Shakespeare de quien se dice «El ser humano no verá nunca la realidad de forma más clara que él lo hizo » ;

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Sir John Falstaff de Enrique IV representantes de la autosatisfacción

Dramas históricos (ed. Andreu Jaume)

Dramas históricos (ed. Andreu Jaume)
 
   
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De entre todas las pasiones que Shakespeare retrató a lo largo de su extensa obra, la fascinación por el poder es quizá una de las más oscuras; y en ella se centran todos sus dramas históricos. Más allá del episodio anecdótico, generalmente referido a momentos clave del auge de la dinastía Tudor —de Ricardo II a Enrique VIII, de la Guerra de las Dos Rosas a los inicios de la reforma anglicana—, Shakespeare se interesa por el hombre que se oculta tras la máscara de un monarca.

Dramas históricos es el tercer volumen de una colección de cinco que reúne la obra completa de Shakespeare. Aquí se incluyen la trilogía de Enrique VIRicardo IIIEl rey JuanRicardo II, las dos partes de Enrique IVEnrique V y Enrique VIII. Esta edición, a cargo de Andreu Jaume, quien firma también la introducción, presenta las mejores traducciones contemporáneas, respetando el verso y la prosa originales. Un festín para todos los amantes de las buenas letras.


Otelo de Shakespeare*resentido y envidioso que manipula para su 

venganza* maneja con destreza lo común hoy en día de seres 

frustrados


Otelo, el moro de Venecia

Otelo, el moro de Venecia
 
   
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La historia original del moro de Venecia, de Gianbattista Giraldi Cinthio (1565), sirvió a William Shakespeare para crear Otelo, la única de sus «grandes tragedias» basada en una obra de ficción. Contraviniendo la imagen isabelina del «moro», Shakespeare invierte los papeles de los protagonistas y otorga al moro Otelo el carácter de hombre noble y aristocrático, mientras que reserva para el italiano Yago la perversidad y la hipocresía, desarrollando en él uno de los estudios más profundos del mal. Otelo se presenta como la tragedia de la incomprensión, en la que luchan el amor puro, la pasión, el orgullo, los celos, la venganza..., y en la que al final, el protagonista, como un auténtico héroe trágico, consciente de su degradación y de su pérdida, escribe su propio epitafio, con la angustia del héroe destrozado. Si dijéramos que Otelo es la pasión, Yago la intriga, la envidia, y Desdémona la inocencia, el amor sencillo, diríamos verdad, pero omitiríamos lo que Shakespeare quiso transmitirnos: toda una filosofía del bien, del amor y del odio. Otelo es una terrible y estremecedora figura, cara y cruz de la vida. Otelo no es, simplistamente, una obra de teatro sobre la indefensa Desdémona que cae ante la crueldad de su esposo o sobre la traición de Yago. Es, en esencia, una obra sobre la fascinación: fascinación en el amor, fascinación y celos, fascinación y muerte. Los personajes centrales se ven atrapados en el aterrorizante círculo de sus propias acciones y quizás, de su propio deseo.

Hamlet representante del autodesprecio 

Hamlet, Príncipe de Dinamarca

Hamlet, Príncipe de Dinamarca
 
   
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Obra en la que el genio de William Shakespeare brilla con especial fuerza. La tragedia de Hamlet traza el admirable retrato de un legendario príncipe de Dinamarca soñador y contemplativo, sumido en dudas e irresoluciones, que, obligado a esclarecer los motivos que llevaron a la muerte de su padre, sucumbe ante la fatalidad de las circunstancias. Poblada por una abundante y compleja galería de personajes secundarios, la obra ha gozado de una constante vigencia a lo largo del tiempo, que ha hecho que se incorporen al lenguaje común numerosas expresiones de la obra («ser o no ser», «palabras, palabras, palabras», «lo demás es silencio») que han llegado a hacerse emblemáticas. La ambigüedad, la ambivalencia y la desorientación del protagonista lo aproximan notablemente, por otro lado, a la sensibilidad de nuestra época.

Tartufo

Tartufo
 
   
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Como nuestro Lope de Rueda, como Shakespeare, Molière fue todo un hombre de teatro: actor, empresario y autor. Nacido en París en 1622, sus obras conquistaron al público de su tiempo y se han venido representando ininterrumpidamente desde entonces.

El Tartufo es quizá su obra más famosa. Durante la vida de su autor tuvo un largo historial de prohibiciones, retoques y nuevos intentos de estreno. La figura del hipócrita está delineada con tal perfección que se ha convertido en todo un arquetipo literario, además de despertar frecuentes resquemores entre quienes, en distintas épocas y lugares, se han dado por aludidos.

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