ORLANDO FIGES LOS QUE SUSURRAN - PDF La represión en la Rusia de Stalin


 

Orlando Figes, el aclamado autor de La Revolución rusa (2000) y El baile de Natacha (2006), narra en este libro las vidas de la gente de a pie en la Rusia de Stalin, donde todos temían hablar en exceso y donde la sociedad tomó por costumbre comunicarse en susurros, a veces para proteger a familiares y amigos, y en otros casos para traicionarlos.,Un lugar y una época en los que el joven obrero pasaba información a su superior para mantener su empleo, un marido para desembarazarse de su amante, un vecino por una insignificante cuestión de envidias. Una sociedad en la que llevar una doble vida se convirtió en lo habitual. En esta soberbia obra, Orlando Figes da voz por primera vez a esos silenciosos supervivientes, tras un monumental trabajo, investigación y documentación, en un libro, simplemente, arrebatador.,«Uno de los libros más inolvidables que haya leído nunca». 

Simon Sebag Montefiores, Mail on Sunday.






LOS QUE SUSURRAN ORLANDO FIGES LOS QUE SUSURRAN La represión en la Rusia de Stalin Traducción de Mirta Rosenberg Consulte nuestra página web: En ella ...
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Daniel Capó

Los que susurran

Los que susurran´ es el título. La obra, monumental, de casi mil páginas, es magnífica. Su autor, el británico Orlando Figes, es el gran especialista mundial en la Revolución Rusa y en sus consecuencias. Pienso en títulos como La Revolución Rusa (1891-1924) o en el fascinante El baile de Natacha: una historia cultural rusa, todos ellos editados por Edhasa. Mi amigo, el historiador Joseba Louzao, ha saludado Los que susurran como "una bofetada a la amnésica memoria de la Rusia actual de Vladimir Putin". Es eso y algo más. El libro es una bofetada a la historia oficial del nuevo imperialismo ruso, pero a su vez nos sitúa en la clave de la resistencia individual y anónima frente al mal; es decir: en la respuesta moral al pensamiento y la praxis totalitarios. Los que susurran es el eco benjaminiano de la historia, que busca apresar la voz de aquellos que han sido silenciados por la injusticia. Digo benjaminiano, porque fue el filósofo judío Walter Benjamin quien afirmó que, "para los marginados, el estado de excepción es la norma". El marginado, el humillado por el sistema, es aquel que vive sometido al terror, a la sutil indicación de un delator o de un comisario. También es aquel que ha sido apartado, acallado. En este sentido, el propio Louzao, en su artículo Vidas en susurros –publicado en la revista digital fronterad–, reflexiona sobre los evidentes paralelismos en los modos y las costumbres de cualquier sociedad totalitaria. Salvando las distancias, el historiador vasco piensa en el abertzalismo. Pero se podría pensar en otros contextos, también salvando las distancias, pero con puntos ideológicos en común –el laicismo radical, por ejemplo, o la corrección política. Con su libro, Orlando Figes nos muestra algo muy importante: que la Verdad no se puede separar del tiempo concreto de la memoria. Es la memoria –y en especial la memoria de los que susurran, de los que no cuentan para el pensamiento oficial y cuya voz, precisamente, ha sido silenciada– la que señala la injusticia, la que revela las grietas del Poder y recupera un paisaje de ruinas y de desechos sobre el cual se asienta la ortodoxia. La memoria histórica evidencia la crueldad y la miseria del Poder en el que trabaja un ejército de lacayos y arribistas. En el citado artículo, Louzao se refiere a las tres patas del terror: "El terror –sostiene– se funda en lo cotidiano, en la conformidad y en la apatía". No sólo el terror, claro está. Hablo también de la banalidad del mal.

Figes escribe sobre uno de los rostros del horror en el siglo XX. Yo, en cambio, me pregunto por el misterio de la corrupción humana en la espesura del día a día. La lección es que el mal se afianza allí donde no se le resiste, donde se cae en la banalidad, la conformidad y la apatía. Realmente se trata de callar o no. De resistir hablando, narrando, escribiendo, recordando. Como quien define un espacio moral frente a las arbitrariedades del poder. Y esto es mucho más importante de lo que parece. Lo fue en la Rusia de los sóviets, en la Alemania de Hitler, en la España del franquismo. Y lo sigue siendo hoy, cada día, también en la democracia.

https://www.diariodemallorca.es/opinion/2010/06/05/susurran-4121913.html

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