Escrito por Marisa Martínez PérsicoÉPOCA DE PRESENCIA
La vida de Cortázar, entre 1946 y 1951, transcurre de la siguiente manera, según sus propias palabras:
“[se trata de una] vida porteña, solitaria e independiente; convencido de ser un solterón irreductible, amigo de muy poca gente, melómano lector a jornada completa, enamorado del cine, burguesito ciego a todo lo que pasaba más allá de la esfera de lo estético”
Bajo el seudónimo Julio Denis, Cortázar da a conocer su poemario Presencia en el año 1938, un libro que jamás quiso republicar. Más tarde, será Jorge Luis Borges quien difunda, a través de la revista Sur, su famoso cuento fantástico “Casa tomada”, en el año 1946.
APARECE BESTIARIO
Bestiario, primer compendio de narraciones cortazarianas y punto de inflexión en la literatura argentina, aparece en el año 1951.
La vida de Cortázar fue una vida de viajes: además de las mudanzas infantiles con motivo del trabajo de su padre, en 1951 se muda a París luego de obtener la beca Guggenheim, buscando –entre otras cosas– alejarse de una época fervientemente peronista en Argentina. Graciosamente, comenta que en el territorio argentino no podía permanecer porque "el peronismo no le deja escuchar a Bela Bartók". En Francia se desempeña como traductor de la UNESCO.
Corría el año 1955 cuando el escritor contrae nupcias con Aurora Bernárdez, una reconocida traductora argentina con la que permanecerá en pareja hasta mediados de la década del ´60 y volverá a convivir amistosamente durante los últimos días de su vida, a pesar de haberse casado en dos oportunidades luego de la ruptura de ese primer matrimonio.
En sus entrevistas, Julio menciona a Aurora permanentemente:
"Aurora y yo, encastillados en nuestro granero, nos dedicamos al trabajo, a la lectura y a la audición de los cuartetos de Alban Berg y Schoenberg, aprovechando la ventaja de que aquí no haya nadie que nos golpee el cielo raso"
Los días de Julio viviendo en Europa repercutieron sobremanera en su ficción. Sus obras Las armas secretas, Final de juego, Historias de cronopios y de famas, Los premios y Rayuela así lo demuestran. El autor caracteriza el impacto europeo en su literatura de la siguiente manera:
"Son años catalizadores, años en que se da una especie de coagulación de mi experiencia precedente de Argentina (...) De golpe, en poco tiempo, se produce una condensación de presente y pasado; el pasado, en suma, se enchufa al presente y el resultado es una sensación de hostigamiento que me exigió, luego, escribir Rayuela... Llegar a Europa significó la necesidad de confrontar todo un sistema de valores, mi manera de ver, mi manera de escuchar (...) Fue una sucesión de choques, desafíos, dificultades, que no me había dado el clima infinitamente más blando de Buenos Aires".¨ |
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