Parte 1:
Preguntas básicas y dudas acerca del tantra
1 El
significado de tantra
Definición
de la palabra tantra
Las
enseñanzas del Buda incluyen tanto sutras como tantras. Los sutras presentan
los temas básicos de la práctica para obtener la liberación de problemas
incontrolablemente recurrentes (sct. samsara) y, más allá, para alcanzar el
estado iluminado de un Buda, con la habilidad de ayudar a los demás tanto como
sea posible. Los temas incluyen métodos para desarrollar auto disciplina ética,
concentración, amor, compasión y un correcto entendimiento de cómo existen las
cosas realmente. Los tantras presentan prácticas avanzadas basadas en los
sutras.
La palabra
sánscrita tantra significa la urdimbre de un telar, o la hebra de una trenza.
Como los hilos de un telar, las prácticas del tantra sirven como una estructura
para entrelazar los temas del sutra para tejer la alfombra de la iluminación.
Más aun, el tantra combina expresiones físicas, verbales y mentales de cada
práctica y las entreteje creando un sendero holístico de desarrollo. Como no se
puede integrar y practicar simultáneamente todos los temas del sutra sin
previamente haberse entrenado en cada uno individualmente, la práctica del
tantra es extremadamente avanzada.
La raíz de
la palabra tantra significa estirar o continuar sin descanso. Enfatizando esta
connotación, los académicos tibetanos tradujeron el término como gyu (rgyud),
que significa continuidad ininterrumpida. Aquí, la referencia es a la
continuidad sobre el tiempo, como en una sucesión de momentos en una película;
más que la continuidad en el espacio; como una sucesión de segmentos de
pavimento. Más aun, las sucesiones que se discuten en el tantra son como
películas eternas: no tienen principio ni fin.
No hay dos
películas iguales, inclusive dos copias idénticas de la misma película nunca
pueden ser el mismo rollo de película. Similarmente, las sucesiones
interminables siempre mantienen su individualidad. Más aun, los cuadros de la
película corren uno a uno, y todo cambia en cada cuadro. De la misma manera,
los momentos en las sucesiones interminables son efímeros, con un sólo momento
ocurriendo a la vez y sin nada sólido que perdure a través de las sucesiones.
Continuum
mentales como tantras
El ejemplo
más sobresaliente de una sucesión ininterrumpida es el continuum mental (flujo
mental), la sucesión interminable de momentos de una mente individual. Mente en
budismo, se refiere a la mera experiencia subjetiva e individual de algo, y no
al objeto físico o inmaterial que tiene la experiencia o es la herramienta que
alguien utiliza para experimentar cosas. Además, un continuum mental no es un
flujo de experiencias que se acumulan de tal suerte que una persona tiene más
experiencia que otra. Un continuum mental simplemente comprende una
ininterrumpida sucesión de momentos de funcionamiento mental, el mero
experimentar. Lo que se experimente incluye visiones, sonidos, sentimientos,
pensamientos, sueño e inclusive la muerte. Mero implica que este experimentar
no requiere ser deliberado, o inclusive consciente.
Más aun, el
experimentar es siempre individual y subjetivo. Dos personas pueden tener la
experiencia de ver la misma película, pero la experiencia de cada persona sobre
ella podría no ser la misma; a una le podría gustar, a la otra no. La manera en
que experimentan la película depende de muchos factores interdependientes,
tales como su estado de ánimo, su salud, quién los acompañe e inclusive el
asiento que ocupen en el cine.
Seres
individuales son aquellos con continuum mental. Experimentan algo en cada
momento de su existencia. Actúan con intención, aunque no sea planeado
conceptualmente, y experimentan subjetivamente los efectos inmediatos y de
largo plazo de lo que hacen. Así, los continuum mentales de los individuos, su
experimentar, cambia de momento a momento, como ellos cambian, y sus continuum
mentales continúan de una vida a la siguiente, sin principio y sin final. El
budismo acepta como un hecho no sólo que los continuum mentales duran eternamente,
sino que además carecen de principios absolutos, ya sea por la obra de un
creador, de la materia/energía, o de la nada.
Los seres
individuales, y por tanto los continuum mentales, interactúan unos con otros,
pero permanecen distintos, inclusive en la budeidad. Aunque el Buda Shakyamuni
y el Buda Maitreya son equivalentes en cuanto a su obtención de la iluminación,
no son la misma persona. Cada uno tiene conexiones únicas con diferentes seres,
lo que explica el hecho de que algunos individuos pueden encontrar a un Buda en
particular y beneficiarse de él y no de otro.
Las
películas mantienen su individualidad sin requerir o contener marcas innatas
fijas, como sus títulos, siempre presentes como parte de cada momento, dando a
la película identidad individual sólo por su propio poder. Las películas
sostienen identidades individuales al depender meramente de factores cambiantes
entretejidos, tales como secuencias lógicas de cuadros. De la misma manera, los
continuum mentales interminables continúan sin marcas innatas fijas tales como
almas o personalidades; que permanecen inafectadas y no cambiantes durante una
vida y de una vida a la siguiente, y las cuales, por sus propios poderes, les
dan identidad individual. Para sostener su identidad individual, los continuum
mentales dependen meramente de factores cambiantes entretejidos, tales como las
secuencias lógicas de experimentar de acuerdo a los principios de causa y
efecto del comportamiento (sct. karma). Aun en un nivel más general, los
continuum mentales carecen inherentemente de identidades fijas, tal como
humano, mosquito, masculino o femenino. Dependiendo de sus acciones, los seres
individuales aparecen con distintas formas en cada vida, algunas veces con
mayores sufrimientos y problemas y otras veces con menores.
El término
tantra en relación a la naturaleza búdica
Aunque los
continuum mentales, y por tanto los seres individuales, carecen de almas
innatas que les den identidad por su propio poder, no obstante tienen otras
características que les acompañan como facetas integrales de su naturaleza.
Estas facetas innatas también constituyen tantras, sucesiones de momentos sin
principio ni final. Las interminables facetas innatas que se transforman en
facetas de iluminación de un Buda, o que permiten que cada continuum mental se
convierta en el continuum de un Buda, incluyen a los factores de la naturaleza
búdica de dicho continuum.
Por ejemplo,
sucesiones ininterrumpidas de momentos de apariencia física, comunicación,
funcionamiento mental (cuerpo, palabra y mente), la operación de buenas
cualidades y actividad, acompañan por siempre a la sucesión de momentos de cada
continuum mental, aunque las formas particulares de las cinco varían a cada
momento. La apariencia física puede ser invisible al ojo humano; la
comunicación puede ser no intencional y meramente a través del lenguaje
corporal; y el funcionamiento mental pueda ser mínimo, como al estar dormidos o
inconscientes. Las buenas cualidades, tales como el entendimiento, la
consideración y capacidad, pueden operar a niveles mínimos o bien estar sólo
latentes; y la actividad puede ser meramente mecánica. Sin embrago, el
experimentar individual y subjetivamente algo en cada momento implica tener
continuamente alguna apariencia física, alguna forma de comunicación de alguna
información, algún funcionamiento mental, algún nivel de operación de buenas
cualidades, y alguna actividad.
El hecho de
que las sucesiones ininterrumpidas de momentos de las cinco facetas acompañan
al continuum mental de cada ser en cada renacimiento, explica el hecho de que
sucesiones de las cinco acompañan al continuum de cada ser incluso como un
Buda. Desde otro punto de vista, continúan ocurriendo momentos de los cinco en
sucesiones ininterrumpidas incluso después de la iluminación, pero ahora sus
formas se manifiestan como las cinco facetas de iluminación de un Buda. Son
iluminadoras en el sentido de que son los medios más efectivos para llevar a
otros a la iluminación.
Sucesiones
sin principio que pueden tener un final
Como tantras,
las continuidades interminables de los factores individuales de la naturaleza
búdica se trenzan juntos para formar un todo integrado a cada momento,
funcionando juntos como una red. En otro sentido, las continuidades
interminables constituyen los hilos de la urdimbre sobre los cuales se
entretejen las sucesiones de momentos de futuras características acompañanates
de los continuum mentales. Muchos factores entrelazados también carecen de
principio, pero no todos ellos continúan por siempre. Algunos pueden tener
final y por consiguiente no constituyen facetas integrales de la naturaleza del
continuum. Los más significativos son las continuidades sin principio de
confusión acerca de cómo existen las cosas, los hábitos de tal confusión, y los
problemas y limitaciones incontrolablemente recurrentes que producen. Aquí,
para simplificar la explicación, estamos usando el término confusiónen lugar de
no darse cuenta (ignorancia), pero sin ninguna connotación de desorganización,
desorientación o demencia.
Las sucesiones
sin principio de momentos de diferentes niveles de confusión y sus hábitos,
pueden terminar, porque sus opuestos exactos, sucesiones de momentos de
entendimiento y sus hábitos, los pueden reemplazar y desplazarlos para siempre.
Mientras que las sucesiones de momentos de confusión y sus hábitos acompañan a
los continuum mentales, los factores de la naturaleza búdica no pueden
funcionar a plena capacidad. Mientras los continuum mentales estén en tales
condiciones, los individuos que los manifiestan son seres limitados (seres
sintientes). Los factores funcionan plenamente sólo mediante la eliminación
total de todos los factores limitantes o “manchas transitorias”, es decir, al
deshacerse totalmente de todos los niveles de confusión y sus hábitos. Cuando
las continuidades de todas las características limitantes se detienen para
siempre, los individuos dejan de ser seres limitados. Sus continuidades sin
final como individuos siguen, pero los seres se han transformado ahora en
Budas.
Las
explicaciones nyingma y kagyu del tantra
Las cuatro
tradiciones del budismo tibetano (nyingma, kagyu, sakya y gelug) aceptan el
significado de tantra como las sucesiones interminables de momentos de los
factores de la naturaleza búdica entretejidos. Las explicaciones especiales de
cada tradición vierten nueva luz en el tema y se complementan unas a otras.
Veamos primero la presentación general común a las tradiciones nyingma y kagyu,
ya que se especializa en discutir el tantra en términos de la naturaleza búdica
en general. Sus presentaciones derivan de El continuum interminable , de
Maitreya.
Maitreya
explicó que aunque las sucesiones de momentos de los factores de la naturaleza
búdica continúan por siempre, pueden ser: no refinados, parcialmente refinados
o totalmente refinados. La distinción estriba en que, aunque las sucesiones de
momentos de todos los niveles de confusión y sus hábitos acompañan al continuum
mental sin parar, sólo algunos lo hacen por cierto tiempo, o ninguno lo
acompaña más. Estas tres condiciones de las continuidades interminables de los
factores de la naturaleza búdica son los tantras de la base, del camino y del
resultado.
Como tantras
de la base, las continuidades siempre disponibles de los factores de la
naturaleza búdica, son los materiales de trabajo para alcanzar la iluminación;
desde esta perspectiva, los factores no están refinados o son “impuros” en el
sentido de que las sucesiones de momentos de todos los niveles de confusión y
sus hábitos, se entrelazan con los factores en todo momento, limitando su
funcionamiento en grados variables.
En el camino
a la iluminación, los practicantes trabajan para deshacerse de las limitaciones
al ir deteniendo, por etapas, las continuidades de los varios niveles de
confusión y sus hábitos que se entrelazan con su cuerpo, comunicación, mente,
buenas cualidades y acciones. Consecuentemente, durante el proceso de
purificación, las continuidades de los factores de la naturaleza búdica, como
tantras del camino, están parcialmente refinadas y parcialmente no refinadas.
Algunas veces, períodos de completo entendimiento acompañan esos factores;
otras veces, hay períodos en los que tan sólo se da un instante de
entendimiento. Ocasionalmente, las sucesiones de momentos de confusión cesan
temporalmente. Después, se reanudan continuidades de ciertos niveles, pero gradualmente
ninguna de ellas regresa mas. Similarmente, los hábitos de la confusión cesan
ocasionalmente, dando surgimiento a momentos de confusión; pero eventualmente,
las continuidades de los hábitos cesan para siempre.
En el nivel
resultante de la budeidad, las continuidades de los factores de la naturaleza
búdica, como tantras resultantes, están totalmente refinadas en el sentido de
que son totalmente libres para siempre de períodos de cualquier nivel de
confusión y hábitos que la acompañan. Por lo tanto, los factores de la
naturaleza búdica funcionan interminablemente a su máxima capacidad como las
facetas iluminadoras entretejidas de un Buda, por ejemplo, como las facultades
iluminadoras físicas, comunicativas y mentales de un Buda; sus buenas cualidades
y actividades.
El rol de
las figuras búdicas en el tantra
Las figuras
búdicas representan a los factores de la naturaleza búdica durante fases
refinadas o “puras”, cuando sucesiones de momentos de total entendimiento
acompañan a sus continuidades. Como las figuras búdicas tienen cuerpos,
comunicación, mentes, buenas cualidades y acciones que trabajan juntos como una
red integrada, son apropiadas para representar a dichos factores de la
naturaleza búdica. Más aun, a menudo las figuras tienen múltiples caras, brazos
y piernas. El conjunto de caras y miembros representan temas del sutra, muchos
de los cuales están también entre los factores de la naturaleza búdica. Los
practicantes del tantra utilizan a las figuras en meditación para extender el
proceso de purificación.
