Franco Corelli, el príncipe de los tenores

 En su centenario

01 / 04 / 2021 - Marcelo CERVELLÓ - 

 Warner Classics













Su voz, como su canto, es inconfundible. Como Manrico, Don José, Calaf, Chénier, Cavaradossi, Radames o Maurizio marcó toda una era. La voz de oro de Franco Corelli nacía exactamente hace ya 100 años, el 8 de abril de 1921, y con ella la leyenda.

Enrico Caruso, el tenor de tenores que hacía llorar a las orquestas

 Tal día como hoy, hace 150 años, veía la luz en Nápoles el mejor tenor de todos los tiempos, cuya voz prodigiosa pudo ser preservada en algunos de los primeros discos publicados de la historia

Cautivadora e inimitable: qué convirtió a María Callas en "La Divina", la diva más grande de la historia

 Maria Callas

Getty Images

    • Autor,Arwa Haider
    • Título del autor,BBC Culture

Este mes se conmemora el centenario del nacimiento de una de las artistas más ilustres de la música: la soprano greco-estadounidense María Callas, nacida María Kalogeropoulos en Manhattan, en diciembre de 1923.

Paul Robeson: el héroe trágico de la izquierda

 Autor   Mario Kessler

Paul Robeson ofrece una actuación para los trabajadores del muelle en Oakland, California, en 1942. Foto: Wikimedia Commo
El músico, actor y socialista debe ser recordado tanto por sus heroicas contribuciones como por su apego al estalinismo.

 



Boda de Jeff Bezos y Lauren Sánchez

Veronés, Bezos y la última función de Venecia

El Prado expone la grandeza teatral del pintor veneciano mientras Jeff Bezos convierte la Serenissima en un plató de vanidad. Arte, poder y decadencia se entrelazan en la ciudad que aprendió a vivir de su naufragio.

Rubén Amón

¿56.000, 80.000 o 377.000? La difícil tarea de cifrar los muertos del genocidio en Gaza

 Sin testigos, ni ayuda internacional, la masacre continúa en la Franja de Gaza mientras se complica cada vez más la posibilidad de dimensionar de forma certera el coste humano de la incursión militar de Israel.

El cuerpo de un palestino muerto bajo los escombros de una gasolinera en la Franja de Gaza, en junio de 2025.Khamis Al-Rifi / REUTERS

Javier López Alós: “Es utópico pensar que el capitalismo puede ser el espacio de felicidad de la gente”

El doctor en filosofía y escritor publica junto a Vicent Botella i Soler el ensayo 'Por qué pensamos lo que pensamos' (Arpa, 2025).

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El escritor Javier López Alós. Foto: M. Abesa

Es bastante común que, cuando se juntan personas afines, surjan proyectos interesantes. El caso de este libro lo demuestra. Por qué pensamos lo que pensamos. Cómo razonamos los humanos, por qué nos equivocamos tanto y qué podemos hacer al respecto (Arpa, 2025) acaba de ser publicado de la mano de dos autores que se conocieron por casualidad y terminaron hermanados laboralmente en torno a las mismas preguntas. Uno es Vicent Botella i Soler, escritor y doctor en Física, y el otro es Javier López Alós, doctor en Filosofía y también escritor. Para esta entrevista, hemos hablado con el segundo, quien ha publicado ensayos anteriores como Crítica de la razón precaria (2019) y El intelectual plebeyo (2021). Concretamente, se trató de una conversación de dos horas durante las cuales abordamos casi todas las claves del nuevo libro, corto (menos de 200 páginas), pero enjundioso. 

¿Cómo surge este libro?

    El germen del libro tiene que ver con el azar. Vicent y yo nos conocimos de forma casual, en un viaje en Blablacar. Empezamos a hablar, descubrimos que teníamos ciertos intereses en común, un pasado académico en el extranjero, y que ambos habíamos regresado a España recientemente. Entonces quedamos en volver a vernos: “A ver si un día nos tomamos un café”, se suele decir. Y, efectivamente, quedamos para almorzar, para un café, y nos fuimos haciendo amigos.

    Él viene de una formación científica dura; es doctor en física y se dedicaba a la neurociencia. Entonces, nos dimos cuenta de que determinados problemas cada uno los enfocaba desde su perspectiva disciplinaria, pero acababan siendo complementarias las miradas. Bueno, pues en una de esas conversaciones, Vicent dijo: “Estas cosas son muy interesantes y la mayoría de la gente no las conoce, deberíamos comunicarlas de alguna forma”.

    Casualmente, unos meses después surgió la posibilidad de hacer un curso juntos. Entonces lo montamos, y ese curso funcionó muy bien. Además, en ese curso había muchos profesores de secundaria que nos dijeron: “Deberíais llevar esto a institutos”. Hicimos una versión para institutos, luego hicimos una versión para el público general con ayuntamientos; la cosa siguió funcionando muy bien y… la gente nos preguntó por qué no sacábamos un libro. Así que, al final, lo acabamos escribiendo. Como ves, este libro procede de muchas conversaciones y diálogos anteriores. Eso nos facilitó mucho la escritura, que se volvió muy orgánica.

    La mente es un mecanismo vago: se deja influenciar por el contexto, elige soluciones fáciles a los problemas porque pensar requiere esfuerzo, y tiene multitud de sesgos: ¿por qué nos llamamos homo sapiens?

