Byung-Chul Han y el miedo a ser realmente auténtico

 

"La presión por ser uno mismo produce ansiedad y agotamiento."

El sujeto narcisista solo percibe el mundo en las matizaciones de sí mismo. La consecuencia fatal de ello es que el otro desaparece.

Por: José Daniel Figuera

Byung-Chul Han analiza cómo la sociedad neoliberal ha transformado la autenticidad en un mandato de mercado. En lugar de representar una forma de resistencia a la homogenización, la autenticidad se convierte en un imperativo que obliga al individuo a diferenciarse dentro de los parámetros establecidos por el sistema. 

Como señala Han, "en el régimen neoliberal, la autenticidad se convierte en una técnica de optimización del yo." Esta transformación impide cualquier escape real de la lógica del mercado y refuerza la autoexplotación. El sujeto neoliberal no solo se somete a una disciplina externa, sino que se obliga a sí mismo a un proceso constante de optimización. Según Han, "el yo no se ve sometido a una instancia de dominio exterior, sino que se explota voluntariamente en nombre del éxito." Esto genera una paradoja: cuanto más busca su propia identidad, más se ajusta a los mecanismos del rendimiento y la competencia. En este contexto, la autenticidad no libera, sino que encadena al individuo a una forma de control más sofisticada.

La obsesión por la autenticidad también refuerza una lógica de mercado en la que la identidad se convierte en un producto. "El yo como empresario de sí mismo se produce, se representa y se ofrece como mercancía." En este modelo, la singularidad se mide en términos de atractivo y vendibilidad, lo que genera una presión constante por destacar sin cuestionar el marco en el que se inscribe esa diferencia. El problema de fondo es que la autenticidad se concibe en términos individuales, lo que impide la creación de vínculos sólidos con los demás. 

Han advierte que "el otro es percibido como un espejo en el que el yo se contempla a sí mismo." En lugar de generar una relación dialógica, el encuentro con el otro se reduce a una validación de la propia imagen. Esto debilita los lazos comunitarios y refuerza una cultura de la autoafirmación solitaria.
 

La transparencia y la exposición constante también juegan un papel central en esta dinámica. "La autenticidad contemporánea se vincula con la exhibición sin reservas del yo." El individuo, en su afán por mostrarse auténtico, se somete a una vigilancia autoimpuesta, lo que elimina cualquier posibilidad de opacidad o misterio. La intimidad deja de existir, reemplazada por una puesta en escena permanente del yo. El resultado es un sujeto atrapado en una lógica de rendimiento sin fin. 

Han explica que "el imperativo de ser auténtico se traduce en una exigencia de producción constante de sí mismo." En este marco, la autenticidad ya no es un proceso de descubrimiento, sino un acto de manufactura permanente. La identidad se convierte en una tarea interminable, lo que genera fatiga y frustración. Esta fatiga no es solo física, sino también psíquica. "La presión por ser uno mismo produce ansiedad y agotamiento." La idea de que cada individuo debe construirse de manera única y sobresalir del resto genera una carga insoportable. La supuesta liberación que prometía la autenticidad neoliberal se convierte, así, en una forma de opresión más sofisticada. 

Frente a esta situación, Han sugiere que la verdadera autenticidad solo puede surgir fuera de la lógica del rendimiento. "El yo necesita recuperar la capacidad de desaparecer, de sustraerse a la mirada del otro." Esto implica una renuncia al exhibicionismo y un retorno a formas de relación menos mediatizadas por el mercado. Solo en la retirada de la exposición permanente puede el sujeto recuperar una identidad que no sea simplemente un producto de consumo.

https://www.bloghemia.com/2025/02/byung-chul-han-y-el-miedo-ser-realmente.html

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