Manuel Castells manifestó que las grandes empresas de comunicación digital venden datos de sus usuarios a compañías, gobiernos y partidos políticos.
Convivencias en red
Para el sociólogo y economista Manuel Castells, el poder siempre se ha basado en el control de la información y la comunicación. “Esa constante interacción y lucha en torno a quien controla información y cómo se permite o no y para quién y de qué manera la comunicación, esa es la clave del poder”, sostuvo el académico en la conferencia Poder, contrapoder y participación ciudadana en la sociedad red, en la ciudad argentina de Rosario, el pasado 13 de abril.
¿Cómo se ejerce ese poder? Por un lado, manifestó que la digitalización total de la comunicación permite la creación de una vasta red global de vigilancia y de control, “la mayor de la historia”. No solamente porque hay información posible de todas partes, sino porque se puede manejar. Sostuvo que la policía política, desde la España de Franco hasta la Unión Soviética sabía todo de todos. El detalle radica en que no era posible manejar esa gran cantidad de información: era imposible clasificarla, organizarla, digerirla y utilizarla.
¿Cómo se ejerce ese poder? Por un lado, manifestó que la digitalización total de la comunicación permite la creación de una vasta red global de vigilancia y de control, “la mayor de la historia”. No solamente porque hay información posible de todas partes, sino porque se puede manejar. Sostuvo que la policía política, desde la España de Franco hasta la Unión Soviética sabía todo de todos. El detalle radica en que no era posible manejar esa gran cantidad de información: era imposible clasificarla, organizarla, digerirla y utilizarla.
“En Túnez cuando estalló la revolución de la Primavera Árabe se descubrió que en un país de 12 millones de habitantes había un millón de agentes pagados por la policía política”, agregó el investigador. Ese nivel de control no hubiera sido posible sin una red de comunicación que permitiera gestionarlo.
Por otro lado, según Castells, las grandes empresas de comunicación digital, como Google, Facebook y Twitter, no están tan concentradas en ejercer el poder, sino en convertir toda nuestra actividad en datos.
“Los Estados lo que quieren es vigilancia, control y poder. Las empresas quieren ganancia, y esa ganancia depende del volumen de tráfico. Si se seca la fuente de datos, que somos nosotros haciendo de todo en las redes, entonces se seca la fuente de ganancia”, explicó el académico.
Para él, las lógicas sean distintas en los dos casos, pues considera a las empresas muy reticentes a utilizar los datos al servicio de los gobiernos. Eso, sin embargo, no quiere decir que no lo hagan. “Cuando hace falta un pequeño dinerito a fin de mes, lo hacen”, espetó Castells con cierta picardía.
El planeta está conectado
Castells, quien también fue director del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la Universidad Abierta de Cataluña sustentó sus estudios con datos duros sobre la sociedad red.
“Hoy en este planeta de 7.600 millones de personas, más o menos, hay 7.000 millones de números de teléfonos móviles. Prácticamente, si descontamos a los niños menores de 3 años que hoy no tienen su número personal, el planeta está conectado. Internet cuenta con 4.000 millones de usuarios en este momento, con desigualdad en los servicios, y crece rápidamente. Cuando mi generación desaparezca de la escena, internet será universal”, argumentó Castells.
Para el autor de Comunicación y poder la comunicación tradicional de masas, jerárquica y unidireccional se ha transformado en la autocomunicación. A diferencia de la época de los medios de masas, actualmente es posible comunicarse desde cualquier punto hasta cualquier otro punto autoseleccionando, pues los mensajes que se envían y se reciben en un sistema multidireccional y sistemáticamente interactivo en el que estamos todos.
¿El fin de la democracia liberal?
En el evento, Castells expuso algunos tópicos plasmados en su nuevo libro Ruptura: La crisis de la democracia liberal. Para él, los conceptos establecidos por el filósofo Jürgen Habermas de que el espacio público es una especie de ágora democrática, donde la ciudadanía delibera de manera consciente e informada, no es la realidad.
Según el profesor, esto ocurre porque el espacio público de la comunicación se crea a través de los medios de comunicación, que están sesgados y sus audiencias son autoseleccionadas. Es decir, los ciudadanos “no se informan, sino solo miran, consultan y siguen aquellos medios que saben que ya están de acuerdo con ellos”.
“Nuestra sociedad, que he llamado red por eso, está basada en redes de comunicación digitalizada en todos los aspectos de la vida, la política, la economía y las relaciones personales. (…) Hace 20 años no había redes sociales. Por tanto, ya estamos en una sociedad red”, aclaró el catedrático de la Universidad de Berkeley.
En la sociedad red el espacio público de la comunicación no solo es a través de los medios de comunicación, sino también de los internautas que son capaces de procesar, almacenar y transmitir información sin restricciones de distancia, tiempo ni volumen.
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