupos étnicos a excepción de los blancos tienen un mayor riesgo de padecer diabetes. Los asiáticos del sur, por ejemplo, tienen un mayor porcentaje de grasa corporal en el hígado en comparación con los europeos blancos", dijo Sattar.

Pero "cuando los asiáticos del sur se mudan al extranjero, se vuelven más altos y delgados, sobre todo, sus hijos. Esto me sugiere que no es genético, sino que tiene más que ver con la epigenética y la nutrición", dijo Sattar.

Para Sattar, la diabetes es también un problema social, no solo un problema médico. "Hay que sacar a las personas de la pobreza y darles mejor calidad de vida. La diabetes tipo 2 era más común en las personas adineradas hace 50 años. Ahora es más común en las personas sin recursos. Hay que alejarlas de los alimentos más baratos y muy procesados", afirmó.

Lawrence añadió que "los gobiernos pueden tomar decisiones sobre la industria alimentaria como hicieron con las leyes antitabaco y del cinturón de seguridad (obligatorio) en autos” para frenar el aumento mundial de la diabetes.

(rmr/ers)


https://www.dw.com/es/nuevo-estudio-1300-millones-de-diab%C3%A9ticos-en-2050/a-66018406



Las evidencias científicas son inapelables: los animales sueñan

 

El profesor de la Universidad de San Francisco, David Peña-Guzmán, nos abre las puertas al mundo de la consciencia animal en “Cuando los animales sueñan” (editorial Errata Naturae).

Texto: Antonio ITURBE

 

En el año 2000 los biólogos Amish Dave y Daniel Margoliash andaban enfrascados en su investigación sobre el canto de los pinzones cebra australianos. Querían saber cómo conseguían aprender a cantar y monitorizaron su cerebro para trazar el patrón neuronal que se formaba al activarse en su cabeza la melodía del trino. Lo que no esperaban es que al monitorizar su cerebro en la noche, durante su fase de sueño, aparecería ese mismo patrón de actividad con una precisión asombrosa. “La coincidencia era tan perfecta que los autores constataron que podían dibujar esos patrones uno sobre otro no sílaba a sílaba sino ¡nota a nota!”.  El profesor Peña-Guzmán lo tiene clarísimo: los pinzones estaban soñando con su trino.

A este profesor de Humanidades de la Universidad de San Francisco, experto en consciencia animal, lo que le llama la atención es que los dos biólogos, incluso teniendo esos patrones calcados, optaran por evitar afirmar que los pájaros sueñan y lo atribuyeron a un proceso de aprendizaje a la manera de una computadora sin que los pinzones cebra tuvieran consciencia del mismo. Afirma que “Dave y Margoliash no lo han visto así porque están obcecados con una interpretación computacional”. A lo largo del libro señala las reticencias de muchos científicos a usar la palabra sueño para describir la evidente actividad cerebral durante el estado durmiente. Eso significaría replantearse muchas cosas en nuestra relación con el resto de animales y nos conviene seguir pensando que son un rango inferior, carne para hacer hamburguesas o mascotas para llevar atadas o esterilizarlas a nuestra conveniencia para que no incordien.

Resulta llamativo que ha habido muchos estudios sobre el sueño de los animales,pero explica que siempre se eludía hablar directamente de ‘sueños’ y se hablaba de ‘comportamiento onírico’  o ‘reproducción mental’. “Aunque los seres humanos llevan miles de años fascinados por los posibles mundos oníricos de otros animales, la primera publicación científica moderna dedicada al sueño de los animales data de 2020. En un artículo publicado en el Journal of Comparative Neurology (Do All Mammals Dream?) los biólogos Paul Manger y Jerome Siegel expresan sus dudas acerca de que los humanos seamos los únicos animales que experimentan secuencias oníricas al dormir.  “Es la única publicación que, en una revista científica, utiliza los términos ‘sueño’ y ‘soñar’ explícitamente aplicados a animales distintos del homo sapiens”.

El autor ve en este exceso de prudencia científica un claro antropocentrismo: “Esa renuncia a hablar del sueño de los animales alimenta un prejuicio cultural mayor que justifica el trato espantoso de les damos. En un artículo semanal sobre la consciencia animal, el padre de la etología cognitiva, Donald Griffin, llamó a este prejuicio ‘mentofobia’: el miedo a ver a los animales como criaturas con mente propia”.

