Cuando uno publica libros lo hace, por decirlo de alguna forma, para olvidarlos. Para alejarlos. Para ser capaz de escribir otros volúmenes. Entonces los libros que uno escribe después esconden los libros que uno había hecho antes. También si uno hace cosas muy diferentes puede suceder que uno se encuentre bastante lejos de lo que uno fue en cierta época. Cuando publiqué mis obras completas fue necesario que releyera todo. Y no quería rehacer nada. Quería publicar los libros como habían aparecido originalmente. Pero había errores. Entonces había que corregirlos. Pero yo no quería hacer una versión nueva del texto. Hay muchos escritores que hicieron eso. Reunieron sus libros e hicieron nuevas versiones. En general eso no funciona bien. Yo no quise hacer eso. Pero había fragmentos, al releer, en los que se veía claramente que había un error. Algunas veces el error ya estaba en la edición. Y, en consecuencia, era necesario encontrar cómo debería ser. Y eso fue muy difícil. Era como si trabajara sobre alguien más. Pero alguien más al que estoy muy, muy apegado. Es otro, alguien con el que es necesario que yo sea muy prudente, porque puedo hacerlo sufrir mucho. Si lo hago desconcierto al que fui hace 40 años.
Arquitecturas del sueño, Entrevista con Michel Butor (Alejandro García Abreu, 2012).
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