Lawrence Durrell: Cuarteto de Alejandría: Justine

 

Idioma original: inglés
Título original: Alexandria Quartet: Justine
Año de publicación: 1957
Valoración: Muy recomendable

Es este un libro muy particular, o mejor, es una cuarta parte de un experimento literario muy particular: las cuatro novelas que componen el Cuarteto de Alejandría (Justine, Balthazar, Mountolive y Clea) componen un único universo narrativo, con un mismo conjunto de personajes y en un espacio común, la babilónica ciudad de Alejandría, en Egipto. De hecho, como el propio Lawrence Durrell explica en el prólogo, las tres primeras novelas de la tetralogía cuentan la misma historia desde tres puntos de vista distintos, mientras que la cuarta se sitúa seis años después y ofrece en cierto modo la conclusión de la trama. De hecho, esta experimentación técnica no solo aparece en el prólogo: también dentro de la novela se incluyen citas de otra novela ficticia que es, de alguna forma, un trasunto del propio Cuarteto de Alejandría.

Pero este juego de perspectivas no es lo único llamativo del Cuarteto de Alejandría o de esta primera novela de la serie: Justine es una obra hipnótica, laberíntica. Contada sin un orden cronológico, con saltos constantes en el tiempo en ambas direcciones, y sin apenas referencias cronológicas que permitan situar al lector, lo que ofrece es más un panorama de la decadente y sensual vida en Alejandría, que una trama propiamente dicha. El estilo lírico, sensorial y elíptico de Durrell, que exige inicialmente una cierta paciencia del lector pero que es un placer en sí mismo, también contribuye a esta sensación de estar leyendo más una fantasía que una ficción realista.

Esto no quiere decir que no haya una historia: en Justine se nos presenta la relación libre y abierta del narrador (un irlandés de nombre desconocido) con la dulce y simple Melissa, y con la ardiente y compleja Justine, una "judía histérica y decadente", como ella misma se describe en la obra, cuya capacidad para atraer a los hombres solo es superada por su capacidad de (auto)destrucción. Pero en realidad el argumento de Justine va mucho más allá del melodrama del triángulo amoroso: se nos habla también de Baltazhar, un judío obsesionado por la Cabala; del disoluto oficial consular Pombal, que le proporciona prostitutas sirias al narrador; de Nessim, el paciente marido de Justine... Un conjunto de personajes atrapados por la sensualidad y la confusión de Alejandría, incapaces de ser felices ni de encontrar un amor que no los destruya.

Quizás no añade mucho al disfrute de la novela, pero no estará de más decir que hay un trasfondo autobiográfico en la trama: Durrell vivió en Alejandría entre 1942 y 1945, y allí conoció a una joven judía, Eve Cohen (en la novela aparece un personaje llamado Cohen, que compite con el narrador por los favores de Melissa) con la que se casó en 1947 y tuvo una hija, Sappho Jane. También será útil recordar que Lawrence Durrell era amigo cercano de Henry Miller y Anaïs Nin: sus exploraciones de la sexualidad con un espíritu abierto y desinhibido (aunque con una estética mucho menos explícita) los sitúan en la vanguardia de la lucha contra el puritanismo de la época - un puritanismo, dicho sea de paso, que ha vuelto con fuerza en nuestros días transformado en lo "políticamente correcto"-.

Justine, la primera parte del Cuarteto de Alejandría, es una experiencia lectora prácticamente única: hermosa, sensual, difícil al principio pero progresivamente cautivadora, crea todo un universo de personajes y sobre todo un entorno urbano casi mítico que atrae y repele al mismo tiempo. Para vivir la experiencia literaria completa, imagino, habrá que leer la tetralogía completa; pero no toda de una vez, porque puede ser empalagosa; poco a poco, con tiempo, saboreándola...

P.D.: Sí, Lawrence Durrell es el hermano de Gerald Durrell, el de Mi familia y otros animales.

http://unlibroaldia.blogspot.com/2015/10/lawrence-durrell-cuarteto-de-alejandria.html

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