Manuel Caballero. Al agradecer la invitación no hago uso de la convencional, usual, fórmula de cortesía, porque me brindan una oportunidad -realmente de.
ASDRUBAL BAPTISTA.
Manuel tiene en su favor muchas cosas
que debo resaltar. En primer lugar, Manuel es historiador y un historiador -si uno tuviera que precisarlo en términos muy simpleses aquel que tiene algo que contar y que, además, lo sabe hacer.
Manuel tiene algo que contar amén de una pluma excelente que le
acompaña para los fines de contar lo que sabe. De todo esto da testimonio una obra que abarca campos variadísimos del pensamiento. (...) Fue merecedor del Premio Nacional
de Periodismo en 1979, y del Premio Nacional de Historia en 1994.
Obra abundante, obra sabrosa de leer, de pluma sabrosa, como solía decir Unamuno cuando se refería a los historiadores. En lo personal, recuerdo con inmenso
gusto y provecho la lectura de El orgullo de leer y de Gómez, el tirano liberal.
Pero además de historiador y de hombre de pluma, también-y en este tiempo
particular- es un gran polemista. A Manuel lo acompaña Polemos en la batalla de
las ideas, la batalla del pensamiento.
Yo hallo en tu obra un tema-y me voy a permitir plantearlo para echar a andar
nuestra conversación-, que hace de riel para tu pensamiento: el tema del militarismo. Este es un tema enraizado en nuestra historia como pocos, con él cierra el siglo
pero también se abre el siglo y el interregno que pareció acallar el militarismo
como tema, o no fue suficientemente sólido o no fue suficientemente largo o no fue
suficientemente fértil como para que -con toda la carga negativa que puede tener hubiera pasado de las meras reminiscencias históricas. Yo encuentro ese hilo conductor en tu pensamiento, y seguro estoy de que habrá otros, cuidado y si hasta
más importantes, desde luego. ¿Cómo ves hoy, cuando el siglo está cerrando su
decurso, estos cien años transcurridos? ¿ Qué fuerzas hay allí, hondas, secretas,
profundas que impulsan el país o que lo detienen?
- Manuel Caballero. Al agradecer la invitación no hago uso de la convencional,
usual, fórmula de cortesía, porque me brindan una oportunidad -realmente de
oro- para plantear algo que desde hace mucho me da vueltas, y para lo cual no tengo en este momento el tiempo necesario para abordarlo como quisiera.
VENEZUELA SIGLO XX Ustedes conocen mi libro más reciente Las crisis de la Venezuela contemporánea. Yo allí defino lo que he llamado las grandes crisis del siglo XX. Esas crisis, por
supuesto, no provienen de la nada; no son, por así decir, una creación ex nihilo, sino
que son resultantes, manifestaciones, fenómenos, de tendencias mucho más profundas. Entonces, deseo que conversemos sobre algunos procesos que están tras
los sucesos que han llevado a Venezuela a ser lo que es hoy.
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