MARX: 11 Tesis (Diego Fusaro) y 6 Escolios (Diego L. Sanromán)

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Hace algunos días o semanas, José Luis Redón llamaba la atención del grupo que Multitud mantiene en Facebook sobre la publicación del último libro de Diego Fusaro, Bentornato Marx! Rinascita di un pensiero rivoluzionario. Según señalaba en su comentario, el texto venía apadrinado por Gianni Vattimo y estaba dando algo que hablar en Italia. A mí me entró la curiosidad, decidí indagar en la Red y me topé con las 11 tesis que vienen a continuación en el blog del autor. He de advertir, desde el principio, que aún no he leído Bentornato Marx! y que, en consecuencia, violo con total descaro la recomendación hecha por Fusaro al comienzo del texto que se puede leer aquí; sin embargo, las tesis me resultaron lo suficientemente interesantes como para verterlas al castellano y someterlas a un breve comentario. Propongo ahora a vuestra consideración tanto sus tesis como mis escolios.
11 Tesis sobre Marx
El Marx que encontraréis en mi libro Bentornato Marx! Rinascita di un pensiero rivoluzionario (Bompiani, 2009, http://www.filosofico.net/bentornatomarx.htm) es del todo incompatible con cualquiera de las formas tradicionales de entender a Marx. Mi Marx es filósofo, libertario, discípulo de Fichte y de Hegel; no marxista, sino idealista; pensador no de lo colectivo, sino de las individualidades particulares liberadas de la alienación, y así sucesivamente. Todos los paradigmas aceptados por inercia quedan patas arriba. Lo que yo propongo es, en definitiva, una “reorientación gestáltica” de Marx: donde hasta ahora habíamos visto un ganso, intentemos ver un conejo. En 1845, Marx escribe las famosas 11 Tesis sobre Feuerbach. Me permito enunciar aquí mis once tesis sobre Marx, que encontraréis desarrolladas (y argumentadas) en el libro. Precisamente porque se trata de “tesis” apresuradas y no argumentadas, pido al lector que tenga paciencia para leer el libro antes de “señalarme con el dedo” y acusarme.
1) Marx no fue en absoluto el fundador del Marxismo, pues el Marxismo fue fundado por Engels y Kautsky bajo la forma de una dogmatización doctrinal del pensamiento de Marx, pensador de la crítica y, por esta misma razón, incompatible con cualquier dogmatización. La Kritik marxiana queda transformada (y, en consecuencia, transfigurada) por Engels y Kautsky en una Weltanschauung granítica. El marxismo fue, pues, en realidad, un “engelsismo”.
2) Marx tomó distancias con respecto al marxismo, es decir con respecto a la sistematización dogmática de su pensamiento emprendida cuando aún estaba en vida: “Todo lo que sé es que yo no soy marxista”, dijo una vez, y criticó punto por punto al nuevo movimiento marxista (Crítica del Programa de Gotha, que concluye con la expresión sintomática: “dixi et salvavi animam meam”).
3) Marx no fue en absoluto un economista, sino un filósofo, discípulo de Fichte y de Hegel: el movimiento con el que Marx quiere salir de la filosofía para arribar a la ciencia (a partir de La Ideología alemana, del 1845-1846) revela una profunda simetría con el movimiento teórico de Fichte y de Hegel, también ellos teóricos de la superación de la filosofía en la ciencia, entendida esta última como ciencia de la totalidad. “Ein Triumph der deutschen Wissenschaft” (“un triunfo de la ciencia alemana”): así calificará Marx su propio pensamiento en 1866. La referencia geográfica a Alemania es cualquier cosa menos casual: la ciencia alemana era la ciencia de Hegel y de Fichte, la ciencia de la Totalidad.
4) Marx fue un teórico de la individualidad libre, no de la colectividad nivelada. La constante preocupación de Marx es el individuo y su liberación de los mecanismos represivos, esclavizantes y alienantes de la sociedad capitalista. Marx aspira a realizar las promesas incumplidas por el liberalismo y, en primer lugar, la realización efectiva de la libertad del individuo, que sólo es posible bajo la forma de un “libre desarrollo de la individualidades”, solidarias entre sí y titulares de libertades iguales.