El término
sánscrito para figuras búdicas, ishtadevata, significa: deidades escogidas, es
decir, escogidas para practicar para convertirse en un Buda. Son “deidades” en
el sentido de que sus habilidades trascienden aquellas de los seres ordinarios,
sin embargo, ni controlan las vidas de la gente, ni requieren ser adoradas. Por
lo que los académicos tibetanos tradujeron el término como lhagpay lha
(lhag-pa’i lha), deidades especiales, para diferenciarlas de los dioses
mundanos o de Dios, el creador.
El
equivalente tibetano más común, yidam (yi-dam), denota la intención del
significado más claramente. Yi significa mente ydam viene de damtsig
(dam-tshig, sct. s amaya), una unión cercana o estrecha. Los practicantes del
tantra se funden con figuras búdicas masculinas y femeninas, tales como las de
Avalokiteshvara y Tara, imaginándose a sí mismos como teniendo las facetas
iluminadoras de apariencia física, comunicación, funcionamiento mental, buenas
cualidades y actividades de dichas figuras. Más precisamente, mientras las
continuidades de los factores de su naturaleza búdica están todavía
parcialmente refinadas como tantras del sendero, los practicantes las funden o
las entretejen con continuidades de los factores imaginados como las facetas
totalmente refinadas de las figuras búdicas. Aun cuando los practicantes han
obtenido sólo un entendimiento incompleto de cómo existen las cosas, utilizan
el método general del tantra para deshacerse de las manchas transitorias de
períodos de confusión y sus hábitos, de las interminables continuidades de los
factores de la naturaleza búdica, imaginando que sus factores parcialmente
refinados funcionan como si fueran las facetas totalmente refinadas de la
figura búdica.
En resumen,
los factores de la naturaleza búdica son los mismos factores ya sea que
funcionen como el tantra de la base, del sendero o del resultado. El continuum
mental siempre manifiesta alguna forma de apariencia física, comunicación de
algo y funcionamiento mental; así como algún nivel de funcionamiento de buenas
cualidades y alguna actividad. La única diferencia es hasta dónde las
sucesiones de momentos de diferentes niveles de confusión y sus hábitos
acompañan a las continuidades de los factores y limitan su funcionamiento.
De acuerdo a
las presentaciones nyingma y kagyu, entonces, el tema sustantivo del tantra es
el entretejido de las condiciones de las continuidades interminables de los
factores de la naturaleza búdica de la base, del sendero y del resultado; para
tejer un método para alcanzar la iluminación. Específicamente, el tantra tiene
que ver con métodos para trabajar con períodos de los factores de la naturaleza
búdica como tantras del sendero, para purificar sucesiones de factores como
tantras de la base, para que ulteriormente funcionen como las continuidades
interminables de los tantras resultantes. La práctica del tantra efectúa esta
transformación al unir continuidades de factores de la naturaleza búdica sin
refinar, con sucesiones de momentos de su situación refinada, como los representados
por las facetas iluminadoras de las figuras búdicas.
La
presentación sakya
La
presentación sakya del significado del tantra deriva de El tantra hevajra, un
texto de la clase más alta de tantra. Esta presentación dilucida la relación
entre las figuras búdicas y los seres cotidianos, que permite la unión de las
facetas correspondientes de los dos en la práctica del tantra.
Un tema
exclusivo del más alto tantra es el continuum de luz clara (la luz clara de la
mente), el nivel más sutil del continuum mental de cada quien. Todos los
continuum mentales tienen niveles de luz clara de experimentar, los cuales,
como la naturaleza búdica fundamental, proveen al continuum la continuidad
interminable más profunda. Los niveles más burdos de experimentar, tales como
en los que ocurren la percepción sensorial y el pensamiento conceptual, de
hecho no continúan sin interrupción entre una vida y la siguiente. Más aun,
cesan para siempre con la obtención de la iluminación. Sólo las sucesiones de
los niveles de luz clara continúan sin interrupción, aun después de convertirse
en Buda. Si hacemos una analogía de los individuos con un radio, entonces los
niveles más burdos de su continuum mental son similares al radio sintonizando
diferentes estaciones, mientras que los niveles de luz clara serían como el
radio simplemente encendido. Sin embargo, la analogía no es exacta. Los radios
pueden dejar de sonar, mientras que el flujo de los continuum mentales nunca
cesa.
Sin importar
el nivel en que esto ocurra, la sola experiencia individual y subjetiva de las
cosas, implica dar surgimiento a las apariencias de las cosas (claridad) y a
involucrarse mentalmente con ellas (darse cuenta). En otras palabras, uno no
percibe objetos externos directamente, sino simples apariencias o representaciones
mentales de los mismos que surgen como parte del acto de percibir. Aquí, las
apariencias incluyen no sólo la visión de las cosas, también sus sonidos,
olores, sabores y sensaciones físicas, y también pensamientos acerca de ellos.
La ciencia occidental describe el mismo punto desde una perspectiva física. Al
percibir cosas, de hecho uno no percibe objetos externos, sino sólo complejos
de impulsos electroquímicos que representan a las cosas en el sistema nervioso
y en el cerebro. Aunque todos los niveles de experimentar cosas implican el
surgimiento de sus apariencias, el continuum de luz clara es la verdadera
fuente que da surgimiento a todas las apariencias.
Involucrarse
mentalmente con las apariencias significa: verlas, oírlas, olerlas, saborearlas,
tener una sensación física de ellas, por pensarlas, o por sentir algo
emocionalmente acerca de ellas. El involucramiento mental, puede ser subliminal
o hasta inconsciente. Más aun, dar surgimiento a las apariencias de las cosas e
involucrarse mentalmente con ellas son dos maneras de describir el mismo
fenómeno. El surgimiento de un pensamiento y el pensar en él son de hecho el
mismo evento mental. Un pensamiento no surge y luego uno lo piensa; las dos
acciones mentales ocurren simultáneamente porque describen el mismo evento.
La discusión
sakya del tantra se enfoca en un factor específico de la naturaleza búdica, la
sucesión interminable de momentos del continuum de luz clara, en su actividad
innata de dar surgimiento a apariencias por sí misma. La creación de
apariencias es automática e inconciente, no es deliberada. Uno puede ver algo
deliberadamente; pero al verlo, el continuum de luz clara no construye
deliberadamente una apariencia de ello. Más aun, las apariencias que surgen del
continuum de luz clara, pueden ser de la base física del continuum, del cuerpo,
o de cualquier otro objeto que percibe.
Aquí, el
punto principal es que la creación de apariencias ocurre inseparablemente a dos
niveles: burdo y sutil. Inseparablemente(yermey, dbyer-med) significa que si un
nivel ocurre validamente, el otro nivel ocurre validamente también. En este
contexto, apariencias burdas son de los seres cotidianos y sus ambientes; las
apariencias sutiles son de las figuras búdicas y sus entornos.
Los seres
cotidianos y las figuras búdicas son como niveles cuánticos de los continuum de
luz clara. Las partículas subatómicas tienen distintos niveles cuánticos de
energía ante los cuales resuenan de forma igualmente válida. En todo momento,
el nivel en el que está resonando una partícula es una función de probabilidad:
no se puede asegurar que tal partícula esté resonando sólo a un nivel y no a
otro. De hecho, de acuerdo a la mecánica cuántica, una partícula puede resonar
a varios niveles simultáneamente. De igual manera, ya que el nivel en el que
está apareciendo el continuum de luz clara en todo momento, es una función de
probabilidad, no se puede decir que un individuo tiene sólo una apariencia y no
otra, en un momento particular.
La
continuidad interminable de actividad mental que produce este par de
apariencias innatamente unidas, puede ser no refinado, parcialmente refinado o
totalmente refinado, dependiendo de las sucesiones de momentos de confusión y
los hábitos que los acompañan. El proceso mediante el cual la continuidad de la
práctica con figuras búdicas purifica este factor de la naturaleza búdica para
que produzca una sucesión interminable de apariencias completamente libres de
los períodos acompañantes de confusión y sus hábitos, es el tema principal del
tantra tal como se ve en la escuela sakya.
La
explicación gelug
La tradición
gelug sigue Apéndice del tantra de
Guhyasamajapara explicar el significado del tantra como una continuidad
interminable. El principal aspecto de la naturaleza búdica que se enfatiza
aquí, es la vacuidad (vacío) del continuum mental, su ausencia de existencia en
formas imposibles. Los continuum mentales no existen inherentemente impuros o
con defectos por naturaleza. Nunca han existido ni existirán así. Ninguna continuidad
interminable de características innatas los acompaña para que, por su propio
poder, existan de esa manera imposible. Como esta ausencia total es siempre el
caso, cuando los practicantes entienden completamente este hecho, pueden lograr
que sus continuum mentales dejen de estar acompañados por continuidades de
confusión y sus hábitos, para que los factores de su naturaleza búdica puedan
funcionar plenamente como las facetas iluminadoras de un Buda. Ya que los
continuum mentales permanecen existiendo como continuidades interminables, su
vacuidad sigue siendo un hecho siempre, permitiendo la purificación y la
transformación.
Los métodos
de purificación se refieren a niveles de práctica con figuras búdicas. A
diferencia de la gente ordinaria, las figuras búdicas no se desarrollan a
partir de fetos, no envejecen ni mueren. Como siempre están disponibles en la
misma forma, meditar con ellos puede formar una continuidad interminable. El
resultado del proceso de purificación es la continuidad interminable de la
budeidad.
En resumen,
a través de una continuidad interminable de la práctica de meditación de unirse
con figuras búdicas, los practicantes del tantra obtienen la continuidad
interminable de la budeidad, basados en el hecho interminable de la vacuidad de
sus continuum mentales. Ya que la práctica del tantra implica producir
apariencias de uno mismo como una figura búdica, lo que se parece al estado
resultante de la iluminación, el tantra es llamado el vehículo resultante.
Resumen
El tema
principal del tantra concierne a continuidades ininterrumpidas, conectadas con
el continuum mental. Las continuidades incluyen factores de la naturaleza
búdica, tales como: buenas cualidades, un cierto nivel de luz clara para
experimentar cosas, su actividad de producir auto-apariencias, y su vacuidad.
Las continuidades también incluyen figuras búdicas y el estado iluminado. Las
cuatro tradiciones del budismo tibetano explican varias formas en las cuales
las sucesiones de momentos de estas continuidades interminables se entretejen
como la base, el sendero y el resultado. Comparten la característica de que el
tantra involucra un sendero de práctica con figuras búdicas para purificar la
base y poder alcanzar la iluminación como resultado. También están de acuerdo
en que las características físicas de las figuras búdicas sirven como
representaciones multivalentes, y proveen los hilos para entretejer los varios
temas de la práctica del sutra. El término tantra se refiere al tema de este
entretejido tan intrincado y los textos que lo abordan.

2 La
autenticidad de los tantras
La fuente de
los tantras
La práctica
del tantra requiere convicción en la autenticidad de los tantras, un correcto
entendimiento de sus procedimientos y su teoría, y certidumbre de su validez
como método que nos lleva a la iluminación. De acuerdo a la tradición tibetana,
el mismo Buda Shakyamuni es la fuente de los tantras. Sin embargo, muchos
académicos tanto occidentales como budistas, han discutido sobre el punto. De
acuerdo a los estándares científicos occidentales, ninguno de los textos
adjudicados al Buda, ni los sutras ni los tantras, pueden pasar la prueba de
autenticidad. La cuestión es si esto es crucial para los practicantes del
tantra, o si es más importante para ellos algún otro criterio.
Los tibetanos
explican que el Buda Shakyamuni enseñó tres vehículos o senderos de práctica
que llevan a las metas espirituales más altas. El modesto vehículo hinayana,
conduce a la liberación, mientras que el vehículo vasto mahayana, conduce a la
iluminación. Aunque el hinayana es un término peyorativo que aparece sólo en
los textos mahayana, lo usaremos aquí sin ninguna connotación negativa, como el
término general ampliamente aceptado por las dieciocho escuelas budistas
pre-mahayanas. El tantrayana, el vehículo del tantra, también llamado
vajrayana, el vehículo de fortaleza de diamante, es una subdivisión del
mahayana . El hinayana sólo transmite los sutras, mientras que el mahayana
transmite ambos, sutras y tantras.
Nadie
registró los discursos o instrucciones mediante diálogos del Buda cuando los
llevó a cabo hace dos mil quinientos años, ya que la costumbre de la India se
limitaba al uso de la escritura para asuntos militares y de negocios. Sin
embargo, al año siguiente de la muerte del Buda, quinientos de sus seguidores
se reunieron en un concilio en el que tres de sus principales discípulos
hicieron un recuento de diferentes partes de sus palabras. Subsecuentemente,
distintos grupos de monjes tomaron la responsabilidad de memorizar y recitar
periódicamente algunas secciones específicas de ellas. Esta responsabilidad
pasó de una generación de discípulos a otra. Estas palabras se convirtieron en
los sutras del hinayana. La creencia en la autenticidad de estos sutras
descansa exclusivamente en la fe en que esos tres discípulos recordaron
perfectamente las palabras del Buda y que aquellos en el concilio que
corroboraron sus memorias con lo que ellos mismos recordaban. Es imposible
establecer científicamente la veracidad de estas dos propuestas.
Aun si la
transmisión original hubiera estado libre de corrupción alguna, varios de los
principales discípulos de las generaciones subsecuentes carecieron de una
memoria perfecta. Unos cien años después de la muerte del Buda, surgieron
desacuerdos acerca de varios de los sutras hinayana. Eventualmente surgieron
dieciocho escuelas, cada una con su propia versión de lo que el Buda dijo. Las
escuelas estuvieron en desacuerdo inclusive acerca de cuántos discursos y
diálogos fueron recitados en el primer concilio. De acuerdo con algunas de las
versiones, varios de los discípulos del Buda fueron incapaces de atender
exclusivamente a sus propios estudiantes y transmitirles oralmente las
enseñanzas que recordaban. Los ejemplos más importantes de esto son los textos
concernientes a tópicos especiales del conocimiento (sct. abhidharma). Por
muchos años, generaciones subsecuentes los recitaron fuera de las reuniones
oficiales y sólo tiempo después fue que el concilio los incluyó en la colección
hinayana.
Las primeras
enseñanzas escritas aparecieron siglos después del Buda, a mediados del primer
siglo a.e.c. Fueron los sutras hinayana de la escuela theravada, la línea de
los ancianos. Gradualmente, los sutras de las otras diecisiete escuelas
hinayana también surgieron de forma escrita. Aunque la versión theravada fue la
primera en aparecer en escritos y no obstante que la theravada es la única
escuela hinayana que sobrevive en forma intacta hasta hoy en día, estos dos
hechos no son suficientes para probar que los sutras theravada son las palabras
auténticas del Buda.
Los sutras
theravada están escritos en lengua pali, mientras que las otras diecisiete
versiones están en varias lenguas indias tales como el sánscrito y el dialecto
local de Magadha, la región donde el Buda vivió. No puede ser establecido sin
embargo, que Shakyamuni haya enseñado sólo en una o en todas estas lenguas
indias. Por esto, ninguna versión de los sutras hinayana puede reclamar
autenticidad en términos del lenguaje.
Más aun, el
Buda aconsejó a sus discípulos que transmitieran sus enseñanzas de cualquier
manera que fuera inteligible. Él no hubiera querido que sus seguidores
congelaran sus palabras en un lenguaje sacro arcaico, como era el de las
antiguas escrituras indias, los Vedas. De acuerdo a este lineamiento,
diferentes partes de las enseñanzas hinayana del Buda aparecieron primero
escritas en diversas lenguas indias, y en estilos de composición y gramática
acordes a la época. Los sutras y los tantras mahayana también mostraron una
gran diversidad de estilos y de lenguaje. Desde un punto de vista tradicional
budista, la diversidad de lenguajes es una prueba de autenticidad y no lo
contrario.
De acuerdo a
la tradición tibetana, antes de que las enseñanzas del Buda fueran escritas,
los discípulos recitaban abiertamente los sutras hinayana en los monasterios,
los sutras mahayana en pequeños grupos privados, y los tantras eran tratados en
extremo secreto. Los sutras mahayana aparecieron por primera vez en el siglo
dos de esta era, y los tantras comenzaron a emerger tal vez apenas un siglo
después, aunque sin poder precisarlo. Como se dijo antes, de acuerdo a varias
tradiciones hinayana, aun algunos de los más famosos textos hinayana fueron
transmitidos oralmente en círculos pequeños y privados antes de ser aceptados
en el cuerpo de las enseñanzas recitadas abiertamente. Por tanto, la ausencia
de un texto en la temática del primer concilio no invalida su autenticidad.
Aun más, los
participantes en las recitaciones del tantra juraban votos de guardar en
secreto los tantras y no revelarlos a los no iniciados. Por esto, no nos debe
sorprender que no hubieran aparecido relatos personales de encuentros acerca
del tantra. Así, es difícil probar o desaprobar la transmisión antes de la
escritura de los tantras y que hubieran existido esos encuentros secretos. Aun
aceptando la transmisión oral antes de la escritura de los tantras, es
imposible establecer cuándo y cómo comenzó esto, tal como es el caso de la
omisión de las escrituras hinayana en el primer concilio.
Tal como el
maestro indio Shantideva argumentó en:Involucrarse en el comportamiento del
bodisatva, cualquier línea de razonamiento presentada para probar o
desacreditar la autenticidad de los textos mahayana, aplica igualmente a las
escrituras hinayana. Por tanto, la autenticidad de los tantras debe descansar
en criterios diferentes a factores lingüísticos y de las fechas de su redacción
inicial.
Diferentes
visiones del Buda Shakyamuni como maestro
Parece que
una de las mayores fuentes de confusión al tratar de asentar la fuente de los
tantras es que, tanto los budistas occidentales, como los académicos hinayana y
las autoridades mahayana, se referían cada uno a Shakyamuni de manera
diferente. Los budólogos aceptan a Shakyamuni como una figura histórica y un
gran maestro, pero no consideran que hubiera tenido poderes sobrehumanos como
para haber instruido inclusive a los no humanos, ni que hubiera seguido
instruyendo después de su muerte. Aunque los académicos hinayana aceptan que el
Buda Shakyamuni tuvo grandes poderes y podía enseñar a todos los seres, ponen
poco énfasis en estas cualidades. Más aun, dicen que la muerte de Shakyamuni
marcó el final de sus actividades de enseñanza.
Los
académicos mahayana tanto de los sutras como de los tantras, explican que
Shakyamuni se convirtió en Buda muchos eones atrás, y que durante su vida como
el príncipe Sidharta sólo mostró las etapas para convertirse en un iluminado.
Ha seguido apareciendo en diferentes manifestaciones y ha seguido enseñando
desde entonces, usando una amplia gama de habilidades paranormales. Ellos citan
El sutra del loto, en el cual Shakyamuni proclamó que se iba a manifestar en el
futuro en la forma de maestros espirituales, cuyas enseñanzas y comentarios
serían tan auténticos como fueron sus propias palabras. Más aun, los académicos
mahayana aceptan que los Budas se pueden manifestar de varias maneras y en
varios lugares simultáneamente, enseñando, cada emanación, un tema diferente.
Por ejemplo, durante su aparición como Shakyamuni propagando Los sutras del
Prajnaparamita (La perfección de la sabiduría) en el Pico de los Buitres en el
norte de la India, el Buda también se manifestó en el sur de la India como
Kalachakra y puso en marcha las cuatro clases de tantra en la Estupa de
Dhanyakataka.
La visión
mahayana de cómo enseñan los Budas, va más allá de la instrucción personal a
discípulos. Shakyamuni, por ejemplo, también inspiró a otros Budas y bodisatvas
(aquellos completamente dedicados a alcanzar la iluminación y a ayudar a los
demás) a enseñar en su nombre, como cuando Avalokiteshvara expuso El sutra del
corazón en la presencia del Buda. También permitió a otros a enseñar el
significado de su intención, tal como Vimalakirti en El sutra instruyendo sobre
Vimalakirti.
En épocas
posteriores, Shakyamuni y otros Budas y bodisatvas autorizados para enseñar en
su nombre, se aparecieron a discípulos avanzados en visiones puras, y les
revelaron más enseñanzas de los sutras y los tantras. Por ejemplo, Manjushri
reveló a Sachen Kunga-nyingpo, el fundador de la tradición tibetana sakya, La
separación de los cuatro tipos de aferramiento , y Vajradara se apareció
repetidamente a los maestros en la India y Tibet y reveló más de los tantras.
Más aun, Budas y bodisatvas transportaron a sus discípulos a otros reinos para
darles instrucción. Por ejemplo, Maitreya llevó al maestro indio Asanga a su
tierra pura y ahí le transmitió susCinco textos.
Ya que la
audiencia de las enseñanzas del Buda estaba formada por una gran variedad de
seres, no sólo humanos, algunos de ellos guardaron cierto material para
después, para tiempos más conducentes. Por ejemplo, los nagas, mitad humanos
mitad serpientes, preservaron el sutra del Prajnaparamita en su reino
subterráneo bajo un lago hasta que el maestro indio Nagarjuna los rescató.
Jnana Dakini, una adepta femenina sobrenatural, mantuvo El tantra de
Vajrabairava en Oddiyana hasta que el maestro indio Lalitavajra viajó allá
siguiendo el consejo de una visión pura de Manjushri. Más aun, tanto maestros
indios como tibetanos escondieron escrituras para salvaguardarlas en
ubicaciones físicas, o las implantaron como potenciales en las mentes de
ciertos discípulos especiales. Generaciones posteriores de maestros los
descubrieron como textos tesoro (terma, gter-ma). Por ejemplo, Asanga enterró
El continuum interminable de Maitreya, y el maestro indio Maitripa lo
desenterró varios siglos después. Padmasambava ocultó innumerables textos de
tantra en Tibet, que fueron descubiertos subsecuentemente por maestros nyngma
en los nichos de los templos o en sus propias mentes.
Cuando la
tradición tibetana adjudica a Shakyamuni como la fuente de los tantras, se
refiere al Buda, como es descrito tanto por los sutras como por los tantras de
la tradición mahayana. Si los practicantes potenciales del tantra se
aproximaran al tema de la autenticidad con la postura de aceptar simplemente
las descripciones de los budólogos o de los académicos hinayana, entonces,
naturalmente tal Buda no pudo haber enseñado el tantra. Sin embargo, esto es
irrelevante para tales personas. Los practicantes del tantra no aspiran a
convertirse en el tipo de Budas descritos por los budólogos y los académicos
hinayana. Ellos aspiran, a través de la práctica del tantra, a convertirse en
Budas como se contempla en las enseñanzas de los sutras y de los tantras
mahayana, y ya que aceptan que Shakyamuni fue un Buda así, seguramente aceptan
que él enseñó los tantras en todas las formas milagrosas que relata la
tradición.
La relación
entre el tantra budista y el tantra e hinduista
La
literatura sobre el tantra comenzó a aparecer en ambas tradiciones de la India,
la budista y la hinduista, aproximadamente en el siglo III de la era común. No
se dispone de fechas precisas e indudablemente, ambas tradiciones anticiparon
la fecha de aparición de sus textos. No obstante que los contextos filosófico y
ético difieren, siguen siendo prominentes en cada una las prácticas
devocionales, ejercicios de yoga, y numerosos aspectos de las tempranas
costumbres matriarcales, tribales y costumbres de las clases bajas. Por
ejemplo, ambos sistemas incluyen visualizaciones de figuras de caras y brazos
múltiples, manipulación de energías sutiles a través de los nodos de energía
(sct. chakras), veneración de la mujer, uso de adornos e instrumentos musicales
de hueso, imágenes de campos de cremación y mataderos y transformación de
productos corporales impuros. Así, es difícil probar que una fue la fuente de
alguna característica específica en la otra. Sólo se puede decir que ambas fueron
movimientos contemporáneos. Además, ya que a menudo los practicantes budistas e
hindúes del tantra frecuentaban los mismos lugares sagrados, cada grupo
probablemente influenció al otro.
Los
budólogos y los académicos tradicionales del tantrayana están de acuerdo en que
las crónicas de la historia del budismo han adaptado algunos temas básicos a
diversos ambientes culturales, pero difieren en la explicación de dicho
proceso. Los budólogos no aceptan que el Buda enseñó los tantras. Ellos afirman
que maestros posteriores desarrollaron la forma tantra del budismo e integraron
los textos de acuerdo al espíritu de la época en la India. Por otro lado, los
académicos tradicionales del tantrayana sostienen que los poderes
sobrenaturales del Buda lo habilitaron para prever y anticiparse a ciertos
desarrollos culturales y que él mismo enseñó el tantra que se adaptaría a la
gente del futuro. Así, “cuando el tiempo estuvo maduro”, aquellos que
secretamente transmitían los tantras, ya sea oralmente o “enterrados” en sus
continuum mentales, los hicieron accesibles a los practicantes receptivos.
Alternativamente, por medio de visiones puras, el Buda reveló los tantras a los
maestros avanzados que los registraron inicialmente. La explicación de cada
grupo académico concuerda con su visión particular del Buda, y con el principio
general del budismo de enseñarlo utilizando medios hábiles.
El continuum
de luz clara como la fuente más profunda de los tantras
En Una
lámpara iluminadora, el maestro indio Chandrakirti explicó que los contenidos
de los más elevados textos del tantra tienen diferentes niveles de significado,
y que sólo algunos pueden ser válidos para ciertos grupos específicos. Por
ejemplo, algunos niveles son válidos exclusivamente para los practicantes del
más elevado tantra mientras que algunos otros son aceptables para los
seguidores de las llamadas enseñanzas bajas del budismo. Además, algunas
enseñanzas con significados compartidos podrían tener tanto niveles literales
como no literales de interpretación, o podrían tener sólo uno u otro. Tienen un
significado literal si están de acuerdo a las experiencias de los grupos que
las aceptan; y tienen un significado no literal si se refieren a niveles más
profundos de entendimiento.
Apliquemos
el análisis de Chandrakirti a las afirmaciones de que el Buda Shakyamuni enseñó
los tantras a través de medios extraordinarios, tales como revelaciones.
Algunos budólogos aceptarían que las enseñanzas tienen un significado no
literal más profundo, pero rechazarían una interpretación directa, ya que la
revelación como tal, está fuera del reino de su propia experiencia. Sin
embargo, la afirmación concuerda con la experiencia de muchos maestros de los
sutras mahayana, ya que tanto ellos como varios maestros del tantra han
recibido enseñanzas por medio de revelaciones. Por esto, los seguidores tanto
de los sutras como de los tantras mahayana aceptan que dicha afirmación tiene
un significado literal.
