87. Poesía más Poesía: Robert Desnos
ROBERT DESNOS
BIOGRAFÍA
Robert Pierre Desnos nació en París en el año de 1900. Su padre trabajaba en Les Halles, mercado parisino en el que era encargado de compra y venta de aves y caza. El ambiente popular, con sus olores, marcarían los poemas, de aquel muchacho que desde edad temprana tenía por norma escribir sus sueños. No brilló en lo estudios y por lo que parece su comportamiento en la escuela dejaba mucho que desear. Abandonó sus estudios a la edad de 16 años y se formó de forma autodidacta.
Por aquella época se independiza de la familia y con el fin de buscarse la vida prueba diferentes trabajos: dependiente de droguería, traductor de prospectos farmacéuticos( dominaba, además de obviamente el francés, el inglés y el castellano); en 1919 trabaja como secretario de Jean de Bonnefou, escritor, conferenciante y periodista, cuya biblioteca sirvió para ampliar los horizontes lectores del joven Robert que a la vez contaba con bastante tiempo para dedicarse a la escritura. Fue por entonces cuando comenzó a publicar sus primeros textos en algunas revistas en aquellos tiempos en los que frecuentaba ciertos círculos anarquistas cuyo eje programático era la lucha contra la guerra y la defensa de la paz.
Sus primeros poemas, inspirados por los simbolistas franceses y por Apollinaire, se publicaron en 1918 en La Tribune des jeunes (La Tribuna de los Jóvenes), una revista socialista parisina.
En 1919 conoce al poeta Benjamin Péret que le introduce en el grupo dadaísta en París y le presenta a André Breton. Es en la casa de André y Simone Breton donde se realiza la primera sesión de sueño bajo hipnosis. Están presentes Crevel, Desnos, Drieu, Eluard y Gala, Morise, Man Ray. Las sesiones muy pronto se vuelven cotidianas: “Una epidemia de sueño se abatió sobre los surrealistas”, escribirá Aragon. Desnos se revela como un superdotado para el sueño, que impresiona a sus amigos e inventa el juego de la palabra lírica.
En 1920 es llamado a filas para cumplir el servicio militar y es enviado a Marruecos con las fuerzas de pacificación, allá permaneció dos años, la escritura ausente si bien algunos amigos de los nombrados le tenían al corriente de las novedades de los movimientos literarios que bullían en la capital del Sena.
En 1922 entabla amistad con algunos miembros del círculo surrealista, Paul Éluard, Soupault, que le reciben como representante de la nueva savia que podía animar el movimiento.
Participa en la revista vanguardista Le Trait d’union (El Guion). Mientras trabajaba como columnista del periódico Paris-Soir. Comienza a publicar sus primeras composiciones en la revista Littérature, es entonces cuando empieza a mostrar su extraordinaria capacidad simbiótica, versada en combinar, desde la escritura automática y los relatos oníricos, los temas y motivos más sugerentes de la antigüedad (como los de la mitología clásica) con otros ingredientes rigurosamente novedosos (como las técnicas y los personajes de los dibujos animados).
Interesado en la experimentación onírica propuesta por René Crevel (la inducción del sueño por hipnosis) y, en general, en los postulados estéticos de Marcel Duchamp (a quien consideraba su guía y mentor durante los primeros pasos de su andadura creativa), enseguida descolló como uno de los “durmientes” más inspirados, sobre todo cuando centró sus ensayos experimentales en la figura de la paronomasia (así, verbigracia, en su famosa obra titulada “Rose Sélavy”, escrita entre 1922 y 1923). En el número 7 de la revista Littérature, Desnos, muy impresionado por los juegos de palabras de Marcel Duchamp, publica 150 aforismos inspirados telepáticamente en Duchamp con el título de Rose Sélavy.
Participa en las sesiones de lectura automática, promovidas por los surrealistas destacando desde el principio como uno de los miembros más destacados. Destaca igualmente como hábil médium en las sesiones de espiritismo, tomando notas en estado adormecido-según cuenta- dictadas por algunos personajes imaginarios de Marcel Duchamp.
Breton le considera como un miembro “irremplazable y esencial” dentro del surrealismo; su actividad es prolífica: escribe , dibuja y se aficiona al cine mientras que establece nuevas relaciones ( Raymond Queneau y Man Ray, entre otros). Breton le confirmó como el «profeta del movimiento». Se convirtió Desnos en uno de los mejores exponentes de la estética surrealista, y uno de sus poemas (el titulado “A la misteriosa”) se constituyó en modelo y paradigma del tratamiento de la imagen poética propuesto por esta corriente.
El joven Desnos, que había nacido en una familia humilde y se había formado de manera autodidacta desde la adolescencia, publicando con solo 17 años, no tarda en hacer valer su talento para seducir a este grupo de artistas sumamente intelectualizados. Se convirtió posteriormente en uno de ellos. Hizo gran amistad con Pablo Picasso, Ernest Hemingway, Artaud y John Dos Passos, a la vez que se incrementaba su participación en asuntos políticos.
