Él le preguntó: ¿Qué ha causado todas estas heridas al paisaje? Ella le respondió: Cuerpos sin pasión, que también son paisaje .
Hablar de la escritura de Agustín Fernández Mallo es un reto, un verdadero placer. Significa inventar una historia a la altura de la narrativa que el escritor español desarrolla de libro en libro. Una narrativa que conecta sus libros, ya sean novelas, poesía o ensayos. Una forma de construir sintaxis, gramática, tiempos verbales y estados de ánimo que invita al lector a prestar atención, a responder a la invitación a la curiosidad, a renovarla.
Mallo te habla de sentimiento, de ciencia, de química, de puesta de sol, te explica el fin del mundo, pone un punto al pie de la página para recomenzar, te habla de dolor, de esperanza, de desierto, te ofrece agua, te dirige hacia un espejismo y te sugiere aceptarlo como el principio más original y sensato de la realidad. Mallo te enseña a renovar los modos y los tiempos de la escritura, te implora que te liberes de las formas y dejes que la sustancia se te escape entre los dedos. Te muestra poesía pero escribe como si fuera un ensayo, te habla como si fuera una novela; y, sin embargo, el sonido de las palabras nos recuerda versos queridos. Te habla del fin del mundo y desde ese mismo umbral, te hiere con la necesidad de sobrevivir. Te dice, pasa la página, desde aquí, desde el párrafo, desde el próximo amanecer comenzamos de nuevo. Él te lo dijo en el pasado y te lo dice hoy –de una manera diferente, o de la misma manera, o de otra manera diferente– en esta nueva novela publicada por Utopía, El libro de todos los amores , traducida por Silvia Lavina.
El mismo principio opera en el amor y el odio: lo que los hace distinguibles es el contexto, el lugar de donde provienen .
¿Qué pasa en la novela?
Tras un misterioso apagón, el mundo parece acabado, agonizante. En un futuro aparentemente distópico, aunque quizá ya utópico, incluso inevitable, una pareja de supervivientes —a quienes imaginamos desnudos, sin piel o con una sola piel intacta y regenerada— conversan sobre el amor, sus múltiples facetas y sus variables. En esas conversaciones, muchos años después del apagón, los dos amantes trazan una línea en los límites de un nuevo significado, ideal y destino futuro. Lo hacen a través de conversaciones poéticas, filosóficas y científicas. Mallo intercala sus diálogos con un maravilloso contrapunto que se mueve entre la ciencia, la política, las posibilidades del lenguaje y pasajes sobre inteligencia artificial; en esencia, una enciclopedia sentimental que ofrece una especie de nuevo glosario del amor, su reinvención entre lo finito y lo inevitable. Junto a esto, se desarrolla otra historia, ya sea la misma o un preludio de ella.
En Venecia —suspendida en el tiempo (¿pero acaso no lo es siempre?), no del todo fiel al original (con razón, porque Venecia no es fiel a nada, a ninguna narrativa, y menos a sí misma)—, un profesor de latín y un escritor deambulan por las calles, con la nariz en alto, sin percatarse de las evidentes señales del inminente colapso. Mientras la mujer escribe un ensayo sobre el amor, el hombre se toma un descanso. ¿Son estas personas comunes? ¿Serán estos dos quienes nos hablarán desde el futuro? Mallo comienza con un desastre, quién sabe dónde, va y viene a su manera, y nos guía en silencio por el camino de la esperanza.
Ella le dijo: «Voy a tomar agua un momento, vuelvo enseguida». Él le respondió: «Cuando te vayas, lo único que quedará de mí será un montón de recuerdos pegados a un cuerpo ».
Una novela que nos muestra que solo a través de la atención y la búsqueda de una humanidad renovada podemos alcanzar una nueva forma de ser cívicos, amorosos, íntimos y respetuosos. Una forma diferente de brillar donde todo es oscuro y está acabado. Brillando en los reflejos que las aguas de Venecia seguirán proyectando incluso después de que todo haya terminado, brillando en el fluir de las palabras y la plenitud intercambiadas entre los dos amantes supervivientes.
Mallo abre el libro con Ann Carson como epígrafe, y es uno de los pocos que puede observarla de cerca sin temor a quemaduras. Me parece que la admira y no la imita, ni siquiera lo intenta. La reconoce como la mayor autora de la literatura que es y será, y se acerca a ella de una manera diferente, sin referencias a mitos, al menos no directamente, con el sonido de las palabras españolas. Me parece que Mallo es compasivo, no juzga, examina: así son las cosas, estas son las señales. ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo puedo expresar la incomodidad/desastre? ¿Cómo puedo recordarme a mí mismo y al lector las infinitas posibilidades del amor?
https://minimaetmoralia.it/libri/il-libro-di-tutti-gli-amori-alla-fine-del-mondo-con-agustin-fernandez-mallo/
Carne de píxel
Carne de píxel, desde su mismo título, expresa y desarrolla una paradoja fundamental de la época de la hipercomunicación: el píxel se ha constituido en vía de acceso privilegiada a lo carnal, en el origen de su imagen, pero el píxel es en su origen una cifra, una no-imagen, un elemento irremediablemente «vacío». Por esa paradoja y ese vacío, viajan los dos personajes de Carne de píxel. Una mujer y un hombre que recorren en círculos una ciudad, que observan y capturan las imágenes de su geografía —una zanja, un periódico, una habitación, un papel higiénico—, viéndolas sin verlas, y las transforman en correlatos de su geografía emocional. Esta pareja ha viajado a una ciudad para comprender, o construir, o detener, su fin y su ruptura, el inevitable lastre de incomunicación que recorre cualquier diálogo, la soledad de cualquier unión.
Gianni Montieri nació en Giugliano en la provincia de Nápoles. Escribe para Doppiozero, minima&moralia, Esquire Italia, HuffPost e Il Manifesto, entre otros. Intenta combinar literatura y deporte para L'ultimo uomo, publicado por Rivista Undici. Sus libros de poesía más recientes son Ampi margine (2022) y Le cose imperfette , publicado por Liberaria. Ha publicado dos títulos para 66thand2nd: Il Napoli e la terza stagione y Andrés Iniesta, come una danza . Vive en Venecia.
Nocilla Experience

Harold acaba su última caja de cereales, deja conectada su primitiva videoconsola y decide recorrer Norteamérica durante un lustro. Un tipo que maneja las grúas del puerto de Nueva York diseña una casa para suicidas. En Basora, un marine se enamora de una irakí en el instante en que la encañona. Un tal Julio da forma a una Rayuela alternativa. Sandra vuela de Londres a Palma de Mallorca al tiempo que se resuelve el misterio del incendio de la Torre Windsor. El capitán Willard sigue esperando en Saigón aquella misión: nunca imaginó lo especial que sería. Hay gente que utiliza los oleoductos vacíos subterráneos de la antigua Unión Soviética para cruzar las fronteras. Un cocinero proyecta cocinar el horizonte.
Nocilla Experience es un caleidoscopio ficcional, donde cabe todo menos el sopor, incluso las enseñanzas de un código samurái, sin olvidar las andanzas de un elenco de protagonistas con rarezas de primera magnitud que no son más que la expresión de su radical soledad. Un libro con muchos ecos: de la literatura de Perèc al cine de Jarmusch, pasando por Coppola.
Nocilla Dream
Nocilla Dream, que puede soportar sin pesadumbre la etiqueta indie, es una de las apuestas narrativas más arriesgadas de los últimos años. Proliferan en ella las referencias al cine independiente norteamericano, a la historia del collage, al arte conceptual, a la arquitectura pragmática, a la evolución de los PCs y a la decadencia de la novela. Agustín Fernández Mallo se fija en los outsiders del siglo XXI y sobre todo en la misteriosa conexión entre algunas vidas alternativas y globalizadas que transitan por escenarios de Serie B: rubias de burdel que sueñan con que algún cliente las lleve hacia el Este, ácratas que habitan en extrañas micronaciones, ancianos chinos adictos al surf, un argentino que vive en un apartahotel de Las Vegas y construye un singular monumento a Jorge Luis Borges… Todos ellos atrapados en la metáfora conductora de los desiertos y en la belleza del vacío.
Nocilla Lab
Una road movie autorreferencial y visionaria, inquietante, donde un hombre y una mujer buscan poner en marcha el Proyecto, una excusa para hurgar en sus sueños y en su propia relación. Un certero relato del arte de crear, de escribir, de imaginar. El trayecto acaba en una antigua prisión en la que un hombre se enfrenta a otro, con el suspense y la tensión de un thriller, un hombre contra sí mismo en un final original y sorprendente. Como un demiurgo disfrazado de DJ ficcional, Agustín Fernández Mallo transforma cuanto encuentra a su paso en una nueva realidad, la creada por su mesa de mezclas, convirtiendo lo paradójico de la existencia en una verdadera poética. Pura física elemental.
Limbo

Una mujer cuenta el secuestro al que fue sometida en México D.F. con frialdad pasmosa y atendiendo a detalles inéditos. Una pareja atraviesa Estados Unidos en coche a la busca del quimérico y remoto Sonido del Fin. Dos músicos se encierran en un château del norte de Francia para componer y grabar su obra definitiva. Un escritor español relata los inicios de su relación con la enigmática mujer a la que conoce en una librería mexicana. Agustín Fernández Mallo crea en esta novela una atmósfera ligeramente desenfocada, poética y turbadora que, como si de una red se tratara, va conectando a los personajes a medida que avanza la narración. No es misterio en el sentido clásico, no es suspense ni es terror, sino algo más inquietante: es la propia realidad que se nos muestra como un objeto animado; son los personajes quienes van tras ella sin llegar a comprenderla del todo. En Limbo el tiempo se revela como una dimensión elástica y las fronteras entre la vida y la muerte se difuminan hasta desaparecer. Cada cual es él mismo y otros muchos, habitando distintos lugares, defendiendo varias vidas y sin intuir que, en definitiva, todo cuanto alguna vez ocurrió está condenado a repetirse.