Son numerosas las investigaciones que recorre el libro, explicadas de manera amena. Algunas tan fascinantes como las experiencias con chimpancés buscando si podían llegar a tener alucinaciones visuales que acabaron deparando sorpresas. O esa pulpo hembra con la que vive el biólogo David Scheel: se quedó pasmado al observar que durante la fase de sueño, de repente su piel se iluminaba en un tono amarillo con manchas naranjas dentro de la placidez de su tanque, el mismo que cuando en el fondo del mar detectaba un apetecible cangrejo. ¡Su pulpa estaba soñando con cangrejos deliciosos!

David Peña-Guzmán nos dice que actualmente neurocientíficos y filósofos coinciden en que toda experiencia consciente es, en esencia, creativa. Zambúllanse en este libro y cambiarán muchas de sus ideas sobre la creatividad de esos seres raros a los que llamamos animales, como si fueran distintos de nosotros mismos. Ellos también sueñan.


https://librujula.publico.es/las-evidencias-cientificas-son-inapelables-los-animales-suenan/#md=modulo-portada-fila-de-modulos:3x2-t1;mm=mobile-medium

La Dolce Vita [ 1960 ] - Final Scene [ English Subs ]






Escena final de La Dolce Vita








«La experiencia de leer», de C. S. Lewis: dime cómo lees y te diré quién eres

 


Clive Staples Lewis (1898-1963) fue un escritor, medievalista, crítico literario y ensayista británico. Profesor de Lengua y Literatura primero en Oxford y luego en Cambridge, perteneció junto a su amigo J.R.R. Tolkien a los Inklings (un grupo de intelectuales británicos vinculados a la Universidad de Oxford). Entre sus obras ensayísticas más importantes destacan La imagen del mundo: Introducción a la literatura medieval y renacentista, La abolición del hombre, El problema del dolor, Los cuatro amores y Cartas del diablo a su sobrino. En el terreno de la ficción es universalmente conocido por Las crónicas de Narnia.

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AVANCE

Este ensayo de C.S. Lewis parte de una premisa original: propone que la calidad de la obra literaria no quede determinada por del juicio de la crítica, sino que sean los lectores y su forma de leer quienes establezcan la distinción entre un buen o mal libro. Los once capítulos, más un epílogo y un apéndice sobre Edipo, muestran cómo el hábito lector se adquiere en la infancia; y aborda temas como el papel del mito, la fantasía, los géneros literarios, los tipos de lectores, y la capacidad de la literatura para transformar a algunos lectores.

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ARTÍCULO 

«Lo que a mí me interesan son las distintas formas de leer», afirma C.S. Lewis en este ensayo, que parte de una premisa original: propone que la calidad de la obra literaria no sea fruto del juicio de la crítica, sino que sean los lectores y su forma de leer quienes determinen la distinción entre un buen o mal libro. De esto trata La experiencia de leer, publicado en 1961, que el autor califica como un «experimento».

El hábito lector se adquiere en la infancia, cuando uno decide engancharse a las historias que los adultos le cuentan de viva voz

Los once capítulos, más un epílogo y un apéndice sobre Edipo, muestran cómo el hábito lector se adquiere en la infancia, cuando uno decide engancharse a las historias que los adultos le cuentan de viva voz o decide quedarse escondido bajo la manta con una linterna leyendo La isla del tesoro.

La experiencia de leer. Alba editorial. Barcelona, 2023. 128 págs. Traducción de Amado Diéguez. 17,10 € (papel) / 9,49 € (digital)

Lewis se reafirma en su opinión sobre la crítica: «Si pretendo convencer a todo el mundo de que los juicios adversos son siempre los más peligrosos es porque creo que es cierto». El autor de Mientras no tengamos rostro dedica uno de los capítulos al mito y sus efectos sobre los lectores literarios y no literarios. «Me interesa el efecto de los mitos», explica, por tratarse de «historias que tienen valor en sí mismas independientemente de su encarnación o no en obra literaria»: Características de los mitos: tienen sentido extraliterario; el placer de la narración no depende del suspense o la sorpresa; la identificación con los personajes es mínima; dejan un sabor grave o solemne, y, por último, sobrecogen porque «nos acercan a lo numinoso», es decir lo sobrenatural o mágico.