Entre 1920 y 1930, publicaría más de ocho libros de poesía.
Louis Aragon, otro de los fundadores del movimiento surrealista lo recordó así: “En el café, en medio de la barahúnda de voces, en plena luz del día, y entre los codazos, Robert Desnos sólo necesita cerrar los ojos, y hablar, y entre las cervezas, los platitos y tazas, todo el lugar colapsa con un rugido profético… Deja que esos que cuestionan a este formidable durmiente le den un empujoncito y de inmediato la profecía, la voz de la magia, de la revelación, de la Revolución, el tono del fanático y del apóstol surge a la superficie. En otras circunstancias, Desnos, tan modesto como se presta a ese delirio, se hubiese convertido en el líder de una revolución, el fundador de una ciudad, el tribuno de un pueblo liberado. Él habla, él dibuja, él escribe.”
Desnos se enamora de la cantante de music hall Yvonne George que conocie en un music-hall parisino, pero resulta un amor imposible. Escribe diversas obras dedicadas a su amante, entre ellas los poemarios A la misteriosa, 1926 y Las tinieblas, 1927, así como el relato ¡La Libertad o el Amor!, 1927 y Diario de una aparición, 1927. Durante cinco años, el poeta estuvo realmente subyugado a esta mujer, con la que, sin embargo, nunca mantuvo relación romántica alguna. Yvonne George moriría en 1930 en un accidente y Desnos se dedica en cuerpo y alma a la carrera periodística.
Varios miembros del círculo surrealista ingresan en el partido comunista, él rechaza el ofrecimiento, sigue publicando y acude a La Habana en donde se celebra el Primer Congreso de la Prensa Latinoamericana, allá conoce a Alejo Carpentier a quien ayudará a salir de la isla, huyendo de la dictadura de Machado, para refugiarse en París.
Definitivamente fue en 1929 cuando se da la separación entre Breton y Desnos, además de la cuestión del compromiso militante recién nombrado, la entrega profesional al periodismo fue otro de los motivos de ruptura, dedicación considerada por Breton como incompatible con la creatividad. Desnos y otros expulsados a los que se había unido Georges Bataille contra-atacan publicando un incendiario panfleto, Le cadavre en el que despellejan a Breton. Ese mismo año, 1930, continua publicando y conoce a Youki, una de las reinas de Montparnasse, esposa del pintor Fujita.
Desnos comienza su experiencia en el medio radiofónico (Radio Luxembourg y Poste Parisien) en programas en los que combina poesía y música. Escribe piezas de narrativa para niños, fundamentalmente para los hijos de sus amigos, y se convierte en crítico musical (música negra, jazz, blues, y…hasta coplas españolas). En 1930, publica The Night of Loveless Nights, poema lírico sobre la soledad, escrito con un estilo clásico, más parecido al de Baudelaire que al de Breton, y Corps et biens (Cuerpos y bienes), que recopila alguno de sus poemarios anteriores.
A partir de entonces, deja durante algún tiempo el cultivo tradicional de la literatura para acercarse al mundo del cine en el que ya había entrado en 1927, en calidad de productor -junto con el fotógrafo estadounidense Man Ray- de la película L’etoile de mer – La estrella de mar. La película muestra a una pareja actuando a través de escenas fuera de foco. El resultado es una historia de corte onírico y componentes eróticos que transcurren a través de conceptos canónicamente surrealistas. El mismo Robert Desnos participa como actor.
La estrella de mar
La estrella de mar
Qué hermosa es
Después de todo
Si las flores fueran de cristal
Hermosa, hermosa como una flor de cristal
Hermosa como una flor de carne
¡No estoy soñando!
Hermosa como una flor de fuego
Muros de la Salud
Qué hermosa “era”
Qué hermosa “es”.
También se introduce en el periodismo (sobre todo, el radiofónico, para el que escribió algunos poemas como “La endecha de los fantasmas”, de 1933). Publicó entonces numerosos artículos y trabajos centrados en el cine, textos que le llevaron a convertirse en una de las grandes autoridades de esta disciplina artística entre los intelectuales de su tiempo. En 1966, la revista Cinéma reunió en una misma publicación todos los escritos dedicados por Robert Desnos al Séptimo Arte.
Con la llegada de los años 30, la guerra en España y el ascenso del nazismo en Alemania, Desnos da un giro a su vida y a su concepción de la poesía y el arte. Militó primero en el Frente Popular Antifascista (militancia que quedó plasmada en Las puertas batientes, de 1936), y posteriormente en la Resistencia francesa contra el dominio nazi, que le inspiró un nuevo tono poético manifiesto en Le veilleur du Pont-au-Change (1944) y Choix de poèmes (1946). Unos años antes había vuelto a los anaqueles de las librerías con un novedoso poemario, Fortunes (1942), en el que, desde un clasicismo formal extremo, desdeñaba las exageraciones vanguardistas comparándolas con los balbuceos propios de cualquier proceso de aprendizaje
En su apartamento de la calle Mazarine acoge a multitud de exiliados, organiza numerosos actos de solidaridad, como un homenaje a García Lorca en París, junto a Neruda y Jean Cassou—, y también de autocrítica, hasta el punto que al reseñar una antología de poesía francesa en la que él mismo estaba incluido, apunta: “Abrid este libro por cualquier página, incluso la que me corresponde a mí, y estad seguros de hallar vuestra correspondiente provisión de lágrimas, de sollozos, de melancolía, de desesperación… Esto no es una antología, es una empresa de pompas fúnebres.”.