      No es injusto pensar que el ser humano es un ser racional con una inteligencia muy desarrollada. El malentendido viene cuando se considera que la razón funciona siempre y de la misma manera, infaliblemente. Lo que tenemos que asumir es que, efectivamente, somos racionales, pero la racionalidad humana también incluye el fallo, e incluye un montón de imprecisiones, sesgos, etc. De hecho, nuestra inteligencia es limitada.

      «Lo que tenemos que asumir es que, efectivamente, somos racionales, pero la racionalidad humana también incluye el fallo, e incluye un montón de imprecisiones, sesgos, etc. De hecho, nuestra inteligencia es limitada«

      Pero es lo que nos ha mantenido vivos: no saltamos o corremos mucho, no tenemos unas mandíbulas para pelear contra grandes animales. Es decir, nuestra ventaja competitiva ha sido justamente la inteligencia. Ahora, hacer de eso algo completamente ilimitado, o llevarnos las manos a la cabeza cada vez que descubrimos que no lo comprendemos todo o que hacemos tonterías, pues revela cierta ingenuidad con respecto a nuestras propias posibilidades. 

      ¿No crees que, desde el punto de vista evolutivo, ahora probablemente seamos menos inteligentes? Por otra parte, la inteligencia ha ido perdiendo valor en la sociedad y no somos capaces de resolver grandes problemas como el cambio climático, a pesar de que el conocimiento exista –pero no la aplicabilidad–. 

        Hay dos partes. Por un lado, sí parece, según varios estudios, que en los últimos años ha habido una reducción en la inteligencia humana, y esto parece difícil no asociarlo a la dependencia de los aparatos tecnológicos, que, de alguna forma, suplen nuestra actividad de cálculo, de memoria, etc. Entonces, a base de no ejercitar esas capacidades, se van atrofiando. Sí que hay por primera vez en la inteligencia mediciones que dicen que esta va a menos. 

        Luego está la paradoja de la ignorancia, que es bastante antigua. Ahora bien, una cosa es que sepamos mucho en tanto especie, pero la especie no tiene agencia en sí. Entonces, la paradoja de la ignorancia es que conocemos como especie más cosas, pero individualmente somos más ignorantes respecto al conjunto; es decir, respecto al repertorio de cosas a conocer. En otras palabras, cuanto más conocimiento acumulado hay, más ignorantes somos, porque el conjunto es mayor.

        Esto quizá lo investigue en el próximo libro:  la información disponible aumenta cada día de forma exponencial, pero ¡nuestras capacidades no! Nuestras capacidades se mantienen más o menos estables o tienden a disminuir. Esto es importante para contextualizar esa sensación: cómo es posible que seamos tan ignorantes teniendo más conocimiento.

        «La información disponible aumenta cada día de forma exponencial, pero ¡nuestras capacidades no! Una de las formas de fabricar ignorancia y confusión –y eso lo vemos en los medios de comunicación de masas– es la sobreinformación».

        Una de las cosas que ocurre, en el caso del cambio climático, por ejemplo, es que hay información disponible, pero, ¿en qué condiciones estamos de procesarla? De hecho, una de las formas de fabricar ignorancia y confusión –y eso lo vemos en los medios de comunicación de masas– es la sobreinformación. Justamente porque me estás bombardeando con mucha información, no me estás informando. 

        Este es un libro del que pueden aprender políticos, publicistas en busca de claves sobre la psicología del consumidor, o gentes que buscan perfilar sus cabezas en un mundo de posverdad. ¿Quién es vuestro público objetivo?

          La idea fundamental, en un sentido más político, es que el libro pueda interesar a cualquiera, porque habla de cosas que nos ocurren a todos. Y esos públicos potenciales que has nombrado también nos afectan a cualquiera. Es decir, conocer los mecanismos por los cuales se rige la psicología de consumo, o la publicidad, o el mundo de las aplicaciones, o la propaganda política es algo cuyas consecuencias exceden a los profesionales de dichos campos. Nosotros hablamos de “alfabetización cognitiva”.

          Vicent siempre dice: de la misma manera que para mucha gente se ha vuelto común cierto lenguaje relacionado con la salud –alguien te puede decir que tiene una contractura, o que tiene que tomar más hidratos de carbono, o más vitamina D–, en términos cognitivos, la mayoría de la gente desconoce cómo pensamos. Evidentemente saber no te protege totalmente, pero no saber te expone mucho más. Entonces, la idea es llegar a la mayor cantidad de gente posible, pero no totalmente buscando la aplicabilidad, no como un manual. 

          Tampoco podría ser un manual, porque el mismo libro afirma que, aun sabiendo cómo funciona la mente, no vamos a dejar de cometer errores. Entonces, ¿para qué lo queremos saber?

            Para estas más vigilantes y tener la capacidad de arbitrar ciertas correcciones. Hay cosas que yo no puedo evitar que me ocurran, pero sí puedo reducir su incidencia o mitigar las consecuencias. Pensemos en la percepción: si un efecto óptico me engaña, pero yo sé que el palo no se ha doblado, que el palo está recto, o que ha sido gol, entonces reacciono de una determinada forma, independientemente de lo que digan mis ojos. Eso lo podemos aplicar a determinados procesos cognitivos.

            Por ejemplo: si yo sé que la fatiga es un elemento que condiciona las decisiones que se toman, sería razonable que la OIT [Organización Internacional del Trabajo] lo tuviera en cuenta para la distribución de tareas y en los horarios. Y no tener la expectativa de que el trabajador o trabajadora va a tener un rendimiento constante durante toda su jornada, de lunes a viernes, independientemente de la tarea que le asignes. Es decir, hay consecuencias prácticas.

