VISITAR MAUTHAUSEN: LA ODISEA DE IR AL CAMPO DE CONCENTRACIÓN

 por María García Clemente 08/09/2018



Mauthausen es, junto a Auschwitz, uno de los mayores símbolos de la barbarie nazi. Miles de presos murieron en esta pequeña localidad austríaca. Pero, a diferencia de lo que ocurre en el campo de exterminio de Cracovia, visitar Mauthausen es una odisea que te costará esfuerzo y bastante dinero. Desde Cracovia hay muchas empresas que te ofrecen ir a Auschwitz y Birkenau en autobús y con guía desde 30 euros. En Viena, para ir al campo de concentración de Mauthausen sólo vimos excursiones privadas que van desde los 150 euros por cabeza… si conseguías un grupo de seis personas.

Desde que empezamos a planear el viaje me quedó claro que ir a Mauthausen iba a ser complicado, pero era el broche de oro a nuestro viaje ‘temático’ de la II Guerra Mundial (Varsovia, Cracovia, Praga y Viena) y asumimos que iríamos como fuera. Simplemente, mereció la pena. 

entrada Mauthausen

Campo de concentración de Mauthausen

Al igual que Auschwitz, Mauthausen es un lugar sobrecogedor en el que se honra a las más de 150.000 personas que sufrieron y murieron entre sus paredes, entre ellas más de 7.500 españoles que perecieron allí y en Gusen. Es uno de los campos de concentración mejor preservados, debido en parte a que no fue bombardeado ni desmantelado a toda prisa por los nazis en su huida ante el avance de las fuerzas aliadas, como sí ocurrió con Auschwitz. 

De hecho, parte de los prisioneros que se encontraban en Mauthausen tomaron el campo antes de que el ejército americano entrara en él. Y en esa liberación tuvieron mucho que ver los españoles que habían sobrevivido a más de cinco años de cautiverio entre sus paredes. Así se reflejó en la pancarta de esta famosísima imagen de la liberación de Mauthausen:

liberacion mauthausen pancarta

Liberación de Mauthausen – Wikipedia

Antes de ir a Mauthausen, te recomiendo un libro que te ayudará a comprender la historia de este campo, al que iban a parar los presos calificados como ‘no recuperables’, aquellos a los que se quería exprimir mediante trabajos forzados y que nunca volverían a ser libres bajo el III Reich. Se trata de ‘Los últimos españoles de Mauthausen‘, de Carlos Hernández de Miguel, que recoge los testimonios directos de los pocos españoles que quedan vivos y que pasaron por este campo de concentración.

Ese libro también cuenta la historia del conocido como ‘fotógrafo de Mauthausen‘, Francisco Boix, el español que recopiló los negativos de las fotografías que registraban las barbaridades que se cometían en el campo. En 2018 se estrenó la película que cuenta parte de su historia y las condiciones de dureza y brutalidad que tuvieron que sufrir los españoles que pasaron por el campo de concentración. También podéis encontrar El fotógrafo de Mauthausen en Netflix.

 

Horario para visitar Mauthausen

De marzo a octubre: de lunes a domingo, desde las 9.00 horas hasta las 17.30 horas (última entrada a las 16.45 horas)

De noviembre a febrero: de martes a domingo, desde las 9.00 horas hasta las 15.45 horas (última entrada a las 15.00 horas. Lunes cerrado

Cerrado en: del 24 al 26 de diciembre, el 31 de diciembre y el 1 de enero.

Para la visita al campo de Mauthausen, recomiendo al menos unas tres horas para recorrer todo el complejo, incluyendo la cantera, la explanada con los mausoleos y los barracones, así que no hay que apurar la hora de visita. La entrada es gratuita.

Hay posibilidad de realizar una visita guiada a las 14.00 horas en inglés. Aunque no la hicimos, creemos que no es necesario, ya que la audioguía explica perfectamente los distintos puntos de manera amena. Incluso añade testimonios de alguno de los prisioneros del campo.

 

¿Cómo ir a Mauthausen?

Lo primero que tienes que saber es que el campo de concentración de Mauthausen no está dentro del pueblo. Se sitúa sobre una colina, tras una subida bastante fuerte, a más de cuatro kilómetros del casco urbano. Por motivos que desconozco y que no termino de comprender, no hay transporte público que te deje en el campo de concentración de Mauthausen. En general, tampoco hay mucha información en el pueblo que te ayude a llegar hasta la zona, así que más vale guiarse por el GPS ahora que el roaming es gratis.  

Visitar Mauthausen en coche

Al no haber transporte público hasta el campo, obviamente la mejor alternativa para ir a Mauthausen es el coche. Es la opción más rápida, fácil y barata, incluso aunque alquiléis un vehículo; va a salir más económico que usar el transporte público.

Aquí puedes ver la ruta para llegar hasta el campo de concentración de Mauthausen. Hay un gran aparcamiento en las afueras del campo; es gratuito durante las primeras cuatro horas, después cuesta dos euros por hora. 

Ir a Mauthausen en tren

Desde Viena

Si viajas desde Viena, para visitar Mauthausen tendrás que coger un tren desde la estación central hasta Linz, para hacer el cambio desde ahí hasta la estación de Mauthausen OO. El billete puedes comprarlo directamente a Mauthausen, sin la parada intermedia. Hay dos trenes por la mañana: a las 8.50 y a las 10.55, que son los que llegan a tiempo para ver el campo de concentración completo. El precio del tren es de 60 euros ida y vuelta por persona y tarda dos horas.

