Desde que en 1960 Hitchcock perturbara las salas de cine con la obra maestra de Psicosis y la terrorífica historia de Norman Bates (interpretado por un soberbio Anthony Perkins), el cine ha visitado en numerosas ocasiones el mundo de la psicosis. El 2010 nos trajo dos películas interesantes sobre el tema: Shutter Island (Martin Scorsese) y la película a la que vamos a recurrir aquí para explorar este complejo trastorno psíquico, Cisne negro, dirigida por Darren Aronofsky e interpretada por Natalie Portman, Vincent Cassel y Mila Kunis entre otros.
Darren Aronofsky ya ha abordado en otras películas la complejidad psíquica. Recordemos la inestimable Pi: el orden del caos (1998) - obsesión y paranoia -, o en Requiem por un sueño (2000) - en relación al mundo de la adicción a la droga -. En Cisne negro Aronofsky nos adentra en el mundo de la psicosis a través del mundo de la danza clásica y de uno de sus ballets más conocidos y sobresalientes: El lago de los cisnes, de Tchaikovsky. Cisne negro nos cuenta la historia de Nina Sayers (gran actuación de Natalie Portman), bailarina de la compañía de ballet de New York, a quien su director Thomas Leroy (Vincent Cassel) le ofrece la posibilidad de ser la primera bailarina interpretando el duo Odette / Odile del Lago de los Cisnes, en la que la misma bailarina interpreta el papel del Cisne blanco y el del Cisne Negro. Para seguir algunos momentos del comentario ofrecemos en la nota 1 un breve resumen de la estructura dramática del Lago de los cisnes.
I. SOBRE LA PERSONALIDAD DE NINA. Psicosis y forclusión.
El inicio de la película ya nos muestra en sus primeras imágenes el mundo de Nina Sayers. Tras despertar de un sueño en el que interpreta la transformación de la reina Odette en cisne a manos del mago Rothbart, vemos a Nina despertando en una habitación más propia de una niña que de una mujer, rodeada de peluches y de muebles como de una pequeña princesa. Luego vemos aparecer a un personaje importante, Erica Sayers (la siempre magnífica Barbara Hershey), su madre, en su juventud también bailarina, y que a través del avance de la película se nos muestra como una madre sumamente controladora y posesiva con su hija. De una forma muy parecida al Norman Bates de psicosis, la madre gozante alcanza un status de superyó obsceno vetándole todo acceso al mundo de su propio deseo. Es significativo, en este sentido, cuando Nina, que se está masturbando en la cama - por indicación de Thomas - se da cuenta de repente que su madre esta dormida en una silla, interrumpiéndose avergonzada ante su presencia. Observamos también en Nina ciertos comportamientos propios de la retroflexión en las lesiones que se inflinge rascándose con las uñas la espalda, así como también transtornos de alimentación. Excepto la danza y a su madre, Nina no parece tener mucho más en su vida. Como le indica Thomas en un momento en el que Nina le pide que le de el papel:
Escucha Nina. te aseguro que no me preocupa tu técnica, deberías saberlo [...] La verdad es que cuando te miro sólo veo el Cisne blanco, eres preciosa, temerosa, frágil. El reparto ideal. Pero el Cisne negro, es muy difícil bailar los dos [...] En cuatro años, cada vez que bailas, te he visto obsesionada en que cada paso y movimiento sean correctos, pero nunca te he visto soltarte. ¡Jamás! ¿Tanta disciplina para qué? [...] Nina le responde que ella sólo quiere ser perfecta, a lo que Thomas le responde: La perfección no es sólo cuestión de control. Es también saber soltarse, sorprenderte para así sorprender al público, trascender y eso pocos lo llevan dentro...
Técnica pero falta de pasión, apolínea pero falta de Dionisos. Disciplinada pero falta de espontaneidad... Sin embargo, finalmente logra el papel y la historia empieza a construirse a partir de este momento.
Observamos también en esas escenas iniciales los primeros síntomas que nos llevan a la sospecha de que algo ocurre con la frágil Nina, se trata del primer encuentro con el doble negro... o, siguiendo la trama de la película: el cisne blanco se cruza con el negro, la frágil Nina con su doble, no tanto como sombra reprimida, sino como imagen especular de aquello sobre lo que no tiene modelo al que referenciarse (ver más adelante "La pérdida del espejo en el que reflejarse").
- Psicosis y forclusión. Sobre la función paterna.
Una primera indicación de la psicosis de Nina la hallamos en esa presencia excesiva de la madre y en la total ausencia de la figura paterna, sobre la que no hay la más mínima referencia. Más allá del presente en el cual se desarrolla la película, cuando se ve a Nina y, en especial con la relación que mantiene con Erica, se diría que nunca hubo padre, de la misma manera que cuando se ve a Erica se diría que nunca hubo un hombre. Un concepto que Lacan destacó en relación con la psicosis fue la forclusión, concepto por el que se entiende el rechazo radical de un elemento particular del orden simbólico, en este caso, de la función paterna, o el Nombre del Padre como Lacan prefería utilizar. Para tener claro de que hablamos acerca de la función paterna es importante diferenciarla de algo que tenga que ver con el padre como ser humano concreto, con su personalidad y estilo peculiares dentro del rol que ejerce en la familia. La función paterna tiene que ver con el rol que cumple dentro de la estructura simbólica que ocupa en la familia y que se define en los siguientes términos:
La función paterna en una familia nuclear generalmente interviene entre la madre y el niño, impidiendo que el niño quede completamente atrapado por la madre, y que la madre se devore al niño. Lacan no afirma que todas las madres tienen una tendencia a atrapar o devorar a sus hijos (aunque algunas lo hacen); más bien sostiene que los niños "perciben" el deseo de su madre como peligroso o amenazador. Esta "percepción" refleja, en algunos casos, el deseo del niño de serlo todo para la madre (lo que en última instancia, aniquilaría la posibilidad de que se constituya como un ser separado de su madre) y, en otros casos, la reacción a una tendencia real de la madre de obtener con su hijo una especie de satisfacción que no ha logrado obtener en otro lado. [2]
Es indudable que esta última opción es la que se perfila sin lugar a dudas en la relación que Erica mantiene con Nina. Varias escenas de la película así nos lo muestran invadiendo constantemente su intimidad o controlándola sin ningún límite. Es especialmente impactante la escena en la que se percibe ese deseo materno posesivo en la que le quita el vestido a una Nina incómoda hasta que se da cuenta de que se ha vuelto a rascar la espalda arrastrándola desnuda hasta el lavabo para cortarle violentamente las uñas. Las imágenes correspondientes a esta escena nos muestran claramente a Nina, como hija, presa del goce materno de Erica, su madre.