Chandrakirti
afirmó más adelante que los significados no literales de las afirmaciones de
los tantras elevados apuntan a un nivel ulterior de significado que concierne
al continuum de luz clara. Numerosos textos de tantra afirman que el Buda
enseñó su contenido asumiendo la forma de Samantabadra, Vajradara, o el Adibuda
(el Buda primordial) Kalachakra, las tres figuras búdicas que representan el
continuum de luz clara. Así, el significado fundamental, no literal, de los
escritos, es que la fuente más profunda de las enseñanzas del tantra es el
continuum de luz clara iluminadora de un Buda.
De acuerdo a
la explicación del tantra más elevado acerca de la naturaleza búdica,
especialmente de la tradición nyingma, la parte refinada del continuum de luz
clara de cada persona posee, innatamente, todas las cualidades iluminadoras.
Por eso, así como la confusión que acompaña las partes no refinadas de cada
individuo puede dar surgimiento a las enseñanzas engañosas de un charlatán, las
partes refinadas se pueden convertir en la fuente de enseñanzas búdicas
posteriores. De esta manera, aunque el continuum de luz clara de alguien sea un
poco menos que totalmente refinado y siga fluyendo como un tantra del sendero,
si las condiciones apropiadas tanto internas como externas están presentes, su
parte refinada puede dar surgimiento, de manera espontánea, a nuevas enseñanzas
del tantra. Antes de que “el tiempo sea maduro” y de que ocurra un surgimiento
espontáneo, las enseñanzas se transmiten de un modo oculto, de una vida a otra,
como la parte de los potenciales no realizados del continuum de luz clara de la
persona. Si la persona en quien ocurre el surgimiento espontáneo acepta el
marco conceptual del mahayana acerca de la revelación, es probable que describa
y experimente subjetivamente el fenómeno de acuerdo a dicho marco de acción y
la experiencia y su descripción serán válidas para dicha persona.
Consideremos
por otro lado, el caso de los budólogos que aceptan las propuestas de la
psicología transpersonal, por ejemplo, acerca de la afirmación de que las
llaves para alcanzar la auto-realización están implantadas en los potenciales
de cada persona. Los bloques mentales simbolizados como mito en dragones
subterráneos tales como los nagas, los guardan y mantienen ocultos. Los métodos
de auto-realización permanecen ocultos en el inconsciente hasta que el
individuo alcanza un nivel suficiente de desarrollo espiritual, y “los tiempos
están maduros” para su revelación. Ya que tales budólogos consideran el
inconsciente como un equivalente del continuum de luz clara, pueden aceptar un
cierto nivel de significado compartido con los practicantes del tantra,
respecto a la afirmación de que el Buda sí enseñó el tantra, aunque rechazan
fuertemente su significado literal. Aceptarían al Buda como fuente de las
enseñanzas del tantra sólo en el sentido de que el Buda representa el
inconsciente. En otras palabras, las enseñanzas del tantra vienen del
inconsciente de varios maestros de cuyas mentes surgió espontáneamente.
Criterios
para establecer la autenticidad de los tantras
Los
principales criterios para establecer si una enseñanza de budismo es auténtica,
es rastrear una línea ininterrumpida del linaje que la sustenta hasta llegar al
Buda, ya sea que se defina al Buda desde la perspectiva clásica de la
budología, de la psicología transpersonal, del hinayana, del mahayana o del más
alto tantrayana. Sin embargo, cualquier persona podría afirmar que ha recibido
una transmisión del tantra directamente del Buda en una visión pura, o que
encontró un texto enterrado en algún lugar físico o que estaba depositado en su
mente, como fue descrito antes. Por esto, se deben tomar en cuenta otros
criterios para establecer la autenticidad de los tantras en general, o de
alguno de sus textos.
En El sutra
de la gran liberación final de todos los pesares (Mahaparinirvana sutra), el
Buda Shakyamuni comentó el caso de que alguien pudiera afirmar que ha recibido
una enseñanza auténtica de manera distinta a la que él mismo había indicado. El
Buda instruyó a sus discípulos a que la aceptaran como auténtica si, y sólo si,
la enseñanza está de acuerdo al contenido del resto de sus enseñanzas.
Abundando en
esto, en Comentario al ("Compendio de Dignaga sobre) cognición válida
", el maestro indio Darmakirti propuso dos criterios decisivos acerca de
la autenticidad de un texto budista. El Buda enseñó una variedad enorme de
temas, pero sólo aquellos temas que aparecían repetidamente a través de sus
enseñanzas indicaban lo que el Buda realmente intentaba decir. Estos temas
incluyen: tomar una dirección segura (refugio), entender las leyes de las
causas y efectos del comportamiento, desarrollar una disciplina ética más
elevada, concentración, conciencia discriminativa acerca de cómo existen las
cosas realmente, y generar amor y compasión por todos. Cualquier texto que está
de acuerdo con estos temas principales, es una enseñanza auténtica de budismo.
El segundo criterio de autenticidad es que, la correcta implementación de las
instrucciones presentadas por practicantes calificados, deben dar los mismos
resultados que el Buda repetidamente indicó en cualquier otra enseñanza. La
práctica adecuada debe llevar a la obtención de las metas últimas de liberación
o Iluminación, o las metas provisionales de los logros espirituales que se
obtienen a lo largo del camino.
La presencia
de los principales temas del Buda entretejidos con la experiencia y los logros
de los maestros del pasado y del presente, afirman la autenticidad de los
tantras por medio de estos dos criterios. Estos criterios también establecen la
autenticidad de los tantras, ya que su correcta puesta en práctica produce los
resultados esperados. Además, siguiendo las instrucciones del tantra
apropiadamente, uno mismo puede directamente validar su autenticidad.
Los cuatro
sellos para etiquetar si un punto de vista está basado en palabras iluminadoras
Como una
elaboración posterior a los primeros criterios de Dharmakirti para establecer
autenticidad, Maitreya, en El continuum interminable , se refirió a los cuatro
sellos, basados en las palabras iluminadoras de un Buda, para etiquetar un
punto de vista. Si el cuerpo de una enseñanza contiene los cuatro sellos,
conlleva el sello de autenticidad como una enseñanza de budismo, porque su
visión filosófica concuerda con la intención de las palabras de un Buda. (1)
Todos los fenómenos afectados (condicionados) son “no estáticos”
(impermanentes). (2) Todos los fenómenos entintados (contaminados) por la
confusión, implican problemas (sufrimiento). (3) Todos los fenómenos carecen de
identidades “no imputadas” (existencia inherente). (4) Una total liberación de
todos los problemas (sct. nirvana), es la pacificación total.
La visión
tántrica budista está conformada de acuerdo a los cuatro sellos. (1) Todo lo
que es afectado por causas y condiciones, cambia de momento a momento. Aun con
la obtención de la iluminación a través de los métodos del tantra, la compasión
sigue moviendo a un Buda para beneficiar a todos de maneras siempre-cambiantes.
(2) La clase más elevada del tantra, como un método para alcanzar la
iluminación, utiliza y aprovecha la energía de las emociones perturbadas, tales
como el deseo. Este método, sin embargo, logra que el practicante se deshaga
completamente de las emociones conflictivas y la confusión detrás de ellas. Uno
tiene que erradicarlas para siempre, porque todos los fenómenos entintados
traen problemas. (3) Después de utilizar la energía subyacente de las emociones
perturbadas, tales como el deseo, uno la usa para acceder a su propio continuum
de luz clara. Este es el nivel mental más conducente para el entendimiento no
conceptual de que todos los fenómenos carecen de identidades “no imputadas”.
(4) Desde esta realización de la vacuidad o total ausencia, uno se pacifica a
sí mismo y por tanto se deshace de posteriores sucesiones de momentos de
distintos niveles de confusión, sus hábitos, y los problemas que acarrean. El
logro de esta total pacificación, es la liberación total de todos los
problemas. Por tanto, la visión del tantra, califica como auténticamente
budista.
El
desarrollo de una convicción firme en la autenticidad de los tantras
Para poner
todo el corazón en la práctica del tantra como un método para alcanzar la
liberación y la iluminación, es necesario enfocarse en el tantra con una
convicción firme (mopa, mos-pa) de que es una enseñanza budista auténtica. La
habilidad para enfocarse de esta manera nace de creer que un hecho es verdadero
(daypa, dad-pa). El maestro indio Vasubandu, en La casa del tesoro de temas
especiales del conocimiento, y su hermano Asanga en Antología de temas
especiales del conocimiento, aclararon el significado de estos dos factores o
acciones mentales que ocurren al enfocarse en un hecho. Ninguna de las acciones
mentales se refiere a enfocarse con una fe ciega en algo que puede o no ser
verdad y que uno no entiende.
Creer que un
hecho es verdadero, involucra tres aspectos. (1) Creer en un hecho con una
mente totalmente clara es la acción mental que tiene certeza acerca de un
hecho, y que despeja la mente de emociones y actitudes perturbadas hacia su
objeto. Por ejemplo, cuando uno cree, con una mente clara, que el tantra es una
enseñanza budista, uno tiene la certeza de que el tantra utiliza las emociones
conflictivas, tales como el deseo anhelante, como un método para deshacerse,
para siempre, de las emociones conflictivas. Creer en este hecho, despeja la
mente del deseo anhelante que experimenta placer a través del tantra como un
fin en sí mismo. De esta manera, creer en un hecho con toda claridad se deriva
de un correcto entendimiento del mismo.
(2) Creer en
un hecho basado en la razón, es la acción mental de considerar el hecho de que
algo es verdadero, basado en pensar en las razones que lo comprueban. Por
ejemplo, uno puede estar seguro de que una enseñanza se deriva de cierta fuente
sólo cuando se identifica correctamente esa fuente. De acuerdo a los tantras,
sólo el Buda, tal como es descrito en los tantras, entregó dichas enseñanzas.
Los textos no describen que las haya enseñado el Buda tal como es entendido por
los académicos hinayana o por los budólogos occidentales. Más aun, los tantras
contienen los temas principales que el Buda enseñó repetidamente en varios
lugares, especialmente los cuatro sellos que afirman que su visión filosófica
está basada en palabras del Buda. Al entender estas razones, uno puede confiar
absolutamente en que los tantras son auténticamente budistas,
(3) Creer en
un hecho teniendo una aspiración acerca de él, es la acción mental que
considera verdaderos tanto el hecho, como la aspiración que uno
consecuentemente tiene acerca del objeto. Basado en dos aspectos anteriores de
creer en el hecho de que el tantra es una auténtica enseñanza budista, uno
también puede confiar en que por medio del sus métodos se puede alcanzar la
iluminación y por lo tanto, esforzarse en practicarlos correctamente.
Cuando uno
cree fuertemente, de estas tres maneras, que el tantra es auténticamente
budista, uno desarrolla una firme convicción en este hecho. Estar firmemente
convencido acerca de un hecho, es la acción mental que se enfoca en que uno ha
validado el hecho como siendo de esta manera y no de otra. Esto vuelve nuestra creencia
tan firme, que no nos van a disuadir las opiniones y argumentos de otros. La
firme convicción crece de una familiaridad de largo plazo con las consecuencias
que se derivan de confiar en un hecho, por ejemplo, al ver los beneficios que
uno obtiene de la correcta práctica del tantra. Sin embargo, aun antes de
empezar la práctica del tantra, se necesita tener la firme convicción en su
validez. Por esto, las ceremonias de preparación para las iniciaciones
(empoderamientos) del tantra, incluyen en sus primeros pasos, una explicación
del maestro que la confiere, acerca del tantra, para reafirmar la potencial
convicción inflexible de los discípulos.
3 La
utilización del ritual en la práctica del tantra
Aunque la
práctica del tantra es extremadamente avanzada, muchos occidentales reciben
iniciaciones tántricas sin una preparación apropiada, y comienzan la práctica
del tantra sin un entendimiento profundo. La mayoría, al principio ve sólo las
características superficiales del tantra, tal como el énfasis que pone en el
ritual, la profusión de las figuras búdicas, y el uso que hace de imágenes de
sexo y violencia. Algunos encuentran estas características como enredosas,
problemáticas, o en todo caso, confusas. Para obtener mayor beneficio de sus
prácticas iniciales, dichos occidentales necesitan entender y apreciar el
significado y propósito de estos aspectos, por lo menos a un nivel superficial.
Una vez que hayan superado su fascinación, objeciones o aturdimiento iniciales,
podrán lentamente examinar los niveles más profundos cubiertos por la
superficie.
Las formas
de creatividad occidental y asiática
La práctica
del tantra implica tocar campanas y mover las manos haciendo ciertos gestos
(sct. mudra), mientras se cantan los textos, a menudo en tibetano, sin traducción,
e imaginándose a uno mismo como una figura búdica. Algunos encuentran tales
prácticas cautivadoras y mágicas ya que se pueden perder en exóticos mundos de
fantasía. Otros tienen problemas con esto. Trabajar de esta manera integrada
con el propio cuerpo, la propia voz e imaginación es un proceso artístico
creativo, aunque parece que hay una contradicción. La práctica del tantra es
altamente estructurada y ritual, sin aparente improvisación. Por ejemplo, uno
imagina su propio cuerpo adoptando posturas específicas, colores, y varios
brazos, sosteniendo objetos específicos en cada mano y debajo de cada pie. Uno
imagina su propia habla en la forma de mantras, frases establecidas que
consisten de palabras y sílabas en sánscrito; hasta la manera de ayudar a otros
sigue un patrón estándar: uno emana luces de colores específicos y figuras de
formas particulares. A muchos occidentales les gustaría desarrollarse
espiritualmente por medio de explorar y reforzar su creatividad, pero la
práctica estilizada de los rituales parece una antítesis para la imaginación.
