¿Que es la Democracia?
Según Norberto Bobbio, para que las democracias garanticen la gobernabilidad, es necesario: a) La participación política del número mayor posible de ciudadanos interesados; b) La regla de la mayoría para las decisiones políticas; c) Los derechos de comunicación habituales y con ello la selección entre programas diversos y grupos rectores diversos y d) La protección de la esfera privada (Bobbio, 1985:72). Por lo tanto, hablar de gobernabilidad nos ubica a incluir todos aquellos factores que inciden en la participación y la toma de decisiones en el territorio, que permitan articular las acciones de las instituciones, organizaciones sociales y la ciudadanía en general, generando así un proceso democrático de incidencia política y ciudadana. De esta forma surge la necesidad de crear espacios de formación ciudadana, que fortalezcan el impacto de las acciones en el territorio, en este caso, de los municipios de El Carmen de Bolívar y San Jacinto en el departamento de Bolívar y Ovejas y San Onofre en Sucre. Al destacar lo que Easton (Easton, 1922: 217) llama la esencia propia de los estudiosos de la política: “garantías de gobernabilidad”; entendida como la misión más genuina de taladrar hasta el fondo las relaciones humanas y descubrir sus fuerzas vinculantes, al volcar nuestra atención sobre esta subregion, es necesario identificar los niveles de gobernabilidad, comenzando por señalar dos clases de criterios diferentes para diferenciar la vida política de los demás aspectos de la sociedad: por un lado definir la gobernabilidad en función de las instituciones a través de las cuales haya expresión de institucionalidad y en segundo lugar, centrar la atención en la actividad o actitud comportamental que plasman las instituciones en cuanto formas históricas particulares en las relaciones de poder que son sus manifestaciones más propias del “gobernar”. Es por ello necesario, al inicio del estudio de la gobernabilidad en el Caribe colombiano preguntarnos, por la esencia, tanto del que hace política: “gobernante”, como para quien se hace la política: “gobernado”; reconociendo lo que Otto, Heinrich, Von, Der Gablentz (Heirich, 1984:12) llama dialéctica sistémica, en donde se debe entender como gobernabilidad, tanto la esfera de lo parcial en la sociedad, como el aspecto de la conducta social. Entrando inmediatamente en la dualidad: sociedad – poder, donde la primera parece dar como resultado la segunda; pero ahí es precisamente donde la acción de la gobernabilidad entra a determinar desde su campo específico de interpretación, qué papel cumple en el poder la organización, determinación y producción de las relaciones sociales. Es necesario dejar claro de entrada que las interacciones de gobernabilidad de una sociedad constituyen un sistema de conducta; ya que la vida política se interpreta como una serie compleja de procesos mediante los cuales ciertos tipos de insumos se convierten en tipos de productos por decisiones autoritarias (Easton, 1982:217); sistemas abiertos ya que aislados del conjunto de las ciencias sociales permite el análisis y la interpretación de todos los puntos de vista que el observador quiera establecer, siempre y cuando tenga como objeto de estudio las relaciones de poder o relaciones vinculantes. La gobernabilidad es una actividad generalizada que tiene lugar en todos aquellos ámbitos en que los seres humanos se ocupan de producir y reproducir vida. Esta actividad puede entrañar tanto enfrentamiento como cooperación, de forma que todos los problemas se presentan y se resuelven a través de decisiones tomadas colectivamente (Marsh, 1986:26). Y es este estudio de percepción de la gobernabilidad para la ciudadanía, especialmente del área rural así como de actores políticos claves en los Montes de María, quien pretende redescribir, analizar y exponer de forma sistemática esta toma de decisiones, así como sus valores y puntos de vista subyacentes para contribuir al entendimiento de las dinámicas políticas de la región.
https://cf.caribeafirmativo.lgbt/todo/ATT1379341927.pdf
Foucault y la democracia
https://foucaultencastellano.tumblr.com/post/161328498494/foucault-y-la-democracia
La Democracia es el enemigo | Slavoj Zizek
Una vez que las protestas de la Plaza Tahrir se han reducido a un llamado en favor de una democracia al estilo occidental, como Applebaum lo hace, naturalmente resulta ridículo comparar las protestas de Wall Street con los acontecimientos en Egipto: ¿cómo pueden los manifestantes de Occidente exigir lo que ya tienen? Lo que ellano ve en este panorama es la posibilidad de un descontento general con el sistema capitalista global que toma diferentes formas aquí o allá.
