Aquí empezó la saga. El día 16 de octubre de 1923 se celebró en la iglesia de San Juan el Real, de Oviedo, la boda de Francisco Franco con María del Carmen Polo.
Cuando se cumplen 50 años de la muerte de Franco, charlamos con el periodista David González (León, 1986), autor de un libro de investigación que indaga en las traiciones, secretos y fortuna de los nietos y bisnietos del Caudillo. Una familia que desmiente ese tópico de la austeridad del dictador.
Octubre de 2019. Tras un año y medio, el Gobierno de Pedro Sánchez pudo cumplir con una de las medidas de más carga simbólica de su primera etapa en La Moncloa: la exhumación de los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos. Varios centenares de nostálgicos de la dictadura y un buen puñado de periodistas presenciaron parte del tenso acontecimiento, que culminó con la inhumación en el panteón de Mingorrubio, en El Pardo. Aunque los verdaderos protagonistas fueron los familiares del dictador que esa mañana se presentaron en Cuelgamuros para acompañar al susodicho y, de paso, volver a plantar cara a las políticas de memoria, su principal enemigo común. “Para la prensa esta imagen es una novedad. Durante años los Franco habían transmitido cierta idea de desunión. Como un clan formado por varios llaneros solitarios, cada uno por su lado. En esa jornada del 24 de octubre daban ante los medios una imagen de unidad. 22 descendientes del dictador asisten al acto. Cada uno con su propia carga vital de lo que supone su apellido”, cuenta el periodista David González, que acaba de publicar un notable libro de investigación titulado La Familia Franco, 50 años después. Traiciones, secretos y una fortuna perdida (La Esfera de los Libros).
Aquel proceso de exhumación solo tuvo como testigos a dos familiares. Los elegidos por el clan fueron José Cristóbal y Merry Martínez-Bordiú, quienes compartieron en su infancia la misma habitación en El Pardo y tenían un vínculo especial con su abuelo. “Ella era la favorita del dictador, la llamaba ‘la ferrolana’”, apunta el autor. “Él fue el único descendiente que quiso seguir la carrera militar de su abuelo. En la misma Academia Militar de Zaragoza, la que tan vinculada está a la historia de Franco”. Además, ambos se dejaron querer por las revistas del colorín en los años 80, si bien es cierto que luego optaron por la discreción.
José Cristóbal estuvo casado con la presentadora José Toledo, con quien tuvo dos hijos y junto a la que apareció en unas comprometidas fotos en la playa publicadas en Interviú (la pareja llevó a la publicación a los tribunales y le sacó una indemnización). Merry, por su parte, se casó en el 77 con el ya desaparecido Jimmy Giménez Arnau. La pareja fue pionera en el negocio de las exclusivas en la prensa rosa: vendió las fotos de su boda a ¡Hola! y Javier Osborne, que entonces era director de Diez Minutos, le compró el reportaje de su luna de miel. Luego acabaron tirándose los trastos a la cabeza porque, tras la separación, Merry no dejaba a Jimmy ver a la hija que tuvieron juntos, Leticia.





