Antonio Machín popularizó la célebre canción El manisero


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Antonio Machín nació en Sagua la Grande (Cuba) el 11 de febrero de 1903 en el seno de una humilde familia. Hijo de un emigrante gallego y una cubana, tuvo nada menos que quince hermanos, lo que le obligó a trabajar desde pequeño. Tras probar suerte en diversos oficios, terminó dedicándose a la albañilería. Su gran afición, sin embargo, desde bien pequeño, era la música, alternando su trabajo de albañil con el canto en la iglesia, en los teatros y tras la pantalla del cine mudo de su ciudad.
En 1926 se trasladó a La Habana y comenzó a actuar en cafetines. No pasó desapercibido y en 1930 lo contrató la orquesta de Justo Ángel Azpiazú, luego conocido como Don Azpiazú, con la que actuó como vocalista en el Casino de La Habana ante la selecta clientela de yanquis en vacaciones. Con la orquesta de Azpiazú llevó a cabo relevantes actuaciones en Estados Unidos, como la que vemos en el siguiente vídeo en el que un joven Machín canta Siboney.
En Nueva York permaneció cuatro años, formando parte de otras muchas agrupaciones (José Escarpenter y su Orquesta, Orquesta Antillana de Rafael Hernández, Julio Roque y su Orquesta, Armando Valdespí y su Orquesta, además de las dirigidas por él mismo: la Orquesta Machín y el Cuarteto Machín). Llegó a ser muy conocido, sobre todo en los escenarios latinos, donde popularizó la célebre canción El manisero –del también cubano Moisés Simons–, que grabó en 1930 y que fue la primera de una larga serie de éxitos.
El manisero –y otras canciones de estos primeros años de la década de 1930, como Lamento africano, de Lecuona– definen la línea musical a la que permanecerá fiel hasta el fin de sus días: el son, la guaracha y el bolero. Con estas cartas de presentación marchó a Europa en 1936. Actuó en Londres y luego en París, donde formó parte como vocalista de diferentes orquestas y en varios espectáculos de revista en los que no podía faltar el correspondiente “toque de color”.
En París, sin embargo, la competencia era enorme y –al estallar al Segunda Guerra Mundial– decidió probar suerte en España, un país aislado tras una guerra civil que acaba de finalizar. En 1939 se presentó en Barcelona con un álbum de recortes bajo el brazo de sus actuaciones. Con espectáculos como Ebano y Marfil, o Melodías de Color, Machín recorrió de punta a punta la geografía española actuando con compañías folklóricas y alternando sus presentaciones en cabarets y salas de fiestas.
Su inconfundible estilo, su imagen y, sobre todo, su profesionalidad le granjearon una extraordinaria popularidad desde mediados de la década de 1940. En 1943 se casó en Sevilla con María de los Ángeles Rodríguez y en 1947 llegó su gran éxito en España: Angelitos negros.
Machín cantaba todo: melodías para los bailes más apasionados y canciones familiares se mezclaban en su repertorio con absoluta naturalidad. Sus canciones –MadrecitaToda una vidaNo me vayas a engañarMira que eres lindaQuizás, quizás, quizásBésame muchoDos gardenias– son tema recurrente en los programas de discos dedicados. Su popularidad era cada día mayor. Todo el mundo conocía a Machín y se hizo célebre el dicho “Te mueves más que las maracas de Machín”. Vamos con tres de las canciones que mencionábamos: Dos gardeniasMira que eres linda y No me vayas a engañar.
Trabajó también en el cine. En 1948 intervino en la película española dirigida por Alejandro Ulloa La casa de las sonrisas. Le vemos en una secuencia de la misma en la que canta Ayer.
El éxito no le abandonó durante la década de 1950, pero en los años sesenta la estrella de Machín empezó a declinar. La música ligera había emprendido otro camino. Machín, sin embargo, siguió con sus galas por todo el país rememorando sus viejos éxitos y creando nuevas canciones en su línea tradicional. Su presencia en los teatros, especialmente en los de las ciudades medias y pequeñas, continuó siendo todo un acontecimiento. Tendría yo seis o siete años, no más, cuando vino a actuar a mi pueblo. No se hablaba de otra cosa. De ahí que quedara grabado en mi memoria el nombre de Machín, aún no sabiendo quién era. Veámoslo una vez más con la canción Eres tan linda (1970).
Durante las décadas de 1960 y buena parte de la de 1970 alternó la grabación de discos con actuaciones con orquestas de baile y en pistas de cabaret y escenarios de teatros. Pero en 1977 terminó tan agotado del concierto que dio en Alcalá de Guadaira (Sevilla) que ya no actuó más. Era el 7 de junio. Poco después, el 4 de agosto de 1977, fallecía en su domicilio en Madrid, siendo enterrado en Sevilla por expresa decisión suya.

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