Desde Salzburgo

Si vas desde Salzburgo, también tendrás que coger el tren a Linz y desde ahí cambiar al regional que va hasta Mauthausen. El trayecto es de 1.45 horas.

Truco Cooltureta: la página web de ferrocarriles de Austria no es muy intuitiva y es bastante fea. Sin embargo, la aplicación es de las mejores que he visto de Europa. Aparece toda la información de horarios, cambios de tren, incidencias en la vía y te permite escoger otra ruta fácilmente. Se llama OBB Scotty y puedes bajarla aquí en Android y aquí para iPhone.

Llegar hasta el campo de concentración

¡Ya estás en Mauthausen! Una vez que desciendas a la estación de trenes te sorprenderá descubrir la ausencia total y absoluta de carteles informativos sobre cómo llegar al campo, que está a unos cuatro kilómetros. Tienes estas opciones:

  • A pie: sólo recomiendo esta alternativa si tienes tiempo de sobra, es primavera u otoño y no llueve ni hace demasiado calor. La subida por la colina del campo es de casi dos kilómetros y bastante empinada, y luego tienes que pasar otras tres horas recorriéndolo. Tenlo en cuenta. 
  • En autobús: te puedes ahorrar parte del trayecto a pie (unos dos kilómetros), pero no la subida hasta el campo de Mauthausen. En la estación, busca los autobuses de las líneas 360, 361 o 365 y tendrás que bajar en la parada de Wasserwerk. Desde ahí sube la carretera hasta el campo de concentración. Cada trayecto cuesta 2,2 euros, por lo que no es nada económico y además tendrás que terminar el recorrido a pie.
  • En taxi: es casi la única opción razonable si vas de excursión sólo un día a Mauthausen. Se supone que en las afueras de la estación de trenes hay, pero nosotros no vimos ni uno. La compañía de taxis se llama Brixner, son de color rojo y podéis llamar a este teléfono +43 7238 24 39 o +43 664 46 23 699. Claro, esto si sabéis alemán. Si no, podéis escribir un mail a taxi@brixner.at y quedar con ellos. El trayecto desde la estación hasta el campo de concentración cuesta unos 15 euros. Lo mejor que podéis hacer es fijar con ellos la hora para la vuelta, calculando unas 3,5 horas para la visita.

Nuestra experiencia

En nuestro caso, nuestra intención era ir andando. Imaginamos que encontraríamos carteles para guiarnos: error. Conseguimos llegar a la casa de Anna Pointner tras caminar desde la estación de tren, que fue casi la única buena experiencia que nos llevamos en nuestro intento, ya que nos hizo mucha ilusión toparnos con uno de los lugares más importantes relacionados con la historia del campo de Mauthausen. Anna fue una mujer austríaca que ayudó a los españoles del campo a sacar las fotos que hicieron de los horrores de los nazis y que sirvieron para probar las atrocidades que cometían.

memorial Mauthausen

Andamos un poco más, encontramos otro cartel y después… la nada. Llegamos a un centro comercial, donde una amable mujer de una oficina de Correos se ofreció a llamar a un taxi por nosotros. Prácticamente ninguno de los vecinos del pueblo que nos cruzamos hablaba inglés, ni siquiera las frases más fáciles.

¿Qué ver?

Si quieres ir a Mauthausen, seguramente ya conocerás la historia de este lugar. Sin embargo, todo lo que hayas leído no hace justicia a las sensaciones que tienes al poner un pie sobre las piedras al campo. No hicimos muchas fotos en esta visita porque, personalmente, me atrapa la historia del lugar y la carga emocional que tienen algunos puntos. Para mí hacer una fotografía en esos momentos pasa a un segundo plano. 

Imponen, sobre todo, los memoriales de todas las naciones cuyos ciudadanos fueron encerrados aquí. Son decenas de monolitos, estatuas y flores justo antes de entrar al recinto.

También sobrecoge la llamada escalera de la muerte, por la que tenían que subir y bajar los prisioneros con piedras de hasta 50 kilos bajo los golpes de los guardias de las SS.

Como detalle negativo, encontramos a un joven en esa misma escalera haciendo ejercicio: subía corriendo una y otra vez escuchando música. ¿Alguien se imagina un equipo de fútbol jugando en las explanadas de los a Auschwitz? Pues eso.

Las barracas y los espacios comunes están mejor conservados que los de Auschwitz; hasta se pueden visitar las duchas por las que tenían que pasar obligatoriamente los recién llegados y que tienen grafitis de familiares y algún ‘fanboy’ del nazismo.

La zona más impactante es el memorial de las cámaras de cremación, donde no se pueden sacar fotografías. Miles y miles de mensajes, cartas, fotografías y recuerdos de los fallecidos llenan las paredes y te dejan con un nudo en la garganta, muchos de ellos de españoles. Para mí, es el momento más sobrecogedor y donde más ‘real’ se hace la experiencia de las consecuencias del nazismo: pones rostro, familia y vivencias a las miles de personas que perecieron en Mauthausen.

pintadas mauthausen

Al final de la visita, la cámara de los nombres recoge los datos de todos los que pasaron por el campo. Coge uno de los libros y busca apellidos españoles: García, Martínez, Fernández… y recuérdalos, porque ya sabes, quien no conoce su historia está condenado a repetirla.

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