Cuenta Louis Simpson, en “Modern Poets of France” que “en 1939 Desnos es llamado al servicio militar. Cuando los alemanes invaden Francia su regimiento, junto con el resto del ejército francés se entrega casi sin lucha. Después de un breve período como prisionero de guerra, consigue regresar a París y a Youki.
Entonces comienza su propia guerra contra los alemanes. Como miembro de la prensa pasaba información a sus contactos en la Resistencia. Daba discursos en bares. Escribe poemas contra los colaboracionistas, usando un nombre ficticio y éstos circulaban. Cada vez su entrega era mayor, en sus escritos abandona los tonos amorosos y oníricos que habían dominado en sus anteriores creaciones, va asomando con fuerza creciente el reflejo de la situación combatiente
En 1942, en aquellos oscuros tiempos, su acción es febril, no cesando en la ayuda a los refugiados de la guerra incivil del 36. Colabora con otros célebres escritores en la publicación de una antología en dos volúmenes presentando una amplia panorámica de la literatura europea, publicada, no sin riesgo, por las ejemplares y valientes Les Éditions de Minuit, “L´honneur des poètes”.
Dejó escrito:
Saludos a quienes duermen
Tras una dura jornada de trabajo clandestino,
Impresores, colocadores de bombas, descarriladores, pirómanos,
Distribuidores de folletos, contrabandistas, mensajeros,
Saludos a quienes resistís, niños de veinte años con sonrisas como primaveras,
Hombres viejos como puentes, robustos, retratos de las estaciones,
Os saludo al alba de una nueva mañana.
El 22 de febrero de 1944 es detenido y encarcelado por la Gestapo en su domicilio parisino. A pesar de que le habían avisado que una redada estaba en marcha y que irían a por él de manera inminente, no huyó para evitar seguras represalias a su compañera Youki. Tras los interrogatorios de rigor fue trasladado al campo de Compiège. A pesar de las peticiones de distintos escritores y personalidades para que no fuese deportado y las gestiones de su compañera, el 27 de abril formó parte de un convoy de mil setecientos hombres que fueron deportados.
Desnos es enviado a Buchenwald y desde allí a otros campos de concentración. En Auschwitz, en mayo de 1944, el poeta André Verder, que también estaba prisionero, vio a Desnos parado en la lluvia entre una multitud de hombres emaciados y muriendo de hambre. Los crematorios estaban humeando, y los guardias de las S.S. mientras pasaban decían: “Todos ustedes van a morir”. Verder vio a Desnos yendo de un grupo a otro. Tomando el brazo de un hombre, le leía las líneas de la mano. Entonces, dijo Verder, ocurrió un milagro. Desnos les habló a los hombres acerca de su futuro con tal confianza que todos se olvidaron de dónde estaban y sus rostros se iluminaron de esperanza.
Perdió la vida en el campo de prisioneros de Terezin, en Checoslovaquia, un día antes de que las tropas norteamericanas llegaran al recinto y dieran libertad a todos los apresados.
Está enterrado en el parisino Cementerio de Montparnasse.
POEMAS
Jamás otra que tú
Jamás otra que tú a pesar de las estrellas y las soledades
A pesar de las mutilaciones del árbol cuando cae la noche
Jamás otra que tú proseguirá su camino que es el mío.
Cuanto más te alejas más crece tu sombra
Jamás otra que tú saludará al mar al alba cuando cansado de errar, salido de los bosques tenebrosos y de las espesuras de ortigas me dirija hacia la espuma
Jamás otra que tú posará su mano sobre mi frente y mis ojos
Jamás otra que tú y niego la mentira y la infidelidad
La amarra de este navío anclado puedes cortarla
Jamás otra que tú
El águila prisionera en una jaula roe despacio los barrotes de cobre cubiertos de cardenillo.
¡Qué evasión!
Es un domingo marcado por el canto de los ruiseñores en el bosque de un verde tierno las niñas aburridas ante una jaula donde se agita un canario mientras en la calle solitaria el sol lentamente desplaza su delgada línea sobre la acera caliente
Nosotros cruzaremos otras líneas
Jamás jamás otra que tú
Y yo solo solo solo como la hiedra marchita de los jardines del arrabal solo como el vaso
Y tú jamás otra que tú
Traducción: Claire Deloupy
No, el amor no ha muerto
No, el amor no ha muerto en este corazón estos ojos y esta
boca que proclamaba sus funerales empezados.
