26 julio de 2017 -
Como en el caso de múltiples escritores, también en
Stendhal las urgencias eróticas tuvieron expresión en su obra.
El francés Henri Beile- más conocido como Stendhal- atinó a probar los
placeres literarios y sensuales que tanto Italia como país y la mujer como
febril criatura le ofrecieron en abundancia. En paralelo, y sin dañar estas
inclinaciones, fue testigo como joven militar de las múltiples
incursiones europeas de Napoleón, incluyendo la visión de las llamas que
hirvieron en Moscú cuando en 1812 las fuerzas francesas debieron replegarse
derrotadas por el invierno ruso.
El título de una de sus celebradas obras – Rojo y negro – indica
el tenso diálogo de dos entidades que marcaron el rumbo de su país en el curso del
tiempo: el ejército y la iglesia. Un contrapunto que presidirá su vida hasta
sus últimos años cuando la sífilis fragmentará su cuerpo.
Nació en Grenoble, Francia, en 1783 cuando despuntaban los signos
de un cambio radical en este país y en el resto de Europa. La temprana muerte
de su madre cuando contaba siete años y los reiterados conflictos con el
padre lo indujeron a domiciliarse en Paris con la intención de
emprender estudios universitarios. Su bien probada aptitud para las matemáticas
y la literatura le prometía entonces un distinguido desempeño en las
instituciones académicas. Sin embargo, prefirió al cabo adherir a
las fuerzas napoleónicas que aspiraban a conquistar Europa; por esta vía
llega a Italia, país que encenderá desde ese momento su ánimo
creativo. Ensayos como Vida de Napoléon y Paseos por
Roma – que tuvieron escasa audiencia al publicarse- son testimonios de
esta inclinación.
Como en el caso de múltiples escritores, también en Stendhal las
urgencias eróticas tuvieron expresión en su obra. La íntima y total
entrega a la mujer, el gusto por obras de arte que animan la sensualidad, el
odio a cualquier forma del tedio y la rutina: inclinaciones que modelarán su
vida y su creación literaria.
Respecto a la ética de este escritor el crítico literario Allan Bloom
escribe con espíritu escandalizado: "Stendhal es un inmoralista
desvergonzado, un ateo confeso, y sus héroes son adúlteros o seductores sin
conciencia que conviven con sus amantes sin pensar en el matrimonio..."
Alude en este exaltado comentario a Madame de Renald,mujer que resuelve superar
y corregir la inerte pasividad del marido a través de una cópula
encantada con Julien, el instructor alquilado para educar a sus hijos. La
Madame no siente ni cree que en verdad engaña al marido. A pesar de los
doce años de casada y madre de dos hijos, ella se considera intocada y virgen.
Jamás se habría entregado a su pareja. En contraste, Julien le da a conocer la
pasión total, pero sin albergar genuino amor; su delicia es comprobar las
fiebres que suscita en la mujer. Intimidad en la que - al final de
cuentas- uno usa al otro, y más tarde sólo quedará en ellos un
prescindible recuerdo.
Stendhal sugiere aquí un ejemplo de la celebrada dialéctica hegeliana en
torno al amo y al esclavo, que en este caso cambian
alternativamente el género y los papeles a fin de preservarla.
Julian terminará en la cárcel, y allí morirá contando sólo 23 años.
Muerte que puede parecer trágica al ocurrir en la afiebrada juventud; pero
Stendhal considera que la hondura de sus experiencias le compensa. A su
parecer, la intensidad más que la duración, lo auténtico más que la hipocrecía
burguesa son determinantes. Al final, una de sus queridas – Mathilde- logra
sobornar a los sacerdotes que acompañaron a Julian al cumplirse la sentencia de
muerte, rescata el cadáver, y con dolor lo entierra. Ulteriormente levantará un
acicalado altar para recordar al amante.
La Cartuja de Parma es otro relato que dio renombre a
Stendhal. Adopta un carácter realista al desenvolver la historia de Fabricio del
Dongo y sus aventuras en la ciudad italiana de Parma,aventuras que lo
conducirán a la cárcel. La historia se desenvuelve en el lago de Cuomo y
presenta a Giona, la hermosa tìa de Fabricio y a su amante el Conde Mosca que
anhelan apurar la inserción de Fabricio en el palacio.
Empeño que fracasa. Lo envían a prisión, y de alli se fugará con la
ayuda de Clelia, la hija del carcelero. En las nuevas circunstancias el conde
aconseja a Fabricio: " La vida huye...date prisa a gozarla".
Exhortación que refleja las vivencias con su amante. Así confiesa: "Gina
es una mujer que me devuelve todas las locuras de la juventud..."
Prescripciones que en conjunto las nuevas generaciones postnapoleónicas
asimilarán apasionadamente.
El itinerario vital y literario de este escritor dio lugar a nombres que
suelen usarse para calificar algunos hechos. Entre ellos, hipergamia que
denomina la predilección de adolescentes por mujeres adultas, y sìndrome
de Stendhal que alude a una suerte de mareo producido por la visión
de objetos bellos en breve y apresurado tiempo. Razones
complementarias- si se precisan- para evocar su nombre y obras.
https://www.elmundo.com/noticia/Stendhalsin-pasion-la-vida-es-hueca/356298
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