Sin embargo, su compatibilidad se vuelve evidente cuando uno comprende la
diferencia entre los conceptos occidental y asiático de la creatividad.
Ser
creativo, en un sentido occidental contemporáneo, requiere producir algo nuevo
y único, ya sea una obra de arte o la solución a un problema. La invención es
el camino incuestionado al progreso. Ser creativo también puede ser parte de
una búsqueda, consciente o inconsciente, de la belleza ideal, la que los antiguos
griegos igualaban a la bondad y a la verdad. Más aun, la mayoría de los
occidentales consideran la creatividad como una expresión de su individualidad.
Por esto, seguir los modelos preestablecidos de los rituales como un método
para el auto-desarrollo espiritual, a muchos no les parece creativo, más bien
les parece restrictivo.
Las culturas
asiáticas más tradicionales, por ejemplo la de Tibet, ven a la creatividad
desde una perspectiva diferente. Ser creativo tiene dos facetas principales:
dar vida a formas clásicas y acomodarlas armónicamente dentro de varios
contextos. Consideremos por ejemplo, el arte tibetano: todas las pinturas de
figuras búdicas siguen reglas que indican tamaño, forma, posición y color de
cada elemento, de acuerdo a convenciones y proporciones fijas. El primer
aspecto de la creatividad descansa en la sensación que imprime el artista a
través de las expresiones de las caras, la delicadeza de las líneas, la fineza
de los detalles, la luminosidad e intensidad de los colores y el uso de las
sombras. Así, algunas pinturas de figuras búdicas son más vívidas que otras,
independientemente de que todos los dibujos de la misma figura tienen idéntica
forma y proporciones. El segundo aspecto de la creatividad al estilo asiático
descansa en lo que el artista escoge como entorno de la pintura, y la manera de
colocar las figuras, para crear composiciones orgánicas y armónicas.
La práctica
del tantra con figuras búdicas, es un método imaginativo de auto-desarrollo que
es creativo y artístico de un modo tradicional asiático, no de uno occidental
contemporáneo. Por tanto, imaginarse a uno mismo como una figura búdica que
ayuda a otros, difiere significativamente de visualizarse a uno mismo como un
superhéroe o superheroína, encontrando soluciones ingeniosas y elegantes a
ciertos retos en la noble búsqueda de la verdad y la justicia. En vez de esto,
uno trata de acomodarse armónicamente dentro de las estructuras establecidas de
la práctica ritual, para darles vida creativamente, y para seguir sus formas en
situaciones cambiantes para corregir desequilibrios personales y sociales.
Creatividad
e individualidad en la práctica del tantra
Otro factor
que posiblemente contribuye a lo que parece una contradicción entre practicar
un ritual tántrico y ser creativo, es una diferencia en la visión de los
occidentales contemporáneos y las tradiciones asiáticas sobre la individualidad
y el papel que ésta juega en el desarrollo personal. De acuerdo al pensamiento
igualitario occidental, todo mundo es igual, pero cada uno de nosotros tiene
algo único, ya sea que lo llamemos código genético o alma, que por su propio
poder nos hace ser especiales. Una vez que “nos encontramos a nosotros mismos”,
la meta del auto-desarrollo es realizar como individuos nuestros potenciales
creativos únicos para poder usarlos plenamente para hacer contribuciones
particulares a la sociedad. Así, los artistas occidentales contemporáneos, casi
sin excepción, firman sus obras y buscan el reconocimiento público a sus
auto-expresiones creativas. Los artistas tibetanos, en contraste, generalmente
permanecen anónimos.
Desde el
punto de vista budista, todos tenemos los mismos potenciales de la naturaleza
búdica. Somos individuos, y sin embargo, nada existe en nosotros que, por su
propio poder nos haga únicos. Nuestra individualidad deriva de la enorme
multiplicidad de causas y condiciones internas y externas que nos han afectado
en el pasado, nos afectan en el presente y nos afectarán en el futuro. El
beneficio que pudiéramos traer a la sociedad viene de utilizar creativamente
nuestros potenciales dentro del contexto de la naturaleza interdependiente de
la vida.
Realizar
nuestra naturaleza búdica, entonces, difiere grandemente de encontrar y
expresar nuestro verdadero yo. Ya que todos tenemos las mismas cualidades de la
naturaleza búdica, no hay nada especial acerca de ninguno. No hay nada único
que encontrar o expresar. Para desarrollarnos a nosotros mismos, simplemente
tratamos de utilizar nuestros materiales de trabajo universales (nuestro cuerpo,
habilidades comunicativas, mente y corazón) de maneras hábiles para enfrentar
las situaciones siempre cambiantes que enfrentamos, como todos podemos hacerlo.
Aun más, avanzamos hacia la budeidad al imaginarnos ayudando a otros de maneras
ocultas y anónimas, por medio de ejercitar una influencia iluminadora e
inspirando a otros que están enfrentando dificultades, más que vernos
prominentemente en primer plano, corriendo a su rescate.
De tal
manera que el uso extensivo en el tantra de la práctica ritual con figuras
búdicas, sólo tiene sentido dentro del contexto de realizar los potenciales de
la naturaleza búdica con la creatividad al estilo asiático tradicional. Uno da
vida a la estructura de los potenciales búdicos mientras se mezcla
armónicamente con la sociedad y el medio ambiente, y permanece sin hacerse
notar.
Beneficios
del ritual del tantra para occidentales muy ocupados
Aunque los
occidentales contemporáneos puedan cuestionar la importancia de practicar los
rituales del tantra de la manera clásica tibetana como un método para
desarrollarse espiritualmente, pueden obtener con ello muchos beneficios
provisionales. Por ejemplo, muchos occidentales llevan vidas colmadas de
presión sostenida, para lograr ser únicos y especiales y para intentar colocarse
a la cabeza. Necesitan desarrollar continuamente nuevas ideas y productos
mejorados, venderlos, y competir con los demás. A veces, la tensión de tener
que probarse a sí mismos que valen la pena, les lleva a tener sentimientos de
soledad y alienación. Cuando la demanda de productividad e ingenio occidental
se vuelve muy estresante, la práctica de la creatividad al estilo asiático en
un ritual tántrico diario, puede proporcionar un equilibrio sano. El ubicarse
uno mismo armónicamente en la estructura de un ritual, puede ayudar a reforzar
el sentimiento de encajar confortablemente en la familia, con las amistades, en
la sociedad y en la cultura. Aun si la rutina diaria es repetitiva y el trabajo
resulta aburrido, uno puede aprender a darles nueva vida poniendo cada día una
expresión vívida en un ritual tántrico.
Además,
muchos occidentales corren ajetreados de una actividad a otra. Diariamente usan
el teléfono, email e internet varias veces, escuchan música, ven la televisión,
y operan un ajetreado conjunto de máquinas complejas y aparatos electrónicos.
Sus vidas se sienten a menudo fragmentadas, con la familia, los negocios y las
necesidades sociales y de recreación jalando en diferentes direcciones. La
práctica del tantra puede ayudar a esas personas a conciliar los aspectos
aparentemente discordantes de sus ocupadas vidas. La integración ocurre porque
se combinan armónicamente varias emociones y actitudes constructivas y se
expresan simultáneamente como un todo integrado, de manera física, verbal y
visualizada. Hacer esto en la meditación diaria refuerza el reconocimiento y la
convicción de que uno es por naturaleza una persona integrada. Gradualmente,
una sensación de plenitud llega a permear todo el día.
Además, ya
que la práctica diaria del tantra es estructurada y repetitiva, también puede
proporcionar a esta gente un factor estabilizador. No importa qué tan frenético
pueda parecer cada día, la creación diaria del espacio mental y emocional
pacífico de un ritual tántrico, hace fluir sus vidas con corrientes estables de
continuidad. Al encarar el reto de entretejer los elementos del ritual, se
descubren niveles aun más profundos de significado, lo que evita que las
repeticiones parezcan aburridas. Adicionalmente, el ritual del tantra
proporciona una estructura alrededor de la cual se puede desarrollar la disciplina,
que de otra manera podría ser difícil de obtener. La disciplina adquirida en la
repetición diaria de un ritual estructurado puede también ayudar a la gente a
llevar disciplina y orden a sus aparentemente caóticas vidas.
El ritual
del tantra como un espacio para expresar emociones
Muchos
occidentales contemporáneos sienten un profundo respeto por alguien o por algo,
o gratitud por los gozos de la vida. Sin embargo, si carecen de formas
confortables de expresar sus elevadas emociones, podrían encontrar sus
sentimientos tan amorfos, que no pueden sacar sustento espiritual alguno de
ellos. El ritual del tantra puede proveer a esas personas de formas con las
cuales expresar sus emociones positivas. Por ejemplo, el juntar las palmas de
las manos (una expresión ritualizada de respeto y gratitud, compartida por el
tantra y las religiones occidentales) no limita las emociones elevadas; por el
contrario, provee un canal comúnmente aceptado para que estas emociones fluyan
desde el corazón y actúa como un contenedor adecuado para ellas. Más aun, dado
que el ritual del tantra tiene formas holísticas de expresar emociones, que
integran canales físicos, verbales y visualizados, su práctica continuada puede
ayudar a gente emocionalmente limitada a superar la alienación de sus
sentimientos.
Algunas
veces, las emociones elevadas encuentran una expresión espontánea de maneras
improvisadas. Sin embargo, sería tedioso si cada vez que surgieran
sentimientos, uno necesitara encontrar una manera novedosa de expresarlos, para
que las emociones fueran sentidas y sinceras. El estilo de creatividad asiático
para expresar las emociones, puede ofrecer el equilibrio. Cuando surgen
sentimientos elevados, uno puede espontánea y creativamente dar vida a las
formas rituales de expresarlos para que las emociones se acomoden armónicamente
en la vida personal. Sin embargo, si uno no siente nada, pasar entonces a
través de los procesos de un ritual tántrico se vuelve el mero acto de llevar a
cabo un ritual vacío. Por esto, los rituales del tantra incluyen el meditar en
puntos específicos que ayudan a generar o acceder a sentimientos sinceros.
Comentarios
y conclusiones
Participar
en los rituales de las religiones tradicionales occidentales también
proporciona muchos de los beneficios que ofrece la práctica ritual del tantra.
Muchos occidentales sin embargo, encuentran que las ceremonias y rituales de
sus religiones de nacimiento, carecen de vitalidad para ellos. En vista de que
estas personas tienen menos asociaciones negativas con los rituales del tantra,
practicarlos les puede ofrecer una avenida más neutral para su desarrollo
espiritual. Muchos descubren que la creatividad del estilo asiático, que
aprenden con el ritual del tantra, les ayuda a encontrar y poner nueva vida en
las creencias tradicionales de sus ancestros.
4 Figuras
búdicas
Para
sobreponerse a la fascinación, repugnancia o aturdimiento acerca del
deslumbrante conjunto de figuras búdicas usadas en el tantra, y de sus formas
extravagantes, los occidentales necesitan entender su lugar y propósito en el
sendero budista. También necesitan diferenciarlos de los conceptos occidentales
de auto-imágenes, arquetipos y objetos de oración. Si no lo hacen, pueden
confundir la práctica del tantra con alguna forma de psicoterapia o con una religión
politeísta y así privarse de los beneficios completos de la práctica con
figuras búdicas.
El uso de
figuras búdicas en prácticas compartidas por el sutra y el tantra mahayana
Para
desarrollar atención y concentración, uno debe enfocarse en la conciencia
sensorial, por ejemplo en la sensación física de la respiración entrando y
saliendo a través de la nariz. Sin embargo, en la práctica mahayana del sutra y
del tantra, las figuras búdicas visualizadas sirven más comúnmente como objetos
o focos para obtener una concentración unipuntual. Tal práctica concuerda con
Antología de temas especiales del conocimiento, en la que Asanga define la
concentración como el factor mental que mantiene la conciencia mental enfocada
en objetos constructivos o en estados mentales constructivos. El maestro
mahayana indio definió la concentración de esta manera debido a las muchas
ventajas que se obtienen si se desarrolla específicamente con conciencia
mental.
Por ejemplo,
convertirse en un Buda requiere de una absorción meditativa en el amor, en la
compasión y en el correcto entendimiento de cómo existen las cosas realmente.
Si uno ya ha desarrollado la concentración con conciencia mental, la puede
aplicar a estos estados mentales y emocionales más fácilmente que si uno ha desarrollado
la concentración a través de la conciencia sensorial. Además, ya que las
figuras búdicas, especialmente la de Shakyamuni, representan la iluminación, el
enfocarse en ellas ayuda al practicante a mantenerse en la dirección segura del
refugio. También le ayuda a mantener atención sobre la motivación de la
bodichita, para alcanzar la iluminación para poder beneficiar a los demás tanto
como le sea posible.
Tanto las
prácticas mahayana del sutra como las del tantra incluyen la visualización de
figuras búdicas enfrente de uno, sobre la cabeza, o en el corazón. Sin embargo,
la práctica del tantra es única en su entrenamiento para auto-visualizarse como
una figura búdica. Imaginarse a uno mismo poseyendo las facultades iluminadoras
de una figura búdica, tanto físicas como comunicativas y mentales, actúa como
una causa poderosa para obtener y actualizar dichas cualidades.