5) Marx fue un pensador de la crítica y jamás elaboró un sistema: el suyo es un campo de teorías in fieri, en continua reelaboración conforme al momento histórico. El título de sus obras lo revelan de forma irrefutable: desde la Crítica de la Filosofía Hegeliana del Derecho a El Capital. Crítica de la economía política, pasando por La Sagrada Familia. Crítica de la crítica crítica.
6) Marx fue un filósofo de la historia, que leyó el curso de los acontecimientos como una larga secuencia necesaria y destinada a desembocar en el comunismo como “reino de la libertad” (y no de la igualdad). El esquema hegeliano de la universalización de la libertad (de la libertad de uno a la libertad de todos) queda “futurizado” en Marx, que abre la dialéctica hegeliana al “todavía-no”: la libertad de todos, entendida de manera optimista por Hegel como ya actualizada en el presente, es enviada por Marx al mañana comunista. La filosofía de la historia de Marx sigue siendo la más seductora promesa de felicidad de la que haya sido capaz la modernidad.
7) Quien hoy dice que “Marx ha muerto” lo hace para darle muerte, porque sabe hasta qué punto está todavía vivo y resulta incómodo. “Marx ha muerto”: esta insoportable letanía no es, pues, el acta de un deceso, sino ese exorcismo cuyo fin es el de dar muerte a un ser vivo, cuya capacidad crítica sigue siendo hoy fortísima. Nadie piensa en recordarnos obsesivamente que Platón, Hegel o Kant están muertos…
8 ) No se puede volver a Marx; tan sólo volver a partir de él: de sus teorías, de sus iluminaciones. De Marx salen múltiples senderos, los cuales, dependiendo de cuál se emprenda, permiten adentrarse en la selva o salir de ella. Precisamente porque Marx no concretó sistema alguno (Engels), ni ninguna religión de estado atea y monopolística (Stalin), se puede partir de nuevo de su “obra abierta” para desarrollar nuevas teorías críticas capaces de denunciar las contradicciones con las que está entretejida nuestro presente.
9) Marx es el mayor crítico de la sociedad capitalista (que sigue siendo la nuestra): quien pretenda explicar la actualidad usando exclusivamente las lentes interpretativas marxianas, está sin duda condenado a la miopía; pero quien renuncie por completo a ponerse las lentes interpretativas de Marx, está abocado a la ceguera total. La crítica del presente no puede renunciar a la herencia del código originario marxiano. Alienación, fetichismo de la mercancía, producción como fin en sí misma, desvalorización del mundo humano: son todas ellas categorías que siguen siendo válidas hoy y que permiten someter a crítica el paisaje capitalista contemporáneo.
10) Marx desveló que la esclavitud en el mundo moderno es una esclavitud económica, no política: los obreros, quienes trabajan en los call-centers, etc., son “esclavos del salario” y están sometidos a la extorsión de la “plusvalía”. La nuestra no es la época de la libertad –como repite pomposamente la tradición liberal, de Smith a Popper-, sino una nueva fase de la larga “prehistoria” de la humanidad, marcada por la esclavitud: si se escarba bajo la epidermis de la realidad, se descubre que la libertad formal convive con el sometimiento material-económico de quien se ve constreñido, precisamente porque es formalmente libre, a venderse cotidianamente para poder mantenerse en vida como esclavo del capital (de los obreros a los trabajadores de los call-centers, etc.).
11) Marx no es responsable de las tragedias cometidas en nombre de Marx, del mismo modo que Cristo no lo es de las cometidas en el suyo. Marx es al comunismo del siglo XX lo que Cristo es a las cruzadas. O también: Marx es al marxismo lo que Cristo es al cristianismo; Engels es al marxismo lo que Pablo de Tarso es al cristianismo.

Seis Escolios
0.a) “El Marx que encontraréis en mi libro […] es del todo incompatible con cualquiera de las formas tradicionales de entender a Marx”. ¡Cándida osadía la de la juventud, que cree descubrir mundos que nunca nadie hubiera pisado ya antes! ¡Como si, después del siglo y medio que dura el banquete, las hienas filosóficas hubiesen dejado algún tejido sin desgarrar o algún hueso sin roer en el cadáver del Abuelo! A estas alturas, cada cual ha descubierto o se ha construido un Marx a la medida de sus propios fantasmas, y así tenemos Marxes autoritarios y libertarios, Marxes que son marxistas y que no lo son, Marxes filósofos, economistas y ebanistas, Marxes estructuralistas y desestructurados, maquiavélicos y humanistas, Marxes dictatoriales y radicalmente democráticos, Marxes progresistas, liberales y hasta reaccionarios, etcétera, etcétera. El Marx que nunca fue marxista tiene la ventaja de resultar muy simpático, pero el inconveniente de resultar muy poco original.