Escuchad, estoy harto de lo pintoresco y de los colores y del encanto.
Amo el amor, su ternura y su crueldad.
Mi amor no tiene más que un solo nombre, una sola forma.
Todo pasa. Bocas se pegan a esta boca.
Mi amor no tiene más que un nombre, una forma.
Y si algún día te acuerdas de él
Oh tú, forma y nombre de mi amor,
Un día en el mar entre América y Europa,
A la hora donde el rayo final de sol reverbera sobre la ondulada
superficie de las olas, o bien una noche de tormenta bajo un árbol
en el campo, o en un coche veloz,
Una mañana de primavera en el bulevar Malesherbes,
Un día de lluvia,
Al amanecer antes de acostarte,
Dime, lo ordeno a tu fantasma familiar, que fui el único que
te amo más y que es una pena que no lo hayas conocido.
Dime que no hay que extrañar las cosas: Ronsard antes que
yo y Baudelaire han cantado el lamento de viejas y muertas
que despreciaron el amor más puro.
Tú, cuando estés muerta,
Serás hermosa y todavía deseable.
Yo ya estaré muerto, enteramente encerrado en tu cuerpo
inmortal, en tu asombrosa imagen presente para siempre
entre las perpetuas maravillas de la vida y de la eternidad,
pero si vivo
Tu voz y su acento, tu mirada y sus rayos
El olor a ti y el de tus cabellos y muchas otras cosas vivirán aún en mí,
En mí que no soy Ronsard ni Baudelaire,
En mí que soy Robert Desnos y que, por haberte conocido y amado,
Valgo tanto como ellos.
Yo que soy Robert Desnos, para amarte
Y que no quiero ligar otra fama a mi memoria sobre la tierra despreciable.
De “A la misteriosa”
Como una mano que en el instante de la muerte y del naufragio
Como una mano que en el instante de la muerte y del naufragio
se levanta al modo de los rayos del sol poniente, así surgen
por todas partes tus miradas.
Quizá ya no haya tiempo, ya no haya tiempo para verme,
Pero la hoja que cae y la rueda que gira te dirán que nada
perdura en la tierra,
Salvo el amor,
Y de esto quiero convencerme.
Botes de salvamento de colores rojizos,
Tempestades en fuga,
Un vals anticuado que se llevan el tiempo y el viento por los
largos caminos del cielo.
Paisajes.
No quiero más abrazos que aquel al que aspiro,
Y muera el canto del gallo.
Como una mano que en el instante de la muerte se crispa, así
se oprime mi corazón.
Nunca he llorado desde que te conocí.
Quiero demasiado a mi amor para llorar.
Tú llorarás sobre mi tumba,
o yo sobre la tuya.
No será demasiado tarde.
Hasta mentiré. Diré que fuiste mi amante,
Y al final todo es tan absolutamente inútil,
A ti ya mí muy cerca nos espera la muerte.
Del libro “A la misteriorsa” (Corps et Biens)
Versión de Aldo Pellegrini
He soñado tanto contigo
He soñado tanto contigo que pierdes tu realidad.
¿Aún es tiempo de alcanzar ese cuerpo vivo y de besar en esa boca el nacimiento de la voz amada?
He soñado tanto contigo que mis brazos acostumbrados, de tanto estrechar tu sombra, a cruzarse sobre mi pecho, no se adaptarían al contorno de tu cuerpo, quizás.
Y ante la apariencia real de lo que me obsesiona y me gobierna desde hace días y años, me convertiría sin duda en una sombra.
Oh balanzas sentimentales.
He soñado tanto contigo que ya no es tiempo sin duda de despertar. Duermo de pie, el cuerpo expuesto a todas las apariencias de la vida y del amor y tú, la única que hoy cuenta para mí, has de saber que me sería más difícil tocar tu frente y tus labios que los primeros labios y la primera frente que llegaran.
He soñado tanto contigo, caminado tanto, hablado tanto, me he acostado tantas veces con tu fantasma que ya no me queda más quizá, y sin embargo, que ser fantasma entre los fantasmas, y cien veces más sombra que la sombra que se pasea y se paseará alegremente por el reloj de sol de tu vida.
Identidad de las imágenes
Lucho furiosamente contra animales y botellas
Desde hace poco tiempo quizá diez horas una después de otra
La hermosa nadadora que tenía miedo del coral esta mañana se despierta
El coral coronado de acebo llama a su puerta
¡Ah! otra vez el carbón siempre el carbón
Te conjuro carbón genio tutelar del sueño y de mi soledad
déjame déjame seguir hablando de la hermosa nadadora
que tenía miedo del coral
No dictamines más sobre este tema seductor de mis sueños
La hermosa nadadora descansaba en un lecho de encajes y de pájaros
Los vestidos sobre una silla al pie del lecho iluminados por los fulgores
los últimos fulgores del carbón
Llegado éste de las profundidades del cielo de la tierra y del mar
estaba orgulloso de su pico de coral y de sus grandes alas de crespón
Durante toda la noche él había seguido divergentes entierros hacia cementerios suburbanos
Había asistido a bailes en las embajadas y dejado su rastro en una hoja de helecho
de los vestidos de raso blanco
Se había erguido terrible en la proa de los navíos y los navíos no habían vuelto
Ahora agazapado en la chimenea acechaba el despertar de la espuma y el canto de las marmitas
Su paso resonante había turbado el silencio de las noches en las calles de adoquines sonoros
Carbón sonoro carbón amo del sueño carbón
Ah dime ¿dónde está la hermosa nadadora que tenía miedo del coral?