Figuras
búdicas y auto-imágenes
La mayoría
de la gente tiene una o más auto-imágenes con las que se identifica. Las
imágenes pueden ser positivas, negativas o neutrales, e incluso pueden reflejar
la realidad o ser infladas. Por otro lado, las figuras búdicas son imágenes que
representan sólo cualidades positivas exactas. Al entender la naturaleza
búdica, los practicantes del tantra las utilizan para reemplazar su auto-imagen
ordinaria como una parte integral del camino a la iluminación.
Las figuras
búdicas representan la totalidad de los potenciales de la naturaleza búdica: en
el nivel básico cuando no son refinadas, en el nivel del camino cuando son
parcialmente refinadas, y en el nivel resultante cuando son totalmente
refinadas. Además, la mayoría de las figuras también representan un aspecto
específico de la naturaleza búdica, en el nivel de la base, del camino o en el
resultante. Por ejemplo, Avalokiteshvara representa la compasión basada en la
calidez natural del corazón, y Manjushri, la sabiduría basada en la claridad
innata de la mente. Identificarse con la figura ayuda a realzar la cualidad
específica que ésta personifica.
Sin embargo,
al identificarse con figuras búdicas, los practicantes del tantra no se
“inflan” a sí mismos con pensamientos mágicos. Basan dicha identificación en
los potenciales de su propia naturaleza búdica, lo que les permite realizar
completamente estas cualidades para el beneficio de todos. Alternativamente,
entienden que las figuras búdicas y las cualidades que incorporan, son niveles
cuánticos refinados, en los que sus propias apariencias y cualidades resuenan
válidamente.
Por ejemplo,
alguien puede tener la auto-imagen de ser emocionalmente rígido o mentalmente
lento. De hecho, puede estar tenso o aburrido, pero identificarse con estas
cualidades como su auto-imagen puede fácilmente llevarlo a una depresión y con
esto disminuir sus esfuerzos para beneficiar a los demás. Si por otro lado, se
imagina a sí mismo como figura búdica, cuyo corazón es cálido y su mente
lúcida, no se sigue preocupando acerca de ser inadecuado. La visualización le
ayuda a acceder a cualidades positivas innatas, especialmente en los momentos
en que más lo necesita.
Además, la
gente usualmente piensa que su auto-imagen es su identidad verdadera e
inherente, es lo que creen que realmente son, sin importar las circunstancias.
Por otro lado, los practicantes del tantra no conciben las figuras búdicas como
algo que les da una identidad inherente por su propio poder, independientemente
de la práctica que se requiere para alcanzar y actualizar las cualidades que
representan.
Sentirse muy
unido y transformarse imaginariamente en una figura búdica, difiere de muchas
otras maneras a mejorar una auto-imagen, casual o sistemáticamente. Al recibir
iniciaciones antes de emprender la auto-transformación por medio del tantra,
los practicantes formalmente activan y refuerzan los potenciales innatos que
los habilitan para convertirse en esas figuras. Obtienen experiencias
conscientes de que las figuras y sus cualidades existen inseparablemente de
ellos mismos y que el vacío de su continuum mental permite que ocurra la
transformación. Los votos tomados durante la ceremonia establecen, estructuran
y aseguran una unión cercana. Más aun, la relación que se establece con el
maestro tántrico que da la iniciación, les provee de inspiración continua que
nutre y estimula sus potenciales a lo largo del camino.
Figuras
búdicas y arquetipos
De acuerdo a
la psicología jungiana, los arquetipos son símbolos de patrones fundamentales
de pensamiento y comportamiento que están presentes en la parte colectiva del
inconsciente de cada persona. Se derivan de la experiencia colectiva, ya sea de
la humanidad en general o de una cultura o era histórica en particular, y
explican el por qué la gente responde a diferentes situaciones de manera
similar a sus ancestros. Los símbolos arquetípicos, tales como los padres
amorosos, el anciano sabio, el héroe valiente o la malvada bruja, encuentran
expresión en mitos y fantasías. Sus formas pueden variar de una sociedad o
época a otra, pero los patrones de pensamiento o comportamiento que simbolizan
permanecen iguales. La madurez sicológica viene de ser conscientes del
conocimiento intuitivo, simbolizado por el espectro total de los arquetipos, y
de incorporarlo armónicamente a la propia vida.
Los símbolos
difieren de las representaciones. Los símbolos conllevan significados que son
evidentes para la gente de cualquier cultura, ya sea a primera vista o por
medio de una simple explicación. Por ejemplo, una madre alimentando a un
infante simboliza universalmente el amor nutriente. Las representaciones, por
otro lado, no sugieren claramente lo que significan. Por ejemplo, la figura de
cuatro brazos de Avalokiteshvara no sugiere compasión de manera obvia para la
gente de culturas no budistas. Los arquetipos son símbolos, mientras que las
figuras búdicas son representaciones.
Además, los arquetipos
son rasgos universales del inconsciente colectivo de todos, mientras que las
figuras búdicas son rasgos asociados con el continuum de luz clara de todos. El
continuum de luz clara no es un equivalente del inconsciente colectivo. Aunque
ambas facultades mentales tienen características de las cuales uno no está
usualmente consciente, el continuum de luz clara es el nivel más sutil del
continuum mental y provee a un individuo de continuidad de una vida a otra. El
inconsciente colectivo, por otro lado, explica la continuidad de los patrones
míticos a través de generaciones sucesivas. Se manifiesta en cada persona, pero
sólo en humanos, y no se pasa por un proceso de renacimiento.
Más aun, las
figuras búdicas no son representaciones ni concretas ni abstractas que se
puedan encontrar en un continuum de luz clara. Tampoco se pueden encontrar en
ningún otro lugar. Más bien, las figuras búdicas representan los potenciales
innatos del continuum de luz clara de cada uno, que dan surgimiento a patrones
de pensamiento y comportamiento, ya sea que los potenciales sean no realizados,
parcialmente realizados o completamente realizados. Ellos representan
potenciales de cualidades positivas generales, tales como la compasión o la
sabiduría, en vez del pensamiento y el comportamiento en el rol de una familia,
sociedad, o en un rol mítico. Las figuras búdicas asociadas con las emociones
conflictivas tales como el enojo, representan sólo la transformación y el uso
constructivo de la energía que subyace a las emociones, más que a las emociones
destructivas y negativas en sí mismas.
Además, el
budismo aclara el significado de por qué las figuras búdicas son colectivas. El
budismo acepta la existencia de figuras universales y particulares. Las
universales son abstracciones metafísicas imputadas sobre conjuntos de temas
similares para organizarlos en categorías delineadas por palabras y conceptos.
Por ejemplo, toda la gente tiene características similares en la cara a través
de las cuales respira. La nariz universal es una imputación de dichas
características, que les permite compartir a todas el nombre nariz. Sin
embargo, la nariz de cada persona es individual y la nariz de una persona no
puede ser de otra. No existe una nariz universal en algún lugar por sí misma
como un modelo ideal, separada de las narices particulares, ni la gente alcanza
la nariz universal por medio de la contemplación de su propia nariz. Lo mismo
aplica para las figuras búdicas y los potenciales de la naturaleza búdica que
representan. Las figuras búdicas universales no existen como seres individuales
separados del continuum de luz clara de los individuos. Ni la gente obtiene
acceso a las figuras búdicas universales a través de la figura búdica de su
continuum de luz clara, como sería alcanzar a Dios a través del espíritu de la
divinidad dentro del alma.
Además, a
diferencia de los arquetipos, las figuras búdicas no llegan de manera
espontánea a la conciencia en sueños, fantasías o visiones, a menos de que la
persona se haya familiarizado profundamente con sus formas durante su vida o en
sus vidas pasadas recientes. Esto es cierto también para el b ardo, los
períodos entre la muerte y el renacimiento. El libro tibetano de los muertos
describe las figuras búdicas que aparecen durante el bardo, e instruye a
aquellos que están en el estado intermedio a reconocer las figuras como meras
apariencias producidas por su continuum de luz clara. Sin embargo, la
instrucción está dirigida a personas que han practicado el tantra durante toda
su vida. Aquellos sin una práctica previa del tantra, normalmente experimentan
a sus continuum dando surgimiento a otras apariencias durante el bardo, no a
figuras búdicas.
Las figuras
búdicas como emanaciones de los Budas
Aunque las
figuras búdicas representan tanto la totalidad y los aspectos específicos de la
base, del sendero y de la naturaleza búdica resultante, las figuras búdicas no
son meras representaciones. En Explicación extensa de “Una lámpara iluminadora”
de Chandrakirti, Sherab-senggey, el fundador gelug de la Escuela Inferior del
Tantra, explica que las figuras búdicas tienen el mismo continuum mental que
los Budas. Esto es porque son emanaciones del continuum de luz clara
iluminadora de los Budas. Por ejemplo, aunque Shakyamuni alcanzó la iluminación
eones atrás, él mismo emanó como el príncipe Sidarta y dio la apariencia de
haberse convertido en un Buda durante su vida. Hizo esto para ayudar a los
principiantes a obtener confianza en que la práctica de las enseñanzas da
resultado. Similarmente, Shakyamuni asumió la forma de Vajradara cuando
impartió el Tantra de Guhyasamaja y simultáneamente emanó como Vajrapani, el
compilador de las enseñanzas. El Buda meramente dio la apariencia de que la
figura búdica de Vajrapani era algo distinto de Vajradara para inspirar también
a los principiantes a escuchar atentamente las enseñanzas, a recordarlas y
practicarlas conscientemente. Shakyamuni, Vajradara, y Vajrapani eran todos, de
hecho, la misma persona.
Los Budas
emanan figuras búdicas de su continuum de luz clara para beneficiar a los seres
de muchas maneras, particularmente al servirles como representaciones de los
varios factores de la naturaleza búdica. Al comprender la inseparabilidad entre
las figuras búdicas y el continuum de luz clara de los Budas y de los maestros
tántricos, los practicantes entienden que tanto las figuras imaginadas como las
figuras búdicas reales con las que se funden en la meditación, son emanaciones
de su propio continuum de luz clara. Así como cada continuum de luz clara puede
emanar la apariencia de una nariz, sin ser su nariz la de otra persona,
similarmente cada continuum de luz clara puede emanar figuras búdicas, aun
cuando las figuras búdicas de un continuum de luz clara no son las figuras
búdicas de otro. El entendimiento de la inseparabilidad de las figuras búdicas
y su propio continuum de luz clara ayuda a los practicantes a actualizar los
factores de la naturaleza búdica que representan las figuras.
Figuras
búdicas como objetos de plegarias
Los
practicantes mahayana del sutra y del tantra a menudo hacen plegarias a figuras
búdicas, tales como Tara. Las dos verdades o hechos acerca de las cosas que el
maestro indio Nagarjuna elaboró en Los versos raíz acerca del camino medio
,dieron luz sobre el fenómeno. De acuerdo a la interpretación en común para el
sutra y el tantra, la verdad convencional acerca de algo es la manera como
aparece ese algo a los seres cotidianos. La verdad más profunda es cómo existe
realmente; un hecho acerca del objeto, que su apariencia oculta.
Desde el
punto de vista convencional de los seres cotidianos, las figuras búdicas, tales
como Tara, aparecen como siendo seres que existen independientemente, y con
poderes para cumplir los deseos de la gente. En un hecho más profundo sin
embargo, no hay tal Tara existiendo independientemente: todas las Taras son
emanaciones del continuum de luz clara de los Budas, y de las gentes que hacen
plegarias a Tara. Además, aun como emanaciones del continuum de luz clara, las
figuras búdicas carecen de la habilidad para dar ciertos resultados, como
conceder los deseos de la gente, por su propio poder, desde su propio lado e
independientemente de cualquier cosa. El budismo argumenta que tales
habilidades son imposibles. Sin embargo, ofrecer plegarias a Tara podría ayudar
a obtener ciertos resultados, aunque uno reconozca o no a Tara como una
emanación del Buda o como una emanación del propio continuum de luz clara, que
representa sus potenciales. Esto es porque el fuerte deseo de la plegaria actúa
como circunstancia para activar los propios potenciales innatos.
Por ejemplo,
los devotos usualmente hacen plegarias a Tara como un ser externo, para
protección del temor. Tara puede inspirar a la gente a tener valor, pero la
principal causa de que se sobrepongan al temor son los potenciales de su
continuum de luz clara para entender cómo existen las cosas realmente, y el
valor que esto proporciona de manera natural. Sin embargo, se requiere la
inspiración (chinlab, byin-rlabs; sct. adhishthana, bendición) para que los
devotos activen y utilicen sus potenciales, y la inspiración puede venir de
fuentes externas o internas. Un factor importante de la naturaleza búdica, de
hecho, es la habilidad del continuum de luz clara de ser inspirado o elevado.
Emanaciones
burdas y sutiles de las figuras búdicas
Para
beneficiar a los demás, los Budas emanan múltiples apariencias de sí mismos en
una variedad de formas, tanto burdas como sutiles. Asumen una gama de cuerpos
sutiles (sct.sambogakaya) para enseñar a los arya bodisatvas, los únicos
capaces de ver tales formas. Los aryas (los nobles), son seres altamente
desarrollados, con una percepción y entendimiento directo, no conceptual de
cómo existen las cosas. Los Budas toman una variedad de formas más burdas (sct.
nirmanakaya) para beneficiar a los seres ordinarios. Cualquier Buda puede
emanar cuerpos burdos o sutiles, ya sea en la forma de figuras búdicas o de
seres cotidianos, o incluso de otros Budas. Lo mismo aplica para las figuras
búdicas cuando aparecen como si fueran seres iluminados individuales. Sin
embargo, sólo aquellos que están preparados para recibir la ayuda o enseñanzas
pueden encontrarse con los Budas, en cualquier forma, y derivar así el
beneficio completo de ello.
