UNA NEVADA INUSUAL EN ROMA LA CONVIERTE, BAJO OTRA PERSPECTIVA, EN UNA CIUDAD ETERNA
El invierno en Europa está llegando a su fin, pero pareciera que quiere hacer una salida verdaderamente memorable, pues gracias a una corriente boreal procedente de Siberia, una buena parte del continente e incluso las islas británicas enfrentan los días y las noches más gélidos de la estación.
Piazza del Popolo (Remo Casilli/Reuters)
Entre otros efectos, esta ola de frío hizo que nevara en Roma, algo que no sucedía al menos desde hace 6 años y, antes de esto, desde hace 33 años. Las nevadas no son comunes en la capital italiana, por causa de su situación geográfica; de ahí que, cuando ocurren, sean un evento que se recibe con asombro y curiosidad.
Vista de Roma desde la colina Gianicolo (EPA/Ettore Ferrari)
Scalinata di Trinità dei Monti (Reuters/Alessandro Bianchi)
Fori Imperiali (EPA/Angelo Carconi)
Y no es sólo que la situación sea inusitada, es también que la nieve da otro sentido a ese sobrenombre que se le ha dado a Roma debido a toda la historia que se acumula entre sus calles, sus edificios y sus monumentos.
El Coliseo visto con un lente "ojo de pez" (REUTERS/Alberto Lingria)
Circus Maximus (Reuters/Yara Nardi)
Fontana di Trevi (Reuters/Remo Casilli)
Bajo este manto, la llamada “ciudad eterna” se presenta a nuestros ojos como una gota de tiempo cristalizada, como esos mundos en miniatura que se construyen al interior de esferas de cristal, en donde nada cambia nunca y sin embargo, poblados por nuestra imaginación, son el escenario de las fantasías más improbables.
El Coliseo (Angelo Carconi/EPA)
Castel Sant'Angelo (Alessandro Di Meo/EPA)
La estatua de San Pedro, en la plaza homónima de El Vaticano (REUTERS/Max Rossi)
Plaza de San Pedro, El Vaticano (REUTERS/Max Rossi)
La estatua ecuestre de Marco Aurelio en la Piazza del Campidoglio (REUTERS/Remo Casilli)
Imagen de portada: Alessandro Serrano (Rex/Shutterstock)
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