Ribeyro y el erotismo

 

Conocer el cuerpo de una mujer es una tarea tan lenta y tan encomiable como aprender una lengua muerta. Cada noche se añade una nueva comarca a nuestro placer y un nuevo signo a nuestro ya cuantioso vocabulario. Pero siempre quedarán misterios por desvelar. El cuerpo de una mujer, todo cuerpo humano, es por definición infinito. Uno empieza por tener acceso a la mano, ese apéndice utilitario, instrumental del cuerpo, siempre descubierto, siempre dispuesto a entregarse a no importa quién, que trafica con toda suerte de objetos y ha adquirido, a fuerza de sociabilidad, un carácter casi impersonal y anodino, como el del funcionario o portero del palacio humano. Pero es lo que primero se conoce: cada dedo se va individualizando, adquiere un nombre de familia, y luego cada uña, cada vena, cada arruga, cada imperceptible lunar. Además no es solo la mano la que conoce la mano: también los labios conocen la mano y entonces se añade un sabor, un olor, una consistencia, una temperatura, un grado de suavidad o de aspereza, una comestibilidad. Hay manos que se devoran como el ala de un pájaro; otras se atracan en la garganta como un eterno cadalso. ¿Y qué de cir del brazo, del hombro, del seno, del muslo, de…? Apollinaire habla de las Siete Puertas del cuerpo de una mujer. Apreciación arbitraria. El cuerpo de una mujer no tiene puertas, como el mar.

Prosas Apátridas- Julio Ramón Ribeyro


https://elbuenlibrero.com/ribeyro-y-el-erotismo/

BAJA EL LIBRO 

Prosas apátridas (completas)

Prosas apátridas (completas)
 
   
Generos:       
 

Entre el aforismo, el ensayo filosófico y el diario, estas páginas son el testimonio espiritual de uno de los grandes autores de las letras hispanas del siglo XX. Prosas apátridas es una obra de singular fuerza. Cada anotación es un bocado de sabiduría sobre temas tan diversos como la literatura, la memoria y el olvido, la vejez y la infancia o el amor y el sexo.
Julio Ramón Ribeyro explora nuevas formas de representar una realidad que se percibe como irremediablemente fragmentada. Su estilo, elegante y preciso, y su ironía y amarga lucidez dotan de unidad a estas páginas que captan la condición del hombre moderno en toda su profundidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario