Rob Riemen «Las cosas fundamentales de la vida no tienen que ver con la utilidad»

 

Esther Peñas
 

Fotografía

Claudia Guadarrama

Acaso los cristales de sus gafas sean tan pequeños como sus ojos. Pizpireto y presto a la conversación, siempre apasionada y trufada de humor, Rob Riemen (Países Bajos, 1962) conversa con Ethic a propósito de su último ensayo, ‘La palabra que vence a la muerte’ (Taurus), un ramillete de historias que recogen cómo enfrentarse a la decadencia moral de nuestra época. Además de ensayista, Riemen dirige Nexus Institute, un foro independiente creado en 1994 para fomentar el debate filosófico y cultural en el ámbito internacional.

Podía haber abordado los asuntos que reúnen estos cuatro cuentos como un ensayo; sin embargo, ha preferido el relato, la historia. ¿Tiene que ver con reivindicar la transmisión oral que había antes, en la que los cuentos que nos contaban nuestros padres, de alguna manera, nos preparan para el mundo?

Sí. Sí, así es. Está muy bien visto. Cuando uno escribe un libro es porque quiere comunicar algo, compartir algo con otro. A los académicos no les interesa comunicar nada a la gente en general, solo saben hablar de temas especializados, con su lenguaje engolado, sus notas a pie de página… además, les da igual lo que publiquen los demás si no les citan. Así que decidí que el género del relato era el más apropiado para lo que quería contar, porque es más fácil de articular, más amable en su lectura; no quería hacer un libro sesudo. Me limité a escribir lo que Clío que me dictaba.

¿Así que fue la musa de la Historia quien le dictó este libro…?

Sí, qué suerte la mía, ¿verdad?

Uno de los conceptos que aparecen en el libro es el de «falsa grandeza». ¿Cómo se la reconoce?, porque el hecho de que haya desplazado a la verdadera, según apunta, significa que al menos no es tan evidente su engaño…

Pensemos en determinados pensamientos u obras de Thomas Mann o Thomas Bernhard, por ejemplo, en ellos vemos que la grandeza es la expresión solo de unos cuantos, pero ahora la grandeza está basada en la cantidad, en la mayor cantidad de algo, en lugar de la calidad, en vez de ser expresión de valores espirituales: verdad, bondad y belleza. La grandeza de la pintura de Velázquez es muy distinta a la «grandeza» de Trump; pasar una noche con cualquier enfermo, en el hospital o en su casa, es una grandeza distinta a la «grandeza» del hombre más rico del mundo. ¿Por qué ahora fascina tanto la «grandeza» de Elon Musk? Porque es el hombre más rico del mundo. Estamos obsesionados con esa grandeza, una grandeza falsa porque no tiene sustancia ni calidad, solo es cantidad, apunta a un tipo de poder que es efímero, que no permanecerá, a diferencia de la música de Bach, por ejemplo.

Byung-Chul Han: ‘Pensar es la actividad más peligrosa’

 


El silencio es muy elocuente. El silencio tiene un lenguaje. La quietud también es elocuente, y puede ser un lenguaje, también. Pero el ruido y la ausencia de palabras son sin lenguaje. Sólo hay comunicación sin palabras, ruidosa, que es un problema.   

Entrevista al filósofo surcoreano Byung-Chul Han, realizada por la revista alemana  ZEIT Wissen   

ZEIT Wissen: ¿De dónde vienes?

Han: Mi escritorio, como siempre.

ZEIT Wissen: ¿En qué estás trabajando?

Han: Estoy escribiendo un nuevo libro sobre la belleza. Decidí hacerlo después de leer una entrevista con Botho Strauss. Cuando se le preguntó qué extrañaba, Botho Strauss respondió: “belleza”. Él no dijo nada más, echo de menos la belleza, y lo entendí. Entonces pensé, escribiré un libro sobre la belleza.

El miedo a ser autentico | por Byung-Chul Han

 

El sujeto narcisista solo percibe el mundo en las matizaciones de sí mismo. La consecuencia fatal de ello es que el otro desaparece. La frontera entre el yo y el otro se difumina. Difundiéndose el yo, se vuelve difuso. El yo se ahoga en sí mismo. Un yo estable, por el contrario, solo surge en presencia del otro.    

