MALFRED GERIG: “EN EL FUTURO VENEZUELA SEGUIRÁ SIENDO UN PAÍS PETROLERO, PERO NO PODRÁ SER EN NINGÚN CASO UN PAÍS RENTISTA”

por Entrevistas Revista Florencia 22 marzo, 2019 

Venezuela: un debate estratégico es un espacio diseñado por Revista Florencia para discutir con rigurosidad los principales problemas de la crisis venezolana. Sus objetivos son, por una parte, construir el estado de la situación en las áreas más acuciantes de la vida nacional, y por otra, incitar un debate prospectivo capaz de plantear soluciones integrales.
Conversamos con Malfred Gerig, sociólogo por la Universidad Central de Venezuela e investigador especialista en economía política global y economía política del petroleo, sobre el estado de la crisis económica que atraviesa el país,  un balance sobre la gestión económica durante la Revolución Bolivariana y finalmente sobre las posibilidades de superación de la crisis.

La gestión de Nicolás Maduro se ha caracterizado por la opacidad e inexistencia de las cifras económicas, no obstante, las extraoficiales no son nada alentadoras. Si el Gobierno debiera escoger tres áreas para atender de manera prioritaria en materia económica ¿Cuáles deberían ser y por qué?

Lo más conveniente es ver las cosas tanto coyunturalmente como estructuralmente. Coyunturalmente los principales problemas de la economía venezolana son la recesión, la caída del consumo y el salario real y la inflación.
La economía venezolana se ha contraído por encima del 50% desde 2014, las importaciones pasaron de 66.000 millones de USD en 2012 a alrededor de 12.000 millones de USD en 2017. La decisión de recortar las importaciones para tapar el déficit en la cuenta corriente creado por la caída de los precios del petróleo tomada por el gobierno en 2016, prefiriendo el pago de la deuda externa sumado a la incapacidad de encontrar nuevo financiamiento externo, le aplicaron un shock al aparato productivo que no fue capaz de resistir. Esto, gracias a que las importaciones se habían convertido en el recurso de la economía venezolana para resolver la escisión entre producción y consumo que comenzó a finales de la década de 1970 y se aceleró a partir de 2007. En el punto que nos encontramos es difícil predecir el momento en el que la economía venezolana comenzará a crecer, o siquiera, detendrá su caída. No es posible atacar los múltiples desequilibrios macroeconómicos que sufre la economía venezolana si la recesión continúa.
En segundo lugar se encuentra la estrepitosa caída de los salarios y el consumo. En septiembre de 2012 el salario mínimo en Venezuela era de 476 USD, claro está con un bolívar sobrevaluado. Hoy el salario mínimo es de 5,6 USD. Las cifras hablan por sí solas. Los venezolanos hemos sido sometidos a un profundo shock sobre el consumo. Igualmente la inversión y el gasto público se han reducido estrepitosamente. Es difícil establecer una casuística en este caso, pero me atrevería a afirmar que la desaparición del mercado cambiario con la liquidación de CADIVI, la creación del CENCOEX y la caída de las importaciones asestaron el primer golpe a la economía venezolana al limitar en extremo la oferta de divisas, la caída del consumo el segundo, y la inflación y posterior hiperinflación el tercero. Por tanto, así como es necesario detener la recesión, al mismo tiempo hay que recuperar el salario real de los venezolanos y su consumo, la inversión y, sobre todo, el gasto público que ha sido el motor de esta economía durante un siglo.
En tercer lugar, se encuentra la hiperinflación, para mí, consecuencia de la caída de la producción y del consumo. La inflación no es sólo un fenómeno monetario como lo preconizan los apologetas del monetarismo. Y en el caso venezolano esta tiene cuatro componentes centrales: El aumento de precios como forma de captar la renta petrolera en el destino, la caída estrepitosa de la producción y el consumo, la ausencia del Estado en el mercado de divisas a partir de 2013 que aunado al shock sobre las importaciones dejaron el control del tipo de cambio en manos de un sector privado diezmado y especulativo que siempre ha preferido comprar divisas en lugar de invertir, y por último, la monetización del déficit fiscal. Sobre esto último hay que resaltar el cinturón de fuerza que se colocó sobre PDVSA al someterla a “funcionar” con un bolívar risiblemente sobrevaluado –nunca debemos olvidar el dolar a 10 BsF–, con un inaguantable subsidio a la gasolina que presionó un  monumental contrabando externo de la misma.
En la acera estructural, el principal problema de la economía venezolana es el agotamiento del tipo de inserción que ha tenido en el sistema histórico capitalista en el último siglo.
En la acera estructural, el principal problema de la economía venezolana es el agotamiento del tipo de inserción que ha tenido en el sistema histórico capitalista en el último siglo. Venezuela ha aprovechado el siglo de hegemonía estadounidense en la economía global, el cual también ha sido el siglo del petróleo. Lo hizo mediante una integración rentista, esto es, ser proveedor de una materia prima esencial para el proceso de trabajo intensivo en capital y energía, piedra de lanza de la productividad estadounidense y europea. Venezuela se concentró en captar una ganancia de allí por concepto de la propiedad sobre el petróleo. Este tipo de inserción entró en su fase de decadencia en la década de 1980, y hoy se ha agotado. En el futuro Venezuela seguirá siendo un país petrolero, pero no podrá ser en ningún caso un país rentista. Esta generación tiene frente a sí un reto del tamaño de aquellos hombres y mujeres que en la década de 1920 decidieron integrarse a la economía global como un país petrolero.
En el futuro Venezuela seguirá siendo un país petrolero, pero no podrá ser en ningún caso un país rentista.

Por otra parte, el proyecto de la Revolución Bolivariana ya cumple 20 años en el poder ¿Qué podemos decir de las políticas implementadas en materia económica en estos 20 años?

En este momento nos encontramos demasiado sumergidos en la marea como para hacer un balance riguroso amén de justo. Ahora bien, la principal crítica que le podemos hacer a la política económica de la Revolución Bolivariana es que no fue lo suficientemente radical al comprender la crisis orgánica en la que se encontraba la sociedad venezolana, ni dilucidar del todo que su principal contradicción era cambiar la forma en la que Venezuela ha concebido y generado la riqueza durante un siglo. O para decirlo de otra forma: en lugar de intentar producir una revolución en la inserción de Venezuela en el capitalismo global con las consecuencias que conlleva plantearse semejante proeza en un país del Sur global y más específicamente latinoamericano cuando la economía de la región ha sido la gran perjudicada en las transformaciones que se han dado en la economía global desde 1980, la Revolución Bolivariana pareció contentarse con hacer cambios radicales pero a lo interno de la misma matriz de pensamiento: la razón rentista, esto es, la creencia de que es posible reproducir la renta petrolera en desarrollo económico y que para ello se necesita aumentar la soberanía estatal sobre el recurso poniendo luego las ganancias al servicio del pueblo.
Debemos poner el punto de mira al realizar algún juicio en cómo se contuvieron o se precipitaron tendencias que aceleraron la crisis del capitalismo rentista venezolano. La dependencia de la economía venezolana del sector petrolero se agravó, se hicieron avances en la recaudación fiscal pero en ningún caso con los niveles de profundidad necesarios, la sobrevaluación del bolívar y el flujo de divisas favorecieron el empoderamiento de la burguesía comercial en detrimento de la muy mermada burguesía productiva, la caída de la productividad continuó su marcado declive pese a las inyecciones de capital fijo en algunos sectores, la crisis de inversión privada llegó a su cenit, igualmente, la dependencia de las importaciones como forma de tapar los huecos productivos se aceleró. Pero sobre todo no hubo ningún intento de resolver los problemas de reproducción ampliada: se importaron medios de consumo y cada vez la capitalización de la renta era menor. El desajuste entre el sector medios de producción y medios de consumo es abismal, haciendo a la economía dependiente del sector externo para la subsistencia de sus habitantes.
No se puede obviar la cuestión del socialismo: ¿en lo económico qué tanto se avanzó hacia esa meta? Podemos definir al socialismo como el reencuentro de los trabajadores con los medios de producción, o en otras palabras, un proceso de acumulación que no necesita desposeción de los medios de producción. La versión del socialismo rentista fue más bien una reencuentro con el  consumo, un intercambio del excedente que se obtenia del mercado mundial por medios de subsistencia.  Esto generó un metabolismo en el que aumentaba el sistema de necesidades, para ello se tenia que recurrir cada vez más a las importaciones, esto es, aumentar la dependencia del mercado mundial, y la capitalización de la renta o la acumulación orgánica quedaba de lado. Si vemos qué era lo que se importaba obtenemos muchas luces sobre este asunto.
Sin embargo, se lograron avances significativos en otras áreas. Se incluyó a millones de venezolanos en la economía, el consumo y el empleo. Esto generó un efecto de expansión de la oferta en muchas áreas, quizá telecomunicaciones sea la más evidente. La política petrolera, pese a sus altibajos, recuperó el dinamismo del nacionalismo petrolero devolviéndole al país la capacidad de agencia en el mercado energético global. La inversión pública recuperó dinamismo lo que también repercutió favorablemente en el crecimiento del PIB. Yo resaltaría la inversión en educación, salud y derechos que se hizo en la fuerza de trabajo. Pero repito: estamos aún demasiado inmiscuidos en la marea como para poder emitir juicio.

