Se cumplen 80 años de la muerte del autor que marcó un antes y un después en las letras contemporáneas.
13/01/2021
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Los cuentos de Dublineses (1914), la novela Finnegans Wake (1939) y antes, en 1922, la monumental novela Ulises. Hoy se cumplen 80 años de la muerte de James Joyce, el escritor irlandés que se convirtió en universal, marcó un antes y un después en la literatura contemporánea y aún genera potentes lecturas de su obra.
Nació en el suburbio de Rathgar (Dublín) en 1882 y pasó décadas viviendo fuera de Irlanda. Murió en Zurich, el 13 de enero de 1941, a la edad de 58 años, tras ser operado de una úlcera.
"Joyce ha sido uno de los autores extranjeros que más ha influido en la literatura argentina del siglo XX: su escritura, desde Dublineses hasta Finnegans Wake, absorbe e incorpora lo mejor de las vanguardias europeas, desde el expresionismo al surrealismo, desde una posición periférica, de país colonizado y en proceso de descolonización: demuestra que la modernidad es posible en todas partes, que la vanguardia no es el coto privado de los países centrales", analiza el escritor, crítico y traductor Carlos Gamerro, en diálogo con la agencia Télam. Y amplía: "Convirtió el inglés de Irlanda en la variedad más prestigiosa, como Borges haría luego con el español rioplatense" y, según sus palabras, construyó una literatura eminentemente urbana experimentando con todos los géneros.
"Los procedimientos que utiliza en el relato Los muertos, por ejemplo, la manera de cambiar de cuadro, anticipa el montaje de un tipo de cine de autor que todavía miramos", analiza el escritor y traductor Edgardo Scott, quien destaca la destreza que tuvo para "encontrar nuevas soluciones formales, para inventar la subjetividad de una época".
Ulises, la obra cumbre, trata -principalmente- de las andanzas de Leopold Bloom a través de Dublín durante un solo día: el 16 de junio de 1904. A pesar de que la superficie de la novela es la cotidianidad más rasa, la obra tiene una arquitectura secreta que la liga íntimamente con la Odisea de Homero y también con una constelación de símbolos culturales -explícitos e implícitos- que logran hacer de Ulises una especie de Biblia literaria en más 800 páginas.
Gamerro señala que la investigación del lenguaje de la conciencia en Ulises, y el de la inconsciencia en Finnegans Wake, completa el proyecto del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, y permite el del psicoanalista francés Jacques Lacan. Y que su influencia llega, con fuerza, a Latinoamérica. Para el escritor argentino, grandes novelas del boom latinomericano, contando obras como Rayuela, Conversación en la Catedral, Yo el supremo y El obsceno pájaro de la noche, entre otras, le deben mucho a las posibilidades que inauguró Joyce.
Desde su experiencia de crítico, no obstante, Gamerro subraya que buena parte de la literatura latinoamericana de los años 60 toma como modelo al estadounidense William Faulkner. La fórmula "faulkneriana" de combinar literatura regionalista y rural con procedimientos modernistas de vanguardia es "la fórmula del boom", pero el estudioso nota una diferencia con la literatura argentina del siglo XX, donde "el foco pasa decisivamente del campo a la ciudad, ciudad que es además una metrópoli cosmopolita, marcada por la inmigración europea". Precisa: "Joyce, que acomete él sólo la tarea de convertir la bucólica irlandesa en una literatura moderna y urbana, ha sido por eso, más que Faulkner, nuestro modelo".
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