Esa es la función paterna: proteger al niño del deseo de la madre, lo que significa tanto del suyo como niño, como el de la madre propiamente, o el de ambos. Como ya hemos dicho, se trata de una función simbólica independiente de la personalidad concreta del padre. En lacaniano diríamos que esta función debe ser inscrita en el lenguaje, y eso es lo que hace que la función paterna sea independiente del mayor grado de presencia o ausencia del padre concreto. En esta función paterna más importante que la presencia o la ausencia es la apelación al nombre (por eso Lacan llamó a la función paterna Nombre del padre) sobretodo por parte de la madre y en la cual:
vemos el funcionamiento del padre como parte del discurso, es decir, como un elemento del discurso de la madre. La función paterna está aquí referida al sustantivo "padre" en la medida que la madre se refiere a él como una autoridad que está más allá de ella misma. [3]
Si esta validación de la autoridad paterna no se ve apelada por la madre ("No le contaremos esto a papá", "No le hagas caso, ya lo solucionamos tu y yo", "Déjale decir y ya lo arreglaremos nosotros", etc. etc.) tanto da que un padre pueda ser muy presente, pero la función paterna que se establece como Ley que prohibe el deseo materno no es realizada.
Hay una imagen, al principio de la película, que habla de la madre por sí misma acerca del tipo de mujer que se trata. Cuando al llegar a casa Nina abre la puerta de la habitación de su madre nos muestra toda una pared con fotos y autoretratos pintados de ella misma y de su hija.
Todo nos hace pensar que en el caso de Nina la función paterna ha estado forcluida, obviada dentro de la estructura simbólica necesaria para el desarrollo del niño y que ella ha quedado sujeta al deseo materno, lo cuál nos lleva a tener que reflexionar sobre la posible estructura psicótica de su caracter. Ejemplos de este tipo de madre los hallamos en la película Psicosis de Hitchcock o en La pianista de Haneke. También, aunque en esta ocasión lo tenemos en relación a la figura paterna, vemos un caso parecido en Shine, el esplendor de un genio de Scott Hicks.
II. REFLEXIONES SOBRA LA ESTRUCTURA PSICÓTICA DE NINA.
Es obvio que Cisne Negro es ante todo una película en la que su director se propone contar una historia de fuerte impacto emocional e intriga y no crear un personaje ajustado a un cuadro clínico concreto, si bien la patología es un elemento importante en Nina. Quizá por ello ha dado lugar a distintos posicionamientos en relación al tipo de patología que sufre. Voy a mostrar los elementos que creo que colocan a Nina dentro de una estructura psicótica siguiendo las evoluciones que sufre el personaje durante la película y su sintomatología.
- La pérdida del espejo en el que reflejarse.
Nina entra en crisis desde el momento en que puede acceder a ser la primera bailarina de la compañía. Desde este momento su personalidad irá sufriendo una disgregación progresiva, un mayor estado de confusión y desestructuración resultado de la suma de diferentes factores que iremos viendo a lo largo de la película. Uno de los efectos de quedar sujeto al deseo de la madre es que el individuo no puede desarrollarse como un ser independiente, lo que significa que al fallar la función paterna no se van a dar los procesos de castración y la represión primaria del deseo materno que, no obstante, permiten la inscripción del individuo en lo simbólico, es decir, en la estructura familiar y, posteriormente, en el orden social necesarios para dar un sujeto independiente. Cuando este proceso no se da por la forclusión de la función paterna, el individuo necesita de un espejo en el que reflejarse, o dicho de otra manera, un modelo al que imitar, por lo queda inscrito en el plano de lo imaginario:
lo imaginario continua predominando en la psicosis, y lo simbólico, en el grado en que es asimilado, queda "imaginarizado": es asimilado no como orden radicalmente diferente que reestructura el primero, sino simplemente por imitación de otras personas. [4]
Hay un comportamiento que sorprende en Nina cuando antes de la prueba de selección asiste a la reacción de ira de la primera bailarina "destronada", Beth Macintyre (Wynona Ryder) en su camerino. Una vez esta sale furiosa de él, ella entre y coge su pintalabios, como posteriormente se nos muestra que ha cogido otros objetos de cosmética y estética de Beth. Es curiosa esa reacción de tomar los objetos de la primera bailarina para ella... ¿No es acaso eso una reacción especular en el que ella se refleja, una clara imitación de la primera bailarina? Cuando Nina le pide el papel a Thomas se pinta los labios con el mismo pintalabios. Sin embargo, y como posteriormente Thomas le requerirá, no hay modelo a seguir para que surja la propia pasión, la fuerza y el convencimiento seductor y sensual necesarios para interpretar a Odile, el cisne negro que acompaña a Rothbart en la fiesta en la que el principe Sigfrido debe elegir esposa. La técnica se puede imitar, se puede referenciar pero para la pasión o la emoción no hay modelo, y justamente esa falta de modelo es lo que desestabilizará progresivamente a Nina.
- Predominio de las relaciones imaginarias.