Durante años, incluso antes de 1999, especialistas en el área anunciaban el colapso del modelo venezolano basado en el “capitalismo rentístico”. En este sentido ¿El proyecto político chavista se planteó en algún momento su superación o al contrario, profundizó la dependencia rentista?


Como decía en la respuesta anterior, el principal error de la Revolución Bolivariana fue seguir trabajando en la matriz de la razón rentista.
Más que hablar de si se planteó en algún momento superar al capitalismo rentístico lo que nos llevaría a un ejercicio de exégesis programática, creo que debemos poner el punto de mira en cómo se precipitaron tendencias que llevarían al colapso del metabolismo económico del país. Como decía en la respuesta anterior, el principal error de la Revolución Bolivariana fue seguir trabajando en la matriz de la razón rentista. Si nos fijamos en el empeño en la distribución de la riqueza más que en la expansión de la producción, si vemos el empeño en pagar la “deuda social”, nos damos cuenta que se creía que podrían acomodar las cosas a lo interno del mismo patrón económico. Ahora bien, es justo decir que esta creencia no fue  arbitraria. Dos hechos coadyuvaron a darle fuerza. En primer lugar, el aumento de los precios del petróleo. En 1999 el precio del petróleo rondaba los 17 USD, en 2005 cuando Chávez es capaz de sortear la guerra de posiciones política el petróleo se encuentra en 54 USD, colocándose por encima de los 100 USD en 2011, 2012 y 2013. En aquellos años no había una mejor idea que seguir siendo un país petrolero. En segundo lugar se encuentra el aumento de las reservas probadas de Venezuela. En 1999 Venezuela tiene 76.000 millones de barriles en reservas, las cuales comienzan a incrementarse con la certificación de la Faja Petrolífera del Orinoco hasta llegar a más de 300.000 millones de barriles hoy en día.
Más que profundizar la dependencia rentista la Revolución Bolivariana la llevó a sus límites inherentes. En este punto es necesario mencionar a Schumpeter para quien la vida económica tiene dos facetas: la estática y la dinámica, la del equilibrio y la del desarrollo. En lo que respecta a su relación con la renta, la Revolución Bolivariana se movió en el campo estático intentado buscar equilibrios a lo interno de la inserción rentista. Y en esto tuvo bastante éxito, hasta el punto de conseguir una nueva edad de oro o belle epoque del capitalismo rentístico masificando el consumo a partir del aumento de las importaciones y del cobro de rentas futuras mediante el endeudamiento externo. En el futuro la economía venezolana necesita una transformación dinámica lo que involucra no sólo una revolución económica sino social, tecnológica, territorial, moral, una nueva codificación de la estructura de esfuerzos. Diría que necesitamos gestar una nueva religión civil. Este es el tamaño del reto que tenemos ante nosotros. Sin embargo, los apologistas del capitalismo dependiente creen que pueden conseguir nuevos equilibrios promoviendo un desarrollismo por invitación bajo el amparo de Estados Unidos. Y sosteniendo que el agotamiento de un siglo de reproducir la vida económica del país se debe al pestañeo del Socialismo del siglo XXI.
En el futuro la economía venezolana necesita una transformación dinámica lo que involucra no sólo una revolución económica sino social, tecnológica, territorial, moral, una nueva codificación de la estructura de esfuerzos. Diría que necesitamos gestar una nueva religión civil. Este es el tamaño del reto que tenemos ante nosotros. Sin embargo, los apologistas del capitalismo dependiente creen que pueden conseguir nuevos equilibrios promoviendo un desarrollismo por invitación bajo el amparo de Estados Unidos. Y sosteniendo que el agotamiento de un siglo de reproducir la vida económica del país se debe al pestañeo del Socialismo del siglo XXI.

Al colapso rentista se le suma una reducción drástica de las importaciones producto de una estrategia dudosa para asumir los compromisos de deuda externa. ¿Qué escenario podemos prever en el corto, mediano y largo plazo con respecto a estos compromisos inconclusos?

Lo primero que hay que decir es que Venezuela tuvo un endeudamiento externo innecesario dado sus saldos en cuenta corriente. Por lo que en la belle epoque bolivariana se hizo lo mismo que durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez: precipitar mediante la deuda el cobro de rentas futuras. De allí que yo otorgo un mayor peso de responsabilidad del colapso económico en el periodo que va desde 2013 hasta 2018 en el gobierno porque todavía había capacidad de maniobra y las sanciones no se habían intensificado.
La responsabilidad del gobierno en el asunto de la deuda externa reside en no prever la imposibilidad de mantener el pago del servicio de deuda dado los desequilibrios en la balanza de pagos y la caída de las exportaciones. La estrategia del buen pagador acogida por el gobierno fue sin duda un error garrafal. Sus consecuencias son el colapso económico que tenemos frente a nuestros ojos. No desestimó el rol que jugaron los tenedores de bonos en penetrar al gobierno para que se efectuarán los pagos.
Por otra parte, es muy claro que Estados Unidos utilizó el asunto de la deuda, el cierre de los mercado financieros al gobierno de Nicolás Maduro, como un elemento central en su estrategia de asfixia financiera.  Siendo bastante exitosos ya que el gobierno venezolano fue un buen pagador hasta quedarse financieramente exánime y sin embargo no tuvo acceso a nuevo financiamiento. Más de 100.000 millones de USD salieron del país por concepto de deuda externa desde 2011. Como podemos ver la deuda externa sigue siendo un mecanismo de centralización de riqueza demasiado importante para los países de Norte global.  
En este momento la resolución del asunto de la deuda externa venezolana está completamente supeditado a la resolución del conflicto político. Sin embargo, valdría repetir algo que mencioné en un artículo sobre este tema en noviembre de 2018: Citgo es la joya de la corona para los tenedores de bonos venezolanos.

En este aspecto, el Gobierno parece que ha adoptado una estrategia de Default Selectivo con grandes escándalos como los llamados “Hunger Bonds” (PDVSA 2022) y las polémicas referentes a los “Bonos de CITGO” (PDVSA 2020), mientras que en su momento el otrora candidato presidencial Henry Falcón asumió una propuesta de dolarización que claramente beneficiaba a los tenedores de la deuda ¿Qué estrategia plantea el proyecto político de Juan Guaidó en este ítem de suma importancia para el país?