Pero precisamente la nadadora se ha vuelto a dormir
Y me quedo frente a frente con el fuego y me quedaré toda la noche para
interrogar al carbón con alas de tiniebla que insiste
en proyectar sobre mi camino monótono la sombra
de su humareda y el reflejo terrible de sus brasas
Carbón sonoro carbón despiadado carbón.
Versión de Aldo Pellegrini
iOh dolores del amor!
¡Oh dolores del amor!
Cuánto os necesito y cuánto os amo.
Mis ojos que se cierran sobre lágrimas imaginarias, mis manos que se tienden sin cesar hacia el vacío.
He soñado esta noche paisajes sin sentido y aventuras peligrosas tanto desde el punto de vista de la muerte como desde el punto de vista de la vida, que son también el punto de vista del amor.
Al despertar estabais presentes, oh dolores del amor, oh musas del desierto, oh musas exigentes.
Mi risa y mi alegría cristalizan a vuestro alrededor. Es vuestro colorete, son vuestros polvos de arroz, es vuestro carmín, es vuestro bolso de piel de serpiente, son vuestras medias de seda… y es también ese pequeño pliegue entre la oreja y la nuca, .en el nacimiento del cuello, es vuestro calzón de seda y vuestra fina blusa y vuestro abrigo de piel, vuestro vientre redondo es mi risa y mis alegrías vuestros pies y todas vuestras joyas.
En verdad, qué bien vestida vais, qué bien engalanada.
Oh dolores del amor, ángeles exigentes, sabed que os imagino a imagen de mi amor, que os confundo con él…
Oh dolores del amor, creados y vestidos por mí, os confundís con mi amor del que no conozco más que el ropaje y también los ojos, la voz, el rostro, las manos, el cabello, los dientes, los ojos…
Infinitivo
Morir ahí hermosa pavesa morir ahí
ver las nubes fundirse como la nieve y el eco
orígenes del sol y del blanco pobres como Job
no morir aún y ver durar la sombra
nacer con el fuego y no morir
abrazar y besar amor fugaz el cielo sin brillo
ganar las alturas abandonar la orilla
y quién sabe descubrir lo que amo
omitir transmitir mi nombre a los años
reír en las horas tormentosas dormir al pie de un pino
gracias a las estrellas semejantes a un número
y morir lo que amo a orillas de las llamas.
De "Las tinieblas"
Traducción de "Claire Deloupy"
El poema a Florence
Como un ciego que al ir de camino hacia el límite
En la ciudad ruidosa tomada por la noche
Posa obstinadamente sobre las ventanillas
Sus ojos qué no ven hacia alados pañuelos
Como un raíl que brilla en la sombra del árbol
Como luz de un relámpago en los ojos amantes
Como cuchillo roto sobre un sexo de mármol
Como legislador que hablase a unos dementes
Una llama surgió para honrar a Florence
No aquella que tan alta de pronto en el camino
Levantó hasta la luna un grito de dolor
Sino la que ardió cuando en la hoguera las manos
alzadas como cinco puntas de estrella opaca
juraban que el mañana surgiría del hoy
Sino la que ardió en el camino de Santiago
Cuando la diosa huyó desnuda hacia el nadir
Sino aquella que ardió dentro de mi garganta
Cuando fugaz y pura imagen del amor
Surgiste te marchaste y el fuego de las fraguas
Enrojecía abetos y palacios y torres
Inscribo aquí tu nombre sin anónimos lutos
Donde amadas se hundieron en cuerpo y alma y bienes
Para honrar una noche en que —despojos últimos—
Como huesos echábamos recuerdos a los perros
Te fundes te retiras te hundes pero levanto
en esta orilla donde no alumbra fuego alguno
Ningún faro blanquea los barcos desahuciados
Ningún fanal de orilla llevado por los bueyes
Levanto sin embargo hoy tu rostro y tu risa
Tus ojos turbadores tu pecho y tus perfumes
En un gratuito olimpo con sombras que se miran
en un espejo roto pisado por los muertos
Para que si a las otras amantes les tocase
El turno de abismarse antes que a mí seas tú
La acogedora y la ilusoria embaucadora
la hermana de mis penas y la llama en mis dedos
Pues la ruta se rompe al borde del abismo
siento llegar el tiempo de morir los amigos
Las amantes de antaño las amantes de hoy
Veo llegar los días de artificio y crespones
Veo llegar los días de las empresas vanas
los días en que nadie comprenda estas palabras
Pero bebo goloso el llanto de las penas
aunque rompa mi vaso al eco de tus gritos
Bebo con alegría con chasquidos de lengua :
no viril y tónico y convido al festín
A todos los que amé. Con sus grilletes rotos
que compartan conmigo mi botín y mis sueños
¡Bebamos jubilosos! ¡Hasta caer cantemos!
