CINE: El Salario del Miedo,por Gustavo Devimeux UNA OBRA MAESTRA




CINE: El Salario del Miedo,por Gustavo Devimeux

En un país latinoamericano ( Guatemala en la novela ) sobrevive un grupo de extranjeros que están en ese lugar porque han ido en busca de fallidas fortunas; porque huían de alguna deuda con la justicia; o simplemente porque el destino y la aventura los dejaron caer por allí. Lo cierto es que el desarraigo y la miseria que experimentan son tan grandes como la autocompasión y los sueños rotos. Todos ellos están hundidos en ese ambiente y, la última fantasía que les queda es escapar de ahí. Cuando se produce un accidente en la compañía petrolera de la zona, parece que se enciende una luz en sus opacas vidas. El incendio de un pozo de petróleo en un campo vecino, hace necesario enviar un cargamento de nitroglicerina para sofocar el fuego.
La urgencia del caso obliga a que el trayecto se haga con camiones comunes y el mal estado de los caminos multiplica los riesgos. Se envían dos camiones con el fin práctico de que, al menos, llegue uno de ellos a destino. Se pagarán 2000 dólares a aquellos que consigan entregar los explosivos. Muchos se presentan, pero son descartados en la prueba y, solamente, quedan los cuatro más aptos: Luigi ( Folco Lulli ); Bimba ( Peter van Eycke ); Jo ( Charles Vanel ) y Mario ( Yves Montand ). El camino es irregular y las condiciones son precarias, pero la paga les permitirá irse lejos. La muerte está presente en cada gesto. Acelerar, frenar, el calor del sol o una piedra en la ruta son suficiente causa para que la carga estalle. Una falla en le motor puede ser fatal, sin embargo hay que seguir ya que el sueldo por ese trabajo es la única esperanza.
Uno de los camiones explota y los sobrevivientes, Mario y Jo, se medirán en un duelo personal contra el miedo. Ese miedo que - según uno de los personajes - "Se mete en lo huesos, y dura para siempre." Sólo Mario llegará a cumplir el objetivo. Recibirá su cheque y volverá al pueblo, pero los frenos le fallarán en una curva y, él también, encontrará la muerte. Cuatro muertes como saldo de un trabajo muy mal pago. Aunque esas muertes no revistan demasiada importancia porque, de alguna manera, todos ellos ya estaban muertos.
Basada en la novela de Georges Arnaud, esta película alcanza cotas superiores en el tratamiento del suspenso y el estudio de las relaciones entre los protagonistas. En una época como la nuestra, en que el cine parece motorizado por la periódica aparición de héroes de historieta en la pantalla, este film de 1952 nos ofrece un planteo absolutamente realista. Con todo lo terrible que la realidad conlleva. Realidad que Arnaud parece haber conocido, ya que en 1947 se afincó en Guatemala tras haber sido juzgado y absuelto en un proceso donde se lo acusó de haber asesinado a su padre y su tía, regresando a Francia en 1950. El valor de El salario del miedo no descansa en mostrar el color local de un país subdesarrollado, sino en la equilibrada combinación de factores poco usuales en el cine: el lastre del pasado en los personajes; el desprecio por todo, como reflejo del desprecio por ellos mismos; la presión de los neumáticos; un bache, o la habilidad necesaria para fingir coraje en público y acobardarse en privado.
Además de lograr que los camiones consigan protagonismo, la descarnada fotografía de Armand Thirard y las excelentes actuaciones de Yves Montand y Charles Vanel se apoyan en un extraordinario guión de Gerome Geromini y el propio director Henri Georges Clouzot, cuya increíble labor hizo pensar que la película se había rodado en América. Y, en verdad, la puesta es tan convincente que no alcanzamos a sospechar que se filmó enteramente en los alrededores de Saint Pilles, al sur de Francia, luego de descartar los escenarios españoles porque Clouzot no quería tener contacto con funcionarios del gobierno franquista. Por esta película recibieron la Palma de oro en Cannes como mejor film, y Charle Vanel obtuvo un reconocimiento especial por su trabajo.
Una verdadera obra maestra.

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