Los economistas anudados a la operación Guaidó soslayan cualquier problema estructural de la economía venezolana por lo que sus recetas están condenadas a fracasar ante el tamaño de los retos que tiene el país en el futuro.
Parece que a diferencia de Francisco Rodríguez quien era el edil económico de la operación Falcón, la operación Guaidó en las personas de Ricardo Hausmann y Miguel Ángel Santos está mucho más penetrada por los intereses de la banca multilateral, esto es, FMI, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo. Estos parecen profesar un odio selectivo contra los tenedores de bonos combinado con una fe absoluta en las bondades de la banca multilateral euroccidental. Todas sus soluciones pasan por un cuantioso endeudamiento externo. Poniendo un especial énfasis en los efectos “perversos” de la Revolución Bolivariana, los economistas anudados a la operación Guaidó soslayan cualquier problema estructural de la economía venezolana por lo que sus recetas están condenadas a fracasar ante el tamaño de los retos que tiene el país en el futuro.
Seguramente la hoja de ruta que tienen en mente es proceder a una renegociación de la deuda, simplemente por que no queda otra cosa que hacer. Para que Venezuela pueda pagar sus compromisos externos debe haber una moratoria que permita al país recuperar la producción y las exportaciones. Para los economista ligados a la operación Guaidó la única ventaja que profesan tener es ser parte de la familia financiera euroccidental.  

Para culminar, en un ejercicio propositivo ¿Qué habría que hacer combinando táctica y estrategia en materia económica para comenzar a recuperar las condiciones materiales de las mayorías depauperadas del país?

Es necesario un profundo debate nacional sobre el sentido del país y la reinstitucionalización del mismo.
Haciendo un ejercicio de abstracción, en estricta materia económica hay que atacar tres problemas centrales: recesión, subconsumo, inflación. Para hacerle cara a la recesión no se ve en el panorama un plan más expedito que aumentar las importaciones por lo menos a 30.000 millones de USD, esto se puede conseguir tanto accediendo al financiamiento externo como aumentando la producción petrolera. Lo que se ve lejano dado el pantano en el que nos encontramos. La recuperación del consumo pasa tanto por un aumento general de salarios capaz de llevar el sueldo mínimo a por lo menos 100 USD mensuales como por la recuperación del gasto público.
Por su parte, para mitigar la inflación es necesario atacar por distintos flancos: renta en el destino, aumento de la producción y el consumo, reducción del déficit fiscal y del subsidio a la gasolina. Ahora bien, empezar por el retorno del Estado a un rol asertivo en materia de regulación económica –donde en lugar de colocar policías en la puerta de los expendios de alimentos se utilicen los mecanismos de política monetaria para regular la creación de dinero por parte de la banca mediante el crédito, los cuales a la postre presionan el tipo de cambio a la alza– la unificación del tipo de cambio, la creación paulatina de un mercado de divisas con la participación del Estado, son pasos necesarios pero insuficientes. El gran legado de aquellas ideas que giraban en torno al control de cambio y que sostenían que la “burguesía” debía producir sus propias divisas es la hiperinflación y el salario real más bajo del planeta.
La cuestión fiscal también es central. Es necesario un aumento de los combustibles internos, única medida capaz de aliviar el hueco en la cuentas fiscales. Además, es obvio que la sociedad venezolana está demasiado empobrecida como para financiar las necesidades fiscales del Estado, sin embargo, la crisis ha conllevado a una centralización de la riqueza o un aumento de la desigualdad, por lo que incrementar la recaudación fiscal en las mayores rentas es siempre una buena idea.
Como decíamos, los problemas de la economía venezolana necesitan más que la búsqueda de un equilibrio estático, que en el mejor de los casos normalizarian la miseria, una revolución dinámica. Schumpeter colocaba cinco áreas donde es posible una revolución de este tipo: 1- introducción de un nuevo bien, 2- un nuevo método de producción, 3- apertura de un nuevo mercado, 4- la conquista de una nueva fuente de aprovisionamiento de materias primas, 5- creación de una nueva organización industrial. Sobre esas posibilidades es que la sociedad venezolana debe situar sus energías, motivaciones y voluntades.
Los problemas económicos de la sociedad venezolana no admiten en la realidad abstracción, lo económico y lo político son inseparables. Por lo que para cualquier mejoría en la situación económica del país se necesita un retroceso en el vaciamiento de la soberanía de su legítimo depositario el pueblo venezolano. A partir de 2016 la soberanía se ha ido trasladando primero del pueblo a las elites, y luego a actores geopolíticos. Pero apelar a la soberanía involucra más que un referéndum plebiscitario, es necesario un profundo debate nacional sobre el sentido del país y la reinstitucionalización del mismo.  

Ideas políticas de Mariano Picón Salas David Ruiz. Chataing

Tiempo y Espacio

versión impresa ISSN 1315-9496

Tiempo y Espacio vol.25 no.63 Caracas jun. 2015

 


Ideas politicals of Mariano Picón Salas
David Ruiz
Chataing Licenciado (1989), Magíster Scientiarum (2000) y Doctor en Historia (2005). Todos sus estudios realizados en la Universidad Central de Venezuela. Profesor Titular, Dedicación Exclusiva, de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador-Instituto Pedagógico de Caracas. Miembro del Centro de Investigaciones Históricas “Mario Briceño Iragorry”. Ha publicado entre otros escritos: Hojas Sueltas Venezolanas del Siglo XIX (2001), La Controversia federalismo-centralismo en la prensa venezolana del siglo XIX (2001), La Independencia de Hispanoamérica (2005), Doctrinas e Ideas Políticas (2009), las biografías del prócer civil de la Independencia Miguel José Sanz (2011) y de los presidentes venezolanos del siglo XIX Ignacio Andrade (2005), Francisco Linares Alcántara (2008) para la Biblioteca Biográfica Venezolana de El Nacional y el Banco del Caribe. Recientemente vio la luz Historia Intelectual de Venezuela. Ensayos (2011). Correo electrónico: davidruizchataing@hotmail.com.

Resumen: Se estudia la óptica de Mariano Picón Salas sobre la política, el contexto en que se conformó su ideario social y público; su postura frente al fascismo, el nazismo y el comunismo. Igualmente sus convicciones ante el partido APRA, el Plan de Barranquilla (1931), el rol de los militares en la sociedad libre, su compromiso con la República civil y democrática en Venezuela. También se consideran su visión del papel del Estado en la modernización nacional y la crítica a los métodos materialistas y mecanicistas tales como el positivismo y el marxismo. Además, se traza el desarrollo de su compromiso con el establecimiento de la democracia en Venezuela. La investigación es bibliográfica documental. Se pesquisan de manera exhaustiva sus libros, discursos, correspondencia, artículos periodísticos, etc.
Palabras clave: Mariano Picón Salas, Ideas políticas, fascismo, nazismo, comunismo democracia.