Artículo del filósofo surcoreano Byung-Chul Han.

Rodrigo Quian Quiroga «El cerebro no busca recordar, sino entender»

 Esther Peñas


Con su cadencia porteña, el neurocientífico Rodrigo Quian Quiroga nos habla de memoria, neuronas y percepción visual con una ligereza poco habitual. Para explicar los recovecos del cerebro, Quiroga se apoya, de hecho, en figuras poco habituales en su campo: es el caso de Borges, Rembrandt o Aristóteles. El científico también es director del Centro de Neurociencias de Sistemas y jefe de Bioingeniería en la Universidad de Leicester, Inglaterra. También estudió Física en la Universidad de Buenos Aires y obtuvo un doctorado en Matemática Aplicada en la Universidad de Lübeck, en Alemania, pero será recordado por un hallazgo de nombre peculiar: la «neurona Jennifer Aniston», que actúa como puente entre la percepción y la formación de memorias.

Bertrand Russell escribió que «una generación que no soporta el aburrimiento será una generación de escaso valor». ¿Por qué tiene tan mala prensa el aburrimiento y por qué tenemos que estar a pleno rendimiento (o parecer estarlo)?

Criptomnesia La mecánica de los recuerdos ocultos

 Un recuerdo olvidado resurge en la conciencia, pero el cerebro lo confunde como una idea original. Así opera la criptomnesia, un fenómeno mental que desemboca, muchas veces, en plagio inconsciente.


Mariana Toro Nader
 

Ilustración

Eugenia Loli

De repente, se te ocurre una idea. Te parece creativa, genial. La repasas mentalmente, no recuerdas haberla visto en ningún lado. ¿Cómo puede ser que a nadie se le haya ocurrido esto antes? Decides revisar si de verdad nadie ha tenido un momento eureka semejante. Abres el buscador y resulta que, en efecto, no eres el único. Es más, la idea ni siquiera se te ocurrió a ti, simplemente olvidaste que la habías visto antes y tu cerebro tomó la idea como propia. Este fenómeno se conoce como criptomnesia.

Quien primero acuñó el término fue el psicólogo Theodore Flournoy, que la definía como la existencia de recuerdos ocultos en la conciencia de un sujeto que no sabe que los tenía ni de dónde los ha sacado. «¿Cuántas veces no hemos pensado que nuestras ideas son novedosas y “originales” pero un tiempo después descubrimos que en realidad las asimilamos inconscientemente de alguien más?», se pregunta Valeria Mata en Plagie, copie, manipule, robe, reescriba este libro (Comisura).

Según la antropóloga mexicana, «es una de esas categorías psicológicas que empieza a operar desde mediados del siglo XIX y que se define como la incapacidad de recordar experiencias lectoras previas, lo que lleva a la persona a olvidar de dónde obtuvo la información que recibió y a asumirla como de su autoría».

Los recuerdos indirectos emergen de la conciencia sin ser reconocidos como tales

Carl G. Jung explica que la psicología distingue entre los recuerdos directos y los recuerdos indirectos. Los primeros se relacionan con la familiaridad –es decir, con la memoria–, mientras los segundos emergen de la conciencia sin ser reconocidos como tales. Así, como no los reconoce inicialmente como recuerdos, la persona cree que se trata de una idea original.

Este es un proceso natural de la mente humana, además de necesario para evitar la sobrecarga cognitiva. Para el psiquiatra suizo, la criptomnesia –que puede llevar en muchos casos al plagio inconsciente– demuestra lo compleja que es la psique. Esa interacción profunda que se produce entre el consciente y el inconsciente, esa línea difusa entre reminiscencia y creatividad.

