Livia Drusila Castro Madrid-08/02/2025
Donald Trump no para. Cada día desde que juró el cargo inunda los medios de comunicación de titulares nuevos. Aranceles, sanciones o deportaciones son algunas de las palabras favoritas de su diccionario. Trump quiere dominar el mundo a toda costa y si no, “algo muy gordo va a pasar”. Sí sí, esto fue exactamente lo que dijo hace unos días con respecto al Canal de Panamá. “Pienso recuperar el Canal de Panamá o algo muy gordo va a pasar”.
Esta semana ha enviado migrantes a Guantánamo, donde ha creado un campo de concentración en toda regla, y ha dejado claro cuál es su nuevo objetivo: la Franja de Gaza. Dice que quiere tomar el control de Gaza y echar a los palestinos de allí.
La semana pasada impuso aranceles a México, Canadá y China y días después los canceló. Bueno, más bien, los pausó, aunque solo a los dos primeros. También quiere imponérselos a la Unión Europea, pero ¿lo hará? ¿Cuál es su objetivo? ¿Desatar una guerra comercial? ¿Generar inestabilidad? ¿O doblegar a otros gobiernos?
Guerra comercial
En un posible escenario de guerra comercial entre Estados Unidos y Europa todos pierden, pero una cosa es decir y otra muy diferente hacer. Según Trump, la UE se ha aprovechado de Estados Unidos con un superávit comercial de más de 300.000 millones de dólares.
Si finalmente la Casa Blanca decide imponer estos aranceles, uno de los países más afectados de Europa puede ser Alemania, ya que Estados Unidos es su mayor socio fuera de la UE.
Sin embargo, los países de la Unión Europea no son los que más afectados se verían por estas medidas, México y Canadá están en una situación peor. El 31 de enero, Donald Trump anunció la imposición de aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá y de hasta un 15% a China.
Ni corto ni perezoso Trump declaró la emergencia nacional para invocar la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional, que autoriza a un presidente a gestionar unilateralmente las importaciones durante una crisis. Pero ¿qué crisis? Su excusa es la entrada de fentanilo y de personas migrantes por la frontera.
Sin embargo, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, no se cruzaron de brazos y aplicaron la ley del ojo por ojo y el diente por diente. Trudeau anunció aranceles del 25% a una lista de productos del país vecino por valor de 30.000 millones de dólares estadounidenses.
Y Sheinbaum, lo mismo: dijo que preveía “medidas arancelarias y no arancelarias”. Pero el 3 de febrero hubo un nuevo giro en esta guerra de aranceles. México y Estados Unidos alcanzaron un acuerdo in extremis para frenar la imposición de estas medidas tributarias. Lo mismo sucedió con Canadá, aunque en ambos casos la decisión no implica una cancelación total, si no que se posponen 30 días.
El control de Gaza
El peor de los titulares de esta semana ha sido este: Trump ha invitado a Benjamin Netanyahu a la Casa Blanca y ha afirmado con total rotundidad que va a tomar el control de la Franja de Gaza y que los palestinos deben abandonar el territorio. Su objetivo es convertir la zona en la Riviera Maya de Oriente Medio. Para ello el presidente no ha descartado desplegar tropas estadounidenses en Palestina y ha dicho que hará lo que sea necesario para completar el proyecto.
Esta es la primera vez que Trump habla de una implicación directa a largo plazo en Gaza y también la primera vez que sugiere que los palestinos deben ser reasentados de manera permanente en otros países.
El estilo de gobierno de Donald Trump se caracteriza por la imposición, la amenaza y la confrontación. Su afán por doblegar a otros gobiernos a base de aranceles y sanciones no solo erosiona las relaciones diplomáticas, sino que también pone en riesgo la economía mundial. Su política exterior, basada en la intimidación y la imposición de medidas unilaterales, ha demostrado ser volátil e impredecible, dañando incluso a sus propios aliados. Sin embargo, su tendencia a generar crisis con fines políticos podría volverse en su contra, ya que cada vez más países están optando por resistir sus embates en lugar de ceder ante sus amenazas
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