Los Budas y
sus emanaciones de figuras búdicas residen en sus propias tierras búdicas. Las
tierras búdicas son reinos especiales separados de la confusión o de las
existencias incontrolablemente recurrentes (sct. samsara). Son tierras puras
donde los Budas y las figuras búdicas se manifiestan en formas sutiles y
enseñan a los arya bodisatvas los últimos pasos a la iluminación. Ya que las
tierras búdicas están más allá de la experiencia común de los budólogos y los
seguidores del hinayana, a estos les sería naturalmente inaceptable su
existencia literal. Sin embargo, los practicantes mahayana del sutra y del
tantra las consideran realmente existentes, aun cuando no se puedan alcanzar
sin las realizaciones prerrequeridas. Aun los grandes maestros no pueden llevar
el continuum mental de gente recientemente fallecida a las tierras puras, a
menos de que el fallecido hubiera construido los potenciales para ello desde su
propia práctica.
El
significado ulterior no literal de las tierras búdicas es el continuum de luz
clara de cada individuo. Dentro de la esfera del continuum de luz clara de cada
individuo, más allá de la confusión de la existencia incontrolable, moran
varios aspectos de la naturaleza búdica, representados por las figuras búdicas.
Los arya bodisatvas en el camino del tantra más elevado, los únicos practicantes
con acceso meditativo no conceptual a su continuum de luz clara, obtienen la
realización final de su naturaleza búdica estando en dicho estado.
Algunas
veces, las figuras búdicas vienen de sus tierras puras en las formas sutiles de
un bodisatva y solicitan a Shakyamuni que imparta varios sutras y tantras, como
cuando Vajrapani pidióConcierto de nombres de Manjushri (Alabanzas a los
nombres de Manjushri). Como bodisatvas, pueden también atender y compilar los
discursos del Buda, como Vajrapani hizo en El tantra de Guyasamya, o dar
enseñanzas en lugar de Shakyamuni, como lo hizo Avalokiteshvara en El sutra del
corazón. En tales casos, como expliqué antes, las figuras búdicas y Shakyamuni
comparten el mismo continuum mental.
Algunos de
los cuerpos burdos que los Budas o las figuras búdicas emanan de sus tierras
puras, fueron personas históricas reales, como Padmasambava, el maestro indio
responsable de la primera difusión del budismo en Tibet. Desde el punto de
vista de la verdad convencional, estos grandes seres parecían tener un
continuum mental individual y aparecieron como tales a los seres ordinarios,
quienes sólo podían entender esta verdad acerca de ellos. Una verdad más
profunda acerca de ellos era que su continuum mental era uno con los Budas y las
figuras búdicas de las que eran emanaciones. Para los budólogos y seguidores
hinayana, sólo la primera afirmación acerca de estas figuras históricas es
cierta. Para los practicantes mahayana, ambas afirmaciones son un hecho.
La práctica
del tantra incluye visualizarse a uno mismo en la forma de cierta figura
histórica considerada como emanación de una figura búdica, tales como
Padmasambava, su pareja femenina Yeshey Tsogyel, o el segundo Karmapa, Karma
Pakshi. Sin embargo, no todos los maestros considerados como emanaciones de
figuras búdicas sirven como formas tántricas de auto visualización, por ejemplo
los Dalai Lamas como Avalokiteshvaras. Aun más, es posible que motivados por
razones políticas, los tibetanos se dirijan con honores a ciertos gobernantes
como emanaciones de figuras búdicas, tales como los emperadores Manchu de China
como Manjushris y los zares rusos como Taras. La práctica del tantra no incluye
a tales personas. Sin embargo, considerarlos como emanaciones concuerda con el
consejo general del mahayana de evitar hablar mal de nadie, ya que uno nunca
sabe quién podría ser la emanación de un bodisatva.
Sería
difícil confirmar, mediante estándares occidentales, algunas emanaciones burdas
de figuras búdicas, que los tibetanos consideran que fueron figuras históricas.
Un ejemplo importante es Tara. Tara apareció como un ser individual que,
durante una vida como mujer desarrolló la bodichita y se convirtió en
bodisatva. Ella tomó votos para continuar teniendo renacimientos siempre como
mujer y alcanzar la iluminación en una forma femenina para alentar a las
mujeres a seguir el camino.
Las figuras
búdicas como contenedores para la práctica
Las figuras
búdicas son más que emanaciones que representan varios factores de la
naturaleza búdica; también sirven como contenedores multipropósito. La
motivación para la práctica mahayana es la de convertirse en un Buda para el
beneficio de todos. Convertirse en un Buda requiere actualizar las facultades
iluminadoras, tanto físicas como comunicativas y mentales. Tales facultades
necesitan un contenedor de forma física. Visualizarse a uno mismo como una
figura búdica actúa como una causa para alcanzar un contenedor físico: el
cuerpo iluminador de un Buda. También sirve como un contenedor apropiado para
las diversas prácticas del tantra para alcanzar la iluminación, tales como
visualizar los chakras y canales del cuerpo sutil.
Como todos
los Budas, las figuras búdicas aparecen en una vasta red de formas diversas
para beneficiar a otros de distintas maneras. Por ejemplo, el tantra comprende
seis clases de práctica, de acuerdo al sistema nyingma, y cuatro de acuerdo a
las escuelas kagyu, sakya y gelug. Además, cada tradición tibetana transmite
varios estilos de práctica para cada clase de tantra. Cualquier figura búdica
puede servir como un contenedor para cualquier número de prácticas de
cualquiera de las tradiciones tibetanas y cualquier clase de tantra. En
cualquiera de estas prácticas, la misma figura búdica puede aparecer en
diferentes formas, posturas, con diferentes colores y número de caras y
extremidades. Los detalles de la apariencia dependen del número de aspectos de
la naturaleza búdica o iluminación que representa la figura y sus
características. Por ejemplo, Avalokiteshvara aparece en todas las clases de
tantra, en todas las tradiciones, solo o como parte de una pareja, sentado o
parado, blanco o rojo, con una o con once cabezas, y con dos, cuatro o mil
brazos. Sin embargo, independientemente de la forma o la práctica,
Avalokiteshvara sigue sirviendo como un contenedor para enfocarse en la
compasión.
Diversidad
cultural en las figuras búdicas
Algunos
occidentales sienten que las figuras búdicas son demasiado extrañas como para
cubrir las necesidades de los practicantes occidentales del tantra. Quisieran tener
modificaciones en sus formas. Antes de actuar apresuradamente, podrían
beneficiarse de estudiar los antecedentes históricos.
Conforme la
práctica del tantra se extendió de la India al este de Asia y Tibet, algunas
figuras búdicas sufrieron desde luego alteraciones en sus formas. Sin embargo,
la mayoría de los cambios fueron menores. Por ejemplo, las características
faciales se parecieron a aquellas de las razas locales, y en el caso de China,
también correspondieron la ropa, posturas y peinados. La alteración más radical
fue en Avalokiteshvara, transformándose de hombre a mujer en el centro y este
de Asia. Una explicación tradicional mahayana de este fenómeno es que los Budas
son maestros de medios hábiles y por esto se manifiestan de diferentes formas
para ajustarse a varias sociedades. Los chinos asocian la compasión más
confortablemente con la mujer que con el hombre. Los budólogos afirman que los
mismos maestros tántricos hicieron los cambios, utilizando sus medios hábiles
para adaptar las formas a los gustos culturales. La réplica mahayana es que los
maestros recibieron inspiración y guía para realizar los cambios de las figuras
búdicas mismas, en visiones puras y otras revelaciones. En cualquier caso, el
punto en común es que el principio budista de los medios hábiles requiere la
modificación de las formas para adaptarse y así beneficiar a distintas
culturas.
Los cambios
que ocurrieron en las figuras búdicas concuerdan con el estilo de creatividad
asiático. Le dieron nueva vida a las formas estándar y las armonizaron con
diferentes antecedentes culturales. Consistentemente con esta tendencia, las
figuras búdicas en occidente podrían tomar razonablemente la musculatura y
características faciales occidentales. Sin embargo, ya que los occidentales
están acostumbrados a la diversidad cultural, probablemente será innecesario
que las figuras búdicas cambien su ropa para estar a la moda local. Además, a
la luz de la aceptación occidental de la igualdad de los sexos, tampoco parece
necesario que se den cambios en el sexo de las figuras.
Independientemente
de las modificaciones, ciertas características de las figuras búdicas
permanecieron intocadas conforme el tantra se expandió de una cultura asiática
a otra. La más notoria, es la conservación de los múltiples brazos.
Avalokiteshvara se manifiesta todavía con mil brazos, ya sea con un cuerpo
masculino en India o uno femenino en China. Personas con mil brazos resultan
extraños para la experiencia común de cualquier cultura. Sin embargo, el
significado de los mil brazos es comprensible para todos, como un símbolo de
compasión para ayudar a los demás de mil maneras.
Además, las
caras y brazos múltiples se refieren a varios aspectos y realizaciones de la
naturaleza búdica a lo largo del camino. Por ejemplo, es difícil mantener
atención simultánea de una manera abstracta, en las veinticuatro cualidades y
realizaciones. Al representarlas gráficamente con veinticuatro brazos y
visualizarse a uno mismo con ese conjunto de brazos, es más fácil mantenerlas
todas juntas en mente. Si los occidentales eliminaran las características de
los brazos múltiples de las figuras búdicas para poder realizar visualizaciones
más cómodas, sacrificarían esta faceta esencial de la práctica del tantra: el
entretejido de los temas del sutra.
El posible
uso de íconos religiosos occidentales como figuras búdicas
Cuando las
prácticas del tantra se vuelven tan ampliamente publicitadas y bien conocidas
que se trivializan, dejan de ser inspiradoras para los practicantes. En esos
momentos, los Budas revelan nuevas formas de la práctica a los maestros
tántricos en visiones puras. Las revelaciones a menudo incluyen formas
ligeramente diferentes de las figuras búdicas. Su Santidad el decimocuarto
Dalai Lama ha explicado que el fenómeno continuará indudablemente en el futuro.
Su predicción tiene sentido a la luz de la comercialización del budismo
tibetano y la aparición de mercancías tales como las camisetas de Kalachakra.
Las figuras búdicas y sus prácticas requieren mantenerse en formas privadas y
especiales, para poder retener su calidad de sagradas. Si los practicantes ven
a los bebés embarrando comida en sus camisetas de Kalachakra, podrían encontrar
el visualizarse a sí mismos como Kalachakra menos que inspirador. Sin embargo,
si surgen en el occidente nuevas formas de las figuras búdicas, ¿cuáles formas
serán las más útiles e inspiradoras?
Algunos
occidentales sienten que visualizarse a sí mismos como íconos religiosos
familiares de occidente, como Jesús o María, en vez de como extrañas figuras
indias, sería un medio hábil de adaptar el tantra al occidente. Argumentan, que
después de todo, Jesús y María representan el amor y la compasión tanto como
Avalokiteshvara o Tara. Además, si los Budas pueden emanar en cualquier forma,
seguramente lo podrán hacer como Jesús o María para beneficiar a los
occidentales. Nuevamente, es necesario mantener en mente los antecedentes
históricos.
Los
gobernantes manchu de China trataron de unificar a los mongoles y a los chinos
han bajo sus reglas, mediante combinar el budismo tibetano con el
confucionismo. Así, por puras razones políticas, llamaron a Confucio una
emanación de Manjushri, comisionaron la composición de rituales tántricos para
realizar ofrendas al bodisatva Confucio, y patrocinaron ceremonias en Beijing
basados en estos textos. Sin embargo, los rituales no implicaban visualizarse a
uno mismo como la figura búdica de Confucio/Manjushri.
En India,
sin embargo, una cuantas deidades hindúes, como Ganesh con cabeza de elefante
(el dios de la prosperidad) y Sarasvati (la diosa de la expresión artística y
musical), aparecieron en la práctica del tantra como figuras búdicas para la
auto visualización. Como se mencionó antes, los practicantes del tantra
hinduista y budista se entremezclaron en la antigua India y compartieron varias
características de la práctica. No sólo las deidades hindúes aparecieron como
emanaciones de Budas en la práctica budista, sino que también,
correspondientemente, el hinduismo incluyó al Buda como una de las diez
manifestaciones (sct. avatar) de Vishnú, uno de sus principales dioses. Incluir
a todos, es una característica compartida por la mayoría de religiones Indias.
Las
religiones monoteístas, por otro lado, se consideran a sí mismas como
poseedoras exclusivas de la verdad. Sus líderes se ofenderían, sin duda alguna,
ante las religiones no teístas, como el budismo, si declarara a sus figuras más
sagradas como emanaciones del Buda y las incorpora a sus prácticas,
particularmente ante las prácticas que involucran imágenes sexuales. Uno de los
votos del bodisatva es evitar hacer cualquier cosa que cause que otros
menosprecien las enseñanzas del Buda. Entonces, adaptar a Jesús y a María para
la auto visualización en el tantra, causaría daño a las relaciones
interreligiosas.