Otro elemento importante en el comportamiento de Nina lo determina la manera en la que surge Lily (Mila Kunis) en su mundo... justamente interrumpiendo la interpretación del cisne negro en su prueba frente a Thomas. Pronto se irá configurando una relación ambigua entre la rivalidad y la atracción con ella, puesto que justamente Lily es su opuesto: dionisíaca, sensual, seductora, espontánea y alegre. El desarrollo que sufre la relación de Nina con Lily en la película se ajusta bastante a un elemento característico de los individuos con estructura psicótica: las relaciones imaginarias. Todos sabemos que el individuo neurótico, más allá de los conflictos con sus iguales suele manifestar un tipo de conflicto que no tarda en referenciarse a las relaciones con los padres, las figuras de autoridad, su propia autoestima, la necesidad de reconocimiento, la imagen social, el éxito profesional. No obstante, se observa en el psicótico un posicionamiento distinto:
El psicótico, en cambio, presenta las cosas de otro modo: el conflicto parece referirse a los otros de su propia edad - rivales, competidores o amantes - Estos no están tratando de ganarse la figura de autoridad, más bien uno de ellos está tratando de usurpar el lugar del psicótico. [5]
Es a partir de ese fundamento que Nina estructura una relación de tipo paranoico con Lily a quien desde el principio, desde el primer momento ya ve como alguien que quiere arrebatarle el lugar, al mismo tiempo que, y paradojicamente, le atrae como modelo - por ejemplo, en la noche de fiesta en la que sale con ella -. Hay una escena en ese sentido muy clara. Nina, después de un ensayo individual, entra en la sala donde ensayan sus compañeras. En ese momento ve a Lily bailando desenfadada y seductora, alegre, y se queda mirándola porque obviamente observa en ella ese soltarse que tanto le cuesta. Thomas, que lo ve, se acerca a ella y le dice: "Mira como se mueve. Es imprecisa pero sin esfuerzo... No está fingiendo". En la cara de Nina, observándola una vez más, ya se aprecia que le ha dado el status de rival, de aquella competidora que quiere arrebatarle su lugar. Es así como, poco a poco, Nina va desarrollando, en relación a Lily, el delirio paranoico que progresivamente irá manifestándose con más intensidad hasta el final de la película:
El fenómeno familiar de persecución cae claramente dentro de la categoría de las relaciones imaginarias, y es el rasgo predominante de la paranoia. Como dice Lacan, "... en tanto [el paciente] no adquirió, o bien perdió a ese Otro [simbólico, el lenguaje, con su estructura subyacente], se encuentra con un otro puramente imaginario. [...] Este otro lo niega, lo mata literalmente. [6]
Justamente, el clímax de su paranoia se alcanza cuando se entera de que Lily ha sido nombrada por Thomas como bailarina substituta. Justo en esa escena se manifiesta lo que aquí estamos proponiendo. Veamos:
De alguna manera el ejemplo de Beth, la primera bailarina a la que Thomas desplaza por ella, se le presenta como un futuro terrorífico. De hecho en una de sus alucinaciones ve a Thomas haciendo el amor con Lily, aunque luego, puesto que se trata de una alucinación, continua viendo que es su doble negro quien es la que la mira riendo soberbia y gozante... También en ese momento Thomas cambia a una representación del mago Rothbart quien también la mira en una clara proyección alucinada de todo aquello que teme Nina... Ser esa mujer desafiante, soberbia y gozante a la vez que ser una futura Beth. En otra proyección, confusa ante esta alucinación que sufre, corre a devolverle los cosméticos y artículos de belleza que le había substraído de su camerino y le dice:
Lo siento mucho... ¡Te entiendo tanto! Ahora se lo que se siente.. Ella intenta ocupar mi lugar. ¿Qué voy hacer? [...] Sólo intentaba ser tan perfecta como tú (el espejo en el que reflejarse)
- Las alucinaciones y el delirio persecutorio.
Mientras avanza la película Nina va sufriendo cada vez más alucinaciones: alucinaciones visuales y cenestésicas, delirios persecutorios, signos de despersonalización frente al espejo... y el delirio persecutorio que establece con Lily (el delirio es la estructura - la explicación alucinada - que le permite al psicótico dar sentido a la perplejidad y angustia que le plantea aquello que observa en la realidad). Desde su acceso a primera bailarina Nina es llamada a aquello que no puede dar y que le es exigido por Thomas (de una manera claramente psicopática) en relación al cisne negro: interpretar ese papel tan deseado la lleva a tener que confrontarse con su sexualidad, su femeneidad y su costado más seductor y sensual del que no se puede apropiar. En su caso acceder a ser mujer implica romper con el lugar de "pequeña princesa· y “dulce niña” al que su madre la tiene condenada. Es por ello que, como se da comunmente en estos casos, aquello que se teme negativo para sí mismo es proyectado fuera a través del delirio paranoico sobre Lily, las alucinaciones sobre su doble o las lesiones a través de las cuales parece querer surgir su "doble negro". Una vez más, su doble aparece, como antes su madre, mientras se está masturbando en la bañera, una vez más cuando se entrega a su placer esa imagen debe ser proyectada fuera como el doble perverso puesto que esta sensualidad y este placer le está vedado.
- Sobre la alucinación final.
La alucinación del final de la película reúne la matáfora de la imposibilidad de Nina... Cuando Nina viene de interpretar el Cisne blanco, y después de haberse caido, encuentra en su camerino a Lily maquillándose para la interpretación del cisne negro retándola: "Un mal comienzo, Eh. Debe haber sido humillante [...] Estoy preocupada por el siguiente acto. No estoy segura de que puedas hacerlo. ¿Qué te parece si yo bailo el cisne negro por tí?". Y mientras le dice esta última frase, la imagen de Lily se transforma en la de su propio doble. Se enzarzan en una pelea y la Nina "blanca" acaba clavándole un trozo de cristal a la Nina "negra" que justo entonces vuelve a transformarse en Lily... Y es en este momento cuando ella alucina su propia transformación en cisne negro y realiza una magnifica interpretación que se llena de un fuerte empoderamiento de su sensualidad y femineidad seductora...
Al volver al camerino asiste sorpendida a que Lily en realidad no ha muerto, sino que viene a visitarla para felicitarla efusivamente por su genial interpretación. Sólo entoces se da cuenta que cuando mató a 'Nina "cisne negro"-Lily', en realidad fue ella quién se clavó el cristal a sí misma... La emergencia del cisne negro en Nina sólo es posible si muere "el cisne blanco" - como ocurre realmente en la obra -, la "dulce niña", la pequeña princesa, y esa es la condición para que esta transición se de, que ella muera puesto que en ella esta la imposibilidad. Acaba el ballet con el éxito clamoroso de Nina (antes morir dice: "Lo he sentido... Perfecto... Ha sido perfecto) y con su muerte.
- Sobre la invasión del goce.
Durante la transformación de Nina en el "Cisne negro", asistimos a otra característica de la psique psicótica: la invasión del goce (entendido éste como un exceso de placer mortífero). Tal y como ocurre en esta fase del delirio, el sostenimiento de Nina en lo imaginario (en los espejos en los que reflejarse) es ya muy vacilante y, a diferencia de la estructura neurótica donde la libido se retira a ciertas zonas del cuerpo (las zonas erógenas), en el psicótico, cuyo sostenimiento en lo imaginario colapsa, el cuerpo se ve de repente invadido de goce y el sujeto lo experimenta como una gran voluptuosidad. El cuerpo es entonces cuerpo del goce:
Es en esa fase, poseída todo su cuerpo de ese goce que interpreta pletórica al Cisne Negro y que cuando al finalizar su actuación como tal se lanza hacia Thomas y lo besa apasionadamente ante su sorpresa... Es esa invasión de goce que torna como una venganza sobre la "dulce niña" y su cuerpo vacío de goce la que le permite actuar el cisne negro, pero como toda venganza es la que también acaba con su vida y como vamos a ver la que le finalmente le da sentido.
- el odio a la madre.
Previo a la invasión del goce, pero relacionado con ello, la película desarrolla el clásico tema de la psicosis del "odio a la madre". La rebelión se da cuando, contra el deseo de su madre, sale de fiesta noctura con Lily y después, a la vuelta, traba la puerta con un madero (símbolo de la metáfora paterna que nunca se registró, que veta el acceso del deseo materno) a la vez que le dice a su madre: "¡No entres aquí! ¡Eso se llama intimidad! ¡Ya no tengo doce años!" (en una escena anterior ya había tirado todos sus peluches a la basura). Más tarde, la noche previa al estreno, la hecha de la habitación y le aplasta la mano al cerrar la puerta violentamente sobre ella que persiste en entrar. Y el momento clave en ese registro viene cuando su madre, la mañana siguiente, el mismo día del estreno, llama diciendo que no se encuentra bien tras una serie de alucinaciones que toman su cuerpo y que la llevan a desvanecerse tras darse un golpe en la cabeza. Cuando Nina, disgustada, intenta salir de la habitación para ir al teatro se produce la siguiente conversación:
Nina forcejea con su madre para arrebatarle la llave de la habitación...
Erica: ¡Nina! ¿Qué ha sido de mi dulce niña?
Esa es la determinación de aquella que no va a permitir que nadie la arroje de su lugar...
III. UNA REFLEXIÓN FINAL.
De hecho la muerte de Nina, como la muerte del cisne y del príncipe Sigfried en ese fascinante ballet del Lago de los cisnes, es la resolución del problema que le plantea el futuro... Nina realiza una gran interpretación, una interpretación perfecta ("la he sentido... perfecto... ha sido perfecto") que quedará para la posteridad puesto que será la única que realizó. Con su muerte evita su futuro e inevitable desplazamiento (como el de Beth) y como en el final del Lago de los Cisnes, en el que el amor de Odette y Sigfried se realiza a través de su muerte y tras la muerte, Nina también perdurará con su actuación con la suya y tras la suya. Una muerte que con su última mirada a su madre antes de la muerte del cisne también la libera de su goce opresivo.
Existen casos reales que han seguido destinos similares de graves crisis tras alcanzar el objetivo perseguido. En la película - y el libro - Shine, el esplendor de un genio, el pianista David Helfgott sufre una grave crisis psicótica tras interpretar brillantemente el tercer concierto para piano y orquesta de Rachmaninoff, uno de los conciertos más complicados y que exige de un gran esfuerzo para un pianista. De la misma manera el mítico y gran jugador de ajedrez y ex-campeón mundial Bobby Fischer desapareció misteriosamente de la competición y practicamente del mundo tras ganar en 1972 dicho campeonato a Boris Spassky en el que fue llamado el match del siglo, finalizando así con treinta años de dominio soviético del tablero de ajedrez. Tras breves y fugaces apariciones siempre volvió a su vida retirada y excéntrica, apareciendo en ocasiones en un estado de dejadez y abandono preocupantes, y siempre andaba peleado con unos y con otros. Parece que anduvo aquejado severamente de algún transtorno paranoide, mientras algunos hablan directamente de esquizofrenia paranoide.
____________________
[1] El lago de los cines tiene un argumento estructurado en cuatro actos:
Acto I
En uno de los jardines de su castillo, el príncipe Sigfrido celebra, junto con sus amigos de la corte y extranjeros, su vigésimo primer cumpleaños. De repente, la Reina madre de Sigfrido y sus Damas de Honor, llegan a la fiesta para recordarle a su hijo que la siguiente noche deberá, durante la celebración oficial de su fiesta de cumpleaños, en la que ha preparado un baile en la corte, escoger una esposa. A la fiesta estarán invitadas jóvenes muchachas, entre las más hermosas de la comarca, y el príncipe deberá elegir a una de ellas como futura esposa. Esto causa una gran melancolía en Sigfrido. El Bufón intenta restaurar el espíritu de la feliz ocasión y anima al príncipe formando una partida de caza con sus amigos.
Acto II
En el bosque cerca del lago comienzan a salir de las aguas unos cisnes que se van convirtiendo en hermosas jóvenes. Sigfrido llega al lago y apunta con su ballesta hacia las jóvenes-cisnes cuando aparece la joven reina, Odette. Ella le cuenta que fue transformada en cisne junto con sus compañeras por el malvado mago Rothbart, que vuelven a su forma humana solamente en la noche y que el hechizo solo puede romperlo quien le jure amor eterno. Los jóvenes se enamoran rápidamente. Cuando Sigfrido va a jurarle amor eterno a Odette aparece Rothbart, quien hace que las jóvenes vuelvan a convertirse en cisnes, para evitar que el príncipe rompa el hechizo. Odette se aleja convertida en cisne.
Acto III
Se celebra la fiesta en el castillo donde Sigfrido deberá elegir esposa. Entra la reina madre junto a Sigfrido y el maestro de ceremonias da comienzo al festejo. Se presentan las jóvenes casaderas y la reina le pide a Sigfrido que elija esposa. Él piensa en Odette, se niega a escoger esposa y su madre se enfada con él. En ese momento el maestro de ceremonias anuncia la llegada de un noble desconocido y su hija. Es el barón Rothbart que llega a la fiesta con su hija Odile. El príncipe, hechizado por el mago, cree ver a Odette en Odile. Él la escoge como su esposa, la reina madre acepta y Sigfrido le jura a Odile amor eterno. Rothbart se descubre y muestra a Odette a lo lejos. Sigfrido se da cuenta de su terrible error y corre desesperado hacia el lago.
Acto IV
A las orillas del lago las jóvenes-cisnes esperan tristemente la llegada de Odette. Ella llega llorando desesperada, contándole a sus amigas los tristes acontecimientos de la fiesta en el castillo. Aparece Sigfrido y le implora su perdón. Reaparece Rothbart reclamando el regreso de los cisnes. Sigfrido y Odette luchan contra él, pero todo es en vano, pues el maleficio no puede ser deshecho. Los dos enamorados se suicidan lanzándose al lago. Rothbart muere a consecuencia de ese sacrificio de amor y los otros cisnes son liberados del maleficio.Se ve aparecer sobre el lago los espíritus de Odette y Sigfrido ya juntos para siempre.
[2] Fink, Bruce. Introducción clínica al psicoanálisis lacaniano. Gedisa Editorial, pág. 108
[3] Ídem anterior, pág. 109
[4] Ídem anterior, pág. 119
[5] Ídem anterior, pág. 127
[6] Ídem anterior, pág. 127
[7] Ídem anterior, pág. 128
Darren Aronofsky ya ha abordado en otras películas la complejidad psíquica. Recordemos la inestimable Pi: el orden del caos (1998) - obsesión y paranoia -, o en Requiem por un sueño (2000) - en relación al mundo de la adicción a la droga -. En Cisne negro Aronofsky nos adentra en el mundo de la psicosis a través del mundo de la danza clásica y de uno de sus ballets más conocidos y sobresalientes: El lago de los cisnes, de Tchaikovsky. Cisne negro nos cuenta la historia de Nina Sayers (gran actuación de Natalie Portman), bailarina de la compañía de ballet de New York, a quien su director Thomas Leroy (Vincent Cassel) le ofrece la posibilidad de ser la primera bailarina interpretando el duo Odette / Odile del Lago de los Cisnes, en la que la misma bailarina interpreta el papel del Cisne blanco y el del Cisne Negro. Para seguir algunos momentos del comentario ofrecemos en la nota 1 un breve resumen de la estructura dramática del Lago de los cisnes.
I. SOBRE LA PERSONALIDAD DE NINA. Psicosis y forclusión.
Natalie Portman como Nina Sayers |
Escucha Nina. te aseguro que no me preocupa tu técnica, deberías saberlo [...] La verdad es que cuando te miro sólo veo el Cisne blanco, eres preciosa, temerosa, frágil. El reparto ideal. Pero el Cisne negro, es muy difícil bailar los dos [...] En cuatro años, cada vez que bailas, te he visto obsesionada en que cada paso y movimiento sean correctos, pero nunca te he visto soltarte. ¡Jamás! ¿Tanta disciplina para qué? [...] Nina le responde que ella sólo quiere ser perfecta, a lo que Thomas le responde: La perfección no es sólo cuestión de control. Es también saber soltarse, sorprenderte para así sorprender al público, trascender y eso pocos lo llevan dentro...
Técnica pero falta de pasión, apolínea pero falta de Dionisos. Disciplinada pero falta de espontaneidad... Sin embargo, finalmente logra el papel y la historia empieza a construirse a partir de este momento.
Observamos también en esas escenas iniciales los primeros síntomas que nos llevan a la sospecha de que algo ocurre con la frágil Nina, se trata del primer encuentro con el doble negro... o, siguiendo la trama de la película: el cisne blanco se cruza con el negro, la frágil Nina con su doble, no tanto como sombra reprimida, sino como imagen especular de aquello sobre lo que no tiene modelo al que referenciarse (ver más adelante "La pérdida del espejo en el que reflejarse").
El primer encuentro con el doble inasumible. |
- Psicosis y forclusión. Sobre la función paterna.
Una primera indicación de la psicosis de Nina la hallamos en esa presencia excesiva de la madre y en la total ausencia de la figura paterna, sobre la que no hay la más mínima referencia. Más allá del presente en el cual se desarrolla la película, cuando se ve a Nina y, en especial con la relación que mantiene con Erica, se diría que nunca hubo padre, de la misma manera que cuando se ve a Erica se diría que nunca hubo un hombre. Un concepto que Lacan destacó en relación con la psicosis fue la forclusión, concepto por el que se entiende el rechazo radical de un elemento particular del orden simbólico, en este caso, de la función paterna, o el Nombre del Padre como Lacan prefería utilizar. Para tener claro de que hablamos acerca de la función paterna es importante diferenciarla de algo que tenga que ver con el padre como ser humano concreto, con su personalidad y estilo peculiares dentro del rol que ejerce en la familia. La función paterna tiene que ver con el rol que cumple dentro de la estructura simbólica que ocupa en la familia y que se define en los siguientes términos:
La función paterna en una familia nuclear generalmente interviene entre la madre y el niño, impidiendo que el niño quede completamente atrapado por la madre, y que la madre se devore al niño. Lacan no afirma que todas las madres tienen una tendencia a atrapar o devorar a sus hijos (aunque algunas lo hacen); más bien sostiene que los niños "perciben" el deseo de su madre como peligroso o amenazador. Esta "percepción" refleja, en algunos casos, el deseo del niño de serlo todo para la madre (lo que en última instancia, aniquilaría la posibilidad de que se constituya como un ser separado de su madre) y, en otros casos, la reacción a una tendencia real de la madre de obtener con su hijo una especie de satisfacción que no ha logrado obtener en otro lado. [2]
Es indudable que esta última opción es la que se perfila sin lugar a dudas en la relación que Erica mantiene con Nina. Varias escenas de la película así nos lo muestran invadiendo constantemente su intimidad o controlándola sin ningún límite. Es especialmente impactante la escena en la que se percibe ese deseo materno posesivo en la que le quita el vestido a una Nina incómoda hasta que se da cuenta de que se ha vuelto a rascar la espalda arrastrándola desnuda hasta el lavabo para cortarle violentamente las uñas. Las imágenes correspondientes a esta escena nos muestran claramente a Nina, como hija, presa del goce materno de Erica, su madre.
Nina, como hija, presa del goce materno de Erica, su madre. |
vemos el funcionamiento del padre como parte del discurso, es decir, como un elemento del discurso de la madre. La función paterna está aquí referida al sustantivo "padre" en la medida que la madre se refiere a él como una autoridad que está más allá de ella misma. [3]
Si esta validación de la autoridad paterna no se ve apelada por la madre ("No le contaremos esto a papá", "No le hagas caso, ya lo solucionamos tu y yo", "Déjale decir y ya lo arreglaremos nosotros", etc. etc.) tanto da que un padre pueda ser muy presente, pero la función paterna que se establece como Ley que prohibe el deseo materno no es realizada.
Hay una imagen, al principio de la película, que habla de la madre por sí misma acerca del tipo de mujer que se trata. Cuando al llegar a casa Nina abre la puerta de la habitación de su madre nos muestra toda una pared con fotos y autoretratos pintados de ella misma y de su hija.
La habitación materna |
II. REFLEXIONES SOBRA LA ESTRUCTURA PSICÓTICA DE NINA.
Es obvio que Cisne Negro es ante todo una película en la que su director se propone contar una historia de fuerte impacto emocional e intriga y no crear un personaje ajustado a un cuadro clínico concreto, si bien la patología es un elemento importante en Nina. Quizá por ello ha dado lugar a distintos posicionamientos en relación al tipo de patología que sufre. Voy a mostrar los elementos que creo que colocan a Nina dentro de una estructura psicótica siguiendo las evoluciones que sufre el personaje durante la película y su sintomatología.
- La pérdida del espejo en el que reflejarse.
Nina entra en crisis desde el momento en que puede acceder a ser la primera bailarina de la compañía. Desde este momento su personalidad irá sufriendo una disgregación progresiva, un mayor estado de confusión y desestructuración resultado de la suma de diferentes factores que iremos viendo a lo largo de la película. Uno de los efectos de quedar sujeto al deseo de la madre es que el individuo no puede desarrollarse como un ser independiente, lo que significa que al fallar la función paterna no se van a dar los procesos de castración y la represión primaria del deseo materno que, no obstante, permiten la inscripción del individuo en lo simbólico, es decir, en la estructura familiar y, posteriormente, en el orden social necesarios para dar un sujeto independiente. Cuando este proceso no se da por la forclusión de la función paterna, el individuo necesita de un espejo en el que reflejarse, o dicho de otra manera, un modelo al que imitar, por lo queda inscrito en el plano de lo imaginario:
lo imaginario continua predominando en la psicosis, y lo simbólico, en el grado en que es asimilado, queda "imaginarizado": es asimilado no como orden radicalmente diferente que reestructura el primero, sino simplemente por imitación de otras personas. [4]
Hay un comportamiento que sorprende en Nina cuando antes de la prueba de selección asiste a la reacción de ira de la primera bailarina "destronada", Beth Macintyre (Wynona Ryder) en su camerino. Una vez esta sale furiosa de él, ella entre y coge su pintalabios, como posteriormente se nos muestra que ha cogido otros objetos de cosmética y estética de Beth. Es curiosa esa reacción de tomar los objetos de la primera bailarina para ella... ¿No es acaso eso una reacción especular en el que ella se refleja, una clara imitación de la primera bailarina? Cuando Nina le pide el papel a Thomas se pinta los labios con el mismo pintalabios. Sin embargo, y como posteriormente Thomas le requerirá, no hay modelo a seguir para que surja la propia pasión, la fuerza y el convencimiento seductor y sensual necesarios para interpretar a Odile, el cisne negro que acompaña a Rothbart en la fiesta en la que el principe Sigfrido debe elegir esposa. La técnica se puede imitar, se puede referenciar pero para la pasión o la emoción no hay modelo, y justamente esa falta de modelo es lo que desestabilizará progresivamente a Nina.
Nina reflejándose en el espejo de Beth |
- Predominio de las relaciones imaginarias.
Otro elemento importante en el comportamiento de Nina lo determina la manera en la que surge Lily (Mila Kunis) en su mundo... justamente interrumpiendo la interpretación del cisne negro en su prueba frente a Thomas. Pronto se irá configurando una relación ambigua entre la rivalidad y la atracción con ella, puesto que justamente Lily es su opuesto: dionisíaca, sensual, seductora, espontánea y alegre. El desarrollo que sufre la relación de Nina con Lily en la película se ajusta bastante a un elemento característico de los individuos con estructura psicótica: las relaciones imaginarias. Todos sabemos que el individuo neurótico, más allá de los conflictos con sus iguales suele manifestar un tipo de conflicto que no tarda en referenciarse a las relaciones con los padres, las figuras de autoridad, su propia autoestima, la necesidad de reconocimiento, la imagen social, el éxito profesional. No obstante, se observa en el psicótico un posicionamiento distinto:
El psicótico, en cambio, presenta las cosas de otro modo: el conflicto parece referirse a los otros de su propia edad - rivales, competidores o amantes - Estos no están tratando de ganarse la figura de autoridad, más bien uno de ellos está tratando de usurpar el lugar del psicótico. [5]
Es a partir de ese fundamento que Nina estructura una relación de tipo paranoico con Lily a quien desde el principio, desde el primer momento ya ve como alguien que quiere arrebatarle el lugar, al mismo tiempo que, y paradojicamente, le atrae como modelo - por ejemplo, en la noche de fiesta en la que sale con ella -. Hay una escena en ese sentido muy clara. Nina, después de un ensayo individual, entra en la sala donde ensayan sus compañeras. En ese momento ve a Lily bailando desenfadada y seductora, alegre, y se queda mirándola porque obviamente observa en ella ese soltarse que tanto le cuesta. Thomas, que lo ve, se acerca a ella y le dice: "Mira como se mueve. Es imprecisa pero sin esfuerzo... No está fingiendo". En la cara de Nina, observándola una vez más, ya se aprecia que le ha dado el status de rival, de aquella competidora que quiere arrebatarle su lugar. Es así como, poco a poco, Nina va desarrollando, en relación a Lily, el delirio paranoico que progresivamente irá manifestándose con más intensidad hasta el final de la película:
El fenómeno familiar de persecución cae claramente dentro de la categoría de las relaciones imaginarias, y es el rasgo predominante de la paranoia. Como dice Lacan, "... en tanto [el paciente] no adquirió, o bien perdió a ese Otro [simbólico, el lenguaje, con su estructura subyacente], se encuentra con un otro puramente imaginario. [...] Este otro lo niega, lo mata literalmente. [6]
Lily. "Mira como se mueve. Es imprecisa, sin esfuerzo... No está fingiendo" |
Nina: ¡Thomas! ¡Thomas! No puede ser ella. ¡Ella no!
[...]
Thomas: ¿Qué te ocurre?
Nina: ¡Lily! ¡Ella va a ser mi substituta!
Thomas: Bueno... Siempre tiene que haber una. Lily es la mejor...
Nina: No, pero ella quiere mi papel.
Thomas: Todas las bailarinas del mundo quieren tu papel.
Nina: No, esto es diferente. Sé que va a por mí. Intenta ocupar mi lugar.
Thomas: ¡Nadie va a por ti!
Nina: ¡No, por favor creéme...! - Mientras estalla en llanto -
Lo siento mucho... ¡Te entiendo tanto! Ahora se lo que se siente.. Ella intenta ocupar mi lugar. ¿Qué voy hacer? [...] Sólo intentaba ser tan perfecta como tú (el espejo en el que reflejarse)
El doble negro de Nina con Thomas. |
Mientras avanza la película Nina va sufriendo cada vez más alucinaciones: alucinaciones visuales y cenestésicas, delirios persecutorios, signos de despersonalización frente al espejo... y el delirio persecutorio que establece con Lily (el delirio es la estructura - la explicación alucinada - que le permite al psicótico dar sentido a la perplejidad y angustia que le plantea aquello que observa en la realidad). Desde su acceso a primera bailarina Nina es llamada a aquello que no puede dar y que le es exigido por Thomas (de una manera claramente psicopática) en relación al cisne negro: interpretar ese papel tan deseado la lleva a tener que confrontarse con su sexualidad, su femeneidad y su costado más seductor y sensual del que no se puede apropiar. En su caso acceder a ser mujer implica romper con el lugar de "pequeña princesa· y “dulce niña” al que su madre la tiene condenada. Es por ello que, como se da comunmente en estos casos, aquello que se teme negativo para sí mismo es proyectado fuera a través del delirio paranoico sobre Lily, las alucinaciones sobre su doble o las lesiones a través de las cuales parece querer surgir su "doble negro". Una vez más, su doble aparece, como antes su madre, mientras se está masturbando en la bañera, una vez más cuando se entrega a su placer esa imagen debe ser proyectada fuera como el doble perverso puesto que esta sensualidad y este placer le está vedado.
Nina como Cisne blanco presa de Rothbart |
La alucinación del final de la película reúne la matáfora de la imposibilidad de Nina... Cuando Nina viene de interpretar el Cisne blanco, y después de haberse caido, encuentra en su camerino a Lily maquillándose para la interpretación del cisne negro retándola: "Un mal comienzo, Eh. Debe haber sido humillante [...] Estoy preocupada por el siguiente acto. No estoy segura de que puedas hacerlo. ¿Qué te parece si yo bailo el cisne negro por tí?". Y mientras le dice esta última frase, la imagen de Lily se transforma en la de su propio doble. Se enzarzan en una pelea y la Nina "blanca" acaba clavándole un trozo de cristal a la Nina "negra" que justo entonces vuelve a transformarse en Lily... Y es en este momento cuando ella alucina su propia transformación en cisne negro y realiza una magnifica interpretación que se llena de un fuerte empoderamiento de su sensualidad y femineidad seductora...
Nina como Cisne negro. |
La alucinación de Nina: El Cisne negro alado |
Durante la transformación de Nina en el "Cisne negro", asistimos a otra característica de la psique psicótica: la invasión del goce (entendido éste como un exceso de placer mortífero). Tal y como ocurre en esta fase del delirio, el sostenimiento de Nina en lo imaginario (en los espejos en los que reflejarse) es ya muy vacilante y, a diferencia de la estructura neurótica donde la libido se retira a ciertas zonas del cuerpo (las zonas erógenas), en el psicótico, cuyo sostenimiento en lo imaginario colapsa, el cuerpo se ve de repente invadido de goce y el sujeto lo experimenta como una gran voluptuosidad. El cuerpo es entonces cuerpo del goce:
El cuerpo, que en su mayor parte ha quedado vaciado de goce, de repente se ve anegado, invadido por él. Vuelve con una venganza, podría decirse, pues el psicótico muy bien puede experimentarlo como un ataque, una invasión, una entrada forzada. [7]
La invasión del goce. |
- el odio a la madre.