Nuestras manos que sangran con cascos de botellas
No podrán abrazar mañana a las amantes.
Echaron los cerrojos al país de la magia.
Cuento de hadas
Había una vez y fueron tantas veces
un hombre que adoraba a una mujer.
Había una vez la vez fue muchas veces
que una mujer a un hombre idolatraba.
Había una vez lo fue muchas más veces
una mujer y un hombre que no amaban
o aquel o aquella que los adoraban.
Había una vez tal vez solo una vez
una mujer y un hombre que se amaban.
De "Conte de fées"
La primera calle a la derecha
Tú tomas la primera calle a la derecha
sigues el muelle
pasas el puente
golpeas la puerta de la casa.
El sol brilla
el río corre
en una ventana se estremece un tiesto de geranios
Un vehículo pasa por la otra orilla
te vuelves sobre el alegre paisaje
sin advertir que la puerta se ha abierto detrás de ti
la huésped está en el umbral
la casa está llena de sombras.
Pero sobre la mesa se advierte el reflejo
el reflejo del día sobre una fruta o una botella
sobre un plato de loza o sobre un mueble
y quedas allí sobre el umbral entre el
mundo lleno de semejantes a ti mismo
y tu soledad zumbadora
del mundo entero.
De "Antología Universal de la Poesía"
Destino arbitrario
Ahora llega el tiempo de las cruzadas.
Por las ventanas cerradas los pájaros se obstinan en hablar
como peces de acuario.
Junto al escaparate de una tienda
una bonita mujer sonríe.
Felicidad no eres sino lacre
y yo paso como un fuego fatuo.
Una multitud de guardianes persigue
a una mariposa inofensiva fugada del asilo.
Se torna en mis manos calzón de encaje
y tu carne se torna de águila
¡oh sueño mío cuando te acaricio!
Mañana habrá entierros gratuitos
ya no se resfriarán
hablarán el lenguaje de las flores
se iluminarán con luces hasta ahora desconocidas.
Pero hoy es hoy.
Siento que mi comienzo está próximo
semejante al trigo de junio.
Gendarmes ponedme las esposas.
Las estatuas vuelven la espalda sin obedecer.
En su zócalo inscribiría injurias y el nombre de mi
peor enemigo.
Allá lejos en el océano entre dos aguas
un bello cuerpo de mujer hace retroceder a los tiburones.
Suben a la superficie para contemplarse en el aire
y no se atreven a morder esos senos
esos senos deliciosos.
De “C’est les bottes de sept lieues cette phrase Je me vois”
Los grandes días del poeta
Los discípulos de la luz sólo inventaron tinieblas apenas
opacas. El río arrastra un diminuto cuerpo de mujer lo que
es indicio de un final próximo.
La viuda vestida con ropas nupciales se equivoca de séquito. Todos llegaremos con atraso a nuestras tumbas.
Un navío de carne encalla en una playa pequeña. El timonel invita a los pasajeros a callarse.
Las olas esperan impacientes. i Más Cerca de Ti oh Dios mío!
El timonel invita a las olas a hablar. Estas hablan.
La noche ocluye sus frascos con estrellas y hace fortuna con la exportación.
Se construyen grandes tableros para vender ruiseñores. Pero
no pueden satisfacer los deseos de la Reina de Siberia que quiere un ruiseñor blanco.
Un comodoro inglés jura que no lo sorprenderán más recolectando salvia de noche entre los pies de las estatuas de sal.
A propósito de esto una pequeña salera con Cerebos se endereza con dificultad sobre sus delgadas piernas.
y derrama en mi plato todo lo que me queda por vivir.
Lo bastante para salar el océano Pacífico.
Pondréis en mi tumba un salvavidas.
Porque uno nunca sabe.
La libertad o el amor, Cabaret Voltaire, pgs. 64-66.
“Yo me complacía contemplando el juego de su abrigo de piel en torno a su cuello, el roce del ribete con las medias de seda, la caricia intuida del forro sedoso en las caderas. De repente constaté la presencia de una cinta blanca alrededor de las pantorrillas. Ésta fue creciendo rápidamente, se deslizó hasta el suelo, y cuando llegué al lugar recogí el bombacho de fina batista. Cabía entero en una mano. Estaba impregnado del olor más íntimo de Louise Lame. Qué fabulosa ballena, qué prodigioso cachalote puede destilar un ámbar más perfumado. Oh pescadores perdidos en los fragmentos de la banquisa, que os dejaríais morir de emoción hasta caer en las olas glaciales cuando, una vez despedazado el monstruo y habiendo recogido cuidadosamente la grasa el aceite y las barbas para hacer corsés y paraguas, descubrís en el vientre abierto el cilindro de materia preciosa. ¡El bombacho de Louise Lame! ¡Qué universo! …
EL CEMENTERIO
Aquí estará mi tumba y no en otra parte: bajo estos tres árboles.
