'Convergencias' Peter Watson Critica prefacio


Una recomendación veraniega: Convergencias: el orden subyacente en el  corazón de la ciencia de Peter Watson | "Más que palabras... no solo  hablamos de libros"

'Convergencias'
Peter Watson

Una brillante historia de la ciencia de los últimos 150 años que ofrece una nueva visión: distintas disciplinas científicas están convergiendo para dar lugar a nuevos hallazgos.
Convergencias es una historia de la ciencia moderna con un original y significativo viraje. Varias disciplinas científicas, pese a sus distintos orígenes, han trabajado conjuntamente durante los últimos 150 años, convergiendo y fusionándose. Se han descubierto íntimas conexiones entre Física y Química, Psicología y Biología, Genética y Lingüística.
En este revolucionario ensayo, Peter Watson muestra, con extraordinario estilo narrativo, cómo las disciplinas científicas confluyen y juegan un papel fundamental en la historia de la ciencia.
Watson empieza su relato en 1850, la década en la que algunas ramas de la ciencia comienzan a convergir. La historia se desarrolla enlazando avances científicos, saltando de disciplina en disciplina y relatando el mayor descubrimiento científico de cada década para vincularlo con el presente.
El autor muestra un emocionante acercamiento a la historia de la ciencia, revelando cómo cada pieza aparece en un lugar determinado y cómo cada una de ellas revela el «orden emergente». Su inspirador ensayo de ende que todo nuestro trabajo científico está, de hecho, acercándose a la unión. Contado desde el punto de vista de los científicos que hay detrás de cada hallazgo y valorando cada descubrimiento y su impacto, esta es una fascinante manera de aprender qué sabemos sobre la ciencia y hacia dónde se dirigen nuestras investigaciones.
Reseñas:
«La historia de la ciencia nos enseña, una y otra vez, cómo la extensión de nuestro conocimiento puede llevar a detectar relaciones entre fenómenos aparentemente inconexos.»
Niels Bohr
«Hemos descubierto un notable patrón de convergencia. Es, quizá, lo más profundo que hemos aprendido sobre el universo» 
Steven Weinberg, premio Nobel de Física
«La búsqueda de los ingredientes elementales que componen el universo y las leyes que gobiernan sus interacciones puede llegar un día a su fin. Cuanto más profundamente miramos, más simples y unificadas se vuelven las leyes. Y puede haber un límite para ese proceso.» 
Brian Greene 

Prefacio
CONVERGENCIA: "LA IDEA MÁS PROFUNDA DEL UNIVERSO"
A primeros de abril de 1912 llegó a la bulliciosa ciudad de Mancester, en el norte de Inglaterra, el físico danés Niels Bohr.  Unos meses antes, al llegar de Dinamarca, no imaginaba que acabaría trabajando en el corazón industrial británico, donde un bosque de chimeneas despedía humo y hollín veinticuatro horas al día y donde Market Streer, según se decía, era la calle más concurrida de toda Europa. Su primer destino se encontraba entre los "señoriales y apacibles" patios y colegios de Cambriedge. Acababa de finalizar en Copenhague su tesis doctoral sobre la teoría electrónica de los metales y su intención era trabajar en Cambriedge con J.J. Thomson, el director del Laboratorio Cavendish y el hombre que, en 1897, había descubierto el electrón como unidad fundamental de la materia, lo que le había valido un premio Nobel. 
Pero aunque en las cartas que escribió a su prometida, Margrethe, Bohr siempre se mostró muy respetuoso de Thomson, Niels y "J.J", como se le conocía, nunca llegaron a entenderse. El danés, un hombre grande, de complexión fuerte, había estudiado inglés en la escuela, pero hablaba con una sintaxis bastante formal y afectada, a lo que o ayudaba mucho el hecho de que intentase pulirla leyendo David Copperfield. Tampoco le favoreció que intentase granjearse la amistad de su director señalando algunos pequeños errores en su trabajo. Por su parte, el notoriamente distraído J.J. tardó varias semanas en leer la tesis de Bohr, vertida del danés por alguien que no era físico. (La expresión "partículas cargadas" había quedado traducida como "partículas gravadas".) Thomson, que para ser justos andaba muy ocupado como director del Cavendish, no parecía estar demasiado interesado en Bohr o en su trabajo. 

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