La conclusión más lógica es que debemos empezar a pensar en cómo ampliar la democracia más allá de su forma actual, basada en Estados-nación multipartidistas, la que ha demostrado ser incapaz de administrar las consecuencias destructivas de la vida económica. Sin embargo, en lugar de hacer este paso, Applebaum culpa a los propios manifestantes por plantear estos temas:
de usarlo, simplemente lo debilitarán aún más."
Por lo tanto, el argumento de Applebaum parece ser que, ya que la economía mundial está fuera del alcance de la política democrática, cualquier intento de ampliar la democracia para que la gestione acelerará el declive de la democracia. Entonces, ¿qué se supone que debemos hacer? Seguir participando, al parecer, en un sistema político que, de acuerdo a su propio relato, no puede hacer el trabajo.
En este momento no hay escasez de crítica anticapitalista: estamos inundados de historias sobre empresas que contaminan sin piedad nuestro medio ambiente, banqueros que reciben tremendos bonos mientras sus bancos son salvados con dinero público, fábricas donde los niños trabajan horas extras haciendo ropa barata para las boutiques de lujo. Hay un problema, sin embargo. El supuesto es que la lucha contra estos excesos debería tener lugar en el conocido marco democrático-liberal. El objetivo (explícito o implícito) es democratizar el capitalismo, extender el control democrático sobre la economía global a través de la presión de la exposición de los medios de comunicación, la investigaciones parlamentarias, leyes más severas, las investigaciones policiales, etc. Lo que continua sin ser cuestionado es el marco institucional del Estado democrático burgués. Éste sigue siendo sacrosanto, incluso en las formas más radicales de la 'ética anticapitalismo' -el Foro de Porto Alegre, el movimiento de Seattle y así sucesivamente-.
Aquí, la intuición clave de Marx sigue siendo tan pertinente hoy como siempre lo fue: la cuestión de la libertad no debe ser ubicada principalmente en la esfera política, es decir, en cosas tales como las elecciones libres, un poder judicial independiente, una prensa libre, el respeto de los derechos humanos. La verdadera Libertad reside en la red "apolítica" de relaciones sociales, desde el mercado a la familia, donde el cambio necesario para realizar mejoras no es una reforma política, sino un cambio en las relaciones sociales de producción. No votamos en referencia a quién posee qué, o sobre las relaciones entre los trabajadores de una fábrica. Esas asuntos se dejan a los procesos fuera de la esfera de lo político, y es una ilusión que se puedan cambiar al "extender" la democracia: por ejemplo, estableciendo bancos "democráticos" bajo el control del pueblo. Los cambios radicales en este ámbito deben hacerse fuera de la esfera de dispositivos democráticos tales como los derechos legales, etc. Estos tienen un papel positivo, por supuesto, pero hay que tener en cuenta que los mecanismos democráticos son parte de un aparato del Estado-burgués que está diseñado para garantizar el funcionamiento sin perturbaciones de la reproducción capitalista. Alain Badiou tiene razón al decir que el nombre del último enemigo de hoy no es el capitalismo, el imperio, la explotación o cualquier cosa de ese tipo, sino la democracia: es la "ilusión democrática", la aceptación de los mecanismos democráticos como el único medio legítimo de cambio, la que impide una verdadera transformación en las relaciones capitalistas.
