Los historiadores les sitúan en la parte sur de la antigua Mesopotamia
Gran parte de la población jamás habrá oído hablar de ellos. Sin embargo, los sumerios ocupan un lugar privilegiado en nuestra memoria. Según los expertos en la materia, estamos ante la civilización más arcaica del mundo y la primera en ser considerada como tal. Como su propio nombre indica, estos habitaban en Sumeria, una región histórica de Oriente Medio que pertenecía a la antigua Mesopotamia. Más concretamente, se situaba entre las planicies aluviales de los ríos Éufrates y Tigris. No obstante, su auténtico origen es todavía un misterio. La hipótesis más llamativa relaciona el término “sumerio” con la zona conocida como Kengi (ki), que equivale al acadio mat Sumeri, cuyo significado es “tierra de Súmer”.
El pueblo de los cabezas negras
Los sumerios, conocidos popularmente como el pueblo de los cabezas negras, apelativo que ellos mismos se autoimpusieron, aportaron multitud de avances de suma importancia para la sociedad actual. Quizás el más relevante de todos fue la invención de la rueda, en torno al año 3.500 a.C., así como el desarrollo de los primeros vestigios de la escritura moderna. Las leyes escritas, el sistema sexagesimal, el comienzo de la medicina o el asentamiento de las primeras ciudades son algunos de sus logros más significativos.
A pesar de la herencia que todavía conservamos de los sumerios, existe un aspecto de la civilización que ha sucumbido al paso del tiempo: su lengua. Esta no cuenta con ninguna representación en el idioma presente. Sabemos por los historiadores que se trataba de un lenguaje de tipo aglutinante. Es decir, las palabras que componen su diccionario están formadas por una raíz que expresa un concepto determinado y una partícula anexa que le da significado.
Administración de las ciudades estado
A partir del 4º milenio a.C, Sumeria se dividió en un conjunto de ciudades estado independientes, que ejercían como grandes núcleos mercantiles en la zona. Cada uno de estos asentamientos rendía tributo a un dios en particular y estaba gobernado por un patesi, representante de la deidad en la tierra, o un rey convencional. Los primeros no solo actuaban como gobernantes y administradores del reino, sino también como sacerdotes y jefes militares. Cuyo poder estaba franqueado por la aristocracia del momento.
La ciudad en su totalidad constituía un gran templo, construidas como centros de culto. Eridu, Bad-tibira, Larsa, Sippar y Shuruppak son las primeras urbes relacionadas con dicha civilización. Todas ellas permanecen todavía en pie, como pueblos reconstruidos o yacimientos arqueológicos.
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