Recibido: 27/11/2014 Aprobado: 22/01/2015

Introducción

En las próximas páginas nos aproximaremos a la idea de la política en el pensamiento de Mariano Picón Salas. Brevemente se expondrá el contexto histórico e ideológico en el que se construyó su ideario sobre los asuntos públicos. Se rescatarán de sus escritos su postura ante el rol de los militares en la República civil, su percepción del partido APRA peruano y de su principal dirigente Víctor Raúl Haya de la Torre. Mariano Picón Salas esgrimió una política antioligárquica, de contenido popular. Para mejorar las condiciones económicas, sociales y políticas de las grandes mayorías, los países latinoamericanos requieren un Estado interventor que cree las condiciones para desarrollar la iniciativa individual. De la cosmovisión de Picón Salas veremos cuál es su actitud ante el positivismo y el marxismo, así como frente al fascismo, nazismo y comunismo.
Picón Salas se muestra, desde su temprana juventud, hasta el final de sus días, como un defensor de un socialismo nacional, el cual reivindica la República liberal y democrática.
La investigación es bibliográfica-documental, se revisaron sistemáticamente los libros, folletos, discursos, artículos de prensa y la correspondencia del autor.
El hombre y su tierra
Mariano Picón Salas nació en la venezolana ciudad de Mérida, el 26 de enero de 1901. Murió el 1 de enero de 1965. Fue docente, historiador, ensayista, periodista y diplomático. Múltiples vetas creativas, puestas todas al servicio de su patria. Emigró a Chile en 1923 donde estudió Historia, Literatura y Filosofía. En 1936 regresa a Venezuela y funda, junto con Rómulo Betancourt, Alberto Ravell y Luis Beltrán Prieto Figueroa, la Organización Venezolana (ORVE). Funda el Instituto Pedagógico de Caracas (1936), la Revista Nacional de Cultura (1939), la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela (1946), creador del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (1963). Se recibió como Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia en 1947. Premio Nacional de Literatura (compartido con Arturo Uslar Pietri) en 1952; profesor en las más prestigiosas universidades del mundo. Sus libros han sido traducidos a varios idiomas.
Su producción intelectual, muy amplia, abarcó, la historia y la cultura latinoamericana y venezolana, inscrita en lo universal mediante su especificidad y mestizaje.
Ideas Políticas
Para acercarnos a las ideas políticas de Don Mariano Picón Salas, debemos decir que no fue un político profesional, más bien fue un intelectual prestado al servicio de su país, por las urgencias de la realidad. Sin embargo, precisamente como escritor y como intelectual, desarrolló una perspectiva política liberal, democrática, antitotalitaria, a la que fue fiel toda su vida, como lo demostraremos a continuación.
Para abordar los orígenes de las ideas políticas en Mariano Picón Salas contamos, afortunadamente, con varios escritos autobiográficos de nuestro autor. Su óptica del mundo se fraguó al calor de las ideas revolucionarias europeas, la Reforma de Córdoba, la Revolución Mexicana, un gran espíritu de solidaridad latinoamericana, y las luchas estudiantiles contra la dictadura de Juan Vicente Gómez. Y con muchas lecturas de los más disímiles autores. (PICÓN SALAS, M.: 1953, p. 301).
Picón Salas, al final de su vida, se autodefine como un liberal un tanto anacrónico. En medio de los mayores fanatismos y dogmatismos se esforzó por conocerse y liberarse a sí mismo. Madurar su conciencia y apaciguar el furor con la cultura y los goces estéticos. Se deshizo tempranamente de la idea según la cual se puede tener la verdad absoluta. Sus maestros, lo dice en Regreso de tres mundos, fueron un Voltaire, Bertrand Russell, Bernard Shaw, Benedetto Croce y Ortega y Gasset. Realistas, quizás escépticos, ante los que consideran que la liberación de la humanidad requiere de cesares providenciales y de cataclismos y catástrofes (PICON SALAS, M: 1959, pp. 15-16). Prefiere en Comprensión de Venezuela (1948) los versos de Goethe, Rilke y las sinfonías de Beethoven a las ansias de poder de Bismarck o la hecatombe racista que postuló y trató de concretar Hitler. La poesía y la música pueden, por lo menos, calmar la angustia del hombre (PICÓN SALAS, M.: Ob. Cit., pp. 105-321) Ante los dogmatismos excluyentes considera que América Latina puede ofrecer oportunidades de vida próspera y libre a los hambrientos pueblos europeos. Famélicos no sólo de alimentos para el cuerpo. Estaban, también, urgidos de tolerancia, concordia y sosiego.
Picón Salas refleja un espíritu anti-militarista. Los soldados en la gestión pública han mostrado tendencia a las corruptelas y son eternos candidatos a ejercer autocracias. Aunque no descarta la necesidad de construir un ejército moderno que vele por la seguridad y el desarrollo del país.
Dentro del proceso de conformación de su ideario político, fue significativa su postura ante el APRA, movimiento político e ideológico peruano fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre. En una reseña publicada en el periódico La Hora, Santiago de Chile, realiza un balance crítico del aprismo. Ante la dominación imperialista que se manifiesta en la apropiación y explotación de nuestras riquezas naturales por parte de las compañías norteamericanas, urge una política alternativa que la enfrente. Iguala a Haya de la Torre con grandes maestros latinoamericanos del siglo XIX: Alberti, Sarmiento, Mitre. De los discursos, artículos del líder peruano, se deduce que es acertada su propuesta de una unión latinoamericana para enfrentar la dominación económica foránea. Igualmente la construcción de un sano nacionalismo que luche contra la opresión nacional generada por el imperialismo moderno. Haya de la Torre propone el ejercicio de la función política desde la técnica, desde un Estado preparado para transformar nuestros países. Para construir la nación, Picón Salas parafrasea a Haya de la Torre, en Latinoamérica hay que incluir al pueblo en el goce de los beneficios materiales y la cultura. La política en nuestros países la acaparan las burguesías y las oligarquías feudales al servicio del imperialismo. La política para el cambio social debe ser eminentemente popular. Considera una necedad debatir si es un pensamiento reformista o revolucionario; de derecha o de izquierda. Es la política que urge aplicar en nuestros países (PICÓN SALAS, M.: 2010, pp. 321-324).
En su pensamiento juvenil destaca un raigal espíritu anti-oligárquico. Repudia en noviembre de 1932, dese Santiago de Chile, las arcaicas, feudales, oligarquías criollas que apagaron los sueños libertarios de un Bolívar o un Martí y se postraron ante el capitalismo foráneo. El cambio revolucionario implica incorporar a las masas campesinas e indígenas a la modernidad económica y la vida pública (PICÓN SALAS, M.: Ob. Cit., pp. 368-371).
Ante la crisis mundial del capitalismo liberal, Picón Salas propone una vigorosa intervención estatal. En carta que escribe Picón Salas desde Chile, el 4 de abril de 1932, a Rómulo Betancourt, comenta qué debe hacer esa institución política. Se le exige que aplique la justicia social, que generalice una educación popular, la cultura, que divulgue las soluciones técnicas a nuestros grandes problemas, industrialización y la reforma agraria. Picón Salas se proclama socialista pero no a lo nazi ni a lo comunista. A lo mestizo latinoamericano con la vieja aspiración de la República liberal y democrática. Picón Salas es partidario de un Estado que haga, conjuntamente con la sociedad, un gran esfuerzo por mejorar la colectividad nacional. Desde ese ente estatal, sugiere fortalecer un patriotismo latinoamericano y antiimperialista (PICÓN SALAS, M: 2004, v. 1, p. 177).
Así como había que deslastrarse de viejas concepciones sobre el Estado en la política, igual había que romper con las concepciones vetustas en el terreno social. Mariano Picón Salas con Augusto Mijares, inicia la reacción contra el pensamiento positivista. Aversión que se venía manifestando en toda América Latina. Acusa al positivismo, al que considera similar al marxismo, como un materialismo mecanicista. La Historia es un proceso natural en que para nada interviene la voluntad humana. El clima, la raza, la geografía son las que explican la vida social y no la voluntad creadora de los hombres o los grupos sociales. Para estos autores, no existía el espíritu humano. La exageración mayor, y hasta el oportunismo político, de una suerte de darwinismo social, fue la tesis del Gendarme necesario. A pesar de estos cuestionamientos, le reconoce al positivismo la superación de la epopeya en el estudio de nuestra historia. También avanzaron en la reconstrucción documental de nuestro pasado. En carta de Mariano Picón Salas, escrita a Mario Briceño Iragorry el 2 de agosto de 1956, le reprocha a su amigo que en el libro La Hora Undécima (1956), trató con excesiva dureza al positivismo venezolano:
Naturalmente que sería absurdo que hoy fuéramos positivistas y yo mismo he insistido en la caducidad de dicha filosofía histórica que ya hizo su ciclo y nos parece deficiente para cualquier explicación integral del hombre. Pero en 1880 nuestros positivistas (…) reemplazaron, al menos, una visión demasiado romántica de la Historia por otra afincada en hechos concretos (PICÓN SALAS, M.: 2002, pp. 140-141).
Con el método positivista se inició en Venezuela el estudio metódico, académico, de la Historiografía, de la Etnología y la Lingüística, entre otras disciplinas científicas (PICÓN SALAS, M.: Ibíd., p. 40).
Mariano Picón Salas ante el nazi-fascismo
Mariano Picón Salas fue un testigo de excepción de los grandes acontecimientos mundiales del siglo XX. Su función diplomática que lo llevó a Europa en diversas oportunidades, le permitieron presenciar u observar de cerca las guerras mundiales, la crisis del capitalismo internacional y el surgimiento del fascismo, el nazismo y el régimen soviético. Como escritor y como pensador, intentó comprender esos fenómenos en función de diseñar una política latinoamericana y venezolana ante ellos. Se asumía parte de una élite dirigente, un “comando”, que advertía al pueblo sobre la necesidad de guardar distancia, desde una perspectiva socialista democrática, ante esos regímenes opresivos.
Picón Salas observa, en Miranda (1945), que las grandes revoluciones liberales del siglo XVIII, son antecedentes de la polémica contemporánea. Por un lado la Revolución Francesa de 1789 con sus jacobinos estatistas y por otro sus girondinos liberales, la Revolución de Independencia de Estados Unidos con su Estado de derecho, división de poderes y autoridad de la ley. Igualmente la previa “Revolución Inglesa”, de 1688, cuya síntesis histórica fue la monarquía constitucional, derivada del progresivo control del poder real y la ampliación paulatina de los derechos ciudadanos (PICÓN SALAS, M.: 1953, pp. 367-368 y 379). Había dos percepciones de lo público: la política abstracta, metafísica, utópica, del roussoniano “obligar a ser libres” y otra más serena, práctica, escéptica, de resolver los problemas que van surgiendo sin ofrecer a los pueblos la tierra prometida ni panaceas. Picón Salas concuerda con John Locke que en la búsqueda de la libertad absoluta, se suele arribar a la tiranía. Que no se puede construir un orden social perfecto, con la falible condición humana.
Con estas certezas, se adentra Picón Salas en las causas, en los orígenes, del fenómeno fascista y nazi.
Picón Salas denuncia, en el semanario Claridad, de Santiago de Chile, en septiembre de 1927, una tendencia a fortalecer el Estado, no para que realice la justicia social, sino para que se imponga contra los derechos de los trabajadores. Un Estado, enarbolado por nacionalistas como el italiano Mussolini, que destruye los derechos de los ciudadanos e impone la razón de Estado. En Italia se practica: “…una mística de exclusión y odio que pareciera destruir el espíritu mismo de la cultura” (PICÓN SALAS, M.: 1952, p. 101).
En una reseña de un libro del escritor francés Julián Benda, publicada en la revista Atenea, de la Universidad de Chile, en diciembre de 1927, observa que desde finales del siglo XIX significativos intelectuales en vez de enarbolar los valores de la igualdad, la libertad, la tolerancia y la convivencia, se han dejado arrastrar por las pasiones políticas y los odios de razas y facciones. Basta nombrar a Mommsen, Treitschke, Ostwald, Brunetiére, Barrés, Lamaitre, Peguy, Maurras, Dannunzio y Kipling. Es también el caso de Jorge Sorel quien considera bajeza y cobardía buscar la unión humana. Se debilita la idea integradora de humanidad y es sustituida por la excluyente de raza, nación y clase. Claros antecedentes de comportamientos presentes en el fascismo italiano y el bolchevismo ruso. También el excesivo individualismo contemporáneo conduce a la negación de todo concepto universal y conduce al nihilismo filosófico (PICÓN SALAS, M.: 2010, p. 110-111). Muchos años después, en 1962, retomando estos temas dirá que otro antecedente del totalitarismo nazi fue la radical reacción contra los valores de la cultura occidental que formuló el escritor alemán Federico Nietzsche. Éste decretó la muerte de Dios, de los valores de la cultura occidental y del nacimiento de un superhombre. Esto significó que la humanidad estableció plena soberanía sobre su destino, pero avanzó por ese camino, las próximas décadas, de manera excesivamente tecnocrática, dictatorial y terrorista. Quizás no fue la Divina providencia la que murió sino que fue el hombre el que espiritualmente se aniquiló a sí mismo. Y también seres humanos fallecieron físicamente, por millones.
En un texto de 1937, Apaciguamiento y precatástrofe, retoma la indagación sobre los orígenes de los regímenes totalitarios, principalmente el nazi. Señala que el hambre, la desesperación, la crisis económica, llevaron a las muchedumbres enardecidas en los mítines, a buscar su destino personal y colectivo en regímenes de fuerza. De la primera guerra, regresaron los soldados y se encontraron sin empleo, sin familia, hasta con graves trastornos psicológicos. Este fue el caldo de cultivo para que los discursos de superioridad de raza y antisemitismo calaran en los pueblos angustiados. A todas estas, las democracias parecían aletargadas ante la emergencia en que vivían sus poblaciones seducidas por la rápida solución de la fuerza. Dice Picón Salas al respecto: “De sus rencores hicieron mitos. El resentimiento se convirtió en idea política” (PICÓN SALAS, M.: Ibíd., pp. 1001-1002). Los enloquecidos arrastraron a los cuerdos. Y esto sucedió en la culta Alemania. Aunque Picón Salas recuerda que las grandes mayorías no disfrutaban siquiera de una mediana cultura y educación que los protegiera de la demagogia de los falsos líderes.
El resentimiento alemán contra el Tratado de Versalles y otros pactos, el miedo a la guerra entre los pueblos europeos, la ineficacia de la Sociedad de Naciones, el pavor al comunismo de la Europa capitalista, le fueron abriendo el camino a una agresiva Alemania rearmada. Mientras que las democracias tienen que mostrar de manera transparente sus gastos militares, el régimen nazi dejo de hacerlo a partir de 1935. El gobierno hitleriano exporta productos subsidiados y atrae divisas e inversiones. Alemania con una economía de guerra, disminuye la tasa de desempleo que había alcanzado en 1933 el 10% de la población laboral. Los nazis abiertamente repudian la concepción occidental cristiana de derecho. Esgrimen una política de superioridad racial, de antisemitismo y un exagerado nacionalismo. Mientras tanto España es sacrificada, y la política entendida como diálogo, como la asumían los franceses, ve estrecharse sus oportunidades.
Los pueblos europeos, seducidos por las prédicas demagógicas, percibieron que la ciencia, la cultura, en nada resolvieron su calamitosa situación. Mussolini, Hitler, arremetieron contra la libertad intelectual, contra las universidades. La verdad pasó a ser no el resultado de arduas investigaciones, reflexiones y debates científicos, sino lo que les convenía al líder y al pueblo alemán. Y lo falso lo que no les conviniera a estos. Prevalecieron un espíritu, de secta, la cerrada ideología del partido y del Estado. Las ciencias, las artes, para los nazis son especies de sirvientas del aparato estatal. Desde estas criadas se construyó el “mito germánico”. Se edificó una suerte de imperialismo espiritual: “…surge el tirano con el plan de configurarnos el alma; de rehacer las gentes a su imagen y semejanza” (PICÓN SALAS, M.: Ob. Cit., p.133). Como convencer es más difícil que vencer, el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores, nazi, se fue por el camino rudo de la violencia para obligar la conformidad, y la ordenación totalitaria. Impusieron la disciplina del rebaño. Los que no compartieran los dogmas del partido nazi, perdían la cabeza. Y un maniqueísmo intolerante dividió a los individuos en réprobos, que no aceptaban las verdades sagradas y los bienaventurados que sí las abrazaban (PICÓN SALAS, M: 2007, pp. 244-249). Los militantes implacables tenían una semántica propia que eleva o degrada a cualquier persona. Basta llamar a alguien “revolucionario”, “burgués”, “reaccionario” para que ese fulano o zutano gane el cielo o se hunda en las candelas del infierno (PICÓN SALAS, M.: 1959, pp. 118-119).