            Justamente tenía una pregunta sobre este tema. Lo mencionas cuando hablas de los jueces que, dependiendo de a qué hora estén trabajando y lo descansados que se encuentren, conceden más permisos de libertad condicional o menos. Deberíamos poder eliminar el cansancio, que es uno de los mayores condicionantes del rendimiento cognitivo, con consecuencias gravísimas. 

              Por eso es tan importante la lucha por liberar tiempo, por trabajar menos y trabajar mejor. Trabajar lo necesario para poder tener una vida en condiciones. Porque no sólo es una cuestión de fatiga; es que, además, hay una relación entre la fatiga y la tendencia a posturas conservadoras, es decir, al mantenimiento del statu quo.

              Este ejemplo se verifica con los tratamientos médicos: es difícil que, al final de la jornada, tu médica vaya a cambiártelo. Si tú sigues estando viva, entonces para qué se va a parar a pensar, si además no está en condiciones de elaborar demasiado. Se tiende a lo seguro. La fatiga tiende a la conservación del statu quo porque el cambio implica siempre un gasto de energía y un elemento de incertidumbre. Esto nos podría llevar lejos en la reflexión general política. No sólo es el estrés o el miedo, sino que el cansancio nos vuelve más proclives a ser víctimas del estrés, del miedo, por instinto de defensa y conservación.

              Así que nos hace mucho más pacatos y mucho menos audaces a la hora de pensar que es posible una realidad distinta a aquélla que nos está fastidiando la vida. Y es una cosa que, a nivel personal, cualquiera puede ver. Esa frase que dice: “Estoy tan cansado que no puedo ni pensar” es cierta. Imagínate: quiero cambiar de vida, de trabajo, estoy atrapado en una situación tremenda, pero estoy tan reventado que no me da para pensar por dónde salir. Es muy complicado pensar que esto no tiene una dimensión a nivel político. 

              «Por eso es tan importante la lucha por liberar tiempo, por trabajar menos y trabajar mejor. Trabajar lo necesario para poder tener una vida en condiciones«.

              Por eso yo creo que, políticamente, es imperativa la lucha por la liberación de tiempo, que además está relacionada con la participación democrática, porque la implicación política tiene que ver con la disponibilidad de tiempo. Y de un tiempo en condiciones. Si no, cómo vas a leer, cómo vas a entender las cosas. Cuando decimos: “Es que la gente no se informa…” Pero, ¿cómo se van a informar? O cuando se critica el uso de redes, o el consumo de televisión de baja calidad… Bueno, si quieres a las 10 de la noche, cuando lleguen de trabajar, se hacen un seminario de Dostoievski mientras acuestan a los niños [Risas]. Es muy difícil que la vida no sea un “virgencita, que me quede como estoy”.

              Me interesa el caso del violinista de renombre que toca en el metro y nadie lo escucha, porque le falta contexto. ¿Podría ocurrir que un músico mediocre actuara en los mejores auditorios, respaldado por la crítica, y luego tocase mal? En otras palabras, ¿el contexto favorece, o el contexto lo es todo

                No lo es todo, pero es mucho. A este violinista casi nadie le hizo caso, pero hubo algunas personas que sí. Gente con una sensibilidad musical especial que sí apreciaron que allí estaba pasando algo. Lo que planteas es, en cierto modo, la denuncia de Duchamp [con Fuente -el urinario–, 1917]: cómo la institución monta un marco a partir del cual lo que sucede allí ya es arte.

                Sin embargo, eso sirve para mucha gente, pero no para todo el mundo. Es decir, es difícil que en un auditorio importante se le tome el pelo a todo el público, porque en ese público hay gente formada. Luego es verdad que hay elementos de prestigio, muchas veces de esnobismo, según lo cual yo tengo mucha sensibilidad artística porque voy a ciertos teatros o museos, aunque no entienda nada de lo que está pasando allí. Bueno… sí, hay un prestigio de los lugares y eso condiciona favorablemente la percepción. 

                Leyendo tu libro me acordaba del concepto “campo de producción cultural”, de Bourdieu; y, respecto a lo literario, específicamente, de cómo algunos elementos legitiman tu obra: las reseñas, también los lugares donde la presentas, las editoriales. En la era del marketing, a veces resulta complicado pensar que detrás de la fachada hay una casa. 

                  El marketing es muchísimo, pero no podemos decir que sea todo. Por ejemplo, cuando se adultera un paquete de alimentos de cierta calidad, se puede mezclar con otras cosas, pero tiene que ser en la dosis justa como para que no le cambie el sabor a todo el conjunto. 

                  El “exceso de alternativas”, afirmas, demuestra que tomar decisiones se vuelve imposible, nos bloqueamos. Además, es una falacia: el “puedes ser lo que quieras” paraliza. Bourdieu hablaría de las probabilidades del espacio social, que están marcadas por la clase. ¿Crees que deberíamos decirles a los niños que sus posibilidades son limitadas?

                    Siendo un poco más radical, creo que deberíamos decirles: “Tienes derecho a intentar ser lo que quieras”. La paradoja de la elección tiene que ver con el aumento de dificultad para elegir a medida que aumentan las posibilidades de elección. Ese es el mundo de las aplicaciones de citas, una de las bases de su funcionamiento, también a la hora de generar la insatisfacción para que pienses que la siguiente elección será la buena.

