La invasión de las ratas empaña la imagen de recuperación tras la pandemia de Nueva York

 


La proliferación de terrazas de bares y restaurantes y la reactivación del sector de la construcción agravan un fenómeno consustancial a la ciudad


EE UU es la cuna del consumo y, por tanto, del despilfarro, y los desperdicios ofrecen a las ratas un escenario pintiparado para sus correrías. Si se añaden las altas temperaturas, que recalientan las bolsas de basura expuestas durante horas en las aceras, no resulta extraño coincidir a diario en cualquier calle con varias de estas alimañas, la población en la sombra más grande de Nueva York. Su ubicuidad en la ciudad ha llegado a extremos preocupantes para la salud pública: invaden los parques infantiles, los senderos de Central Park, donde cuesta distinguirlas de las ardillas, y, como mostraba hace apenas dos semanas un vídeo que se hizo viral en las redes, los recintos de juegos para perros. En el vídeo, un grupo de canes juega alborozado con algo parecido a una pelota, empujándola con sus patas y lanzándola al aire varias veces, hasta que el bulto cae y sale de estampida. Era una rata de tamaño gigante.

La pandemia tuvo mucho que ver no sólo con la proliferación de roedores en las calles, sino con su actitud desafiante, hasta el punto de que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en sus siglas inglesas; agencia federal) lanzaron en 2020 una advertencia sobre su potencial agresividad. Privadas de los restos de comida de restaurantes, cerrados por el confinamiento al inicio de la pandemia, las ratas emergieron más a la superficie, creando problemas a los dueños de los locales que levantaron entarimados en la acera o la calzada para seguir funcionando. La proliferación de terrazas -vital para la supervivencia del sector de la restauración- y la reactivación del de la construcción, que a menudo priva de cobijo a poblaciones enteras de estos bichos, han agravado el problema. La inquietud aumenta por el calor, y algunos medios locales no dudan en hablar de la batalla perdida de la ciudad contra las ratas, cuando la Gran Manzana intenta ofrecer su imagen más atractiva para recuperar el pulso y, de paso, el turismo.

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