¿Por qué surgen estos fanáticos del odio y la violencia que embarcan a los pueblos en terribles catástrofes? Picón Salas, más allá de la pura explicación histórica referida a la situación económica, social, política y cultural de las sociedades, encuentra causas psicológicas profundas. Localiza en algunas figuras descollantes de la Historia Universal que han sido resentidos y que no han sabido amar. Menciona a Savonarola, Calvino, Robespierre y Hitler. Sus utopías castigadoras, reglamentan todo. Y el que no se someta le espera la guillotina o el paredón. Los justos disfrutarán de una felicidad planificada, a los otros les espera el campo de concentración. No son auténticos Mesías como ellos se proclamaron. Para Picón Salas lo que caracteriza a un auténtico dirigente espiritual es su capacidad de dar amor y de construir el mundo a partir de ese hermoso sentimiento (PICÓN SALAS, M.: Ob. Cit., p. 94).
Pero retomemos la reflexión de Picón Salas sobre el surgimiento y desarrollo de los totalitarismos en Europa. En otro escrito del año 1937, Preguntas a Europa, en especial en la “Meditación alemana”, indica que en Alemania las ideas en vez de difundir los valores de la tolerancia y la convivencia, apuntalaron las situaciones de fuerza. Basándose en un relativismo moral y en el irracionalismo, Alemania erige la violencia como su principal atributo. En vez de razón, pasión. En vez de la realidad, el mito. Un romanticismo exacerbado exaltó, exageró, las virtudes nacionales del pueblo germano. Mito de la sangre, del ideal, de la fuerza y del poder. Los alemanes se apropiaron de la Historia y de la Filosofía, de la Metafísica, y consideraron que eran los únicos que sabían interpretarlas. Nacionalizaron a Dios. Entendieron el Derecho como subordinación y fuerza. Convirtieron en ley e institución la voluntad personal ilimitada. Los apologistas del Tercer Reich, muchos de ellos universitarios, lamentablemente, en vez de alentar conceptos como la libertad, la igualdad de derechos, la tolerancia, el respeto a la diversidad, se solazaban en acentuar la diferencia, en la idea de superioridad e inferioridad de los pueblos y en el mito del superhombre ( PICÓN SALAS, M.: 1953, pp. 927, 938-953).
Ese mismo años 1937, escribe “Los anticristos” donde sigue reflexionando sobre la experiencia alemana. Encuentra como un cáncer del alma, una malaria del espíritu, en el partido nazi que los hace despreciar lo que provienen de un pueblo que consideran inferior. Desde ese punto de vista odian la poesía de Heine y la ciencia de Albert Einstein, porque son judíos. El totalitarismo pretende destruir la relación equitativa entre los pueblos, contemplada en el Derecho de Gentes, la tolerancia, el pluralismo, la igualdad y la libertad. Pero todos estos valores prevalecerán por sobre las fuerzas irracionales. Porque son eternos y representan lo mejor de la humanidad que no puede ser destruido (PICÓN SALAS, M.: Ob. Cit., pp. 1102-1107). Afortunadamente su profecía se cumplió casi una década después.
Mariano Picón Salas ante el comunismo
Derrotadas las potencias del eje Nazi-fascista en 1945, la preocupación de Mariano Picón Salas referida al totalitarismo, se desplazó hacia la comprensión del fenómeno comunista y la ideología marxista. Aunque ya, desde los años veinte, haya escrito sobre estos tópicos. En uno de sus escritos juveniles, publicado en el periódico El Debate, de Santiago de Chile, le crítica a los marxistas el “rigorismo lógico” de su materialismo histórico. De este deducen que una evolución cuasi biológica de la realidad les va a entregar el poder para aplicar las recetas de un libro casi centenario que es El Capital, de Carlos Marx. Se ahorran el trabajo de pensar porque una cartilla les ofrece una definición. Ese catecismo es por, ejemplo el libro de Bujarin sobre materialismo histórico. Un revolucionario comunista reduce todo a lo económico y a la ubicación de clase. Niegan el espíritu como realidad humana (PICÓN SALAS, M.: 2010, pp. 334-335).
En el terreno de la práctica política, Picón Salas le escribe a Rómulo Betancourt el 15 de noviembre de 1933, el comunismo de origen soviético, como lo aplican en Argentina y Chile sus adeptos, frena la lucha obrera pues no se tomas la molestia de estudiar y comprender la realidad de los países para trazar tácticas y estrategias adecuadas a nuestras circunstancias nacionales. Le dice a Rómulo Betancourt que no quiere ser utópico. En otra carta a éste último del 20 de noviembre de 1933, desde Chile, le expone que urge construir un socialismo nacional latinoamericano. Expone al guatireño que el marxismo con su exceso de racionalismo, su mecanicismo, ha obligado a una reacción en sentido contrario, el resurgimiento de un sano espiritualismo. El reduccionismo clasista empobrece realidades harto complejas. Es más a Picón Salas le parece que en el estado histórico por el que atraviesa Venezuela la idea nacional precede la de la clase social (PICÓN SALAS, M.: 2004, v. 1, pp. 194-198).
El 6 de marzo de 1934 Picón Salas le escribe, desde Santiago de Chile, al dirigente aprista Luis Alberto Sánchez, que no es marxista, pues, el marxismo es un economicismo. Una simplificación de la realidad a lo material y a lo económico. La doctrina de Marx es un fatalismo naturalista que niega la voluntad del hombre (PICÓN SALAS, M.: Ob. Cit., v.1, pp. 263-264).
En epístola dirigida al Sr Presidente de la República General Eleazar López Contreras, en febrero de 1936, desde Praga, Checoslovaquia, señala categórico que no es comunista, pues, aparte de negar la libertad humana y una vida trascendente, el dogma marxista es insuficiente para explicar la sociedad; rechaza la dictadura del proletariado porque disiente de cualquier forma de opresión del hombre; porque el comunismo fomenta la lucha de clases y eso nos llevaría a la barbarie, entre otros argumentos (PICÓNSALAS; M.: Ibíd., pp. 332-333). En comunicación del 23 de febrero de 1937, también desde la capital de Checoslovaquia, pero esta vez dirigida a Isaías Medina Angarita, insiste en el peligro del ingreso del comunismo internacional a Venezuela con su idea de lucha de clases. En un país como el nuestro donde la heterogeneidad racial, el analfabetismo, la falta de cultura política y el antecedente histórico de una guerra social, la revolución federal, pudieran hacer retroceder el país –si penetra el marxismo-leninismo- a estadios históricos primitivos. Denuncia que en el precario mundo universitario venezolano, muchos jóvenes pudieran considerar al marxismo como la última verdad científica. Venezuela debe luchar simultáneamente contra la dominación bolchevique y la de los trust imperialistas (PICÓN SALAS, M.: Ibíd., pp. 117-120). En 1937, sigue por este camino fi losófi co, distanciándose de Marx. Considera que este pensador puso al revés el modelo hegeliano donde prevalece la idea, el espíritu, y lo sustituye por otro donde impera la naturaleza, lo material. Un error idealista cambiado por otro mecanicista materialista. Picón Salas remata su idea así: En el mundo de Marx casi no existe ya la voluntad y la conciencia subjetiva” (PICÓN SALAS, M:: 1953, p. 939).
En uno de sus escritos autobiográficos, de 1959, insiste en su idea de “revolución”, y en que, desde hace décadas, se encuentra lejos del marxismo. Le reprocha a ese ideario la postergación de la instauración de la libertad para establecer la igualdad. Critica acerbamente los manuales de materialismo histórico como el de Bujarín y Plejanov con cuya lectura se sustituía el esfuerzo crítico de adquirir una sólida, refl exiva y amplia cultura. Estos manuales vomitan un rígido esquema determinista, edifican una Teología con su predestinación, sus réprobos y elegidos. Es firme en la convicción de que ninguna dictadura puede establecer la libertad. Acusa al materialismo histórico de empobrecer la cultura al explicar el fenómeno humano desde un monismo materialista.