En el documental The Creative Brain (2019), el neurocientífico David Eagleman explora el proceso creativo de personas de distintos ámbitos para evaluar cómo se estimula en el cerebro la creatividad. Uno de los hallazgos principales es que nuestro cerebro hace conexiones constantemente entre las imágenes que vemos, las cosas que escuchamos y leemos y los recuerdos que tenemos. En esa intrincación, surgen golpes de inspiración para crear algo que no se había hecho antes, algo «nuevo». Pero nuevo no necesariamente significa original. Es más, según afirma Jonathan Lethem, la originalidad absoluta es un mito.

Bien lo dijo Terencio, allá en el siglo II a.C.: «Ya no hay nada que decir que no haya sido dicho». El arte está hecho de apropiaciones. La literatura siempre ha sido intertextual. Antiguamente, se escribía sobre otros textos: los famosos palimpsestos, esos manuscritos antiguos que conservan las huellas de una escritura anterior.

Todo texto –que etimológicamente proviene de tejido– se teje con los retazos de otros ecos. Referencias y lenguajes ajenos van armando un nuevo patchwork. Roland Barthes usa el concepto de estereofonía: la melodía se forma siempre con otras voces, «buscar las “fuentes”, las “influencias” de una obra es satisfacer el mito de la filiación».

Artistas y escritores siempre se han basado en la obra de sus predecesores para dar a luz a sus propias creaciones. «Un artista copia; un gran artista roba», sostenía Picasso. Pero su frase ya la habían pronunciado otros (mucho) antes. En el 450 a.C., el poeta griego Baquílides escribió: «Un autor roba lo mejor de otro y llama a eso tradición».

Asimismo, la historia del plagio se remonta a los siglos antes de Cristo, cuando algunos poetas griegos comenzaron a usar sellos para marcar sus poemas y evitar que otros se apropiaran de sus versos. Se dice que el primero en denunciar que sus obras estaban siendo plagiadas fue el poeta romano Marcial. En la época, aunque el término plagiarius se refería al robo de esclavos, Marcial lo usó como metáfora para referirse a los «ladrones de palabras».

No obstante, como afirman David Bellos y Alexandre Montagu en su libro Who owns this sentence? (Copyright, según su edición en español) hoy prácticamente todo está sujeto a la propiedad intelectual. Por eso, una acusación de plagio –aunque en verdad se haya tratado de plagio inconsciente– es un tema sumamente delicado. «El copyright moderno es un constructo social, no una realidad esencial», dicen Bellos y Montagu, pero lo cierto es que este se ha vuelto una de las bases del sistema económico actual.

En palabras de Mata, «en la era del capitalismo exacerbado, el plagio es la nueva inmoralidad, lo único que mueve a escándalo». Pues, añade, determinar la originalidad o el plagio de una obra «puede entenderse como una lucha de poder».


En el ring: El neurocientífico explorador de los misterios del cerebro



Por qué nos «acordamos» de cosas que nunca sucedieron? Así se crean los falsos recuerdos

 Habitualmente tendemos a considerar que la memoria falla cuando olvidamos algo. Sin embargo, no solo puede incurrir en omisiones, sino que también es capaz de alterar la integridad y generar los conocidos como falsos recuerdos.


«Nuestras memorias son constructivas, reconstructivas. La memoria trabaja… como una página de Wikipedia: tú puedes entrar y cambiarla, pero otras personas también pueden hacerlo», señala Elizabeth Loftus.

El 22 de septiembre de 1969, apenas unos días antes de cumplir los nueve años, la pequeña Susan Nason fue asesinada en una pequeña localidad del estado de California. Veintiún años después, este caso resurgió estruendosamente en los medios de comunicación.

Eileen Franklin, una amiga de la infancia de Susan, afirmó a finales de 1989 que había recuperado recuerdos relacionados con el asesinato que se encontraban reprimidos en su mente. Implicaban a su padre, George Franklin, como el responsable del atroz crimen. Las consecuencias de esta declaración, profusamente detallada, fueron devastadoras para este hombre, que pasó varios años en la cárcel. Pero en 1996, las dudas sobre la validez del testimonio de su hija condujeron a su absolución.

5 libros imprescindibles, según Slavoj Žižek.