                    Pero a los niños no siempre se les da esa paradoja cuando les decimos “puedes ser lo que tú quieras”, porque no todos tienen un abanico enorme de posibilidades. Lo asocio más a la idea de “si quieres, puedes”; o “podrás conseguir todo lo que te propongas”. Sí es verdad que aquellos que tienen más posibilidades tienen más dificultades para escoger. Y otros tienen menos posibilidades, porque la clase social les estrecha el margen. Eso es cierto.

                    «La paradoja de la elección tiene que ver con el aumento de dificultad para elegir a medida que aumentan las posibilidades de elección. Ese es el mundo de las aplicaciones de citas, una de las bases de su funcionamiento, también a la hora de generar la insatisfacción para que pienses que la siguiente elección será la buena«.

                    Te voy a pedir disculpas por mencionar tanto a Bourdieu, pero algunas de las situaciones que mencionáis tengo la sensación de haberlas leído antes desde otras disciplinas que no son la psicología, porque en el libro la psicología es el campo fundamental, ¿verdad?

                      Sí. Lo que nosotros intentábamos ahí es, a partir de investigaciones publicadas, hacer una interpretación. Lo original de nuestro libro es la interpretación, y una interpretación con una dimensión filosófica y política. También está la idea de divulgación crítica: no es sólo contar cosas curiosas, sino hacerlo con un cuestionamiento y una dirección. Y hay una pregunta: ¿hacia dónde quiere conducir este ensayo?

                      Es decir, estamos viendo a lo largo del libro que los seres humanos constantemente nos damos de bruces con la idea de cómo estamos hechos, y de cómo pensamos, y eso nos produce problemas, porque la sociedad está montada precisamente sobre la presunción de que somos siempre racionales. Por ejemplo; el homo economicus, la teoría de la decisión racional, etc.

                      Entonces, la pregunta es: ¿hasta qué punto la forma social actual, moderna y capitalista, es coherente con cómo somos? Porque, si no lo es –y ya sabemos que no lo es desde otros lugares, como el psicoanálisis–, y encima desde el punto de vista del homo economicus y la racionalidad estamos exigiéndonos cosas que es imposible que podamos cumplir, entonces, en realidad, podría decirse que la utopía, que lo que es utópico en el sentido peyorativo del término es pensar que una sociedad con una antropología de este estilo puede funcionar.

                      O sea, es utópico pensar que el capitalismo puede funcionar, y que puede ser el espacio de la felicidad de la gente. Esto es una promesa que no se corresponde ni con la historia, ni con ninguna posibilidad de ningún tipo, y desde luego no con la forma en que funcionamos, y la manera en que nuestra constitución física, biológica, y nuestro cerebro están hechos. 

                      Es verdad que muchas de estas cosas son conocidas, como dices, desde la psicología. El problema es que no salen de la psicología. Quedan como un conocimiento aislado, que funciona como una ciencia aparte. La cuestión es sacar el conocimiento de sus establos disciplinares y llevarlo a la plaza. 


                      https://www.lamarea.com/2025/05/28/javier-lopez-alos-por-que-pensamos/

                      La IA está idiotizando a la gente”

                       Además de los factores éticos y sociales, lectores y lectoras reflexionan sobre la estandarización de la escritura y el pensamiento.

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                      Profesionales del sector editorial protestan frente a las oficinas de Meta en Londres por el uso de libros con derechos de autor para entrenar la IA. Vuk Valcic/ZUMA Press Wire/Reuters

                      En El cuento de nunca acabar, Carmen Martín Gaite explica de manera maravillosa por qué la literatura funciona. No hay truco. Tras las palabras que se escriben, decía ella, está el pensamiento. Y, sobre esa idea, destaca otra cuestión fundamental: la necesidad de escuchar a los demás, de ver no sólo lo que dicen sino cómo lo dicen. Los elementos extraverbales que siempre hemos estudiado en las clases de Lengua y su relevancia en la función comunicativa. 

                      Todo esto está cambiando no por la IA, sino por el uso que hacemos de ella. «Nuestra forma de escribir se volverá más simple, menos interesante y más homogénea», afirma en una entrevista en El País la lingüista Naomi Baron, que lleva cuatro décadas estudiando cómo cambia la comunicación humana con la irrupción de las máquinas.

                      Ella misma admite las modificaciones que ha supuesto en su propia escritura: «Empiezo a escribir un correo y la sugerencia de palabras y el autorrelleno me dicen cuáles serán mis próximas tres palabras. Cuando le estoy escribiendo a un amigo digo ‘no, tengo maneras más interesantes o personales de decir esto y, porque es mi amigo, merece el tiempo que me tome para escribirle’. Sé que estoy poniendo menos esfuerzo en mis correos porque los programas están mejorando y hacen cada vez más lo que yo haría. Preocupa porque gran parte de la comunicación con la gente que nos importa ya se hace por escrito, y si ahora ni siquiera soy yo la que escribe, mis conexiones personales se deterioran». 

                      En la explicación, cita también una de las herramientas de Microsoft, que permite responder un correo electrónico sin haberlo leído, porque la IA lo revisa y responde por la persona. ¿Supone esta uniformidad un problema? Baron advierte: «La razón por la que algunos libros se siguen leyendo 200 años después es porque justamente hay algo muy personal, muy humano en ellos». 