Además, las
características asociadas con la imagen de Jesús, tales como la cruz y la
corona de espinas, tienen un significado profundo dentro del contexto
cristiano. Aunque el budismo occidental fuera a adaptarlos como símbolos
budistas, la mayoría de los practicantes occidentales encontraría difícil el
divorciarlos de sus connotaciones cristianas. Ya que la mayoría de símbolos involucrados
con las figuras búdicas, tales como el loto y las gemas, están libres de
asociaciones para la mayoría de los occidentales, estos están abiertos para
utilizarlos como pretenden sus significados y por tanto son más propicios para
ser usados en la práctica del tantra. Por tanto, si en el futuro surgen nuevas
formas de figuras búdicas para rejuvenecer las prácticas, probablemente
seguirán los antecedentes y habrá menores variaciones en las figuras previas.
Sin embargo, a diferencia de los productos en el mercado, no habrá necesidad de
nuevos modelos mejorados cada año.
5 Imaginería
tántrica
Investigación
de los malentendidos
Uno de los
aspectos más perplejos y de más fácil mal interpretación del tantra son las
sugestivas imágenes de sexo, adoración de demonios y violencia. Las figuras
búdicas a menudo aparecen como parejas en unión, muchas tienen caras
demoníacas, están envueltas en llamas, y pisoteando a seres indefensos bajo sus
pies. Ver estas imágenes horrorizó a los primeros académicos occidentales, que
a menudo tenían antecedentes victorianos o misioneros.
Aun hoy en
día, algunas personas creen que las imágenes de las parejas simbolizan la
explotación de las mujeres. Otras, imaginan que las parejas en unión
representan la trascendencia de toda dualidad, a tal punto de no existir
diferencia alguna entre “bueno” y “malo”. Piensan que en consecuencia, el
tantra es inmoral y no sólo autoriza, sino que alienta el uso del alcohol y las
drogas; y el comportamiento hedonista, criminal y déspota. Algunas personas han
llegado a acusar a maestros tántricos respetables, de confabular un complot
para tomar el control del mundo.
Los
occidentales no fueron los primeros en declarar al tantra como un forma
degenerada del budismo. Cuando el tantra originalmente llegó a Tibet a mediados
del siglo octavo, muchos tomaron las imágenes literalmente como concediendo
licencia para el libre sexo ritual y sacrificios de sangre. Subsecuentemente, a
principios del siglo noveno, un concilio religioso prohibió que se siguieran traduciendo
los textos del tantra y prohibió la inclusión de terminología tántrica en
suGran diccionario (sánscrito-tibetano). Uno de los principales incentivos para
la invitación de los tibetanos a maestros indios en la segunda difusión del
budismo en Tibet, fue la aclaración de los malentendidos acerca del sexo y la
violencia en el tantra.
No todos los
occidentales que tuvieron contacto temprano con el tantra encontraron las
imágenes depravadas. Algunos lo malentendieron de otras maneras. Por ejemplo,
algunos sintieron que las imágenes sexuales simbolizaban el proceso psicológico
de integrar los principios masculino y femenino en cada persona. Otros, como
muchos de los primeros tibetanos, encontraron las imágenes eróticas. Incluso
ahora, algunas personas voltean al tantra esperando encontrar nuevas y exóticas
técnicas sexuales o una justificación espiritual para su obsesión con el sexo.
Otros, encontraron las figuras aterradoras atractivas, por su supuesta promesa
de proporcionarles poderes extraordinarios. Tales personas siguieron los pasos
del conquistador mongol del siglo trece, Kublai Khan, quien adoptó el tantra
con el deseo primordial de que le ayudara a obtener victorias sobre sus
enemigos.
Por tanto,
el malentendido acerca del tantra ha sido un problema perenne. La razón para la
insistencia del tantra en mantener en secreto sus enseñanzas e imágenes, es
para evitar tales malentendidos, no para esconder algo perverso. Sólo aquellos
con suficiente preparación en el estudio y la meditación tienen los
antecedentes necesarios para entender el tantra dentro de su propio contexto.
Parejas en
unión
El hacer
consciente los principios masculino y femenino e integrarlos, son partes
importantes y útiles en el camino a la madurez psicológica, como ha sido
enseñado por varias escuelas terapéuticas basadas en los trabajos de Jung. Sin
embargo, sería una interpolación inscribir el tantra budista como una fuente
antigua de esa perspectiva. El malentendido viene de ver a las figuras búdicas
como parejas en unión y traducir incorrectamente las palabras tibetanas para la
pareja, yab-yum,como masculino y femenino. Estas palabras realmente significan
padre y madre. Así como se requieren un padre y una madre en unión para
producir un hijo, de la misma manera se requieren el método y la sabiduría para
dar nacimiento a la iluminación.
El método,
el padre, representa a la bodichita y otras varias causas enseñadas en el
tantra para obtener los cuerpos físicos iluminados de un Buda, o la conciencia
omnisciente de un Buda de la verdad convencional. La sabiduría, la madre,
representa la realización del vacío con varios niveles de la mente, como causas
para obtener la mente iluminada de un Buda o la conciencia omnisciente de un
Buda de la verdad más profunda. Obtener la unión de los cuerpos físicos y la
mente de un Buda, o la conciencia omnisciente de ambas verdades de todas las
cosas, tanto la convencional como la más profunda, requiere practicar la unión
del método y la sabiduría. Ya que las culturas tradicionales india y tibetana
no comparten un sentido bíblico de pudor ante el sexo, no tienen tabúes que les
impidan utilizar imágenes sexuales para simbolizar dicha unión.
Un nivel de
significado del padre como método es la conciencia gozosa. La unión del padre y
la madre significa la conciencia gozosa conjuntada con la realización del
vacío; en otras palabras, la realización del entendimiento de la vacuidad con
una conciencia gozosa. Aquí, conciencia gozosa no se refiere al gozo que se
obtiene de un orgasmo como en el sexo ordinario, sino a un estado mental de
gozo alcanzado a través de los métodos de yoga para llevar los vientos de
energía (lung, rlung; sct. prana) al canal central de energía. Una sucesión
prolongada de momentos de tales estados mentales es conducente para alcanzar el
nivel más sutil del continuum mental, el propio continuum mental de luz clara,
el nivel más eficiente de experiencia para realizar la vacuidad. El abrazo del
padre y la madre, entonces, también simboliza el aspecto gozoso de la unión del
método y la sabiduría, pero de ninguna manera significa el uso del sexo
ordinario como un método del tantra.
En las
etapas finales del camino de la clase más alta de tantra, los métodos avanzados
de yoga para llevar los vientos de energía al canal central involucran a un
hombre y a una mujer sentados en una postura de unión. Sin embargo, dista mucho
de ser una situación de explotación, se requiere que ambos miembros de la
pareja hayan alcanzado los mismos niveles de avance en su desarrollo
espiritual. Esto incluye el que ambos tengan un nivel de control sobre su
energía sutil y su mente tales, para que aunque las puntas de la base de su
canal central se toquen, ambos eviten una descarga orgásmica.
Sentarse en
tal postura yógica mientras se está involucrado en complejas visualizaciones y
en la meditación en la vacuidad, sólo se hace para elevar la práctica en los
niveles más avanzados. No se hace como práctica principal ni se involucra en
ella regularmente y definitivamente no se practica en las etapas tempranas del
camino.
Más aun,
para evitar cualquier posibilidad de misoginia, machismo o chovinismo, uno de
los votos tántricos es el abstenerse de hablar mal de las mujeres o
maltratarlas.
La no
dualidad
Toda iniciación
tántrica requiere la toma de votos para abstenerse de actuar destructivamente.
En todas las clases de tantra, los practicantes toman los votos del bodisatva
para abstenerse del comportamiento que pueda dañar a otros o su habilidad para
ayudar a los demás. La base requerida es el haber tomado refugio (haber dado
una dirección segura a su vida) y sostener algunos de los votos laicos o
monásticos, tales como el de no matar, no robar, no mentir, no involucrarse en
comportamiento sexual inadecuado y no tomar intoxicantes. Para la iniciación de
las dos clases más altas del tantra también se requiere tomar los votos
tántricos, para abstenerse de comportamientos que dañen el progreso espiritual,
tales como el olvidar mantener la presencia mental en la vacuidad todos los
días.
La vacuidad
no significa que todo, incluyendo a la ética, no exista realmente. La vacuidad
nunca niega las distinciones convencionales entre el comportamiento destructivo
y constructivo, o el funcionamiento de la causa y el efecto en el comportamiento.
La no dualidad, tal como la representa la pareja en unión, significa que
categorías como “destructivo” y “constructivo” no existen independientemente
una de otra. Se designan en relación una a la otra y en relación a sus causas y
sus efectos. Por lo que ir más allá del dualismo no significa obtener autoridad
para permitirnos un comportamiento abusivo ni deshacernos de la responsabilidad
que las acciones propias conllevan. Lo que significa es la obtención de una
conciencia de la totalidad de la realidad, con una visión de la interrelación y
la interdependencia de todo.
Es más,
cuando los practicantes tántricos aceptan una pequeña probada de alcohol o
carne especialmente consagrados durante ciertos rituales, esto simboliza la
purificaión y el uso de energías sutiles en su cuerpo para alcanzar la
iluminación. Tal como el tomar el pan y el vino especialmente consagrados
durante una comunión cristiana, dicho acto simbólico en absoluto autoriza el
uso del alcohol o el abuso de las drogas.
Figuras pacíficas
y figuras enérgicas
Las figuras
búdicas pueden ser pacíficas o enérgicas, como se puede notar en el nivel más
simple a partir de sus caras sonrientes o mostrando los colmillos. Más
elaboradamente, las figuras enérgicas tienen caras terribles, sostienen un
arsenal de armas, y aparecen rodeadas de llamas. Sus descripciones especifican
sangrienta y detalladamente las distintas maneras con las que aplastan a sus
enemigos. Parte de la confusión que surge acerca del rol e intención de estas
figuras enérgicas, viene de la traducción común de la palabra con que se les
designa:trowo (khro-bo, sct. krodha), como deidades iracundas o airadas.
Para muchos
occidentales con una crianza bíblica, el términodeidad airada implica la
connotación de un ser todopoderoso con un enojo de justicia vengativa. Tal ser
emite un castigo divino como una retribución a los malvados que han
desobedecido sus leyes o de alguna manera le han ofendido. Para algunas
personas, una deidad airada puede incluso tener la connotación del diablo, o de
un demonio trabajando desde el lado oscuro. El concepto budista no tiene nada
que ver con estas nociones. Aunque el término budista se deriva de una de las
palabras para definir el enojo, el enojo aquí tiene más la connotación de
repulsión, un estado mental burdo dirigido directamente a un objeto con el fin
de deshacerse de él. Por tanto, una traducción más apropiada para “trowo”
podría ser: figura enérgica o poderosa.
Las figuras
enérgicas simbolizan los medios fuertes y poderosos que a veces se requieren
para atravesar los bloqueos mentales y emocionales que no permiten que uno sea
claro de mente o compasivo. Los enemigos que la figura aplasta, incluyen a la
pereza, al sopor y al egocentrismo. Las armas que usan, representan las
cualidades positivas desarrolladas a lo largo del camino espiritual, tales como
la concentración, el entusiasmo y el amor. Las llamas que las rodean son
diferentes tipos de conciencias profundas (yeshey, ye-shes; sct. jnana,
sabiduría) que queman los obscurecimientos. Imaginarse a uno mismo como una
figura enérgica nos ayuda a utilizar la energía mental y a decidirnos a vencer
a los “enemigos internos”.
Desde la
perspectiva budista, la energía más sutil del continuum de luz clara puede ser
pacífica, o poderosa. Cuando está asociada con la confusión, las energías
pacíficas y poderosas y los estados emocionales a los que subyacen, se
convierten en destructivos. Por ejemplo, la energía pacífica se convierte en
letargo y la energía poderosa se convierte en enojo y violencia. Cuando no
tienen confusión, las energías se pueden combinar fácilmente con concentración
y conciencia discriminatoria (sherab, shes-rab; sct . prajna, sabiduría), para
que se puedan usar de una manera positiva y constructiva. Con la energía
pacífica, uno se puede calmar a sí mismo y a otros, para poder lidiar con las
dificultades de una manera equilibrada. Con la energía poderosa, uno puede
despertar en uno mismo y en otros la posibilidad de tener más fuerza, coraje e
intensidad mentales para superar situaciones peligrosas.
Comentarios
finales
La
publicidad y el entretenimiento occidental contemporáneo derivan su éxito
parcialmente de la fascinación de la mayoría de la gente por el sexo y la
violencia. El tantra les es atractivo a muchas personas por esta misma
fascinación; sin embargo, su atracción puede llevarlos a metas más altas.
En general,
observar, escuchar o involucrarse en sexo y violencia, excita las energías de
la gente, las hormonas fluyen y la mente se vuelve intensa. La violencia no
necesita ser sangrienta, sino usarse en deportes extremos o de contacto.
Algunas personas, desde luego, experimentan aversión o están tan hartas de
tales cosas que ya no sienten nada. Consideremos sin embargo a aquellos que se
fascinan o que se obsesionan. Si la confusión acompaña sus energías,
despertadas por sus pasiones, tales personas pueden causar problemas a sí
mismos y a otros, por ejemplo si son alborotadores. Si, por otro lado, la gente
acompaña sus energías con atención, concentración y destellos de entendimiento
(insights), pueden transformar y usar las energías para fines positivos. El
tantra proporciona los métodos hábiles para que la transformación se lleve a
cabo, específicamente para el beneficio de los demás. Sin embargo, para obtener
los beneficios completos de la práctica del tantra, se requiere un
entendimiento profundo de los procesos involucrados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario