El poder de las redes y las redes del poder en el entorno tecnológico de la comunicación


MANUEL CASTELLS
Traducción de María Hernández Díaz Madrid: Alianza Editorial, 2009, 679 p.
Comunicación y poder isbn: 978-84-206-8499-4

Después de su ambiciosa trilogía La era de la información: economía, sociedad y cultura (1999) -con la cual, mediante la formulación de una teoría sistemática sobre los efectos fundamentales de la tecnología de la información en el mundo contemporáneo, llevaba a sus lectores ad portas del nuevo milenio-, el llamado por algunos "Marshall McLuhan de nuestro tiempo", Manuel Castells, sorprende ahora con una obra que promete ayudar a descifrar, o a problematizar aún más, lo que se plantea como la encrucijada del siglo XXI: la estratégica convergencia entre tecnología, comunicación y poder.
Basándose en diversos enfoques sociales, económicos, políticos y psicológicos, a lo largo de cinco documentados capítulos, el autor penetra en los bastidores donde se entretejen y articulan relaciones estratégicas de poder, control y supervisión de las prácticas sociales, culturales y políticas por medio de procesos que denomina como autocomunicación de masas, las nuevas formas de comunicación en red (p. 25).
A partir de su hipótesis de trabajo: "la forma esencial de poder está en la capacidad para modelar la mente [ ...], si la batalla primordial para la definición de las normas de la sociedad y la aplicación de dichas normas a la vida diaria gira en torno al modelado de la mente, la comunicación es fundamental en esta lucha, ya que es mediante la comunicación como la mente humana interactúa con su entorno social y natural" (p. 24), Castells desarrolla todo su planteamiento en cinco capítulos secuenciales: "El poder de la sociedad red", "La comunicación en la era digital", "Redes de mente y poder", "Programando las redes de comunicación: política mediática, política del escándalo y crisis de la democracia" y "Reprogramando las redes de comunicación: movimientos sociales, política insurgente y el nuevo espacio público", más la conclusión: "Hacia una teoría de la comunicación y el poder".
Desde nuestra limitada perspectiva, y descritas muy sucintamente, el autor entrelaza a lo largo del texto cuatro categorías, las cuales en conjunto apuntan a configurar su propuesta final de una posible teoría de la comunicación y del poder (p. 535).
En primer lugar, Castells parte de su conocida propuesta de la sociedad red, característica de la estructura social de comienzos del siglo xxi, sosteniendo que "el proceso de formación y ejercicio de las relaciones de poder se transforma radicalmente en el nuevo contexto organizativo y tecnológico derivado del auge de las redes digitales de comunicación globales y se erige en el sistema de procesamiento de símbolos fundamental de nuestra época" (pp. 24-25). De esa forma, afianza y profundiza su noción sobre la sociedad red (19972000), enriqueciéndola con el análisis de las fuentes de poder en la actualidad, desarrollado de modo especial en el apartado "Redes" (pp. 45-50).
En nuestra apreciación, Castells, no obstante reconocer el protagonismo y papel estratégico que puedan desempeñar las redes en la sociedad, deja pendiente por analizar y explicitar algo que sostiene Peter Singer (2004) en su obra Un mundo. éticas de la globalización (2004): la forma conveniente de gobierno para ese mundo singular y reticular, un reto que no se puede rehusar ni postergar, porque está en juego el sentido de intersubjetividad, en el que las luchas por el reconocimiento de las diferencias exigen algún tipo de normatividad moral más allá o más acá de toda eficiencia y eficacia de las redes y alianzas. Se trata, por tanto, como sostiene Hoyos (2009), de evaluar las redes y alianzas como dispositivos e instrumentos de la acción instrumental por finalidad, la cual a la vez hay que considerar como articulación en ciertos ámbitos y en ciertos casos de la razón comunicativa.
Tal vez convenga más, en tal sentido, acentuar el énfasis en la comunicación, el diálogo y sus diversas formas de debate en la sociedad que en la red en sí misma, con todas sus potencialidades informáticas, para redescubrir un nuevo protagonismo social. Castells, al proponer, en concreto, un modelo de análisis e interpretación para nuestra sociedad, conceptualizado exclusivamente en el modelo de las redes informáticas, da a entender que el sistema informático de redes explica por sí mismo el funcionamiento total de la sociedad actual, con sus complejos factores sociales no específicamente informáticos, que desbordan, por demás, las innovaciones, alteraciones, inconsistencias o desplomes del sistema informático.
Por otro lado, acerca de la noción de red, también conviene tener en cuenta los planteamientos de Musso (2001) expuestos en Génesis y crítica de la noción de red, cuando indica cómo dicha noción estalla en pedazos debido a su vulgarización y comercialización: "el concepto devaluado en pensamiento se ha sobreestimado en metáforas. Las imágenes se han vuelto invasoras" (p. 212). De esa forma, aunque el autor amplía su reflexión sobre este asunto en los capítulos IV ("Programando las redes de comunicación: política mediática, política del escándalo y crisis de la democracia") y ("Reprogramando las redes de comunicación: movimientos sociales, política insurgente y el nuevo espacio público"), queda la sensación de que todavía hay mucho por precisar y discutir sobre ese particular.
En segundo lugar está la categoría de autocomunicación de masas, con la cual quiere describir los nuevos procesos o formas de comunicación en red (p. 25). Se trata de procesos de comunicación reticular que propician, a través de medios de comunicación multimodales, redes de comunicación horizontal interactivas "que incrementan de forma decisiva la autonomía de los sujetos comunicantes respecto a las empresas de comunicación" (p. 25). Aquí, nuevamente desde nuestro punto de vista, cabe precisar si la supuesta autonomía referida con respecto a las multiglobales de la comunicación es real y efectiva en toda su dimensión, por cuanto, el mismo autor insinúa que no se pueden eludir sofisticados dispositivos de control y vigilancia que ejercen las empresas llamadas "Las Siete Magníficas", con su real poder de producción y dominación global.
Aunque Castells reconoce una transformación efectiva -en tiempos, modos e intensidades- de las nuevas formas de relación social, asuntos tan importantes como la autonomía y la privacidad quedan vulnerablemente expuestos a los "controladores-programadores invisibles globales" de la red, protagonistas certeros del capitalismo informacional. Además, ¿qué pretenden, en el fondo, las políticas reguladoras establecidas hasta el presente? (pp. 144-146). ¿Será la llamada "convergencia cultural" la forma exclusiva de resistir al control monopólico de las prácticas de comunicación? Cabe, tal vez, desmenuzar más la afirmación concluyente del autor: "Por tanto, el sistema de comunicación digital global, si bien refleja las relaciones de poder, no se basa en la difusión jerarquizada de una cultura dominante" (pp. 188-189). ¿Hasta dónde es eso real y cierto cuando, a todas luces, la cultura dominante es la de un voraz capitalismo informacional que acapara y monopoliza todo?
En tercer lugar, sobre la categoría central de poder, que desarrolla explícitamente en el primer capítulo, "El poder en la sociedad red" (pp. 33-85), y que atraviesa todo el texto, hay que reconocerle al autor el aporte de enfoque teórico sobre la noción misma de poder y sus implicaciones sociopolíticas en la sociedad reticular informática, a partir de perspectivas clásicas imprescindibles en este caso (Weber, Foucault, Habermas, Parsons, Arendt, Touraine, Giddens, Bobbio y otros), así como la detallada descripción empírica de los estudios relativos a las estructuras de propiedad de los medios y conglomerados de redes mediáticas.
Nos dice el autor en su "Obertura": "El poder está en el centro de la estructura y dinámica de la sociedad" (p. 23). Y al preguntarse por dónde radica el poder en la sociedad red global, sugiere diferenciar cuatro formas de poder: "poder de conectar en red (networking power); poder de la red (networkpower); poder en red (networkedpower); y poder para crear redes (networking making power)" (p. 72). De todas esas formas de poder, Castells considera que en la sociedad red el poder que más cuenta, el más influyente y decisivo es el de los programadores que establecen el proceso de conexión y el de los enlaces que funcionan en cada proceso de conexión; es decir, "la conexión y la programación de redes globales son las formas de ejercitar el poder en nuestra sociedad global. La conexión la realizan los enlaces; la programación, los programadores" (p. 84).
Si "poder es algo más que comunicación y comunicación es algo más que poder" (p. 23), lo cierto es que quien(es) construye(n) y ejerce(n) relaciones de poder mediante la gestión de procesos de comunicación, pretende(n), en el fondo, modificar las relaciones sociales influyendo en la mente colectiva, nada menos que con lo que él mismo denomina "networ\power". Y afirma en consecuencia: "el poder en red (networked power), diferente del poder de la red y del poder de conectar en red, es la forma del poder que ejercen determinados nodos sobre otros nodos dentro de la red.
En las redes de comunicación esto se traduce en el poder de establecer la agenda, tomar decisiones editoriales y de gestión en las organizaciones que controlan y gestionan las redes de comunicación multimedia" (p. 538).
Por otro lado, sostiene Castells, si "los procesos de comunicación operan de acuerdo con la estructura, la cultura, la organización y la tecnología de comunicación de una determinada sociedad", éstos cumplen un papel protagónico en "las formas de construir y desafiar las relaciones de poder en todos los campos de las prácticas sociales, incluida la práctica política" (p. 24). Por ello, más allá de señalar a quienes tienen el poder en la sociedad red mediatizada, recomienda a los internautas, actores del cambio social, "ejercer una influencia decisiva mediante el uso de los mecanismos de construcción de poder que corresponden a las formas y procesos del poder en la sociedad red" (p. 552).