                      Entre los lectores y lectoras de La Marea, hay quienes comparten la misma visión, incluso profesiones que, podríamos pensar, están más cerca de la IA. Javier Fernández, ingeniero informático, marca una diferencia fundamental en este punto: no es lo mismo la IA generativa, como ChatGPT, que cualquier otra clase de IA. «Si bien estoy completamente en contra de la primera por aspectos medioambientales y éticos, entre otros, la segunda creo que sí que puede ser de ayuda». El ejemplo más visible es el efecto de esta tecnología en los hospitales. En su opinión, la IA generativa «está idiotizando a la gente». «Hay gente que ya no sabe hacer la o con un canuto. Esto lo he visto en el grado de Ingeniería Informática, donde ya no saben ni hacer lo más básico sin recurrir a la ayuda». 

                      Daniel Cotillas, comunicador social, es también un caso excepcional. Se dedica profesionalmente a la creación de herramientas digitales pero «con una extraña salvedad»: que apenas usa redes sociales y, por el momento, tampoco IA. «Bueno, al menos no de forma asidua o intencional. Al fin y al cabo ya estamos usando IA sólo por el hecho de estar conectados a Internet», aclara.

                      Además de la escritura, a él le preocupa también la estandarización del pensamiento. «He visto con amigos que la usan el tipo de respuesta que les otorga ante preguntas de comparación en el pensamiento de autores, o respecto a temáticas complejas y, siendo una tecnología que simplemente consulta grandes cantidades de datos a gran velocidad, el resultado acaba siendo una amalgama de grises sobre la que no siento nada dentro de la epidermis». 

                      En su análisis, pone también sobre la mesa ese «asombramiento» al que asistimos ante lo que hace la máquina y que, básicamente, tiene que ver con la rapidez: «Encontramos la metáfora perfecta con la comida rápida: no es buena, no está rica y da dolor de estómago, pero no dejamos de asombrarnos de la capacidad de tener algo comestible en la mesa 10 minutos después de haberlo pedido».

                      Y tiene un mensaje para quienes afirman que la IA ha venido para quedarse: «Es una herramienta, sin duda, y como tal tendremos que ver ahora qué uso le damos (o eso o le reventamos el martillo de Heidegger en la CPU); pero ante la manida e insidiosa frase que esgrimen aquellos que viven obnubilados por estas novedades de “la IA ha venido para quedarse así que lo mejor es adaptarse” yo diría que “la IA ha venido para quedarse así que lo mejor es que la coloquemos en el lugar que le corresponde”. Y ese lugar, para mí, sería barriendo la casa, para que yo pueda irme al parque a jugar un rato».


                      Como mucha otra gente, Álvaro Urdániz probó la IA con ChatGPT por curiosidad y se sorprendió de lo que podía hacer. Más tarde, en cambio, afirma que vio los problemas éticos que conlleva. Y los enumera así: robo de propiedad intelectual, consumo desaforado de recursos hídricos, desinformación, privacidad, pérdida de puestos de trabajo… 

                      «Cuanto más veía, más disparatado e injustificable me parecía, así que decidí evitar la IA generativa en todo lo que está en mi mano, ya sea buscadores de Internet, diferentes apps, redes sociales… Ya no la utilizo e intento evitar aquellos servicios que hacen uso de ella. Creo que, ahora mismo, no hay justificación ética para el uso de la IA generativa y no considero que se trate de rechazar el progreso, sino de hacer un uso responsable y moral de la tecnología».  


                      https://www.lamarea.com/2025/06/17/la-ia-esta-idiotizando-a-la-gente/

                      Jeff Sharlet: “Hace muchos años que en Estados Unidos la izquierda secular ocupa el margen”

                      El periodista norteamericano publica una nueva traducción de ‘La Familia’, su libro sobre una organización religiosa fundamentalista tan poderosa como poco conocida. Este movimiento lleva años intentando minar la democracia estadounidense. «Y tal vez ya lo haya conseguido», advierte.

                      Tecnofeudalismo: la nueva era del poder corporativo

                       Unas pocas corporaciones tecnológicas gigantes, las 'Big Tech', operan de una forma que se asemeja al sistema feudal de la Edad Media.

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                      El propietario de Amazon, Jeff Bezos. DANIEL OBERHAUS / Licencia CC BY 2.0 DEED

                      "Cada persona tiene a un genio consumado dentro de ella", Walter Russell

                       "¿Puede darme el secreto de su vida?"

                      Walter Russell, "Cada persona tiene a un genio consumado dentro de ella"

                      Walter Russell primero duda y luego responde: "Sí, creo sinceramente que cada persona tiene a un genio consumado dentro de ella. Algunas parecen tenerlo más que otras sólo porque son más conscientes de ello, es la consciencia o inconsciencia de esto lo que hace que unos sean maestros y otros estén atados a la mediocridad".

                      Internet of Things (IoT) Cinco disrupciones futuras del IoT

                       Juan Ángel Asensio




                      Internet of Things (IoT)

                      Cinco disrupciones futuras del IoT

                      Del hogar al hospital, del campo a la ciudad, el Internet de las Cosas está a punto de desencadenar transformaciones radicales que cambiarán nuestra forma de vivir, producir y decidir.

                      "Los jóvenes tenemos que cambiar nuestras expectativas. El tiempo económico perfecto que vivieron los boomers podría no repetirse nunca"

                       Kyla Scanlon

                      Pie de foto,Kyla Scanlon es una escritora estadounidense especializada en economía.
                        • Autor,Katty Kay
                        • Título del autor,

                      No es fácil ser joven hoy en día. Lo veo cuando hablo con mis hijos y sus amigos. Muchos envían cientos de solicitudes de empleo y luego son rechazados por un algoritmo. El costo de comprar una casa es inalcanzable y el costo de tener un hijo parece aún mayor.

                      Escohotado La responsabilidad individual es el pilar esencial de la obra del filósofo español LIBRO GRATIS

                       Alejandro Villamor


                      Tres ideas clave de Antonio Escohotado

                      La responsabilidad individual es el pilar esencial de la obra del filósofo español, además de otros temas como el autoritarismo o las drogas.

                      Polarización, soledad y algoritmos

                       Antoni Gutiérrez-Rubí   @AntoniGR


                      La posibilidad de crecer en una realidad analógica en pleno siglo XXI está reservada para unos pocos privilegiados. La gran mayoría de los jóvenes de la generación Z ha crecido interactuando con las pantallas y su tiempo inmersos en ellas no para de aumentar.

                      ¿Ética o ideología de la inteligencia artificial?

                       Adela Cortina


                      En su nuevo ensayo, ‘¿Ética o ideología de la inteligencia artificial?’ (Paidós, 2024), la filósofa Adela Cortina reflexiona sobre el deber ético de las tecnociencias, la libertad en la era digital y el control del espacio público por parte de los algoritmos.

                      El pulgar inteligente y la democracia enferma

                       



                      ¿Tiene futuro la democracia?

                      El pulgar inteligente y la democracia enferma

                      La generación que viva 150 años ya ha nacido. Vivirá en un hábitat terrestre diferente y más hostil, y coexistirá con varios sistemas de IA. Lo que no sabemos es si lo hará en una sociedad democrática.

                      «Los lectores hemos naturalizado tanto la violencia que nada nos sorprende»


                       Tras casi una década en Bogotá, el nuevo libro de Fernanda Trías recoge a través de una prosa poética y exuberante sus reflexiones en torno a la topografía: ¿cómo moldea los afectos, las relaciones, los pensamientos, el vivir con las montañas presentes? Pero, a la vez, la geografía andina se convierte en un nuevo escenario en el que las obsesiones literarias de la escritora encuentran otro aliento: la violencia, la claustrofobia, los afectos tóxicos y la oscuridad del erotismo, aunque esta vez traspasados por la exuberancia de los bosques y un tono entre chamánico y naif, entre niño inocente e iluminado loco. Una desmelenada reflexión sobre nuestros vínculos con la naturaleza, el horror que se inflige a los cuerpos y las maneras en que la otredad y la locura pueden ser la única salvación en un mundo anestesiado por el mito del progreso, la desidia del dinero y la espectacularidad gore.

                      ¿Está la IA deteriorando la calidad de internet?

                      La proliferación de la basura digital generada por IA está poniendo en jaque la calidad de los contenidos que vemos en internet, lo que desemboca en desinformación y falta de confianza por parte de los usuarios.

                      La filósofa francesa Claire Marin reflexiona sobre las "rupturas" en el mundo capitalista


                       

                      Tras superar una larga enfermedad, escribió un libro que fue suceso en Francia y se editó en la Argentina. Allí interroga las experiencias límite que atraviesan siempre nuestras vidas, y que sin embargo el mundo capitalista busca esconder bajo la alfombra. La pandemia abrió una nueva percepción de lo que implica "romper", esta vez a nivel global. 

                      El fuego de la libertad: Arendt, Weil, Rand, De Beauvoir y la filosofía ante el abismo

                       


                      historia y pensamiento

                      El fuego de la libertad: Arendt, Weil, Rand, De Beauvoir y la filosofía ante el abismo

                      En la estela de su aclamado 'Tiempo de magos', el filósofo y periodista alemán Wolfram Eilenberger publica ahora 'El fuego de la libertad

                      Eilenberger, Wolfram (2021). El fuego de la libertad. El refugio de la filosofía en tiempos sombríos 1933-1943



                       Eilenberger, Wolfram (2021). El fuego de la libertad. El

                      refugio de la filosofía en tiempos sombríos 1933-1943. Trad. J.
                      Chamorro Mielke. Barcelona: Taurus, 384 pps.
                      Manuel Sánchez Matito
                      Universidad de Sevilla

                      El filósofo y escritor alemán Wolfram Eilenberger entrelaza la vida y las principales ideas
                      de Hannah Arendt con las de tres destacadas autoras del siglo XX: Simone de Beauvoir,
                      Ayn Rand y Simone Weil. El libro nos ayuda a comprender cómo surgieron sus ideas
                      no solo a partir de un contexto histórico y cultural, sino también de unas experiencias
                      biográficas concretas. Su estudio se centra en la década que transcurre entre los años
                      1933 y 1943, representando, en cierto modo, una continuación de Tiempo de magos, el
                      libro en el que se acercaba a cuatro grandes filósofos contemporáneos: Martin Heidegger,
                      Walter Benjamin, Ernst Cassirer y Ludwig Wittgenstein.
                      La obra comienza ofreciendo el final de la historia: el primer capítulo se desarrolla
                      en el año 1943 y nos muestra las frustraciones e ilusiones de las protagonistas en estos
                      trágicos momentos. En la primavera de 1943 Simone de Beauvoir vive en el París ocupado
                      por las tropas alemanas; a la espera de que se juzguen sus relaciones con algunas
                      alumnas, reflexiona sobre cuál es el correcto compromiso moral: entre una búsqueda
                      exclusiva de intereses privados y una renuncia altruista a las pasiones personales, elegirá
                      un camino intermedio, una forma de libertad que necesariamente tiene que contar con
                      los otros. En ese mismo tiempo, Simone Weil, que ha elegido el camino del altruismo y de
                      la entrega absoluta, sirve en Londres a la Francia libre mediante tareas administrativas,
                      aunque desearía participar en los lugares más peligrosos del frente junto a una asociación
                      de enfermeras. A pesar de su frustración y su debilidad física, su actividad intelectual
                      fue frenética en el invierno de 1943: escribió sobre política, Europa, el marxismo o las
                      relaciones entre las diversas religiones, redactando, además, una de sus obras más
                      importantes: Echar raíces. En ese mismo año, Ayn Rand vive en Nueva York y, además de
                      querer conocer la suerte de su familia en el Leningrado sitiado por las tropas de Hitler, tiene
                      un deseo firme: ver el triunfo de la novela en la que ha estado trabajando durante años:
                      El manantial. En esta obra defiende la libertad creadora del protagonista, el arquitecto
                      Howard Roark, frente a las normas del Estado, frente a la imposición de la mayoría. Para
                      esta autora estadounidense de origen ruso, la guerra mundial y la revolución rusa tenían
                      una causa común: el triunfo de lo colectivo, la victoria de la masa frente al individuo, el
                      dominio avasallador del Estado que desembocaba en el totalitarismo.
                      En 1943 Hannah Arendt también vive en Estados Unidos junto a su madre y a su
                      segundo marido, Heinrich Blücher. Las noticias sobre el destino de los judíos en Europa,
                      sobre los campos de concentración y la “solución final” le conmocionan profundamente.
                      Contempla lo que está ocurriendo como una pesadilla: unos hombres pretenden crear
                      un mundo nuevo en el que dominarían de forma absoluta sin ninguna oposición. No
                      obstante, frente a ese abismo ante el que se enfrenta, Arendt toma conciencia de su
                      propia misión y comprende que es momento de despertar de esa pesadilla, de contar la
                      verdad, de vivir el presente, como dirá Jaspers, o, dicho con otras palabras, de practicar la
                      filosofía en el sentido original del término.
                      En los capítulos restantes el autor muestra cómo se desarrollan las ideas y las vidas
                      de las diferentes autoras a lo largo de una década; en nuestra reseña nos centraremos en
                      el estudio que realiza Eilenberger sobre Arendt. En el segundo capítulo “Exilio 1933-34”
                      se nos presenta a la filósofa alemana asistiendo a un interrogatorio policial en Berlín y
                      contemplando cómo se inician las detenciones arbitrarias y los traslados a los campos de
                      concentración. La situación le lleva a escribir sobre Rahel Varnhagen, una judía alemana
                      que vivió entre los siglos XVIII y XIX y que optó por esconder su origen para evitar los
                      habituales conflictos de asimilación. Arendt concluye que la solución de Rahel conlleva
                      la anulación de gran parte de la propia identidad; no es posible identificar nuestra
                      humanidad solo con una racionalidad autónoma y universal, ya que sin una identificación
                      cultural y social se pierde algo esencial. En una línea similar podemos comprender su
                      respuesta a Karl Jaspers, su director de tesis, acerca de qué significa ser alemán: para
                      Arendt, ser alemán representaba, sobre todo, identificarse con su lengua materna y con
                      una tradición poética y filosófica, es decir, no significaba formar parte de un destino
                      histórico establecido, sino de una tradición cultural que se iba modificando con el tiempo.
                      Hannah Arendt no encajaba, por tanto, en la nueva identidad alemana que se estaba
                      imponiendo, pero, al mismo tiempo, había decidido, a diferencia de Rahel, no renunciar a
                      su origen judío. Por tanto, solo le quedaba una solución: abandonar Alemania a través de
                      la frontera checa y dirigirse a París.
                      En el segundo capítulo “Experimentos 1934-35” se describe la vida de Arendt como
                      refugiada en París. Coincide allí con otros judíos alemanes convertidos en refugiados
                      apátridas tras las nuevas leyes racistas impuestas en Alemania. Arendt desarrolla
                      entonces actividades más prácticas entrando en contacto con grupos sionistas y viajando
                      a Palestina. Su experiencia le deja una sensación agridulce: los kibbutzim reflejan una gran
                      solidaridad en su interior pero, al mismo tiempo, empiezan a mostrar una nueva forma de
                      aristocracia, una imposición de los judíos frente a la población local.
                      El siguiente capítulo “Prójimos 1936-1937” retrata los acontecimientos que se suceden
                      en Europa: el rearme de la Alemania nazi, el aumento de presos políticos en el régimen
