Los tres pensadores del optimismo 3 libros gratis

 Alejandro Villamor

Aunque la atención esté normalmente enfocada en pensadores con un cariz pesimista, no falta quien ha reclamado que la vida y el mundo en su conjunto merecen ser reafirmados.

Hablar de optimismo en un mundo marcado por las guerras, la pobreza y la desigualdad puede ser visto como un lujo e incluso como una provocación. No obstante, aunque la atención esté normalmente enfocada en pensadores con un cariz más pesimista, no falta quien ha reclamado que la vida y el mundo en su conjunto merecen ser reafirmados.

A modo de ejemplo, a continuación serán exploradas tres figuras que, con sus respectivas diferencias, han legado una perspectiva más optimista de la realidad.

Friedrich Nietzsche (1844-1900)

No es inusual encontrar referencias que vinculan la obra nietzscheana con una suerte de pensador pesimista que ha vaciado de sentido la realidad. Su conocida tesis sobre la «muerte de Dios» destaca que ningún sentido trascendente (Dios, el Progreso, el Bien, la Verdad…) se salva de ser una mera ficción. Esta faceta destructora aniquila de raíz cualquier punto de referencia que nos habilite para rehuir el sinsentido en que parece que nos hallamos inmersos.

Acorde a esto, resulta innegable que la filosofía de Nietzsche nos conduce a un nihilismo difícil de digerir. A partir de aquí, es de justicia reconocer que el filósofo alemán no se resigna a ese destino. Su ocaso de los ídolos es para él un primer paso de cara a una revalorización de la vida.

Acosado por la enfermedad y la frustración –su amada Lou Andreas-Salomé lo rechazó hasta en tres ocasiones–, Nietzsche fue consciente de los dolores de la vida. Es innegable que en el mundo hay sufrimiento. No obstante, la asunción del nihilismo, de la muerte de Dios, es para el filósofo una oportunidad para asumir con entereza la vida, con todas sus miserias.

La asunción de la muerte de Dios es para Nietzsche una oportunidad para asumir la vida con entereza

Una vez se ha diluido la posibilidad de encontrar un sentido externo, el individuo se encuentra con el mejor regalo posible: la posibilidad de dotar al mundo del propio sentido, con sus valores. Es así que la obra de Nietzsche se ofrece como una ocasión para que cada uno haga de la tragicomedia que es la vida una experiencia que esté dispuesto a repetir eternamente: «¿Era esto la vida? ¡Bien! ¡Otra vez!».

Steven Pinker (1954)

Profesor de Psicología en la Universidad de Harvard, así como autor de bestsellers como Los ángeles que llevamos dentro y En defensa de la Ilustración, Steven Pinker es una de las voces más visibles del optimismo racional. Su enfoque se basa en una exhaustiva revisión (no exenta de controversia) de datos históricos y estadísticas para argumentar que el mundo, con todos sus problemas, sigue una tendencia positiva. En términos globales, la mejora de la salud, el aumento de la longevidad, la expansión de la alfabetización o la reducción de la violencia son indicadores que apuntan a ello.

Contra las acusaciones de ser un pensador naíf, Pinker no niega que existen graves desafíos –como la crisis climática, las guerras o las desigualdades estructurales–, pero mantiene que una excesiva focalización en las malas noticias distorsiona nuestra visión de las cosas. Así, en libros como los citados muestra cómo los avances en ciencia y educación son palpables, de tal modo que, aun cuando no debamos esperar ninguna panacea, hay cabida para la esperanza.

Para Pinker, el mundo, con todos sus problemas, sigue una tendencia positiva

Con sus más y sus menos, su optimismo procura apoyarse en la interpretación de los datos sin caer en una mera opinión infundada. Y es así que para Pinker el optimismo gravita alrededor de la convicción de que ningún problema es inevitable, de que todo puede ser abordado con el uso de la razón.

