enero 21, 2025
Falleció David Lynch, el maestro del surrealismo cinematográfico. Sus mundos oníricos, como en Twin Peaks y Eraserhead, dejaron una huella imborrable en el cine.
Por: Lindsay Hallam*
Desde su primer largometraje, Eraserhead (1977), Lynch se reveló como un cineasta con una visión única y singular. Al describir la película como “un sueño de cosas oscuras y perturbadoras”, Lynch se basó en su experiencia como pintor y cine experimental. La narrativa ligera brindó una apertura hacia un mundo nuevo y extraño que seguía una lógica onírica retorcida pero que aún parecía familiar.
Lynch era conocido por su firme negativa a dar respuestas sobre el significado de sus películas. Cuando en una entrevista para los Bafta se le pidió que explicara su afirmación de que Eraserhead era su “película más espiritual”, por ejemplo, Lynch respondió abruptamente: “No”.
En su libro Catching the Big Fish: Meditation, Consciousness, and Creativity (2006), Lynch escribió: “El mundo de la película es creado y a la gente a veces le encanta adentrarse en él. Para ellos, ese mundo es real. Y si la gente descubre ciertas cosas sobre cómo se hizo algo, o cómo esto significa esto o aquello significa aquello, la próxima vez que vean la película, estas cosas entrarán en la experiencia”.
Si bien Lynch se ha destacado como un verdadero autor, cuyas películas expresan una visión del mundo muy específica y personal, cada espectador tiene espacio para aportar sus propios sueños y deseos a la experiencia de visualización. Tal vez por eso su obra inspira tanta devoción, ya que sus seguidores se encariñan con ella y llenan los vacíos de significado con partes de sí mismos.
La vida artística de Lynch
Desde muy joven, Lynch quiso convertirse en artista, vivir lo que él llamaba “la vida del arte” , que implica una dedicación total a la actividad creativa, a expensas de todo lo demás.
Parte de este proceso implica “bucear en el interior”, lo que para Lynch estaba estrechamente vinculado a la práctica de la meditación trascendental . En una entrevista con Sight and Sound en diciembre de 2024, Lynch explicó que al sumergirse en este “océano de conciencia”, las personas pueden experimentar una “creatividad ilimitada”.
Es desde este “océano” desde donde Lynch también hablaba de “atrapar el pez gordo”, es decir, atrapar una idea, ya sea para una película, un cuadro o una historia. A diferencia de los cineastas y guionistas del mainstream de Hollywood, Lynch no seguía estructuras narrativas típicas.
Por eso su único intento de rodar una película taquillera de Hollywood, Dune (1984), fue un fracaso. Lynch se vio obligado a hacer concesiones a su visión y rechazó el montaje final.
Sin embargo, esta decepción le sirvió de preludio a su película de 1986 Terciopelo azul, que, aunque se hizo en una escala mucho menor, tuvo un impacto cultural significativo. Le valió su segunda de tres nominaciones al Oscar como mejor director. La primera fue por El hombre elefante en 1980 y la última por Mulholland Drive, en 2001.
Haciendo un guiño a sus raíces, en las ciudades de Montana, Washington, Idaho y Virginia, Blue Velvet expuso el lado oscuro que existe debajo de las cercas blancas de los suburbios. Esta oscuridad era a la vez aterradora y atractiva para el protagonista Jeffrey Beaumont, interpretado por Kyle MacLachlan, quien imitó el habla y los gestos de Lynch.
MacLachlan y Lynch volvieron a trabajar juntos en la serie de televisión Twin Peaks, que se emitió en ABC en 1990 y se convirtió en un fenómeno cultural. Al igual que Blue Velvet, reveló un mundo secreto debajo de la vida cotidiana, utilizando el asesinato de la reina de la fiesta de bienvenida Laura Palmer (Sheryl Lee) para descubrir una verdadera oscuridad que reside en el corazón del hogar estadounidense.
"Nadie muere realmente"
El mismo año en que se estrenó Twin Peaks, Lynch también ganó la Palma de Oro en Cannes por su película Wild at Heart y apareció en la portada de la revista Time. Pero la burbuja estalló en 1992 cuando su película precuela Twin Peaks: Fire Walk with Me recibió una recepción hostil tanto por parte de la crítica como de los medios comerciales. Desde entonces, Fire Walk with Me ha sido reevaluada como una película que presenta los efectos devastadores del trauma del abuso. Escribí un libro sobre ello en 2018.
En sus películas posteriores, Lost Highway (1997), Mulholland Drive (2001) e Inland Empire (2006), la identidad se fractura de manera similar, expresando la naturaleza fluida de la realidad. Esto se relaciona con la creencia de Lynch en una conciencia unificada que conecta todas las cosas en un estado de cambio constante.
Su último canto, Twin Peaks: The Return (la última temporada, que se emitió en 2017), está marcado por el paso del tiempo y el espectro siempre presente de la muerte. Muchos de los actores originales de la serie ya habían muerto cuando se emitió la serie.
Sin embargo, para Lynch la muerte formaba parte de un “continuo”. Creía que “nadie muere realmente, simplemente abandona su cuerpo físico… todos estaremos bien al final de la historia”.
*Lindsay Hallam es profesora Titular de Cine en la Unversidad East London.
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