Filósofo de referencia para todos los defensores de los derechos de los animales, Peter Singer ha recuperado las luchas victoriosas de la activista estadounidense Henry Spira para deducir "preceptos para cambiar el mundo". Entrevista de Joseph Convafreux para Mediapart con motivo de la reciente visita de Singer a París para presentar la traducción francesa de su libro Ethics into Action: Henry Spira and the Animal Rights Movement.
Este filósofo australiano que enseña bioética en la Universidad de Princeton, Estados Unidos, se dio a conocer como uno de los primeros defensores de los derechos de los animales no humanos, con su manifiesto y su libro Liberación Animal sobre la condición animal.
En su nuevo libro, traza la trayectoria de Henry Spira, activista estadounidense desconocido en Europa, pero que forjó la metodología de la campaña política y luchó victoriosamente contra los experimentos en animales.
Después de haber sido capaz de doblegar a McDonald, el FBI o L'Oreal, su trayectoria permite, para Peter Singer, identificar metodologías y los "preceptos para cambiar el mundo."
¿Por qué era importante escribir la biografía de Henry Spira?
Peter Singer: No es exactamente una biografía, aunque se incluyan elementos biográficos. Es una descripción de las luchas victoriosas en las que participó Henry Spira. Me parecía importante darlas a conocer y explicar cómo consiguió tales éxitos, sobre todo en relación con la causa de los animales, como utilizó estrategias que están al alcance de cualquier activista del movimiento.
Él, como nadie antes, logró reducir el sufrimiento animal y cómo viven los animales. ¿Cómo lo consiguió? Henry Spira no era rico y no estaba predestinado a dirigir una gran organización. Mi objetivo es dar a conocer como una sola persona puede hacer una aportación tan importante.
¿Cuáles fueron sus mayores éxitos?
Ha permitido, por ejemplo, que se puedan comprar cosméticos no probados en animales, al exigir que las grandes empresas como Revlon, Bristol-Myers y L'Oréal cambiasen sus prácticas y dedicasen recursos para desarrollar alternativas a la experimentación con animales. Millones de animales han escapado así a grandes sufrimientos. También consiguió que compañías como Procter and Gamble, dejasen de envenenar animales para probar sus nuevos productos.
Tras sus victorias en relación con las pruebas en animales, se dedicó a la difícil situación de los animales utilizados para alimentar a los seres humanos. Si los experimentos con animales implicaban a millones de ellos, en el campo de la alimentación afectaba a cientos de millones, incluso a miles de millones, cada año, sólo en Estados Unidos. Se tardó más tiempo, pero consiguió en particular que una empresa como McDonald redujese el estrés y el sufrimiento de los animales que utiliza para sus hamburguesas. Ayudó a cambiar la forma en que la industria alimentaria trata a los animales.
¿Hay que considerarlo como un radical o un moderado?
Siempre ha sido radical en cuanto a sus objetivos finales con respecto a los animales. Antes de su lucha por los derechos de los animales, provenía de un ambiente político muy radical, ya que era miembro de un grupo trotskista. Lo abandonó porque creía que sus camaradas estaban desconectados de las realidades y hablaban constantemente de una revolución que no llegaba.
Pero participó en el movimiento por los derechos civiles en el Sur de los Estados Unidos. Después de la Revolución cubana, visitó la isla. Hablaba español con fluidez porque su familia había huido de Europa para escapar de los nazis a través de Panamá. Quería ver lo que la revolución hacía a favor de los campesinos y apoyó la Revolución cubana en sus inicios. En este sentido, fue un radical.
Pero se dio cuenta de que era inútil esperar que una gran revolución lo cambiase todo de golpe. La manera de lograr un cambio real era proceder paso a paso. Nunca perdió de vista los objetivos finales contra la explotación animal, pero consideró necesario comenzar a reducir el sufrimiento de millones de animales y educar al público acerca del mismo.
¿Qué estrategia puso en práctica para lograr estos resultados?
Primero: obtener información totalmente fiable acerca de los hechos cuya publicidad pudiera resultar comprometedora. Por ejemplo, en el caso de la campaña contra la compañía de cosméticos Revlon, usó la Freedom of Information Act para obtener documentos que Revlon tuvo que proporcionar al gobierno para obtener los permisos de producción y distribución en relación con la seguridad de los nuevos productos de la compañía. Estos documentos contienen información precisa acerca de los experimentos con animales.
Segundo: no hay que exagerar la información disponible, debido a que su credibilidad es esencial y depende de ello.