Combate la concepción de hacer tabla rasa con el pasado pues se destruye un hermosos legado espiritual, cristiano, humanista, henchido de sabiduría y prudencia indispensable para sobrellevar la vida humana, y hasta para hacerla dichosa (PICÓN SALAS, M.: 1959, p. 98-110). Años después, en la primera edición de Suma de Venezuela (1966) no quiere aceptar que para llegar a una mejor humanidad haya que atravesar por una catástrofe y retaliación universal, donde la sangre del hombre emanada de paredones y guillotinas, sea el combustible revolucionario (PICÓN SALAS, M.: 2007, p. 29). Prefiere una humana, razonable, esperanza de progresivo mejoramiento social, mediante la técnica, la ciencia, la educación, la cultura y la elevación de nuestra conciencia moral. Consecuente con estos planteamientos, denuncia en correspondencias de mayo de 1961, ante los Diputados del Congreso Nacional de Venezuela, Rafael Caldera y Héctor Mujica, el uso de la violencia y de los fusilamientos para eliminar o atemorizar a los adversarios que estaban realizándose en la República de Cuba, sumergida en violenta revolución marxista-leninista (PICÓN SALAS, M.: Ibíd., v. 2, p. 194 y v. 3, pp. 265-266).
Finamente, en 1962, unos años antes de su muerte, vuelve ajustar las cuentas con la doctrina de Marx y su concreción totalitaria: el régimen soviético. Picón Salas denuncia que Stalin obligó a sinceros revolucionarios, a asumir la responsabilidad por delitos que no habían cometido. Era usual, en la tierra prometida soviética, el asesinato del adversario. Cualquier persona o acontecimiento era envilecido, exaltado o deformado por un aparato de propaganda que no podía ser contrastado con otras versiones sobre ese individuo o hecho. Igual que durante el Tercer Reich nazi. ¿En qué se diferencian el nazismo y el bolchevismo? En nada. Ambos se consideraban infalibles, sus gobiernos sagrados y aspiraban, con un baño de sangre, la purificación radical del mundo. El stalinismo tiene su más remoto antecedente en siglos de absolutismo de los zares. El Zar Rojo: “decidía de la conciencia de millones de hombres, fiscalizaba sus sueños y pensamientos, ordenaba los dogmas que debían proclamarse en que las palabras de hoy rectificaban a las de ayer, y nunca desde el Imperio Bizantino las gentes entregaron su alma y renunciaron a pensar, según el humor y el capricho del déspota” (PICÓN SALAS, M.: 1962, pp. 86-87). El marxismo al ingresar en el mundo eslavo devino en Teología con sus salvados y sus réprobos. La Unión Soviética era un sistema político, económico, social e ideológico monstruoso. Un sistema de fe compulsiva, un tragarse a sabiendas y casi sádicamente el engaño. Entre otros horrores, se creó la confusión de no saber a ciencia cierta quien era héroe o traidor. En ese sistema los jueces juzgaban suponiendo lo que el acusado quería hacer, o aún pensar.
A fin de cuentas, ni el capitalismo liberal ni el comunismo ortodoxo han logrado organizar la convivencia humana. Se debe seguir buscando ese ideal de concordia, de igualdad y de libertad para el hombre. Y todo el legado espiritual de que dispone la humanidad, desde los griegos hasta nuestros días, puede ayudar en ese cometido.
Mariano Picón Salas y la democracia venezolana
Mariano Picón Salas reclama para la política venezolana una cierta humanización. Deberíamos, recomienda, practicarla como los anglosajones, como los nórdicos, con un sentido práctico para resolver los conflictos y problemas y no guiándonos con abstracciones que le imponemos a la realidad. Y sobre todo que le damos a nuestras convicciones un carácter sagrado y la llevamos a cabo con furor de cruzados. Hay que impregnarse de una sólida y amplia cultura para evadir los fanatismos.
Mariano Picón Salas, desde Chile, lucha contra la tiranía gomecista: gura entre quienes se solidariza con los autores del “Plan de Barranquilla”, de 1931. Acompaña el proceso de transición hacia la democracia desde los tiempos de la muerte del general Juan Vicente Gómez, el 17 de diciembre de 1935. Se le atribuye junto a Alberto Adriani y Diógenes Escalante, la autoría del “Programa de Febrero” proyecto para la modernización nacional que adelantó el lopecismo y el medinismo. Desde las páginas del periódico caraqueño El Universal, el 22 de febrero de 1936, expone que la situación de Venezuela no debe ser objeto de controversia intelectual o doctrinaria abstracta. Los problemas de la nación son gravísimos. Son situaciones que requieren soluciones técnicas. El latifundismo y el atraso agrícola, la heterogeneidad racial:
…nuestro estancamiento demográfico, (…) nuestro analfabetismo campesino, (…) nuestro desordenado sistema bancario, (…) nuestra educación inadaptada al suelo y al ambiente, de nuestra monstruosa injusticia social que gemía y se acurrucaba en los infectos presidios del gomecismo, que se hacía miseria física irredimible en la sífilis del recluta, en la anemia del trabajador campesino (PICÓN SALAS; M.: 1986, pp. 101-103).
El país requería una hoja de ruta, una organización, y eso se lo dio el proyecto de modernización lanzado por el Gobierno de López Contreras, ya mencionado. Picón Salas abandona la lucha partidista para dedicarse desde cargos públicos, la docencia o el periodismo, a colaborar con las soluciones científicas a esas calamitosas situaciones nacionales. Picón Salas ofrece su aporte, fundamental, desde el campo educativo. El 30 de septiembre de 1936 se funda el Instituto Pedagógico Nacional. Este ente generaría los maestros y profesores para iniciar la transformación de la situación educativa nacional. Y seria, también, un alto centro de reflexión humanística. Para fortalecer ésta tendencia dentro del proceso modernizador venezolano, crea la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela, en 1946. El país necesitaba médicos para curar al pueblo; ingenieros para la transformación material. Pero también requería historiadores, filósofos, literatos, para la cura de almas. Conocer nuestro pasado, cómo somos, y hacia dónde debíamos enrumbarnos era tan importante como aumentar la producción de alimentos o la construcción de escuelas y hospitales.
Luego de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez y del restablecimiento del sistema democrático, comenta entusiasmado los avances de la reforma agraria, en educación, el desarrollo de las industrias básicas, la creación de corporaciones regionales de desarrollo y la industrialización del país (PICÓN SALAS, M.: 2010, pp. 376-377).
Para incorporar a la democracia Venezolana progresos significativos del mundo, no deja de recorrer el orbe. El 14 de marzo de 1960, escribe desde París, donde ejerce como Embajador de Venezuela en la UNESCO, al Doctor Luis Ignacio Arcaya, Canciller de la República. Describe alborozado su visita al Estado de Israel. Observó la organización social, económica, y política de ciudadanos hebreos en el Medio Oriente. Es una propuesta equidistante al individualismo capitalista y la opresión totalitaria comunista. Los kibutz  consisten en un trabajo comunitario donde se respeta la libertad personal y los grandes valores de la cultura occidental (PICÓN SALAS, M.: 1987, p. 451).
Picón Salas está preocupado por la falta de cultura política, y hasta la ignorancia en esos asuntos que prevalece en nuestro país, sobre todo entre los jóvenes. Apoya junto con Rómulo Betancourt, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Ramón J. Velásquez y Gonzalo Barrios, la creación de la revista Política (Caracas, 1959-1969) como instrumento de debate de ideas contra las posturas de los folletines comunistas. Y para divulgar los valores de la democracia. Fue una publicación periódica fundada para generar discusión ideológica de altura (RUIZ CHATAING, D.: 1999, pp. 169-191).
Desde una perspectiva cristiana combate el terrorismo. La vida humana es sagrada y nadie, por ningún motivo, tiene derecho a arrebatársela a otro. A lo largo de la historia siempre encontraremos homicidas que se enrolan en cualquier causa con tal de saciar su sed de sangre. Pareciera que el único antídoto contra este tipo de violencia es una higiene del alma que depure y limpie, así como la que realizamos al bañarnos y ponernos ropa nueva. Y sin embargo hay individuos-monstruos, con pestes espirituales para los que no se ha inventado el asilo que se acomode a su vileza (PICÓN SALAS, M.: Ob. Cit., pp. 378-384).
Finalmente, Mariano Picón Salas en carta escrita desde París, el 22 de diciembre de 1961, dirigida al escrito colombo-venezolano Hernando Track, sintetiza en palabras muy sencillas y sentidas lo que considera la tarea fundamental de la naciente democracia venezolana: Los nuevos planes del gobierno están abriendo ancho camino a la iniciativa y a la actividad individual. Cuando todos comprendamos que las vías de la violencia no conducen sino al fracaso y a la ruina y que es imprescindible el trabajo para mejorar las condiciones sociales, podremos dar por asegurado el futuro y empezaremos a conquistar la moderación de que tan urgidos estamos” (PICÓNSALAS, M.: 2004-2006, v.3, p. 365). Trabajo, moderación, educación y cultura. Este es el programa de Picón Salas para la construcción de la democracia y la nación venezolana.