Las protestas de Wall Street son sólo un comienzo, pero uno tiene que empezar por esa vía, con un gesto formal de rechazo que es más importante que su contenido positivo, ya que sólo un gesto como ese puede abrir el espacio a nuevos contenidos. Por lo tanto, no debemos ser distraídos por la pregunta: "¿Pero qué quieres?" Esta es la pregunta dirigida por la autoridad masculina a la mujer histérica: "Todos tus lloriqueos y quejas; - ¿tienes alguna idea de lo que realmente quieres?" En términos psicoanalíticos, las protestas son un estallido de histeria que provoca al amo, socavando su autoridad, y la pregunta del amo es - "Pero, ¿qué quieres?"- disfraza su trasfondo: "Respóndeme en mis propios términos o cállate!" Hasta ahora, los manifestantes han hecho bien en no exponerse a la crítica que Lacan dirigió a los estudiantes de Mayo de 1968:
"Ce à quoi vous aspirez comme révolutionnaires, c'est à un maître. Vous l'aurez" (A lo que ustedes aspiran como revolucionarios es a un amo. Ustedes lo tendrán).
Democracia en Bobbio
Norberto Bobbio es, sin dudas, el intelectual europeo más influyente en el estudio de la democracia, la paz y los derechos humanos en América Latina. Su influencia está presente en los centros de formación de pensamiento político, filosófico, jurídico, sociológico, metodológico, en fin, en variados espectros del área de humanidades de nuestra cultura.
Bobbio es la expresión culta y fina de las ideas democráticas con la que se identifica Occidente. No es posible pasar por alto que América Latina es parte fundamental de la riqueza cultural de esta zona del mundo.
Asumir el estudio de la defensa del buen gobierno en Occidente es hablar en contra del despotismo y el gobierno de los hombres. Lo contrario al despotismo es la democracia. La paz y los derechos humanos se garantizan en este sistema de gobierno, por fuera de él no es posible.
Las profundas y claras reflexiones acerca de la democracia, los derechos humanos y la paz tienen en Bobbio un referente clave. Bobbio es amante de la libertad, hecho que caracteriza todo su pensamiento y pese a que partió hace más de una década, su presencia en la cultura occidental y en América Latina se palpa.
Ralf Dahrendorf, en su libro, La libertad a prueba. Los intelectuales frente a la tentación totalitaria, dice de Norberto Bobbio: “Se veía a sí mismo como un ‘liberalsocialista’; lo cual significaba, ante todo, que la libertad, como base de la democracia, “ya no es entendida solamente como una libertad negativa, como ocurre con la tradición política del liberalismo, sino también como una libertad positiva”. En este punto, Bobbio recurre (incorrectamente) a Kant (…)”. Su pensamiento es antitotalitario, sin dudas.
Dahrendorf acierta al identificar a Bobbio como un demócrata. Falla, al señalar que se identifica incorrectamente con Kant. Pasa por alto que Bobbio, en su ensayo Kant y las dos libertades, precisa que este no es un demócrata y, por otra parte, no identifica la diferencia entre la libertad de los antiguos comparada con la libertad de los modernos.
Sencillo y prudente, liberal y demócrata, Bobbio vincula la democracia con el gobierno de la razón y las leyes. La democracia es el gobierno de un poder limitado por el derecho, debe estar sujeto a él y no a cualquier derecho sino al que garantice la paz y los derechos humanos en un modelo de Estado Social y Democrático de Derecho que se modele en contra de las arbitrariedades y el despotismo. Un gobierno de las leyes, como decía Simón Bolívar.
Luigi Ferrajoli, su alumno, en Razón, derecho y democracia en el pensamiento de Norberto Bobbio, dice: “En efecto, para Bobbio la democracia es una construcción jurídica y el derecho es el instrumento necesario para garantizar y modelar la democracia. Y, más aún, el derecho es una construcción racional y la razón -la artificial reason de Hobbes- es el instrumento necesario para elaborar el derecho”. Sin el gobierno de las leyes no es posible la democracia. El derecho es una obra de la razón.
¿Cómo se identifica la democracia y cuándo no existe democracia? Bobbio lo expresó en otros trabajos. En otro artículo abordaré como él lo resuelve. América Latina, con la tendencia a regímenes políticos personalizados y autoritarios, no puede dejar a un lado el estudio del pensamiento de Norberto Bobbio. El despotismo no se destruye con violencia, se supera con una cultura política democrática desde la democracia, no existe otra vía.
https://www.larepublica.co/analisis/eduardo-verano-de-la-rosa-500119/democracia-en-bobbio-2539511
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