Recojo las primeras hojas de la primavera
Entre un zócalo de granito y una columna de mármol.
Recojo las primeras hojas de la primavera
Pero otras hojas se nutrirán con la feliz podredumbre
De este cuerpo que vivirá, si puede, cien mil años.
Pero otras hojas se nutrirán con la feliz podredumbre,
Pero otras hojas se ennegrecerán
Bajo la pluma de los que cuentan sus aventuras.
Pero otras hojas se ennegrecerán
Con una tinta más líquida que la sangre y el agua de las fuentes:
Testamentos no respetados, palabras perdidas más allá de los montes.
Con una tinta más líquida que la sangre y el agua de las fuentes,
¿Puedo defender mi memoria contra el olvido
Como una sepia que huye hasta perder la sangre, hasta perder el aliento?
¿Puedo defender mi memoria contra el olvido?
Revisión de la traducción:
Claire Deloupy
Morir ahí hermosa pavesa…
Morir ahí hermosa pavesa, morir ahí,
ver las nubes fundirse como la nieve y el eco,
orígenes del sol y del blanco pobres como Job,
no morir aún y ver durar la sombra,
nacer con el fuego y no morir,
abrazar y besar, amor fugaz, el cielo sin brillo,
ganar las alturas, abandonar la orilla
y quién sabe descubrir lo que amo
omitir transmitir mi nombre a los años,
reír en las horas tormentosas, dormir al pie de un pino
gracias a las estrellas semejantes a un número
y morir lo que amo a orillas de las llamas.
Versión de Claire Deloupy
Los espacios del sueño
En la noche están naturalmente las siete maravillas
del mundo y la grandeza y lo trágico y el encanto.
Los bosques se tropiezan confusamente con las criaturas
legendarias escondidas en los matorrales.
Estás tú.
En la noche están los pasos del paseante
y los del asesino y los del guardia urbano
y la luz del farol y la linterna del trapero.
Estás tú.
En la noche pasan los trenes y los barcos
y el espejismo de los países donde es de día.
Los últimos alientos del crepúsculo
y los primeros estremecimientos del alba.
Estás tú.
Un aire de piano, el estallido de una voz.
Un portazo. Un reloj.
Y no solamente los seres y las cosas y los ruidos materiales.
Sino también yo que me persigo o sin cesar me adelanto.
Estás tú la inmolada, tú la que espero.
A veces extrañas figuras nacen
el momento del sueño y desaparecen.
Cuando cierro los ojos,
las floraciones fosforescentes aparecen
y se marchitan y renacen como fuego de artificios carnosos.
Países desconocidos que recorro en compañía de criaturas.
Estás tú sin duda, oh bella y discreta espía.
Y el alma palpable de la extensión.
Y los perfumes del cielo y de las estrellas
y el canto del gallo de hace 2000 años
y el grito del pavo real en los parques en llamas y besos.
Manos que se aprietan siniestramente en una luz descolorida
y ejes que chirrían sobre los caminos de espanto.
Estás tú sin duda a quien no conozco,
a quien conozco al contrario.
Pero que, presente en mis sueños,
te obstinas en dejarte adivinar en ellos sin aparecer.
Tú que permaneces inasible
en la realidad y en el sueño.
Tú que me perteneces por mi voluntad
de poseerte en ilusión
pero que no acercas tu rostro sino cuando mis ojos
se cierran tanto al sueño como a la realidad.
Tú que en despecho de una retórica fácil
donde la ola muere en la playa,
donde la corneja vuela entre las fábricas en ruinas,
donde la madera se pudre crujiendo bajo un sol de plomo.
Tú que estás en la base de mis sueños
y que sacudes mi alma llena de metamorfosis
y que me dejas tu guante cuando beso tu mano.
En la noche están las estrellas
y el movimiento tenebroso del mar, de los ríos,
de los bosques, de las ciudades, de las hierbas,
de los pulmones de millones y millones de seres.
En la noche están las maravillas del mundo.
En la noche no están los ángeles guardianes,
pero está el sueño.
En la noche estás tú.
En el día también.
Una hoja
Erase una hoja, con sus lineas
Linea de la vida
Linea de la suerte
Linea del corazón
Erase una rama justo al borde de la hoja
Linea salvaje, símbolo de vida
Símbolo de suerte
Símbolo del corazón
Erase un árbol justo al borde de la rama
Un árbol digno de vida
Digno de suerte
Digno de corazón
Corazón grabado, perforado, reperforado
Un árbol que nadie ha visto jamas
Eranse raíces justo al borde del árbol
Raíces viñas de vida
Viñas de suerte
Viñas del corazón
Al borde de las raíces estaba la tierra
Solamente la tierra
La tierra redonda
Solamente la tierra a través del cielo
La tierra.