                      de Stalin, el dominio de la Italia fascista en Etiopía, la aparición de frentes populares
                      de izquierda o la guerra civil española. En este contexto Arendt ha iniciado los trámites
                      de divorcio de su marido, Günther Stern, mientras vive su amor con Heinrich Blücher,
                      el hombre con quien se casará posteriormente. El amor en la obra de san Agustín, nos
                      recuerda Eilenberger, fue el tema de la tesis doctoral que Arendt presentó en Heidelberg
                      en 1928. En la filosofía de san Agustín, el amor a una persona solo era verdadero en
                      tanto que este remitía a Dios y mostraba la fraternidad entre todos los seres humanos.
                      Arendt se distancia ahora de este sentimiento agustiniano ya que le recuerda el amor a la
                      comunidad, encarnado, a su vez, en el amor al caudillo propio de los estados totalitarios;
                      por este motivo, proclama ahora un amor por Heinrich que sea solo por ellos, por su
                      felicidad en este mundo y, al mismo tiempo, por su independencia personal.
                      En el capítulo quinto “Acontecimientos 1938-39” vemos cómo la vida de los refugiados
                      en París se va complicando. Por un lado, el número de refugiados está aumentando
                      considerablemente y, por otro, la situación administrativa es cada vez más incierta. Ante
                      este panorama, el círculo de amigos, la “tribu” de la que forman parte Heinrich Blücher o
                      Walter Benjamin, mantiene su posición en la sombra evitando formar parte de cualquier
                      asociación o partido de forma explícita. Animada por Benjamin, Arendt culminará su
                      trabajo sobre Rahel Varnhagen. A pesar de esconder su identidad judía y vivir de un modo
                      tan falso, Rahel podrá salvarse, piensa Arendt, gracias a su gran sensibilidad por el dolor
                      ajeno. De este modo, el principio moral kantiano queda reemplazado por una conmoción
                      ante el rostro que sufre, una premisa que se convertirá en el fundamento de la propia
                      ética de Hannah Arendt.
                      En el capítulo sexto “Violencia 1939-1940” se recuerda la huída de Arendt desde
                      el campo mujeres de Gurs, situado cerca de los Pirineos, tras la ocupación alemana de
                      Francia. Tras escapar se dirige a Lourdes donde pasará un tiempo con Walter Benjamin,
                      quien empezaba a manifestar tendencias suicidas, antes de encontrarse en Montauban
                      con su nuevo esposo, Heinrich Blücher. Ambos pudieron atravesar los Pirineos tras
                      caminar varias horas por caminos escondidos; más tarde se dirigirán a Lisboa donde
                      un barco les trasladará hacia Estados Unidos. La suerte de Benjamin fue muy diferente:
                      aunque también atravesó la frontera, su visado no fue aceptado por los españoles y se
                      quitó la vida en Port Bou.
                      En el capítulo séptimo “Libertad 1941-42” se nos muestra a Hannah Arendt adaptándose
                      con dificultades a la vida en Estados Unidos; mostrando su espíritu combativo al defender
                      la creación de un ejército judío mundial y expresando su malestar ante las decisiones
                      tomadas por el movimiento sionista sobre el futuro del Estado palestino. En su opinión,
                      el nuevo Estado no debería establecer la fuerte identificación entre Estado y nacionalidad
                      propia de algunos estados europeos; convertir al nuevo Estado en sinónimo de nación
                      judía sería un grave error ya que dificultaría la convivencia con los árabes y alentaría el
                      sentimiento contra los judíos en toda la zona. Por el contrario, debería fomentarse un
                      modelo federal que permitiese la convivencia de las distintas nacionalidades.
                      El último capítulo de la obra, denominado “Fuego”, se sitúa en el año 1943. Las
                      noticias sobre las atrocidades que se están produciendo contra los judíos llegan a Arendt
                      quien cree que una conspiración de silencio trata de ocultar los detalles del sufrimiento.
                      A su dolor por la tragedia se añaden las desavenencias con algunos exiliados alemanes,
                      sobre todo con Horkheimer y Adorno, acerca del legado de Walter Benjamin. Los filósofos
                      frankfurtianos, además, están embarcados en el mismo tema que ocupa a Arendt, un
                      estudio sobre el antisemitismo que culminará en el célebre libro de ambos: La dialéctica
                      de la Ilustración. Hannah Arendt comprende que no es el momento de vaticinar
                      proféticamente el futuro del mundo judío, pero sí de estudiar las claves, los elementos y
                      orígenes que habían provocado la situación del presente.
                      Eilenberger cierra el libro con tres secciones diferentes: “Derroteros”, “Obras de las
                      filósofas estudiadas” y “Bibliografía”. En la primera de ellas muestra cómo prosiguieron su
                      actividad intelectual las cuatro autoras estudiadas. En el caso de Arendt, sus estudios sobre
                      el antisemitismo culminaron con la publicación en 1951 de Los orígenes del totalitarismo,
                      una obra que dio fama mundial a su autora y que resulta fundamental para comprender la
                      esencia del totalitarismo. Su actividad continuó entre el trabajo periodístico y la docencia
                      universitaria que empezó a impartir desde finales de la década de los 50. Además, su
                      valoración del juicio del dirigente nazi Adolf Eichmann en Jerusalén tuvo una gran
                      repercusión y dificultó sus relaciones con los círculos sionistas. Por último, el autor nos
                      recuerda la influencia creciente de la obra de Hannah Arendt en los últimos años.
                      En definitiva, Eilenberger ha vuelto a lograr con este libro una tarea tan difícil como
                      necesaria: desarrollar el arte de la divulgación filosófica, esto es, mostrar con un lenguaje
                      cercano cómo se forjaron algunas ideas filosóficas en una década crucial para la historia
                      de la humanidad




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                      2 mar. 2023 — Wolfram Eilenberger El Fuego De La Libertad. ... PDF download · download 1 file · SINGLE PAGE PROCESSED JP2 ZIP download.