 


En el siguiente artículo, Slavoj Zizek cuenta, por que escogió las obras  Edipo en Colonos, Ricardo II, El Rehen, Las medidas tomadas y No yo, como sus 5 libros favoritos.

¿Podrías contarnos un poco por qué elegiste cada una de estas obras?

Al principio, las cinco obras parecen un montón desorganizado que carece de un rasgo común: ¿qué podrían tener en común? ¿El amargo final del anciano Edipo, que no puede reconciliarse con su destino; el descenso a la locura de Ricardo II tras ser privado de las prerrogativas reales; el autosacrificio sin sentido de una mujer casada con un hombre al que desprecia; el asesinato despiadado de un joven comunista que ha demostrado demasiada compasión; y el murmullo confuso de una anciana irlandesa senil? A cada una de estas obras se le puede sustituir fácilmente por otra del mismo autor que merezca mucho más nuestra atención. Por ejemplo, ¿no resulta mucho más fácil identificarse con la fidelidad ética de Antígona que con las vicisitudes del viejo Edipo ? ¿No resultan las dudas y las dilaciones de Hamlet infinitamente más interesantes que las interminables quejas narcisistas de Ricardo II? ¿No nos afecta mucho más directamente la terrible carga impuesta a la heroína de La Anunciación de María de Claudel que el acto excéntrico de Sygne en El rehén ? ¿Cómo puede compararse la puesta en escena minimalista de los meandros estalinistas de La medida tomada con la rica textura del Galileo de Brecht ? Y, por último, pero no por ello menos importante, ¿no eclipsa inmediatamente el ingenio puro de Esperando a Godot el monólogo más bien aburrido de Yo no?. 

Sólo un Dios puede salvarnos | por Giorgio Agamben

 


La abrupta afirmación de Heidegger en la entrevista con Der Spiegel de 1976: «Sólo un Dios puede salvarnos» siempre ha causado perplejidad. Para comprenderla, es necesario, ante todo, restituirla a su contexto. Heidegger acaba de hablar del dominio planetario de la técnica, que nada parece capaz de gobernar. La filosofía y las demás potencias espirituales —la poesía, la religión, las artes, la política— han perdido la capacidad de sacudir o, en todo caso, de orientar la vida de los pueblos de Occidente. De ahí su amarga conclusión de que éstas «no pueden producir ningún cambio inmediato en el estado actual del mundo» y la inevitable consecuencia según la cual «sólo un Dios puede salvarnos». Que aquí no esté en juego una profecía milenarista se confirma inmediatamente después con la aclaración de que debemos prepararnos no sólo «para la aparición de un Dios», sino también, y más aún, «para la ausencia de un Dios en su ocaso, para el hecho de que nos hundimos ante el Dios ausente».

¿Pueden realmente las aplicaciones de meditación reducir el estrés, la ansiedad y el insomnio?

 Las aplicaciones de meditación pueden ayudar a reducir la presión arterial, los pensamientos negativos repetitivos e incluso la expresión genética relacionada con la inflamación.

22 de septiembre de 2025

Fuente: Universidad Carnegie Mellon Resumen:Las apps de meditación están revolucionando la salud mental, facilitando el acceso a prácticas de mindfulness y abriendo nuevas oportunidades para la investigación científica. Con la ayuda de wearables e inteligencia artificial, estas herramientas ahora pueden ofrecer entrenamiento personalizado adaptado a las necesidades individuales.


Las apps de meditación están transformando la atención plena, haciéndola más accesible, medible y personalizada. Sin embargo, su éxito a largo plazo depende de resolver el problema del abandono de los usuarios. Crédito: Shutterstock

¿Tienes una app de meditación en tu smartphone, ordenador o dispositivo portátil? Pues no estás solo.

Un estudio examina por qué el recuerdo del miedo queda grabado en nuestro cerebro

 Fecha: 1 de junio de 2022

Fuente: Universidad de Tulane

Resumen: Los neurocientíficos han estado estudiando la formación de recuerdos del miedo en el centro emocional del cerebro, la amígdala, y creen que tienen un mecanismo.

