La prima cosa bella
Paolo Virzì, Italia, 2010
Por Joaquín Juan Penalva
En 1971, Anna (Micaela Ramazzotti) es nombrada Miss Mamá del Verano en los Baños Pancaldi de Livorno, pero eso no le hace mucha gracia ni a su celoso marido, Mario (Sergio Albelli), ni a su introvertido hijo, Bruno (Giacomo Bibbiani). Casi cuarenta años después, en 2009, Bruno (Valerio Mastandrea) es un poeta frustrado aficionado a la marihuana que trabaja como profesor en una Escuela de Hostelería de Milán, está pasando por una crisis de identidad y ha renegado completamente de su pasado, especialmente de su madre, cuyo carácter y belleza le avergonzaban ante la sociedad. Obligado por su hermana, Valeria (Claudia Pandolfi), regresa a Livorno para visitar a su madre (Stefania Sandrelli), que, aunque enferma, mantiene intacto su carácter alegre y hedonista. He aquí la premisa argumental de La prima cosa bella, una tragicomedia de Paolo Virzì que toma su título de una conocida balada de Nicola di Bari que se popularizó precisamente en los años setenta, tras quedar en segundo lugar en el Festival de San Remo de 1970.
Aunque La prima cosa bella se estrenó en Italia en enero de 2010, ha tardado un año y medio en llegar a nuestras pantallas, y, a pesar de ello, ha tenido más suerte que toda la producción cinematográfica anterior de Virzì, un cineasta muy premiado en su país desde los inicios de su carrera. De sus ocho largometrajes previos (La bella vita, 1994; Ferie d'agosto, 1996; Ovosodo, 1997; Baci e abbracci, 1999; My Name Is Tanino, 2002; Caterina va in città, 2003; N (Io e Napoleone), 2006; y Tutta la vita davanti, 2008), únicamente se ha estrenado en España Caterina va a Roma.
La prima cosa bella se centra fundamentalmente en el personaje de Bruno, cuya existencia está marcada por el desarraigo, la apatía y la abulia existencial. Por un lado, tenemos un regreso a los orígenes, a la ciudad portuaria de Livorno, donde Bruno, tras una modesta Odisea, se reencuentra con su familia, especialmente con su madre, pero, sobre todo, se descubre a sí mismo en el lugar que le vio crecer. Por otro lado, los continuos flashbacks presentan también un relato de iniciación, el de los pequeños Michelucci, Bruno y Valeria, cuya historia familiar se reconstruye desde 1971, con especial atención a la infancia y a la adolescencia, marcadas indefectiblemente por el carácter de su madre.
Al retratar el ambiente de la Italia de los años setenta, Virzì, ayudado por la música de su hermano Carlo y la fotografía de Nicola Pecorini, consigue un homenaje implícito a la comedia italiana de ese tiempo, que se explicita cuando aparece en pantalla el rodaje de La moglie del prete (1971), una comedia de Dino Risi (interpretado por su hijo Marco) con Sophia Loren y Marcello Mastroianni, en la que se supone que aparece como figurante Anna. A lo largo del film, que bordea muy bien los límites del melodrama, hay un par de secuencias memorables. En la primera, Bruno va a buscar a Anna, que se ha marchado de la residencia en la que está internada, y la encuentra en un viejo cine donde ponen una película romántica; a continuación, ambos pasan la tarde juntos, y él, por primera vez en mucho tiempo, se siente vivo y es capaz de compartir algo con su madre. En la segunda, más breve, Valeria habla con su hermano y le confiesa que, "pasara lo que pasara, yo no tenía miedo porque estabas tú". Es una lástima que el director no haya explorado con más detalle la relación entre estos tres personajes, porque ahí es donde estaba realmente el núcleo de la historia.
Virzì corrobora, una vez más, que el cine italiano es capaz de manejar con gran maestría los recursos de la nostalgia y la melancolía, algo que ya había demostrado Giuseppe Tornatore en títulos tan memorables como Cinema Paradiso (Nuevo Cinema Paradiso, 1988) o la más reciente Baarìa (2009). También Virzì, como Tornatore, habla de las geografías de su infancia, pero sustituye Sicilia por su Livorno natal, un puerto industrial no exento de encanto al que Bruno parece odiar terriblemente.
La prima cosa bella es un relato de reconciliación familiar, y, aunque a veces falla el tempo narrativo y los flashbacks no están siempre bien dosificados, Virzì ha firmado una comedia hermosa y amable, que nos reconcilia con la vida y con el pasado que debemos aceptar para poder seguir adelante. Es un escalón imprescindible para acceder a la felicidad del presente, y eso es lo que descubrimos junto a Bruno, un ser huraño incapaz de expresar sus sentimientos. Al cabo, cuando todo vaya mal, siempre podremos darnos un baño en el mar y cantar "La prima cosa bella": "Hoy tomo la guitarra / y toco por ti; / no sé tocar siquiera, / esta es la vez primera... [...]. La prima cosa bella / che ho avuto dalla vita / è il tuo sorriso giovane, sei tu".
Premios: Tres David de Donatello 2010: Mejor Guion, Mejor Actor (Valerio Mastandrea) y Mejor Actriz (Micaela Ramazzotti); y otras quince nominaciones: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actriz (Stefania Sandrelli), Mejor Actor Secundario (Marco Messeri), Mejor Actriz Secundaria (Claudia Pandolfi), Mejor Fotografía, Mejor Montaje, Mejor Banda Sonora, Mejor Diseño de Producción, Mejor Canción Original, Mejor Vestuario, Mejor Sonido, Mejor Maquillaje, Mejor Peluquería y Mejores Efectos Visuales; nominada a Mejor Director en los European Film Awards.
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