El poder de la admiración. Michel Tournier













"No hay nada como la admiración", Michel Tournier en su libro Celebraciones. ¿Una capacidad emocional como sentido de la existencia? "Exultar porque te sientes abrumado por la gracia de un músico, la elegancia de un animal, la grandeza de un paisaje, incluso el horror grandioso de un infierno, son cosas que dan sentido a la vida". Yo añadiría que incluso las palabras mismas, como éstas de Tournier, que casi siempre se nos antojan mágicas, aunque luego esté en cada uno de nosotros proceder a catalizarlas y ver si las asimilamos y las hacemos nuestras o las desechamos. La admiración, esa hermana mayor de la sorpresa y del asombro, ¿cuántas veces ha marcado nuestros días y nuestros quehaceres? Matiza el escritor: "Nuestros límites, nuestras insuficiencias, nuestras pequeñeces tienen su cura en la irrupción de lo sublime ante nuestros ojos". Vuelvo atrás y mis pasos se salvan por las infinitas circunstancias que me han causado admiración y hacia las que me he sentido poderosamente atraído. Esto ¿me convierte en mejor persona? No lo sé, ni pretendo resolver una pregunta seguramente capciosa. Al menos equilibra mi cella de sentimientos, emociones e ideas en un parlamento interior que desearía armónico. Y ahora recurro a lo que Michel Tournier sentencia: "Quien no es capaz de admiración es un miserable". Ya digo, sentencia. Eso sí, como toda sentencia humana que se precie debe estar siempre abierta y ser incluso revisable.


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