Martha Nussbaum (1947)

La pensadora Martha Nussbaum –Premio Princesa de Asturias en 2012– es una de las figuras más influyentes de la filosofía moral y política contemporánea. A través de su enfoque de las capacidades, elaborado mano a mano con el economista indio Amartya Sen, propone que el desarrollo humano se mida no solo en términos económicos (como, por ejemplo, mediante el PIB de un país), sino a través de las oportunidades reales que tienen las personas para lograr una vida plena.

En trabajos como Las fronteras de la justicia, Nussbaum defiende una visión que reconoce la vulnerabilidad que hay en la vida –llegando a considerar el sufrimiento de los animales–, pero no por ello desiste en la búsqueda de un mundo más justo. De hecho, cree que gracias al reconocimiento de estas fragilidades podremos erigir instituciones más compasivas e inclusivas.

Con un aroma similar al de Pinker, el optimismo de Nussbaum radica en la confianza en el poder de la educación y del diálogo para cultivar la empatía. No se trata de esperar a que las cosas mejoren, sino de formar una ciudadanía que se comprometa con el feliz desarrollo de las capacidades tanto propias como ajenas.

El anticristo

El anticristo
 
   
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"Si se coloca el centro de gravedad de la vida no en la vida, sino en el «más allá» —en la nada—, se le quita a la vida en general el centro de gravedad." El Anticristo, §43



En defensa de la Ilustración

En defensa de la Ilustración
 
   
 

Si creías que el mundo estaba llegando a su fin, esto te interesa: vivimos más años y la salud nos acompaña, somos más libres y, en definitiva, más felices; y aunque los problemas a los que nos enfrentamos son extraordinarios, las soluciones residen en el ideal de la Ilustración: el uso de la razón y la ciencia.

En esta elegante evaluación de la condición humana en el tercer milenio, el científico cognitivo e intelectual Steven Pinker nos insta a ver con otra perspectiva los titulares alarmistas y las profecías de la perdición que juegan con nuestros prejuicios psicológicos. En cambio, haciendo uso de datos empíricos, muestra que la vida, la salud, la prosperidad, la seguridad, la paz, el conocimiento y la felicidad van en aumento, no solo en Occidente, sino en todo el mundo. Este progreso no es el resultado de alguna fuerza cósmica. Es un regalo de la Ilustración: la convicción de que la razón y la ciencia pueden mejorar el florecimiento humano.

Lejos de ser una esperanza ingenua, la Ilustración, ahora lo sabemos, ha funcionado. Pero hoy más que nunca necesita que la defendamos con vigor. Con profundidad intelectual y estilo literario, En defensa de la Ilustración defiende la razón, la ciencia y el humanismo: los ideales que necesitamos para enfrentar nuestros problemas y continuar nuestro progreso.



Sin fines de lucro

Sin fines de lucro
 
   
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Alarmada por el grado en que el estudio de las humanidades está siendo abandonado —en todos los niveles de la escolaridad y en todos los países del mundo— en beneficio de aprendizajes más directamente vinculados con las actividades económicas, en esta breve y apasionada obra Martha C. Nussbaum hace un alegato en favor de las artes liberales. «Más un manifiesto que un estudio empírico», como ella misma afirma, «Sin fines de lucro» muestra que cuando se promueven las habilidades técnicas en desmedro del estudio de las humanidades se dota a los estudiantes de herramientas útiles para el desarrollo económico —lo que no necesariamente garantiza una mayor calidad de vida— pero se los priva de las habilidades necesarias para el ejercicio del pensamiento crítico. En este libro polémico y movilizador, Martha C. Nussbaum muestra por qué las humanidades, sin duda centrales para la educación de ciudadanos de los estados democráticos, son también fundamentales para garantizar que el futuro no sólo permita compartir valores esenciales sino también el bienestar material. «Nussbaum sostiene que la educación para obtener beneficios económicos desplazó a la educación para la ciudadanía, y que con la marginación de las humanidades de los programas de estudio se descuidan el pensamiento crítico, la empatía y la comprensión de la injusticia».



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