El extranjero Albert Camus

 

Titulo: El extranjero
Autor: Albert Camus
Año: 1942 (2015)
Traducido por: José Ángel Valente

Editorial: Alianza
Temática: Ficción y Temas Afines
Páginas: 128
ISBN: 978-84-9104-193-1

Sinopsis: Albert Camus (1913-1960) no sólo fue uno de los escritores más prestigiosos de la generación que llegó a la madurez entre las ruinas, la frustración y la desesperanza de la Europa demolida por las dos Guerras Mundiales, sino que el paso del tiempo agiganta cada vez más su figura excepcional y el valor de su obra. "El extranjero", novela con cuya publicación saltó a la fama en 1942, tiene como referencia omnipresente a Meursault, su protagonista, a quien una serie de circunstancias conduce a cometer un crimen aparentemente inmotivado. El desenlace de su proceso judicial no tendrá más sentido que su vida, corroída por la cotidianidad y gobernada por fuerzas anónimas que, al despojar a los hombres de la condición de sujetos autónomos, los eximen también de responsabilidad y de culpa.

  • Hoy, mamá ha muerto. O tal vez ayer, no sé. He recibido un telegrama del asilo: «Madre fallecida. Entierro mañana. Sentido pésame». Nada quiere decir. Tal vez fue ayer.
  • Las líneas de cipreses que subían a las colinas cerca del cielo, esta tierra rojiza y verde, las casas extrañas y bien dibujadas, me hicieron comprender a mamá.
  • Gruesas lágrimas de nerviosismo y dolor corrían por sus mejillas, pero las arrugas las retenían, se estancaban, se reunían y formaban un barniz de agua en aquel rostro destruido.
  • su verdadera enfermedad era la vejez, y la vejez no se puede curar.
  • Hacía ya dos horas que el día no avanzaba, dos horas que había anclado en un océano de metal hirviente.
  • Nunca vi un alma tan endurecida como la suya.
  • La cárcel estaba en la cima de la ciudad y, por un ventanuco, podía ver el mar.
  • Comprendí entonces que un hombre que no hubiese vivido más que un solo día podría, sin dificultad, vivir cien años en una prisión. Tendría suficientes recuerdos para no aburrirse.
  • Sólo las palabras ayer o mañana tenían, para mí, sentido.
  • Incluso en un banquillo de acusado es interesante oír hablar de uno mismo.
  • ni uno solo de los principios morales que custodian el corazón de los hombres, me era accesible.
  • el vacío del corazón tal y como se descubre en este hombre se convierte en un abismo donde la sociedad podría sucumbir.
  • no estaba tal vez seguro de lo que me interesaba realmente, pero estaba absolutamente seguro de lo que no me interesaba.
  • «Una vida en que pudiera acordarme de ésta»
  • Como si esa gran cólera me hubiese purgado del mal, vaciado de esperanza, ante esta noche cargada de signos y de estrellas me abría por vez primera a la tierna indiferencia del mundo.
  • Para que todo sea consumado, para que me sienta menos solo, no me queda más que desear en el día de mi ejecución la presencia de muchos espectadores que me acojan con gritos de odio.

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