Fantasía, la literatura que no engaña

La fantasía es protagonista de un capítulo. El autor destaca que los no literarios prefieren historias «que les permiten disfrutar del amor, el dinero o la clase por vía interpuesta, es decir, a través de la vida de los personajes, lo cual no es otra cosa que una ensoñación egoísta tutelada por el autor». Afirma: «Una ficción es realista en su contenido cuando es probable o “fiel a la realidad”» y recuerda que la literatura que jamás engaña es la fantástica porque «quien no nos incita a pensar que está diciendo la verdad no nos puede engañar».

La experiencia de leer habla de los géneros y de su público. En opinión de Lewis, la literatura de evasión es la que permite al lector eludir sus responsabilidades reales. Y pone a Tolkien como ejemplo de autor de literatura fantástica para todos, porque «no hay que dejarse engañar por esa costumbre de dividir los libros según “grupos de edad” para los que se supone que son apropiados».

Lewis parte de la distinción entre mayorías y minorías de lectores y entre las características de las primeras destaca que no vuelven a lo ya descubierto, mientras que «los aficionados a las grandes obras las pueden leer hasta diez, veinte o treinta veces». Otras de las características es el valor que se da a la lectura, al tiempo que se le dedica y la importancia que tiene la primera lectura porque «transforma por completo la conciencia, uno se convierte en quien no era». Remata: las personas «literarias» tienen siempre presente lo leído.

Snobs y maniáticos del «estilo»

El análisis de las «identidades falsas de los lectores» son parte de este ensayo, donde se especifica que «mayoría» no es equivalente a «vulgo» porque las divisiones que Lewis propone «no están separados por barreras inamovibles». El primer conjunto lo forman las personas dedicadas a la literatura (profesores de universidad, críticos, lectores de editoriales) para quienes, según el británico, «los textos que tienen delante no existen como tales, sino como mera materia prima». También existen el snob —que vive sometidos a las modas— y «el devoto de la cultura»— que «hace pocos experimentos y tiene pocos favoritos». Por otro lado están los maniáticos del «estilo»: son quienes leen concentrados con el objetivo de encontrar el error gramatical, la palabra en otro idioma, o cualquier queja en lo que a la forma del libro se refiera. Y no disfrutan de la lectura.

Lewis señala: «El verdadero lector se toma en serio sus lecturas, porque él sí lee con entrega y dedicación, y tan desprejuiciadamente como es capaz». En su tesis arriesga al comparar un texto con el cuadro expuesto y en venta, que despierta la curiosidad de quienes lo contemplan y valoran sus características. Sin embargo, como ocurre con lo reconocido por la crítica literaria, una vez que es visto, comprado y colgado en el hogar no vuelve a ser admirado.

La experiencia de leer tiene tres ventajas para el lector, según el propio C.S. Lewis: se centra en el acto de leer y no en la literatura; presenta un sistema sólido, independiente de las modas porque se fundamenta en cómo leen las personas, y hace de «las críticas condenatorias una tarea muy laboriosa».

En las páginas de este ensayo se repite que la actitud de cada uno ante la literaria es determinante. La mayoría de las personas no revisita un libro ni reconoce el valor de la lectura. Además, desconocen la transformación que se produce en la persona cuando se asoma por primera vez a una historia. Tampoco podrán ver la huella que la literatura deja en ellos. La fórmula que se propone para alcanzar la excelencia como lector no es más que la suma del esfuerzo, la experiencia y la disciplina a la hora de enfrentarse a un libro.

