Un pensamiento de TW Adorno comentado por Marco Ninci: "Minima Moralia", de Theodor Wiesengrund Adorno, es uno de los grandes libros del siglo XX. Ayer, después de mucho tiempo, me encontré con un maravilloso aforismo colocado al comienzo de la segunda parte.
La expresión que es un fin en sí misma no es "demasiado hermosa", sino ornamental, artesanal, fea. Pero quien, con el pretexto de sacrificar todo a la cosa, renuncia a la pureza de la expresión, también lo traiciona "(Einaudi 1974, p. 83).
«Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie»
Theodor Adorno
En el libro, escrito en los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial y publicado en 1951, Adorno habla quien afirmó que después de Auschwitz la poesía ya no fuera posible, el Adorno cuya vida había sido destruida por la inhumanidad nazi. Pero aquí entendemos el significado de esa afirmación: la poesía ya no era posible en su forma ingenua y sentimental, pero en otra forma era incluso indispensable. Este aforismo nos da la idea de la propia literatura de Adorno. En un mundo inhumano (el nuestro también es, aunque de otra manera), el ideal de una vida sin vergüenza, el ideal de un mundo pacificado, ya no puede representarse en la esfera estética como contenido, es un simple sueño sentimental. Por lo tanto, el sufrimiento debe ser representado. Pero para algunos críticos, el sufrimiento debe ser representado de manera desnuda, sin ser adornado con una expresión literaria "demasiado hermosa"; en este caso, la belleza literaria significaría una falta de respeto precisamente por ese intenso dolor al que quieres darle voz. Y, sin embargo, este rechazo de la belleza no es más que un paso adelante en el proceso de deshumanización y humillación del ser humano. Lejos de ser un oropel inútil y ofensivo, la belleza lingüística y literaria es la única capaz de expresar plenamente el significado de ese sufrimiento; constituye el último refugio en el que un ser humano sigue siendo un ser humano, que la humillación no ha logrado destruir. La belleza es poder decir todo lo que hay que decir. En cambio, la belleza que es un fin en sí misma es un adorno, una forma de ser indiferente, casi un crimen. Aquí resuena un recuerdo de "Ornamento y crimen", el famoso ensayo del arquitecto vienés Adolf Loos, quien combinó el sabor ornamental de la libertad con el crimen. Quienes renuncian a la pureza de la expresión, por otro lado, no hacen justicia al contenido que lo padece. Un ideal literario y social juntos, estupendo como estupendamente pasado de moda.
Marco Ninci en su diario fb de hoy
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