En 1959 un periodista colombiano que sería famoso ganando el Premio Nobel de Literatura en 1982 escribió : “Hace veinticuatro horas vi Los 400 golpes y desde entonces no he dejado de pensar en ella un solo minuto.” Pero éramos mucho los que en esos años veíamos películas o leíamos libros que pensábamos en ellos durante meses. No existía el Internet y las películas solo la podíamos ver en los cines.
No basta con decir
Los pequeños segundos de eternidad
donde besaste a mí
Cuando besé una mañana a la luz de invierno
en el parque Montsouris en París en París
"Amo el otoño. Esta triste estación es
apropiada para los recuerdos. Cuando los árboles pierden todas sus hojas, cuando el cielo crepuscular aún conserva ese tinte
rojizo que dora la hierba marchita,
resulta dulce ver cómo se apaga todo aquello que, poco antes, ardía en nuestro interior.
Acabo de regresar de mi paseo por los prados vacíos, junto a los fríos fosos en los que se miran los sauces. El viento hacía silbar sus ramas desnudas; en ocasiones enmudecía y después comenzaba otra vez, de repente. Entonces las hojas que aún se aferran a los zarzales temblaban de nuevo, la hierba tiritaba inclinándose sobre la tierra, todo parecía volverse más pálido, más helado. En el horizonte, el disco del sol se confundía con el blanco del cielo, y su aureola lo impregnaba de un soplo de vida expirante. Yo sentía frío, casi miedo."
Noviembre (Gustave Flaubert)
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