Hay que destacar las menciones que el autor de Las crónicas de Narnia hace a los niños en La experiencia de leer. Argumenta que comienzan a escuchar historias antes de saber leer. La calidad de estas narraciones es fundamental para su futuro porque «la buena lectura es siempre tan oral como visual» y el buen lector es receptor de las palabras del texto, que le transforma.


https://www.nuevarevista.net/la-experiencia-de-leer-de-c-s-lewis-dime-como-lees-y-te-dire-quien-eres/



Annie Ernaux: Mi relación con un hombre 30 años más joven que yo


“Sentía por mí un fervor que ningún amante, a mis cincuenta y cuatro años, me había profesado jamás”. Cada vez que me sumerjo en la lectura de un nuevo libro de Annie Ernaux (Lillebonne, Francia, 1940) –premio Nobel de Literatura 2022–, tengo miedo de salir decepcionada. Siento que después de tantos libros excepcionales, Ernaux se encontrará finalmente en un callejón sin salida. Por fortuna siempre me equivoco y al leer me topo con una luz nueva y a la vez idéntica bañando sus poderosísimas vivencias. Cuando compré ‘El hombre joven’, en el que cuenta su relación con un hombre 30 años más joven que ella, y cogí su delgado cuerpo entre mis manos no podía ni siquiera suponer la hazaña ante la que me encontraba, la herida que estaba a punto de abrirse entre mis manos y mi memoria.

“A menudo he hecho el amor para obligarme a escribir. Tenía la esperanza que al final de la expectativa más imperiosa, la del orgasmo, me hiciera sentir la certeza de que no había goce superior al de la escritura de un libro”.

El gozo de sentir que como entiende Ernaux la vida no la entiende nadie. De constatar que todo es un clamor en su transgresión, que no quiere ni un solo secreto rodeándola mientras esté viva, porque a la libertad no se llega envuelta en mil misterios, sino no temiéndole a la propia naturaleza.
El hombre joven es quizás el libro más feroz y anárquico de la autora francesa; todas las palabras que contiene arden. Ernaux desnuda la vida sin reparos, pero al mismo tiempo pone un cuidado extremo en que la piel que queda al descubierto no sufra daños, en que no pierda el calor, en que se convierta en un mapa concreto de lo que necesita un ser humano para alcanzar la serenidad dentro de la revolución y de la evolución constante que implica estar vivo:

“Me arrancaba de mi generación, pero no por ello me hacía de la suya”.

“Yo sospechaba que sus amigos le espetaban a la cara: ¿Cómo puedes salir con una menopáusica?”.

“Sentía por mí un fervor que ningún amante, a mis cincuenta y cuatro años, me había profesado jamás”.

Ernaux jamás vive de los sueños o de la imaginación, Ernaux habita la realidad para extraer de todas sus partes armas globales con las que defender el mundo:

“Con mi marido en otro tiempo, me sentía una hija del pueblo, con él era una burguesa”.

La vida de Ernaux incorpora enriquecedoras pausas, el privilegio de tener acceso a venturosos paréntesis emocionales que, sin duda, le permiten supervisar la eternidad de sus reflexiones. Parece haber nacido para llenar de verdades útiles el horizonte:

“Con él recorría todas las edades de la vida, de mi vida”.

Y cuando escribe te obliga a plantearte cuánta verdad cabe en una sola boca:

“Nuestra relación podía contemplarse a la luz del provecho. Él me daba placer y me hacía revivir lo que yo nunca habría imaginado poder revivir. Que le pagara viajes, que le evitara buscar un trabajo que le habría impedido estar tan disponible para mí, me parecía un acuerdo equitativo, un buen trato, sobre todo cuando era yo quien fijaba las reglas”.

“Mi cuerpo ya no tenía edad. Hacía falta la mirada abiertamente reprobadora de unos clientes a nuestro lado en un restaurante para demostrármelo”.

Ernaux es, sin duda, un valiosísimo animal mitológico que sabe desmantelar la oscuridad del mundo ofreciéndose como luz, como guía. Ernaux quiere ser espejo de aquel o aquella que duda, quiere ofrecerles un lenguaje que sin su vida y su literatura a día de hoy no existiría. Ernaux goza mostrando su debilidad, su falibilidad, su inagotable humanidad. Ernaux llega desde el yo hasta todos los cuerpos, hasta todas las vidas, hasta todas las almas.

El hombre joven es un libro que escribe sabiendo que la pondrá en evidencia, que quizás perderá el beneplácito de quien la admira, pero Ernaux, como decía más arriba ha nacido para ser verdad y para procurársela a quienes la necesiten. Ernaux no sabe cohabitar con la impostura, como tampoco sabe hacerlo su traductora, la siempre poliédrica Lydia Vázquez Jiménez, que una vez más excava en el núcleo de cada palabra hasta encontrar y ofrecer el cauce más caudaloso de cada una de ellas.

