Por David Bollero 30/08/2025
Después de décadas denunciando a países como Rusia, Corea del Norte o Irán de utilizar la tecnología para extender su propagando política, EEUU admite abiertamente que hará lo mismo. Así lo recoge un documento oficial del Comando de Operaciones Especiales (SOCOM, por sus siglas en inglés) en el que se detalla cómo éste empleará tecnologías de Inteligencia Artificial (IA) y aprendizaje automático para crear y distribuir propaganda en el extranjero. El propósito es intentar “influir en audiencias extranjeras objetivo” y “suprimir argumentos disidentes”.
Estamos demasiado habituados a los dobles raseros, especialmente cuando EEUU está implicado. Desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, además, la baraja marcada se ha roto, quebrando cualquier regla preestablecida. Después de haber visto cómo, incluso en Europa se censuraban medios de comunicación prorrusos como Russia Today y Sputnik, EEUU desplegará una estrategia de propaganda similar.
En una suerte de lista de los deseos tecnológicos, el gobierno de EEUU admite que utilizará esta tecnología para “influir en el público objetivo extranjero, apoyar interrupción de la comunicación y obtener y mantener la ventaja de la información sobre el oponente”. La lista de propósitos de la Administración Trump es tan detallada como sobrecogedora.
Entre las metas perseguidas por su programa Mejoras Tecnológicas Avanzadas para las Operaciones de Apoyo a la Información Militar (MISO, en inglés) aparecen algunas que, en realidad, ya estarían realizando, como es la recopilación masiva de datos dispares a través de flujos de información de fuente abierta (redes sociales, medios de comunicación locales y convencionales… ya sea en formato impreso, audio, video, etc.), haciendo seguimiento de los mismos en tiempo real. En esta misma línea el documento expone la necesidad de disponer de la capacidad para analizar esa gran cantidad de información y así evaluar, sincronizar y llevar a cabo/coordinar operaciones, actividades e inversiones para las operaciones en el entorno de la información.
Lo llamativo es que ya se reconoce sin tapujos la intención de pasar a un plano abiertamente ofensivo, como avanzamos a finales del año pasado, hasta el punto de que planea la “construcción de próxima generación de modelos integrales de sociedades enteras” para que sus estrategas utilicen “estos modelos estos modelos para experimentar o probar varios escenarios”. Así las cosas, el Departamento de Defensa (DoD) utilizaría esos resultados predictivos para evaluar múltiples escenarios, gestionan los riesgos de manera efectiva y ajustar las variables frente a las audiencias objetivo virtuales para mejorar y refinar sus operaciones.
Disponer de sistemas mejorados de análisis y reconocimiento de voz es otra prioridad, dado que ya no sólo se pretende identificar deepfakes, sino también producir medios manipulados como estrategias de respuesta. Al mismo tiempo, los planes también pasan por “generar capacidad de próxima generación para "apoderarse" de Internet de las cosas (loT)”, esto es, de dispositivos para recopilar datos e información de poblaciones locales y determinar qué mensajes podrían ser populares y aceptados por la ciudadanía una vez recibidos. Dicho de otro modo, lanzar propaganda populista con garantías de éxito.
El nivel de injerencia y manipulación es absoluto según detalla el documento, que describe cómo confían en que su tecnología sea capaz de responder a las publicaciones contrarias a los intereses estadounidenses, suprimir la disidencia y producir material como si fuera local para poder usarlos de referencia para respaldar sus argumentos. No sólo eso, sino que “este programa también debería poder acceder a perfiles, redes y sistemas de individuos o grupos que intentan contrarrestar o desacreditar nuestros mensajes”.
Quienes han redactado el documento tienen claro que el entorno de información se mueve demasiado rápido para que los militares puedan actuar con la misma velocidad que una máquina y, en ese sentido, afirma que “tener un programa construido para apoyar nuestros objetivos puede permitirnos controlar las narrativas y la influencia audiencias en tiempo real”.
De llevarse a ejecución, el programa supone un atentado a las democracias y una injerencia inaceptable, recordando a tiempos pasados cuando compañías como Microsoft o Facebook colaboraron con la NSA para espiar a ciudadanos y dirigentes europeos. Asimismo, en EEUU también deberían andarse con cuidado, más aún con Trump, puesto que aunque la legislación estadounidense prohíbe con carácter general que las campañas de propaganda militar se dirijan al público de EEUU, ¿quién garantiza que no suceda dada la porosidad de internet? Existen antecedentes recientes, cuando Reuters reveló que el Pentágono lanzó una campaña secreta antivacunas para debilitar a China durante la pandemia.
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