Experimentar un evento aterrador probablemente sea algo que jamás olvidarás. Pero ¿por qué permanece contigo cuando otros sucesos se vuelven cada vez más difíciles de recordar con el paso del tiempo?

Un equipo de neurocientíficos de la Facultad de Ciencias e Ingeniería de la Universidad de Tulane y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tufts ha estado estudiando la formación de recuerdos del miedo en el centro emocional del cerebro, la amígdala, y creen que tienen un mecanismo.

¿Por qué recordamos mejor los acontecimientos emocionales?

 20 de enero de 2023 


Fuente:  Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Columbia

Los neurocientíficos identificaron un mecanismo neuronal específico en el cerebro humano que asocia la información con emociones para mejorar la memoria. El equipo demostró que las ondas cerebrales de alta frecuencia en la amígdala, centro de los procesos emocionales, y el hipocampo, centro de los procesos de memoria, son cruciales para mejorar la memoria de estímulos emocionales. Las alteraciones de este mecanismo neuronal, provocadas por la estimulación cerebral eléctrica o la depresión, deterioran la memoria específicamente para los estímulos emocionales.

Cómo decide el cerebro qué momentos nunca olvidarás

27 de septiembre de 2025  Fuente: Universidad de Boston

 Investigadores de la Universidad de Boston descubrieron que los momentos cotidianos pueden perdurar si se conectan con eventos emocionales significativos. Mediante estudios con cientos de participantes, demostraron que el cerebro prioriza los recuerdos frágiles cuando se solapan con experiencias significativas. Esto podría ayudar a explicar por qué recordamos ciertos detalles de eventos importantes y podría conducir a nuevas formas de impulsar el aprendizaje y tratar los trastornos de la memoria.

¿Cómo ordenar la mente?

 Cuando parece que el exterior nos desborda, mirar hacia dentro puede ayudarnos ordenar nuestra vida. ¿Cómo podemos mantener la claridad mental en un entorno que invita a la dispersión?

Inma Mora Sánchez

Entre las estanterías de cualquier librería, encontramos títulos que prometen una vida más tranquila y feliz siguiendo algunos «sencillos pasos». Los consejos para alcanzar nuestros sueños, atraer la abundancia económica o encontrar el sentido de nuestra existencia pueden ser muchos y variados, pero suelen sostenerse en dos pilares: fuerza de voluntad y disciplina. Además, muchos coinciden en la importancia de definir nuestras metas y avanzar hacia ellas.

¿Por qué recordamos algunos momentos y no otros?

 Los recuerdos no se conservan de la misma manera. Algunos se evocan con facilidad, llenos de detalles, casi tan vivos como el instante original. Otros resultan borrosos y los más esquivos se niegan a reaparecer.


SINC

Los recuerdos no se conservan de la misma manera. Algunos se evocan con facilidad, llenos de detalles, casi tan vivos como el instante original. Otros resultan borrosos y los más esquivos se niegan a reaparecer. ¿Por qué el cerebro fija con tanta fuerza ciertos momentos y olvida otros?

Un nuevo estudio de la Universidad de Boston (Estados Unidos) ofrece una posible respuesta. Sugiere que los recuerdos de momentos rutinarios adquieren más fuerza cuando se asocian a un hecho significativo: algo sorprendente, gratificante o con carga emocional. Si un día nos tocara un premio de lotería, probablemente recordaríamos qué estábamos haciendo instantes antes, aunque fueran cosas anodinas y poco memorables.

¿Qué es el existencialismo y en qué consiste?

 Incluye a tendencias que tienen puntos en común y diferencias.Entre sus autores se destacan Jean-Paul Sartre y Miguel de Unamuno.


De acuerdo con el Diccionario de Filosofía publicado por Nicola Abbagnano, el existencialismo incluye a distintas tendencias que, más allá de que comparten un propósito, difieren en los supuestos y en las conclusiones.

El existencialismo es una corriente filosófica y literaria orientada al análisis de la existencia humana. Hace énfasis en los principios de libertad y responsabilidad individual, los cuales deben ser analizados como fenómenos independientes de categorías abstractas, ya sean racionales, morales o religiosas.