El autor propone la instauración de ese nuevo régimen de poder, que no es tarea fácil, "participando en la producción cultural de los medios de comunicación de masas y desarrollando redes independientes de comunicación horizontal, los ciudadanos de la Era de la Información son capaces de inventar nuevos programas para sus vidas con los materiales de sus sufrimientos, miedos, sueños y esperanzas" (p. 552). Por tanto, para el actor social construir significados en la red implica que "examine sus interconexiones globales y sus operaciones locales. Identifique los marcos mentales en las redes que enmarcan su mente. Practique el pensamiento crítico cada día para ejercitar la mente en un mundo contaminado culturalmente, de la misma forma que ejercita su cuerpo para limpiarlo del veneno de nuestro entorno químico. Desconecte y reconecte. Desconecte lo que no entienda y reconecte lo que tenga sentido para usted" (pp. 552-553).
Por ello, como algo relevante para la práctica social, nos dice el autor: "si no conocemos las formas de poder en la sociedad red, no podremos neutralizar el ejercicio injusto de dicho poder; y si no sabemos exactamente quiénes tienen el poder y dónde encontrarlos, no podremos desafiar su oculta pero decisiva dominación" (p. 552). Un aporte sin duda valioso e interesante, que hay que saber operativizar dentro de una nueva lógica de cooperación.
En cuarto y último lugar, sobre los recursos cognitivos, que desarrolla principalmente en el capítulo III ("Redes de mente y poder"), el autor realiza una transición analítica que considera clave en este libro y que bien podría constituirse en su aporte más original en esta obra: la integración del análisis político con los procesos cognitivos. Explicita allí las relaciones específicas entre emoción, cognición y política, como componentes estratégicos de los dispositivos de poder en la sociedad red, en las prácticas sociales políticamente relevantes. Plantea básicamente que "el poder funciona actuando sobre la mente a través de los mensajes" (p. 27), para lo cual "la capacidad para emplear con éxito la violencia o la intimidación requiere del enmarcado individual y colectivo de las mentes" (p. 535). Por consiguiente, desde la perspectiva privilegiada en esta obra por Castells, somos una colectividad que requiere actuar:
la construcción independiente de significado, sólo puede llevarse a cabo si conservamos esos terrenos comunales que son las redes de comunicación que Internet ha hecho posible, una creación libre de amantes de la libertad. No será fácil porque quienes ostentan el poder en la sociedad red deben cercar la comunicación red mediante redes comercializadas y vigiladas con el fin de cerrar la mente pública programando la conexión entre comunicación y poder [ ...]. Sin embargo, la mente pública se construye mediante la interconexión de mentes individuales como la suya. Así que, si piensa de otra manera, las redes de comunicación funcionarán de otra manera, con la condición de que no sea usted solo, sino muchos, los que estemos dispuestos a construir redes de nuestra vida. (pp. 552-553)
Visto en su conjunto, este texto desglosa con osadía no sólo las tramas del poder globalizado dominante que hay detrás de las poderosas redes informáticas, sino también el poder de actuar e interrelacionarse en red, que tiene su fuerza en la capacidad de configurar redes de mente y de poder para fomentar valores de cooperación horizontal, libertad, creación libre, pensamiento crítico que hagan frente a los contravalores de competición, individualismo, acumulación, verticalidad y ejercicio injusto de poder. En tal sentido, en una era de preeminencia tecnológica informativa, el enfoque asumido por Castells en este libro insta a incrementar las redes sociales de comunicación alternativas al poder y a la reconstrucción crítica de nuestros propios "enfoques" mentales, buscando mayor apertura en participación, libertad y justicia, como camino de un futuro promisorio.

Referencias

Hoyos, G. (2009), Redes y alianzas para una gerencia social ignaciana. Módulo 8, Diplomado Internacional "Gerencia Social Ignaciana", Bogotá, Instituto Pensar.         [ Links ]
Musso, P. (2001), "Genèse et critique de la notion de réseau", en: D. Parrochia (dir.), Penser les réseaux, Seyssel, Edition Champ Vallon, pp. 194-217. [ Existe traducción al español de este capítulo, realizada por Jorge Márquez Valde-rrama, Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín]         [ Links ] .
Singer, P. (2004), Un mundo. éticas de la globali-zación, Barcelona, Paidós.         [ Links ]

Luis Ignacio Sierra G. Profesor titular Departamento de Comunicación Facultad de Comunicación y Lenguaje Pontifica Universidad Javeriana, Bogotá

http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-48232010000200039

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