0.b) “Precisamente porque se trata de “tesis” apresuradas y no argumentadas, pido al lector que tenga paciencia para leer el libro antes de “señalarme con el dedo” y acusarme”. Sea. Pero lo que tenemos delante no es el libro, sino las once tesis, y ante ellas sólo caben dos actitudes: 1. bien las tomamos como un simple reclamo publicitario, en cuyo caso habría que dar por supuesto que se trata de un discurso puramente retórico cuya única función sería incitarnos al consumo del libro, una mercancía como cualquier otra; 2. bien consideramos que el texto tiene un valor sustantivo por sí mismo y que, en consecuencia, es digno de ser tomado en consideración y criticado. Ésta última es la que se asume aquí.
1) Respecto a las tesis 1 y 2, nada hay que objetar ni que añadir, salvo que tal vez la idea de un marxismo sin Marx e incluso contra Marx poco tiene de novedosa y es acaso tan vieja como el propio engelsismo. Ya se dijo que el Marx que nunca fue marxista es un tipo simpático y que además se mantiene a resguardo “de las tragedias cometidas en su nombre”, pero desvincular por completo a Marx de la tradición marxista que lo reivindicó tiene también un riesgo: el de desactivarlo políticamente de una vez por todas.
2) “Marx no fue en absoluto un economista, sino un filósofo, discípulo de Fichte y de Hegel”. Según esta afirmación, Marx habría atravesado centenares de anaqueles repletos de libros de economía sin siquiera mancharse de polvo su inmaculado traje de filósofo, lo cual a todas luces no es cierto. A la segunda idea contenida en el enunciado citado, que hace referencia a las “fuentes originarias” del pensamiento marxiano, yo opondría una doble vía: o bien consideramos que Marx (como Nietzsche y Freud) fue un “enfant naturel”, un “enfant sans père”, como indicase Althusser en Freud et Lacan (1964), con lo que nos ahorramos muchos engorros; o bien mantenemos la vieja propuesta de Lenin, con innegables virtudes didácticas aunque poco más, conforme a la cual dichas fuentes se encontrarían en una triple tradición: la filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés. Habría que añadir, con todo, que así descuidamos que Marx también recibió el influjo de cierta filosofía inglesa (por ejemplo, Ferguson) o de cierta economía política francesa (Pecqueur, sin ir más lejos) o incluso alemana (Weitling, entre otros, al que cita en varias ocasiones).
3) “Marx fue un teórico de la individualidad libre, no de la colectividad nivelada”. De acuerdo, si se sostiene tal idea con fines polémicos para alejar a Marx de las aberraciones estalinistas, pero no veo la necesidad ni el sentido de tal ejercicio a estas alturas de la historia. Acaso sería más acertado decir que Marx es un teórico de la “colectividad liberada” o, lo que es igual, del comunismo. De este modo se evitan ciertas confusiones y el riesgo de entregar a Marx por enésima vez al bando enemigo. Tal vez me equivoque, pero se diría que Fusaro trata, en sus tesis, de conjurar el temor de algunos posibles clientes: “Tranquilos –les apacigua-, no temáis. Marx no es el monstruo del que siempre os han hablado. En cierto modo, no era más que un liberal algo crítico con las insuficiencias del liberalismo de su tiempo. Podéis leerlo sin miedo al contagio de ideas perversas”.
4) “Quien hoy dice que “Marx ha muerto” lo hace para darle muerte, porque sabe hasta qué punto está todavía vivo y resulta incómodo”. Sin duda. Y una de las múltiples formas que existen de matar a Marx es convertirlo en un simple filósofo. Y lo que es peor: en un filósofo idealista.

https://colaboratorio1.wordpress.com/2010/04/23/marx-11-tesis-diego-fusaro-y-6-escolios-diego-l-sanroman/

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