Rafael Arraiz Lucca reposteó
El vicio impune de leer@historiador
En unos minutos les comparto el #hilo de películas que les anuncié temprano (el de libros ya será mañana). Me distraje porque, buscando un libro para compararlo con una película, me puse a revisarlo y me atrapó por completo. Otra vez. Ese libro es "La edad de la penumbra. Cómo el cristianismo destruyó el mundo clásico", de Catherine Nixey, un libro que cuenta, de manera documentadísima y amena, los primeros años del cristianismo. Ese cristianismo primitivo o paleocristianismo que se impuso a otras religiones o corrientes mesiánicas de la época de manera violenta, intolerante y brutal (la imagen de su portada es el mejor ejemplo de lo que se dice). No existe mejor historia sobre esta época que el libro de Nixey. leerlo es casi una obligación moral.
La edad de la penumbra
Autor: Catherine Nixey
La edad de la penumbra es la historia, en gran parte desconocida, de cómo una religión militante sometió y aniquiló deliberadamente las enseñanzas del mundo clásico, lo que abrió paso a siglos de adhesión incondicional a «una sola fe verdadera».
El Imperio romano se había mostrado generoso acogiendo nuevas creencias, pero la llegada del cristianismo lo cambió todo. Esta nueva religión, pese a predicar la paz, era violenta, despiadada y decididamente intolerante. Al volverse oficial, sus fervientes seguidores emprendieron la aniquilación de quienes no estuvieran en sintonía con sus creencias. Derribaron sus altares y templos, quemaron sus libros —incluidas grandes obras filosóficas y científicas—, hicieron añicos sus estatuas y asesinaron a sus sacerdotes.
El Imperio romano se había mostrado generoso acogiendo nuevas creencias, pero la llegada del cristianismo lo cambió todo. Esta nueva religión, pese a predicar la paz, era violenta, despiadada y decididamente intolerante. Al volverse oficial, sus fervientes seguidores emprendieron la aniquilación de quienes no estuvieran en sintonía con sus creencias. Derribaron sus altares y templos, quemaron sus libros —incluidas grandes obras filosóficas y científicas—, hicieron añicos sus estatuas y asesinaron a sus sacerdotes.
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