Ernaux es áspera, rotunda y unilateral en esta historia sin concesiones, sin un ápice de autocompasión o de ternura.

No diré que El hombre joven es un libro inofensivo o liviano, porque no lo es, pero sí diré que es un libro deliberadamente breve y que por eso valiosísimo.

‘El hombre joven’. Annie Ernaux. Traducción de Lydia Vázquez Jiménez. Cabaret Voltaire. 46 páginas.


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BYUNG-CHUL HAN "LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL ES INCAPAZ DE PENSAR"

 





"La inteligencia artificial es incapaz de pensar, porque es incapaz de «faire l’idiot». Es demasiado inteligente para ser un idiota." Byung-Chul Han                            





 
Por: Byun Chul Han 

En un nivel más profundo, el pensamiento es un proceso resueltamente analógico. Antes de captar el mundo en conceptos, se ve apresado, incluso afectado por él. Lo afectivo es esencial para el pensamiento humano. La primera afectación del pensamiento es la carne de gallina. La inteligencia artificial no puede pensar porque no se le pone la carne de gallina. Le falta la dimensión afectivo-analógica, la emoción que los datos y la información no pueden comportar. 

El pensamiento parte de una totalidad que precede a los conceptos, las ideas y la información. Se mueve ya en un «campo de experiencia» antes de dirigirse específicamente a los objetos y los hechos que encuentra en él. La totalidad de lo existente a la que se enfrenta el pensamiento, se le abre inicialmente en un medio afectivo, en una disposición anímica: «La disposición anímica (Stimmung) ha abierto ya el ser-en-el-mundo como un todo, y esto es lo primero que hace posible un dirigirse hacia…». Antes de que el pensamiento se dirija hacia algo, se encuentra ya en una disposición anímica básica. Este encontrarse en una disposición anímica caracteriza al pensamiento humano. La disposición anímica no es un estado subjetivo que tiña el mundo objetivo. Es el mundo. Posteriormente, el pensamiento articula en conceptos el mundo abierto en una disposición anímica fundamental. Este precede a la conceptuación, al trabajo con los conceptos: «Definimos el filosofar como un preguntar conceptual a partir de un estremecimiento esencial del Dasein. Pero este estremecimiento solo es posible desde, y en, una disposición anímica fundamental del Dasein» . Solo esta disposición anímica nos hace pensar: «Todo pensamiento esencial requiere que sus pensamientos y enunciados sean en toda ocasión obtenidos, como el metal de la mena, desde la disposición anímica fundamental» 

El hombre como Dasein está siempre arrojado a un mundo determinado. El mundo se le abre prerreflexivamente como una totalidad. El Dasein como disposición anímica precede al Dasein como ser consciente. En su estremecimiento inicial, el pensamiento está como fuera de sí. La disposición anímica fundamental lo pone en un fuera. La inteligencia artificial no piensa porque nunca está fuera de sí misma. El espíritu originariamente está fuera de sí mismo o estremecido. La inteligencia artificial puede calcular con rapidez, pero le falta el espíritu. Para el cálculo, el estremecimiento solo sería una perturbación. 


«Analógico» es lo que guarda correspondencia. Heidegger se vale aquí del parentesco entre vocablos de su idioma. El pensamiento como proceso analógico se corresponde (entspricht) con una voz (Stimme) que lo determina (be-stimmt) y sintoniza (durch-stimmt) con él. El pensamiento no es interpelado por tal o cual ente, sino por la totalidad de lo ente, por el ser de lo ente. La fenomenología de la disposición anímica de Heidegger ilustra la diferencia fundamental entre el pensamiento humano y la inteligencia artificial. En ¿Qué es la filosofía? escribe Heidegger: «El corresponder (Das Ent-sprechen) escucha la voz de una llamada. Lo que se nos dice como voz del ser, determina (be-stimmt) nuestra correspondencia. “Corresponder” significa entonces: estar determinado, être disposé, por el ser del ente. […] La correspondencia es necesariamente, y siempre, no solo estar determinado accidental y ocasionalmente. Es un estado de determinación. Y es solo a partir de la disposición anímica que el decir de la correspondencia recibe su precisión, su ser determinado». El pensamiento oye, mejor, escucha y pone atención. La inteligencia artificial es sorda. No oye esa «voz».