Tercero: si se desea cambiar los procedimientos de una empresa o institución, hay que establecer un diálogo con ella. "Tenemos documentos que muestran un comportamiento que no es aceptable. ¿Están dispuestos a cambiarlo?”. En algunos casos, las empresas han aceptado fácilmente cambiar sus procedimientos. Pero la mayoría, especialmente al comienzo y cuando nadie sabía quién era y de lo que era capaz, no le escuchó.
Spira comenzaba una campaña, hacía presión, como con un tubo de pasta de dientes, hasta que el bloqueo saltaba. Hacía pública su información. En algunos casos, recogió dinero para pagar una página completa en el New York Times. En el caso de Revlon, la publicidad preguntaba “¿A cuántos conejos dejará ciegos Revlon a la búsqueda de la belleza?". Revlon es una empresa dedicada a la belleza y la elegancia, y la idea de dejar ciegos a conejos para probar sus productos no encajaba con su imagen.
La campaña no exigía que Revlon cesase todos sus experimentos de inmediato, porque Spira sabía que eso les impediría desarrollar nuevos productos para el mercado, y que no era posible pedírselo. Así que, al mismo tiempo que aumentaba la presión, ofrecía salidas. En este caso, le pidió a Revlon dedicar una parte de sus ganancias a buscar alternativas a las pruebas en conejos.
Su estrategia era ejercer presión sobre una empresa, con un objetivo realista que finalmente pudiese aceptar.
El libro ha sido traducido al francés, por esta razón, con el título Teoría de la pasta de dientes. Pero el último capítulo se titula “La estrategia del cacahuete". ¿Qué significa ?
Es una metáfora, construida a partir del epitafio que Spira quiso para su tumba: "Empujó el cacahuete hacia adelante", lo que significa que había dejado el mundo un poco mejor que como lo encontró. La relación entre la pasta de dientes y los cacahuetes puede estar en la idea de que no podemos alcanzar el resultado final y un mundo perfecto, pero podemos hacer que las cosas se muevan en esa dirección.
¿Esta estrategia se puede aplicar a cualquier lucha política? ¿Realmente podemos definir una metodología para que una acción política tenga éxito?
Creo que sí, al menos para todo movimiento que tenga objetivos específicos, con consumidores o usuarios sobre los que actuar. Esto puede incluir tanto empresas privadas como instituciones públicas. Pero es cierto que si se quiere influir sobre el desarme nuclear, por ejemplo, es probablemente otro asunto.
Henry Spira no dedicó mucho tiempo a tratar de cambiar aspectos clave de la política gubernamental, incluso si actuó en relación con algunas leyes y reglamentos. No podía recaudar el dinero suficiente para hacer campañas a mayor escala, y por eso se centró en su lucha en ciertos comportamientos de las empresas o instituciones. Pero creo que podemos seguir una metodología de acción, desde el momento en que tenemos objetivos realistas.
Usted define su estrategia en el libro como una "estrategia del mal menor”. ¿Quiere decir esto que el mal en sí mismo no puede ser erradicado?
El mal no puede ser erradicado de golpe. Primero debe reducirse el mal, y así será posible eliminarlo. Pero Henry Spira era realista y aceptaba la complejidad de la naturaleza humana. No creía que las empresas contra las que hizo sus campañas encarnasen el mal, y no creía que fuera necesario distinguir entre santos y pecadores. No creía que se pudiera reprogramar sus comportamientos simplemente diciendo, "Usted es un pecador y nosotros somos unos santos”. Había una lógica en que McDonalds o Revlon quisieran obtener beneficios y satisfacer a sus accionistas. La pregunta que se planteaba Spira es cómo, a partir de ahí, se podía cambiar su comportamiento mediante la presión.
¿Se trata de cambiar gradualmente el sistema o de hacer lo posible dentro del sistema para que funcione?
Es una manera de cambiar el sistema de forma gradual. Volviendo a los animales y la industria de la carne, cada paso que das, cada mejora del bienestar de los animales, aumenta mecánicamente el precio de los bienes vendidos. Esto hace que la competencia con otros productos peores en el mercado sea más fácil y que los productos vegetales puedan llegar a ser competitivos con los productos de origen animal.
En definitiva, se está desarrollando hamburguesas con sabor a carne, pero que no la contienen. Henry Spira era consciente de ello. Creía que la evolución hacia un mundo vegetariano sería más fácil si la producción de carne era más cara. Está claro que se necesita mucho tiempo. Pero si alguien cree que va a abolir la industria cárnica en diez años, se equivoca, y es importante avanzar hacia ese objetivo de forma progresiva.
Spira trabajaba a menudo solo. ¿No limitaba ello su lucha, cuando sabemos que lo que ganan los planteamientos y las luchas cuando son colectivas?
Henry Spira era en realidad un carácter solitario, pero consultaba mucho y construía continuamente coaliciones. Era consciente de los límites de su conocimiento y su experiencia. Antes de lanzar su campaña contra Revlon, consultó a muchos científicos para entender que era factible. Y, dependiendo de las batallas que emprendiese, aunque nunca tuvo un comité o dirigió una gran organización, construyó coaliciones ad hoc. No trabajaba solo, aunque estaba particularmente preocupado por evitar la engorrosa burocracia activista.
¿Qué le ha inspirado Henry Spira más allá de sus metodologías de acción?
Fue muy importante para mí apropiarme de las técnicas y estrategias a aplicar para cambiar las cosas. Pero también me influyó en lo que respecta a la manera de vivir. Al final de su vida, mientras yo estaba escribiendo este libro y él padecía el cáncer que le mató, me enseñó una especie de ecuanimidad frente a la muerte.
Tenía una filosofía de la vida que me ha influido, ya que, a pesar de que materialmente no tenía gran cosa antes de morir, estaba sereno, porque tenía la sensación de haber hecho un montón de cosas que valían la pena.
Su libro, Liberación animal, que inauguró una reflexión sobre la causa de los animales, fue escrito hace ya cuarenta años. ¿Qué ha cambiado?
Muchas cosas. En ese momento, nadie pensó que los animales podrían ser una cuestión política seria. La preocupación por los animales parecía restringida a los ancianos por sus gatos. Se menospreciaba a las personas que se preocupaban por estos temas. Ya no es así. Hay muchas organizaciones que se ocupan de estas cuestiones y mucha más gente cree que es un tema importante.
Por otra parte, algunas leyes han impuesto cambios reales en el tratamiento de los animales. En Liberación animal, abordaba como se maltrataba a los animales de granja, y se ha regulado mejor, aunque se sigue haciendo mucho daño en las granjas industriales. Pero ha habido progreso, y ese libro y las ideas que contenía han avanzado.
Por otra parte, en los últimos años, ha habido un gran impulso del estilo de vida vegano. Cuando escribí mi libro, nadie entendía el término ni lo que significaba. Pero ahora sí. Y ello hace posible el desarrollo de alternativas a la cría de los animales, lo que reduce su poder económico.
¿Quiere decir que todos debemos convertirnos en vegetarianos o veganos? En otras palabras, ¿lo primero es cambiar uno mismo o priorizar que las cuestiones de los animales formen parte de la agenda política?
Podemos hacer las dos cosas a la vez. Hay que reconocer que las personas no tienen el mismo nivel de conciencia. Algunos están dispuestos a ser veganos y no comprar productos de origen animal. Otros a ser
vegetarianos. Y a una gran mayoría le gustaría que el sufrimiento de los animales se mitigara, pero aún no están preparados para cambiar sus formas de consumo. Este grupo es políticamente el más significativos. Y la prioridad es alentarles para que su voto esté condicionado por las cuestiones de animales, y no que todos se hagan vegetarianos.
¿Qué falta para defender adecuadamente los derechos de los animales?
Todavía carecen de un peso político real. Aquí, en Francia, la actuación del Parlamento ha sido muy decepcionante sobre este tema, en comparación con las promesas de Emmanuel Macron durante la campaña. El movimiento por los derechos de los animales tiene que estar mejor organizado políticamente. Necesitamos que sus votos cuenten y que castiguen a los políticos que no se preocupan por estos temas.
La causa de los animales ¿es transversal o se sitúa en la izquierda, en un proyecto emancipatorio más amplio?
La lucha por los derechos de los animales me parece ser parte esencial de la izquierda, pero también puede implicar a la derecha. Matthew Scully, que era uno de los escritores de George Bush, es muy conservador. Ha escrito un excelente libro sobre el tema, que no habla de derechos de los animales, pero si de la compasión por los animales. Se sitúa en una perspectiva cristiana, pero llega a las mismas conclusiones que yo. Creo que podemos utilizar la dimensión religiosa para atraer a las personas más conservadoras y que exijan un trato digno para los animales.
es profesor de Bioética en la Universidad de Princeton, EEUU, y autor de numerosas obras de ética aplicada, entre ellas "Liberación animal".
https://www.mediapart.fr/journal/culture-idees/100618/peter-singer-il-manque-un-relais-politique-pour-la-cause-animale
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