Carolyn Johnson, periodista de The Washington Post, reveló una historia que podría colarse entre los peores “pecados” de la industria farmacéutica norteamericana. La diclofenamida o diclorfenamida, un compuesto recetado durante más de 40 años por oftalmólogos para tratar el glaucoma y también útil para controlar una rara enfermedad genética conocida como parálisis periódica, pasó de costar 50 dólares un tarro de 100 pastillas en el año 2000, a 15.000 dólares en el 2015.
¿Cómo es posible un incremento del precio de un mismo medicamento en un 30.000% en tan sólo 15 años?
El medicamento fue aprobado en 1958 y mantuvo por varios años un precio prácticamente insignificante. La historia del medicamento tomó un giro inesperado en el año 2000. La compañía Merck decidió suspender su producción porque habían aparecido mejores alternativas terapéuticas para el glaucoma. La decisión afectó inmediatamente a un pequeño grupo de familias con miembros que padecen parálisis periódica. Estos pacientes habían descubierto que el medicamento les ayudaba a controlar los síntomas. A muchos de ellos no les quedó otra alternativa que importar las pastillas desde Europa y Corea a precios cercanos a los 250 $.
Una mala coincidencia detonó el problema. Una familia afectada por la enfermedad rara y que además era dueña de Taro, una compañía farmacéutica, decidió comprar a Merck el medicamento genérico para ayudar a otras familias afectadas vendiéndolo a un precio razonable.
Según Barrie Levitt, gerente de Taro, y cuyo hijo Jacob sufría esta enfermedad, ellos pagaron cerca de medio millón de dólares a Merck por la licencia, pero en 2010 recibieron una oferta para vender toda su compañía a otra conocida como Sun Pharmaceutical Industries.
Los nuevos dueños comenzaron su estrategia por un lavado de imagen y la renombraron: Keveyis. Bajo la nueva etiqueta, el frasco de 100 píldoras pasó a costar 13.650$. En 2015, el medicamento fue oficialmente aprobado como tratamiento de la parálisis periódica. Pero la mejor noticia para los dueños de la farmacéutica Sun: tendrían siete años de exclusividad en derechos de mercado.
Y aquí sucedió lo que faltaba. Otra empresa farmacéutica, Strongbridge Biopharma, compró por 8,9 millones de dólares los derechos de Keveyis y ante sus inversionistas presentó un plan de negocios para el fármaco en el que el tratamiento por paciente al año costaría entre 109.500 y 219.000 dólares.
Con este ejemplo se evidencia una vez más las diferentes estrategias de algunas compañías farmacéuticas para manipular el mercado y como la especulación puede convertirse en el motor de la industria farmacéutica.
https://biopolitica.net/2018/02/25/la-especulacion-como-motor-de-la-industria-farmaceutica/
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