 El «comienzo de un filosofar verdaderamente vivo» es, según Heidegger, el «despertar de una disposición anímica fundamental» que «nos determina de modo fundamental». La disposición anímica fundamental es la fuerza de gravedad que reúne palabras y conceptos a su alrededor. Sin tal disposición anímica, el pensamiento carece de un marco organizador: «Si la disposición anímica fundamental está ausente, todo es un estrépito forzado de conceptos y palabras vacías». La totalidad afectiva que se da en esa disposición anímica es la dimensión analógica del pensamiento, que la inteligencia artificial no puede reproducir. 

Según Heidegger, la historia de la filosofía es una historia de esa disposición anímica fundamental. El pensamiento de Descartes, por ejemplo, está determinado por la duda, mientras que el de Platón lo está por el asombro. El cogito de Descartes se basa en la disposición anímica fundamental de la duda. Heidegger caracteriza la disposición anímica de la filosofía moderna de la siguiente manera: «Para él [Descartes], la duda constituye esa disposición anímica que se centra en el ens certum, lo que existe con certeza. La certitudo es entonces esa firmeza del ens qua ens que resulta de la indubitabilidad del cogito (ergo) sum para el ego del hombre. […] La disposición anímica de la confianza en la siempre alcanzable certeza absoluta del conocimiento será el pathos y, por ende, el arjé de la filosofía moderna». El pathos es el comienzo del pensamiento. La inteligencia artificial es apática, es decir, sin pathos, sin pasión. Solo calcula. 

La inteligencia artificial no tiene acceso a horizontes que se vislumbran en lugar de estar claramente definidos. Pero esta «vislumbre» no es un «primer peldaño en la escala del saber». En ella más bien se abre la «antesala» «que encierra, es decir, oculta todo lo que puede saberse». Heidegger localiza esta vislumbre en el corazón. La inteligencia artificial no tiene corazón. El pensamiento del corazón percibe y tantea espacios antes de trabajar con los conceptos. En esto se diferencia del cálculo, que no necesita espacios: «Si este saber “del corazón” es un vislumbrar, nunca debemos tomar este vislumbrar por un pensar que se difumina en la oscuridad. Tiene su propia claridad y resolución, y, sin embargo, sigue siendo fundamentalmente distinto de la seguridad de la mente calculadora» 

Siguiendo a Heidegger, la inteligencia artificial sería incapaz de pensar en la medida en que se le cierra esa totalidad en la que el pensamiento tiene su origen. No tiene mundo. La totalidad como horizonte semántico abarca más que los objetivos previstos en la inteligencia artificial. El pensamiento procede de forma muy diferente a la inteligencia artificial. La totalidad constituye el marco inicial a partir del cual se conforman los hechos. El cambio de disposición anímica como cambio de marco es como un cambio de paradigma que da lugar a nuevos hechos. La inteligencia artificial, en cambio, procesa hechos predeterminados que siguen siendo los mismos. No puede darse a sí misma nuevos hechos. 

El big data sugiere un conocimiento absoluto. Las cosas revelan sus correlaciones secretas. Todo se vuelve calculable, predecible y controlable. Se anuncia toda una nueva era del saber. En realidad, se trata de una forma de saber bastante primitiva. La data mining o minería de datos descubre las correlaciones. Según la lógica de Hegel, la correlación representa la forma más baja de saber. La correlación entre A y B dice: A ocurre a menudo junto con B. Con la correlación no se sabe por qué sucede esto. Simplemente sucede. La correlación indica probabilidad, no necesidad. Se diferencia de la causalidad, que establece una necesidad: A causa B. La acción recíproca representa el siguiente nivel del saber. Dice: A y B se condicionan mutuamente. Se establece una conexión necesaria entre A y B. Sin embargo, en este nivel de conocimiento aún no se comprende: «Si nos detenemos en la consideración de un determinado contenido meramente desde el punto de vista de la acción recíproca, es en verdad un comportamiento totalmente incomprensible»

Solo el «concepto» capta la conexión entre A y B. Es la C que conecta A y B. Por medio de C, se comprende la relación entre A y B. El concepto vuelve a formar el marco, la totalidad, que reúne a A y B y aclara su relación. A y B solo son los «momentos de un tercero superior». El saber en sentido propio solo es posible en el nivel del concepto: «El concepto es lo inherente a las cosas mismas, lo que nos dice que son lo que son, y, por tanto, comprender un objeto significa ser consciente de su concepto». Solo a partir del concepto omnicomprensivo C puede comprenderse plenamente la relación entre A y B. La realidad misma se transmite al saber cuando es captada por el concepto.

