El documental de Anselma Dell'Olio se aproxima a la figura y obra de Federico Fellini indagando en los aspectos más intangibles y sobrenaturales de su cine
El inicio de 'Fellini de los espíritus' recupera imágenes de archivo de las exequias del cineasta italiano, fallecido el 31 de octubre de 1993 y despedido con los honores, la pompa y la expectación propias de un funeral de Estado. Pocos artistas pueden presumir, como Federico Fellini, de haber firmado un conjunto de títulos en que se reconocían todos los ciudadanos de su país, en un espectro que abarca desde lo más popular a la modernidad artística, de la autoconciencia del yo al sentimiento compartido de ser italiano.
El cineasta inició su carrera como guionista y ayudante de dirección en pleno auge del Neorrealismo, colaborando con Roberto Rossellini y Alberto Lattuada. Sus primeras películas como director todavía se mueven en parte en ese contexto de compromiso con la realidad que convirtió el cine italiano de posguerra en el modelo a seguir de producción nacional alternativa a Hollywood. A partir de 'La dolce vita' (1960), el director se distancia definitivamente de las coordenadas neorrealistas, y provoca cierto escándalo en la prensa católica así como la indignación de cierta crítica de adscripción marxista que ya le venía reprochando este giro desde algunas de sus películas anteriores. La siguiente, '8 ½' (1963), sitúa la crisis artística y de identidad del propio director en el centro del relato, abriendo así las puertas del cine a una subjetividad plenamente moderna.
El viaje como tema, como inquietud y como estructura narrativa es el primer concepto explorado en el documental. A Fellini no le gustaba moverse en el sentido más turístico del término. Pero apreciaba el viaje como esa actitud de mantenerse abierto a las casualidades y azares que ofrece la vida. También le resultaba atractiva la idea del viaje astral, una de las muchas manifestaciones de su inquietud por la dimensión sobrenatural de la existencia. La depresión en que se sumió después del estreno de 'La Strada' (1954) tiñe de tonos más oscuros y existenciales sus películas posteriores. También le despiertan el interés por el psicoanálisis a través de la figura del alemán residente en Italia Ernst Bernhard, más cercano a Carl Jung que a Sigmund Freud, y que se convierte en esa figura paternal de referencia de la que Fellini había carecido. El documental relata cómo su inmersión en las teorías psicoanalíticas propicia el giro copernicano hacia la subjetividad en su cine, que alcanzará su máxima expresión onírica en 'Giulietta de los espíritus' (1965).
El filme recoge su fascinación por la magia, el espiritismo, el ocultismo y el tarot
El filme también recoge su fascinación por la magia, el espiritismo, el ocultismo y el tarot. Y de paso descubrimos que su compositor y amigo Nino Rota era propietario de una de las bibliotecas especializadas en lo oculto más grandes de Italia. Además, se recuperan figuras inspiradoras de Fellini que bien podrían aparecer en alguna de sus películas. Como el 'maestro espiritual' Gustavo Rol, muy popular en la Italia del momento por sus supuestos poderes paranormales. En esta misma línea, Fellini también se interesó por doctrinas alternativas como la antroposofía y el pensamiento de los rosacruz. Dos de sus proyectos jamás realizados, ambos en colaboración con Milo Manara, 'Viaggio a Tulum' e 'Il Viaggio di G. Mastorna', pretendían explorar aspectos relacionados con la metafísica y la muerte. Pero una serie de catastróficas desdichas impidió su desarrollo. También cabe recordar, aunque sea puntualmente, que el mismo Fellini era un ilustrador extraordinario. Buena parte de sus dibujos y 'storyboards' fueron recogidos en 'El libro de los sueños', el cuaderno donde dejaba constancia ilustrada de sus momentos oníricos, muchos de los cuales acabaron plasmados en sus filmes.
Ya desde su arranque, con la secuencia del helicóptero sobre Roma llevando una figura de Jesucristo en volandas, 'La dolce vita' despertó las iras de ciertos sectores católicos, entre ellos, la del crítico de 'L'Osservatore Romano', el diario oficial del Vaticano. Aunque, como recuerda el documental, otros cineastas como Pier Paolo Pasolini reivindicaron el filme como obra profundamente católica. 'Los sueños de Fellini' incide también en el peso del catolicismo en la filmografía de un director no practicante pero siempre interesado en el misterio, también en el religioso. Como bien explica Terry Gilliam, al contrario del protestantismo, el catolicismo apela mucho más a lo colectivo, tanto en sus manifestaciones populares como en el universo de ángeles y santos que acompañan a los creyentes, un imaginario que casa muy bien con lo felliniano.
La película no entra en otra de las claves de la obra de Fellini, el papel que en sus películas juegan desde el principio los medios de comunicación de masas como configuradores de una nueva forma de entender lo popular. Sus filmes anticiparon en cierta manera el peso de lo berlusconiano en la Italia contemporánea. Algo que sí se apunta a la hora de analizar 'La dolce vita' como la obra que capta más que cualquier otra la transformación de la sociedad italiana que, con la llegada de la sociedad del espectáculo, pierde cualquier posibilidad de trascendencia. Justo la idea, aunque no lo explicita el documental, que recoge Paolo Sorrentino en 'La gran belleza' (2013). Rodada con motivo del centenario del nacimiento del director, que se celebró el 20 de enero del año pasado, 'Los sueños de Fellini' ofrece así una buena ocasión para profundizar en el conocimiento de la vertiente más surreal del maestro italiano.
https://www.elconfidencial.com/cultura/2021-01-22/fellini-de-los-espiritus-cine_2917248/
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