El reciente escándalo en redes sociales desatado en Venezuela a propósito de una celebración en el campamento Canaima, en el parque nacional del mismo nombre, tiene varias aristas por relatar. Este testimonio es solo una de ellas.
15 de febrero de 2022
Una excursión “chic” de 30 personas vestidas de etiqueta, transportadas en helicóptero a la cima del tepuy Kasuri, en el parque Canaima, desató un escándalo en Venezuela. Una de las invitadas fue Titina Penzini, figura pública de medios tradicionales y digitales y sobre quien se concentró el odio en redes sociales.
Titina Penzini (su hermano Pedro también asistió) relata de primera mano los hechos ocurridos en el campamento Canaima, más allá de la histeria de las redes sociales y de las fotografías mezcladas de lugares distintos.
En la cima del tepuy Kasuri, en el parque nacional Canaima, está erigida desde hace años una antena de la telefónica CANTV y su filial Movilnet. También hay un refugio para la estación de telecomunicaciones y de hidrología y un helipuerto de concreto.
A ese lugar llegó el grupo de unas 30 personas, entre invitados y personal de apoyo, en una excursión a la que asistió Titina Penzini como amiga del anfitrión, el empresario Rafael Oliveros, quien desde hace seis años es operador privado del campamento Canaima, en sociedad con la empresa estatal operadora turística Venetur.
Ni tan chic
“No se trató de una fiesta como tal, fue una excursión. Lo que hice distinto fue estar en vestido de gala, que fue lo inusual en el lugar”, dice Titina.
El escándalo derramó millones de bits en las redes sociales cuando las primeras versiones no contrastadas afirmaron que se trató de una fiesta ecocida que se prolongó durante cuatro días en la cima de un tepuy del parque nacional Canaima.
Titina fue sometida a un juicio sumarial en redes sociales y en algunos medios digitales. Hasta ahora nadie había buscado su versión directa de los hechos.
La excursión era parte de una visita de cuatro días al campamento Canaima para celebrar el cumpleaños 50 de Oliveros, amigo personal de los invitados.
Canaima es uno de los seis campamentos operativos (hay otros tres inactivos) en el parque nacional del mismo nombre, un lugar único que tiene fama internacional y es el principal atractivo turístico de Venezuela.
De los campamentos operativos hay tres que brindan paquetes de visitas que ofrecen sobrevuelos en helicóptero a la cima de los tepuyes, esas montañas que son como islas aéreas, con sus paredes verticales y que tienen un valor espiritual para la etnia pemón, primeros habitantes de estos paisajes.
Los propios pemones manejan exclusivamente cuatro campamentos en Canaima, un poblado de 2.840 habitantes azotado por las penurias de la recesión económica y la pandemia que paralizó por completo el flujo de turistas durante largos meses.
Destino turístico tradicional
Los vuelos se reanudaron el 19 de diciembre de 2020. Por estos comienzos de 2022 unos 160 visitantes, principalmente turistas, llegan cada semana en vuelos desde Maiquetía, según datos de Asocanaima, la asociación de empresarios turísticos del lugar, consultados por El Estímulo.
También han ido ya unos 900 rusos llevados en vuelos charter desde Margarita y que visitan el país como parte de un reciente esquema de cooperación entre los gobiernos de Rusia y Venezuela.
Los amigos de Oliveros llegaron en uno de esos vuelos de la aerolínea estatal Conviasa desde el aeropuerto de Maiquetía, en medio de una estrategia oficial que quiere promover el regreso del turismo de alto nivel en Guayana.
“No hicimos nada que nos pareciera distinto a lo que hacen los demás turistas”, dice Titina Penzini, en la primera entrevista con un medio para contar su testimonio sobre el escándalo.
La celebración de Oliveros se llevó a cabo en el campamento Canaima, con un día de excursión a la cima del tepuy Kusari, donde el grupo pernoctó desde la tarde del sábado. A los visitantes les explicaron que el operador tenía los permisos correspondientes tanto de las autoridades como del cacique local para quedarse a dormir una noche en el Kusari.
Los invitados debieron pagarse de su bolsillo su transporte hasta Canaima así como el paquete de estadía (con descuento) en el campamento, aclaró otra de las fuentes.
La invitación, del 3 al 6 de febrero incluía la llegada en la tarde del día 3 al campamento y salida con entrega de maletas a las 10 de la mañana, con vuelo a Caracas a las 2:00 de la tarde del domingo 6 de febrero. La fiesta aniversario fue la noche del día 5 en el restaurant Jimmy Angel’s Bar, del campamento, no en la cima de un tepuy, agrega otra fuente.
Una parrillada en la playa de la laguna, tacos mexicanos, hamburguesas, bebidas ligeras completaban el menú durante la estadía en el campamento, de acuerdo a la programación organizada para los invitados.
Paquete turístico
La estadía en el campamento y hotel Canaima fue similar a la oferta pública que hacen las otras operadoras turísticas en la zona, donde según Asocanaima, hay unas 503 camas operativas de un total de 603 instaladas. Tras largos meses de parálisis por los efectos de la pandemia, la ocupación está hoy en torno al 20% o 17%, según este gremio que busca rescatar el turismo como medio de vida y alternativa ante el auge de la minería ilegal en el territorio.
Canaima además tiene problemas verdaderamente graves: a solo 30 kilómetros están las minas ilegales de oro, donde se arrasa el paisaje y contaminan los ríos con mercurio y cianuro. La planta de tratamiento de aguas residuales (cloacas) del pueblo no funciona y no hay un medios adecuados de disponer de la basura de los hogares y campamentos.
Pero, dijo otra fuente, lo inusual fue quedarse a dormir una noche en el tepuy. No obstante, es frecuente que excursionistas duerman por ejemplo en el Auyan Tepuy, por cuyas faldas discurre el Salto Angel, o Churum Merú, por lo que no pareció nada imposible. También se quedan, mucho más lejos, en el Roraima, en los confines de la frontera de Venezuela con Brasil y Guyana.
Durante la estadía en el campamento y en el tepuy se siguieron las instrucciones, normas y recomendaciones para la mejor preservación del lugar, afirman a El Estímulo Titina Penzini y otros asistentes consultados. El campamento cuenta con un hotel de 43 habitaciones y en el lugar trabajan 100 empleados, todos de la etnia pemón, habitantes históricos de Canaima.
La versión de Titina Penzini, y la de otras cuatro fuentes que estuvieron esa noche en la cima del tepuy y fueron consultadas por este periódico, indica que no hubo tal “megarrumba”, ninguna “fiesta a todo lujo y por todo lo alto” en la cima de un tepuy, al contrario de lo que difundieron las redes y algunos medios.
Realidad paralela
Las fotos tomadas en las instalaciones del campamento y hotel Canaima las mezclaron en las redes sociales con las de la excursión a la cima del tepuy, a donde los operadores llevaron sillas de extensión para los invitados, coincidieron las fuentes consultadas.
Un destino promocionado
El grupo en excursión, explica Titina Penzini, llegó en la tarde del viernes, en lotes de cinco personas en cada vuelo de helicóptero.
Una sola nave hizo el recorrido de unos 10 minutos desde el campamento hasta la cima del tepuy. El veterano piloto lleva 25 años haciendo este tipo de vuelos (que por demás son costosos, a razón de unos $2.000 dólares, según otras fuentes documentales).
Las autoridades indígenas pemones de Canaima perciben una parte de este pasaje por cada helicóptero que despega y por cada pasajero a bordo.
En la zona es frecuente que novios y recién casados se hagan fotos con sus galas nupciales en los tepuyes, frente a los paisajes y saltos de agua a los que se llega solo en helicóptero, como se observa en las cuentas en Instagram de los campamentos activos que ofrecen este paquete.
La noche del tepuy
En la excursión de Oliveros, a cada persona le asignaron su respectivo vaso, con su nombre, para que lo usara durante la estadía. No hubo ninguna instalación de grandes “carpas marroquíes”, ni se encendieron fogatas, ni hubo música de ambiente. Cada pareja fue ubicada en una tienda de campaña (carpas, en Venezuela) de un material capaz de aislarte del frío, explica Titina y confirman otras fuentes presenciales. Osmel Sousa durmió solo.
Con lámparas eléctricas, armadas de forma vertical, de simuló una fogata porque es impensable encender fuego en el lugar aunque la vegetación es rasa y el suelo arenoso.
La comida fue una carne guisada tipo gulash, el intento de un fondue que no prosperó a causa del frío, y aperitivos como jamón serrano y queso. Un toldo movible, tipo playero, alojaba la logística del catering (servicios de alimentos y bebidas).
Esas comidas y bebidas, según Titina Penzini y otros asistentes, no tenían nada que ver con una supuesta fiesta por todo lo alto llena de lujos y excentricidades. Las bebidas eran típicas de esos paquetes turísticos de todo incluido. Por la mañana, antes de descender, hubo café y unos sanduchitos.
El desayuno propiamente fue en el campamento, nada diferente a lo disponible en un viaje turístico de este tipo, agregan.
Error de cálculo
La propuesta de Oliveros era que los invitados lo acompañaran en el tepuy bajo las estrellas a la media noche cuando llegara la fecha de su cumpleaños.
“Pero muchos no aguantaron el frio y se metieron en sus carpas. En la mañana a primera hora regresamos al campamento”, dice Penzini.
Y justamente, “Kusari bajo las estrellas” era hasta ahora una de las ofertas de su paquete turístico, a semejanza de experiencias nocturnas usuales en otros países, como en Islandia, para ver la aurora boreal.
“Fue un error haber ido en esos vestidos de gala, pero era el código de vestimenta propuesto por el anfitrión”, dice Titina Penzini.
Era una combinación que lució a algunos como fuera de lugar, combinar vestidos largos y smoking con zapatos deportivos (para no maltratar el piso con tacones), en un país como Venezuela, con tantos problemas apremiantes.
“No somos parte de ningún grupo enchufados”, dice Penzini. Alude al término usado en Venezuela para designar a los multimillonarios cuyas fortunas nacieron y crecen a la sombra de la llamada revolución bolivariana.
“Yo era una invitada más de mi amigo Rafael Oliveros, a quien conozco desde hace muchísimos años, conocía a su mamá, a su familia, desde Margarita”, es un empresario dedicado a la hostelería y la restauración, señala Titina.
Oliveros, agrega, no aceptó regalos por su cumpleaños y pidió que en su lugar los invitados donaran algo para dotar de una máquina de rayos equis al dispensario del pueblo de Canaima. El campamento también apoya el Coro Infantil y Juvenil de Canaima, de la Fundación para el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela (Fesnojiv).
La rabia de las redes
En los campamentos, que están dentro el casco del pueblo y se puede llegar hasta caminando desde el aeropuerto, es notoria la vigilancia de la Guardia Nacional, cuyos uniformados suelen hacer recorridos para la seguridad de los visitantes.
“El operador del campamento giró la invitación y maneja toda la logística. No fuimos a una fiesta de enchufados, fuimos recibidos por los operadores de ese campamento”, relata otro testigo.
Titina Penzini ha concentrado la mayoría de los ataques personales en redes sociales que destilan odio social, resentimiento, misoginia, desinformación, coincide otro testigo de la excursión.
Sobre ella y otra invitada, Aura Marina Hernández, han llovido los ataques más virulentos en una sociedad machista, pese a que entre los invitados había muchos hombres, señala Titina.
También han caído las críticas sobre el excéntrico “zar de la belleza” Osmel Sousa, amigo de los Penzini desde la gloriosa época del Miss Venezuela y hoy convertido en un personaje cuestionado públicamente por otras razones.
En las redes, en memes y comentarios han presentado a Titina como si hubieran acampado allá cuatro días y ella sola produjera material fecal para destruirlo todo con su sola presencia, dice otro de los invitados.
Un video de autoría de Titina, con imágenes en planos generales del paisaje y de un grupo de invitados posando en sus trajes de gala en el patio del campamento circuló en redes como parte de su supuesto trabajo de producción del evento.
El tobito de pintura
Un balde plástico con cal, dispuesto como baño de emergencia, se convirtió en meme con Titina y todo. También sirvió para chistes como un símbolo de lo estrafalario del viaje y de una supuesta megarrumba de cuatro días que produjo enormes cantidades de desechos orgánicos.
Ese era un baño básico de camping, con un envase era para no tener que excavar el suelo del tepuy. Lo contradictorio hubiera sido instalar una poceta (inodoro) en el lugar. Como hubiera sido discordante un balde vacío de pinturas en una fiesta en la quinta la Esmeralda (famoso lugar de festejos de la diplomacia y la alta sociedad en Caracas), resume otra de las fuentes consultadas.
Titina Penzini destaca en esta entrevista que tenía cinco años sin venir a Venezuela, aunque nunca ha dejado de producir su programa de radio, ni su columna, incluyendo la que aparece cada semana en El Estímulo.
“Si a alguien no se le puede tachar de ecocida es a mi”, dice Penzini al enfrentar una de las peores acusaciones que le han llovido en las redes sociales.
Trayectoria en Provita
Desde 1998, señala, apoya a la ONG Provita, dedicada a la preservación de la flora y la fauna.
Uno de los proyectos estelares de Provita es la preservación del cardenalito, un ave seriamente amenazada de extinción debido al negocio internacional del tráfico ilegal de especies. Ella resalta que como artista ilustradora ha diseñado envoltorios de tabletas de chocolate que se venden en los 19 museos y en el zoológico del Instituto Smithsonian de Estados Unidos, para recaudar fondos destinados al cardenalito.
Atraída por la ilustración botánica, prepara una exposición y libro que será editado en Londres, en septiembre, con sus acuarelas. Tomó fotos de especies durante su viaje a Canaima con este propósito, explica.
“Nos han vilipendiado. Somos mujeres trabajadoras de trayectoria pública intachable, nos hemos dedicado a resaltar lo que se hace en el país siempre lo que hemos hecho es apoyar el talento venezolano”, dice en entrevista.
Persistir en Venezuela
Su trayectoria, destaca, incluye la gerencia cultural, con trabajos con los maestros Isaac Chocrón y José Ignacio Cabrujas; en la música, como DJ desde hace 20 años tocando en ciudades como París, Miami y Madrid, Nueva York, además de Caracas. Es graduada en Nueva York, en diseño e ilustración.
“Tengo una trayectoria intachable y por haber asistido a una celebración que se tornó un escándalo viral en las redes …”
Dice que regresó al país con “la ilusión de verlo todo de nuevo”, y de reseñar estas atracciones turísticas de Canaima para publicar en revistas extranjeras y “animar la llegada de más visitantes que buscan ese tipo de experiencias exóticas de turismo de aventura”.
La idea era que los invitados a la celebración de Oliveros dieran testimonio de estos atractivos.
El caso de la supuesta fiesta en el tepuy está bajo investigación de la Fiscalía, por lo que los organizadores del viaje prefirieron no pronunciarse al ser contactados por El Estímulo.
https://elestimulo.com/titina-penzini-cuenta-que-paso-en-el-tepuy-de-canaima/
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