El big data proporciona un conocimiento rudimentario. Se queda en las correlaciones y el reconocimiento de patrones, en los que, sin embargo, nada se comprende. El concepto forma una totalidad que incluye y comprende sus momentos en sí mismo. La totalidad es una forma final. El concepto es una conclusión. «Todo es conclusión» significa «todo es concepto» [60] . La razón también es una conclusión: «Todo lo racional es una conclusión». El big data es aditivo. Lo aditivo no forma una totalidad, un final. Le falta el concepto, es decir, lo que une las partes en un todo. La inteligencia artificial nunca alcanza el nivel conceptual del saber. No comprende los resultados de sus cálculos. El cálculo se diferencia del pensamiento en que no forma conceptos y no avanza de una conclusión a otra. 

La inteligencia artificial aprende del pasado. El futuro que calcula no es un futuro en el sentido propio de la palabra. Aquella es ciega para los acontecimientos. Pero el pensamiento tiene un carácter de acontecimiento. Pone algo distinto por completo en el mundo. La inteligencia artificial carece de la negatividad de la ruptura, que hace que lo verdaderamente nuevo irrumpa. Todo sigue igual. «Inteligencia» significa elegir entre (inter-legere). La inteligencia artificial solo elige entre opciones dadas de antemano, últimamente entre el uno y el cero. No sale de lo antes dado hacia lo intransitado. 

El pensamiento en sentido enfático engendra un mundo nuevo. Está en camino hacia lo completamente otro, hacia otro lugar: «La palabra del pensamiento es pobre en imágenes y carece de estímulos. […] Sin embargo, el pensamiento cambia el mundo. Lo cambia en la profundidad, cada vez más oscura, del pozo que es un enigma, y que al ser más oscura es la promesa de una mayor claridad». La inteligencia de las máquinas no alcanza esa profundidad del oscuro pozo de un enigma. La información y los datos no tienen profundidad. El pensamiento humano es más que cálculo y resolución de problemas. Despeja e ilumina el mundo. Hace surgir un mundo completamente diferente. La inteligencia de las máquinas entraña ante todo el peligro de que el pensamiento humano se asemeje a ella y se torne él mismo maquinal. 

El pensamiento se nutre del eros. En Platón, el logos y el eros entran en íntima relación. El eros es la condición de posibilidad del pensamiento. Heidegger también sigue en esto a Platón. En el camino hacia lo intransitado, el pensamiento se inspira en el eros: «Lo llamo el eros, el más antiguo de los dioses en palabras de Parménides. El batir de las alas de ese dios me conmueve cada vez que doy un paso esencial en el pensamiento y me aventuro en lo intransitado». Eros está ausente en el cálculo. Los datos y la información no seducen.

Según Deleuze, la filosofía comienza con un «faire l’idiot» . No es la inteligencia, sino un idiotismo, lo que caracteriza al pensamiento. Todo filósofo que produce un nuevo idioma, un nuevo pensamiento, un nuevo lenguaje, es un idiota. Se despide de todo lo que ha sido. Habita esa inmanencia virgen, aún no descrita, del pensamiento. Con ese «faire l’idiot», el pensamiento se atreve a saltar a lo totalmente otro, a lo no transitado. La historia de la filosofía es una historia de idiotismos, de saltos idiotas: «El idiota antiguo pretendía alcanzar unas evidencias a las que llegaría por sí mismo: entretanto dudaría de todo […]. El idiota moderno no pretende llegar a ninguna evidencia […], quiere lo absurdo, no es la misma imagen del pensamiento». La inteligencia artificial es incapaz de pensar, porque es incapaz de «faire l’idiot». Es demasiado inteligente para ser un idiota.


https://www.bloghemia.com/2023/06/byung-chul-han-la-inteligencia.html