Complainte De Robert Le Diable – Louis Aragon
Tu portais dans ta voix comme un chant de Nerval
Quand tu parlais du sang jeune homme singulier
Scandant la cruauté de tes vers réguliers
Le rire des bouchers t’escortait dans les Halles
Parmi les diables chargés de chair tu noyais
Je ne sais quels chagrins ou bien quels blue devils
Tu traînais au bal derrière l’Hôtel-de-Ville
Dans les ombres koscher d’un Quatorze-Juillet
Tu avais en ces jours ces accents de gageure
Que j’entends retentir à travers les années
Poète de vingt ans d’avance assassiné
Et que vengeaient déjà le blasphème et l’injure
Tu parcourais la vie avec des yeux royaux
Quand je t’ai rencontré revenant du Maroc
C’était un temps maudit peuplé de gens baroques
Qui jouaient dans la brumes à des jeux déloyaux
Debout sous un porche avec un cornet de frites
Te voilà par mauvais temps près de Saint-Merry
Dévisageant le monde avec effronterie
De ton regard pareil à celui d’Amphitrite
Enorme et palpitant d’une pâle buée
Et le sol à ton pied comme au sein nu l’écume
Se couvre de mégots de crachats de légumes
Dans les pas de la pluie et des prostituées
Et c’est encore toi sans fin qui te promènes
Berger des longs désirs et des songes brisés
Sous les arbres obscurs dans les Champs-Elysées
Jusqu’à l’épuisement de la nuit ton domaine
Oh la Gare de l’Est et le premier croissant
Le café noir qu’on prend près du percolateur
Les journaux frais les boulevards pleins de senteur
Les bouches du métro qui captent les passants
La ville un peu partout garde de ton passage
Une ombre de couleur à ses frontons salis
Et quand le jour se lève au Sacré-Coeur pâli
Quand sur le Panthéon comme un équarissage
Le crépuscule met ses lambeaux écorchés
Quand le vent hurle aux loups dessous le Pont-au-Change
Quand le soleil au Bois roule avec les oranges
Quand la lune s’assied de clocher en clocher
Je pense à toi Desnos qui partis de Compiègne
Comme un soir en dormant tu nous en fis récit
Accomplir jusqu’au bout ta propre prophétie
Là-bas où le destin de notre siècle saigne
Je pense à toi Desnos et je revois tes yeux
Qu’explique seulement l’avenir qu’ils reflètent
Sans cela d’où pourrait leur venir ô poète
Ce bleu qu’ils ont en eux et qui dément les cieux
Louis Aragon
CARTA A YOUKI
15 de julio de 1944
Mi amor,
Nuestro sufrimiento sería intolerable si no pudiésemos tomarlo como una enfermedad sentimental y pasajera. Nuestro encuentro hará nuestra vida hermosa por lo menos por treinta años. Por mi parte, estoy tomando un sorbo profundo de juventud y regresaré lleno de amor y de fuerza. Durante el trabajo un cumpleaños, mi cumpleaños, fue la ocasión para meditar largamente acerca de vos. ¿Te llegará esta carta a tiempo para tu cumpleaños? Me hubiese gustado darte cien mil cigarrillos americanos, una docena de vestidos de alta costura, un departamento en la rue de Seine, un automóvil, una pequeña casa en el bosque de Compiègne, la de la Belle Isle y un pequeño ramo de cuatro peniques. En mi ausencia, puedes ir y comprar las flores, yo te las pagaré, por supuesto. Lo demás te lo prometo para más adelante. Pero antes que nada, toma una buena botella de vino y piensa en mí. Espero que tus amigos no te dejen sola ese día. Les agradezco su devoción y su coraje. Recibí un paquete de Jean-Louis Barrault hace una semana. Bésalo en la mejilla por mí así como a Madeleine Renaud, ya que el paquete es una prueba de que mi carta ha arrivado. ¿Qué hay de nuevo con mis libros en la prensa? Tengo muchas ideas para poemas y novelas. Lamento no tener ni la liber
tad ni el tiempo de escribirlos. Puedes, sin embargo, decirle a Gallimard que tres meses después de mi regreso recibirán el manuscrito de una historia de amor en un género enteramente novedoso. Estoy cerrando por hoy.
Hoy, el 15 de julio, recibí cuatro cartas, de Barrault, Julia, Dr. Benet y Daniel. Agradeceles, y disculpame con ellos por no haber respondido. Tengo derecho a una carta por mes. Aún nada de tu mano, pero sí recibo noticias tuyas. Espero que esta carta sea como nuestra vida por venir. Mi amor, te beso tan tiernamente como la honorabilidad lo permite en una carta que debe pasar por la censura. Mil besos. ¿Recibiste el pequeño arcón que te envié al hotel de Compiègne?
Robert
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