Conclusiones

Mariano Picón Salas reclama una humanización de la política. Este acercamiento a lo humano significa que no tiene que ser utópica. Debe basarse en realizaciones concretas que aproximen la sociedad a la libertad, la igualdad y la prosperidad. Sin fórmulas abstractas, escolásticas. Sin mesías y sin tierra prometida. Sin consignas sagradas, sin fanatismos excluyentes.
Picón Salas configuró su ideario al calor de las luchas favorables a los indígenas y campesinos durante la Revolución Mexicana; del clamor por la autonomía universitaria de la Reforma de Córdoba; de las luchas antidictatoriales y estudiantiles que recorrieron América Latina las primeras décadas del siglo XX. Se nutrió de la experiencia nacionalista, antiimperialista y latinoamericanista del APRA peruano.
Picón Salas desarrolló un espíritu antioligárquico. Repudió a los grupos aristocráticos, feudales, que se reservaron la actividad política y la riqueza que generaban los países hispanoamericanos. La nueva política tenía que ser popular. Urgía incorporar al pueblo a la vida pública ya los beneficios económicos, culturales y educativos. Para cumplir esta tarea se requería un Estado interventor, que agilizara la reforma agraria, la industrialización, la educación, la cultura para las grandes mayorías ignaras.
Para el autor de Los malos salvajes... así como había que abandonar como lastre el clásico Estado liberal, había que superar las viejas concepciones sociales: el positivismo y el marxismo eran mecanicismos materialistas que ignoran la libertad creadora del hombre y su espíritu.
Mariano Picón Salas, desde muy joven, cuestionó las doctrinas y los regímenes totalitarios. Refutó en ellos la apelación a la violencia como principal arma política, la asunción de unas ideas como sagradas e irrefutables; la sumisión a un líder máximo e indiscutible; la construcción de mitos sobre el pasado y el futuro y la división de los ciudadanos en elegidos y réprobos si simpatizaban, o rechazaban, las ideas y prácticas de esos regímenes autocráticos. Denuncia un aparato de propaganda que exalta o degrada a las personas sin posibilidades de contrastar otros puntos de vista. Cuestiona esos gobiernos tiránicos que destruyen la división de poderes, la independencia del poder judicial, las libertades ciudadanas, la alternabilidad republicana, en síntesis que viven de la demolición de la democracia. Combate su pensamiento único, la conversión de las ciencias en sirvienta de un Estado–Leviatán que vive de la pasión y del mito insuflado en las mentes de las muchedumbres enloquecidas. Picón Salas reclama que de ninguna dictadura saldrá la libertad, porque la libertad se aprende ejerciéndola. De la negación de la civilización y la cultura acumulada por la humanidad, no brota la bondad natural del hombre, sino la barbarie. Picón Salas insurge contra la idea de hacer tabla rasa con el pasado: de ese modo se destruye la espiritualidad, el humanismo, el espíritu cristiano, que debe servir para construir un mundo mejor. Aboga por una ética de la responsabilidad ante la negación y la “nausea” contra los valores espirituales.
Desde muy joven y hasta su muerte, Picón Salas defendió un socialismo nacional latinoamericano con el cual reivindica la República Liberal democrática.

REFERENCIAS
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4. PICÓN SALAS, M. (2002). Epistolario Briceño-Iragorry y Mariano Picón Salas (Estudio preliminar de R. A. Rivas Duarte). Maracaibo, Universidad Cecilio Acosta.
5. PICÓN SALAS, M. (2004-2006). Mariano Picón Salas y sus amigos. Caracas, UCAB. 3 vols.
6. PICÓN SALAS, M. (1953). Obras Selectas. Caracas, EDIME.         [ Links ]
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8. PICÓN SALAS, M. (1959) Regreso de tres mundos. México: Fondo de Cultura Económica.         [ Links ]
9. PICÓN SALAS, M. (2007) Suma de Venezuela. Caracas, FEDUPEL.         [ Links ]
10. RUIZ CHATAING, D. (1999) Investigaciones de Historia Política. Caracas, Fondo Editorial del IPASME.         [ Links ]
11. VV.AA. (1986) Pensamiento Político Venezolano del siglo XX. Documentos para su estudio. Gobierno y Época del Presidente Eleazar López Contreras. Caracas6 Congreso de la República. Tomo VIII, Vol. IX, nro. 25.

Karl Kraus
















Karl Kraus (28 de abril de 1874 - 12 de junio de 1936)

Biografía de Karl Kraus

Escritor y periodista austriaco, Karl Kraus destacó por sus escritos satíricos aunque también publicó poesía y escribió obras de teatro.

Desde su trabajo como periodista Kraus fue muy crítico con la corrupción y el sistema del Imperio de los Habsburgo, llegando a fundar su propio periódico. Sus constantes denuncias provocaron numerosos pleitos y enfrentamientos, tanto con personajes públicos, privados, el gobierno austriaco o incluso el partido nazi.