Previo a la invasión del goce, pero relacionado con ello, la película desarrolla el clásico tema de la psicosis del "odio a la madre". La rebelión se da cuando, contra el deseo de su madre, sale de fiesta noctura con Lily y después, a la vuelta, traba la puerta con un madero (símbolo de la metáfora paterna que nunca se registró, que veta el acceso del deseo materno) a la vez que le dice a su madre: "¡No entres aquí! ¡Eso se llama intimidad! ¡Ya no tengo doce años!" (en una escena anterior ya había tirado todos sus peluches a la basura). Más tarde, la noche previa al estreno, la hecha de la habitación y le aplasta la mano al cerrar la puerta violentamente sobre ella que persiste en entrar. Y el momento clave en ese registro viene cuando su madre, la mañana siguiente, el mismo día del estreno, llama diciendo que no se encuentra bien tras una serie de alucinaciones que toman su cuerpo y que la llevan a desvanecerse tras darse un golpe en la cabeza. Cuando Nina, disgustada, intenta salir de la habitación para ir al teatro se produce la siguiente conversación:
Nina: ¡Tengo que ir! ¡Sueltame!
Erica: Te quedarás aquí hasta que te encuentres mejor [...] Ese papel te está destrozando
Nina forcejea con su madre para arrebatarle la llave de la habitación...
Erica: ¡Nina! ¿Qué ha sido de mi dulce niña?
Nina: ¡Puta chiflada! ¡Ya no está!
Erica: ¡Nina! ¡Nina! ¡No...! ¡No estas bien...! ¡No vas a poder!
Nina: ¡Soy la reina cisne! ¡Tú nunca llegaste a nada!
Esa es la determinación de aquella que no va a permitir que nadie la arroje de su lugar...
III. UNA REFLEXIÓN FINAL.
De hecho la muerte de Nina, como la muerte del cisne y del príncipe Sigfried en ese fascinante ballet del Lago de los cisnes, es la resolución del problema que le plantea el futuro... Nina realiza una gran interpretación, una interpretación perfecta ("la he sentido... perfecto... ha sido perfecto") que quedará para la posteridad puesto que será la única que realizó. Con su muerte evita su futuro e inevitable desplazamiento (como el de Beth) y como en el final del Lago de los Cisnes, en el que el amor de Odette y Sigfried se realiza a través de su muerte y tras la muerte, Nina también perdurará con su actuación con la suya y tras la suya. Una muerte que con su última mirada a su madre antes de la muerte del cisne también la libera de su goce opresivo.
Nina: La muerte del cisne |
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[1] El lago de los cines tiene un argumento estructurado en cuatro actos:
Acto I
En uno de los jardines de su castillo, el príncipe Sigfrido celebra, junto con sus amigos de la corte y extranjeros, su vigésimo primer cumpleaños. De repente, la Reina madre de Sigfrido y sus Damas de Honor, llegan a la fiesta para recordarle a su hijo que la siguiente noche deberá, durante la celebración oficial de su fiesta de cumpleaños, en la que ha preparado un baile en la corte, escoger una esposa. A la fiesta estarán invitadas jóvenes muchachas, entre las más hermosas de la comarca, y el príncipe deberá elegir a una de ellas como futura esposa. Esto causa una gran melancolía en Sigfrido. El Bufón intenta restaurar el espíritu de la feliz ocasión y anima al príncipe formando una partida de caza con sus amigos.
Acto II
En el bosque cerca del lago comienzan a salir de las aguas unos cisnes que se van convirtiendo en hermosas jóvenes. Sigfrido llega al lago y apunta con su ballesta hacia las jóvenes-cisnes cuando aparece la joven reina, Odette. Ella le cuenta que fue transformada en cisne junto con sus compañeras por el malvado mago Rothbart, que vuelven a su forma humana solamente en la noche y que el hechizo solo puede romperlo quien le jure amor eterno. Los jóvenes se enamoran rápidamente. Cuando Sigfrido va a jurarle amor eterno a Odette aparece Rothbart, quien hace que las jóvenes vuelvan a convertirse en cisnes, para evitar que el príncipe rompa el hechizo. Odette se aleja convertida en cisne.
Acto III
Se celebra la fiesta en el castillo donde Sigfrido deberá elegir esposa. Entra la reina madre junto a Sigfrido y el maestro de ceremonias da comienzo al festejo. Se presentan las jóvenes casaderas y la reina le pide a Sigfrido que elija esposa. Él piensa en Odette, se niega a escoger esposa y su madre se enfada con él. En ese momento el maestro de ceremonias anuncia la llegada de un noble desconocido y su hija. Es el barón Rothbart que llega a la fiesta con su hija Odile. El príncipe, hechizado por el mago, cree ver a Odette en Odile. Él la escoge como su esposa, la reina madre acepta y Sigfrido le jura a Odile amor eterno. Rothbart se descubre y muestra a Odette a lo lejos. Sigfrido se da cuenta de su terrible error y corre desesperado hacia el lago.
Acto IV
A las orillas del lago las jóvenes-cisnes esperan tristemente la llegada de Odette. Ella llega llorando desesperada, contándole a sus amigas los tristes acontecimientos de la fiesta en el castillo. Aparece Sigfrido y le implora su perdón. Reaparece Rothbart reclamando el regreso de los cisnes. Sigfrido y Odette luchan contra él, pero todo es en vano, pues el maleficio no puede ser deshecho. Los dos enamorados se suicidan lanzándose al lago. Rothbart muere a consecuencia de ese sacrificio de amor y los otros cisnes son liberados del maleficio.Se ve aparecer sobre el lago los espíritus de Odette y Sigfrido ya juntos para siempre.
[2] Fink, Bruce. Introducción clínica al psicoanálisis lacaniano. Gedisa Editorial, pág. 108
[3] Ídem anterior, pág. 109
[4] Ídem anterior, pág. 119
[5] Ídem anterior, pág. 127
[6] Ídem anterior, pág. 127
[7] Ídem anterior, pág. 128
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