Estructura lógica de la mente
De acuerdo con lo dicho en los capítulos anteriores, podemos suponer que la mente humana es un sistema que forma parte de un sistema de nivel superior y que, a su vez, está compuesto por partes o sistemas de un nivel inferior. Por tanto, para conocer y comprender la mente es necesario analizar:
- el sistema al que pertenece
- con qué otras partes de ese sistema (y cómo) interactúa
- de que partes se compone
- como tales, interactúan entre sí.
Este es un enfoque "sistémico" para conocer la mente, aplicable a cualquier otra entidad.
Dado que no podemos (todavía) observar directamente la estructura de la mente, solo tenemos que hacer hipótesis al respecto a partir del estudio del comportamiento humano, la introspección y los resultados de la investigación neurobiológica. Este procedimiento es análogo a la llamada "ingeniería inversa" de los informáticos que, habiendo perdido el código fuente de un determinado software, intentan reconstruirlo deduciéndolo del comportamiento externo de la computadora host y examinando el código binario activo. en su memoria.
Dicho esto, podemos suponer razonablemente que una mente es un subsistema de un sistema al que llamamos con varios nombres, incluidos "persona", "individuo", "organismo", "cuerpo", etc.
El término "individuo" etimológicamente significa "no divisible". Sin embargo, hoy sabemos que en realidad está "dividido" en partes, incluso si estas no pueden eliminarse sin causar la muerte o disfunciones graves del propio individuo. Como nos enseña Antonio Damasio, la división cartesiana de la persona en cuerpo y mente es errónea. De hecho, la mente es parte del cuerpo que la alberga, además de que no puede circunscribirse ni localizarse en ningún punto preciso de la misma. También hay que recordar que una información (entidad inmaterial) no puede existir sin algo material que la soporte o la lleve, por lo que una mente (que es un procesador de información) no puede existir sin un cuerpo que la soporte.
Como ya hemos dicho en un capítulo anterior, para entender algo hay que dividirlo primero en partes (lógicas o físicas) y luego reunirlas mentalmente observando las relaciones que las unen.
Habiendo demostrado que no tendría sentido dividir la "persona" en cuerpo y mente, es decir, en una parte física y otra mental (de hecho, incluso las células tienen mente), la primera división significativa de una "persona" (es decir, de un cuerpo humano) en mi opinión es el que se encuentra entre el yo consciente y el resto del cuerpo, que por lo tanto podemos llamar "cuerpo inconsciente".
Por "yo consciente" o "conciencia" me refiero a esa entidad misteriosa que nos hace sentir conscientes de nosotros mismos, de existir, de sentir, de hacer elecciones y de expresar la voluntad.
Definido el ego consciente, el cuerpo inconsciente se define por sustracción, y precisamente:
cuerpo inconsciente = cuerpo total - yo consciente
El yo consciente tiene la capacidad (real o ilusoria, como veremos en el capítulo dedicado al libre albedrío) de comandar los músculos voluntarios del cuerpo anfitrión, aunque los mismos músculos voluntarios también pueden ser controlados por automatismos que el sujeto desconoce. .
Por lo tanto, podemos decir que el cuerpo inconsciente está formado por una gran cantidad (del orden de miles de millones y más) de subsistemas cibernéticos de varios niveles que son completamente automáticos y no están sujetos a la voluntad del yo consciente, con pocas excepciones.
También podemos suponer que los subsistemas que componen el cuerpo inconsciente interactúan según ciertas lógicas (determinadas genéticamente o aprendidas interactivamente) destinadas a mantener vivo al organismo y asegurar la reproducción de su especie.
Podemos suponer que la interacción entre los subsistemas del cuerpo inconsciente se produce a través del sistema nervioso (que podemos considerar como la Internet del cuerpo), el sistema hormonal y quizás de otras formas que la ciencia aún no ha identificado.
La siguiente figura representa de manera simplificada (pero no demasiado reductiva) las partes en las que se puede dividir la mente y las complejas interacciones entre los automatismos del cuerpo inconsciente que podemos hipotetizar. Estos se agrupan en una serie de subsistemas hipotéticos, que se comunican e interactúan entre sí a través de la red neuronal y hormonal.
La "red neuronal y hormonal" está representada por una flecha de dos puntas, símbolo utilizado en informática para representar un "bus" o un dispositivo electrónico que permite que todos los componentes conectados a él intercambien datos entre sí, evitando así que utilice conexiones físicas directas entre componentes. De hecho, gracias al “bus”, cada componente utiliza un solo conector en lugar de uno para cada uno de los demás componentes con los que interactúa.
He indicado con un borde de color los subsistemas que considero más importantes desde el punto de vista psicológico.
El yo consciente es el único subsistema con conciencia y (quizás) libre albedrío. Todos los demás están inconscientes. Sin embargo, el yo consciente intercambia información con otros subsistemas para los cuales, por ejemplo, es capaz de experimentar sentimientos (entrada del subsistema emocional), impulsos (entrada del subsistema motivo), inhibiciones y restricciones (entrada del subsistema regulador), pensar nociones (entrada del subsistema cognitivo), reconocer las situaciones y objetos presentes (entrada del subsistema perceptual) y dar órdenes a los músculos voluntarios (salida al subsistema de implementación).
Las funciones de los distintos subsistemas, mencionados en los cuadros correspondientes, así como sus interconexiones, se analizarán en los siguientes capítulos.
https://psicologiadeibisogni.it/struttura-sistemica-della-mente/
Struttura logica della mente
Coerentemente con quanto detto nei capitoli precedenti, possiamo supporre che la mente umana sia un sistema che è parte di un sistema di livello superiore, e che sia a sua volta costituita da parti, o sistemi di livello inferiore. Per conoscere e capire la mente occorre dunque analizzare:
- il sistema a cui essa appartiene
- con quale altre parti di tale sistema (e come) essa interagisce
- da quali parti è costituita
- come tali interagiscono tra di loro.
Questo è un approccio “sistemico” alla conoscenza della mente, applicabile a qualunque altra entità.
Dato che non possiamo (ancora) osservare la struttura della mente in modo diretto, non ci resta che fare delle ipotesi su di essa a partire dallo studio del comportamento umano, dell’introspezione e dei risultati delle ricerche neurobiologiche. Questo procedimento è analogo al cosiddetto “reverse engineering” (ingegneria inversa) degli informatici che, avendo perduto il codice sorgente di un certo software, cercano di ricostruirlo deducendolo dal comportamento esterno del computer che lo ospita e dall’esame del codice binario attivo nella sua memoria.
Detto ciò, possiamo ragionevolmente supporre che una mente sia un sottosistema di un sistema che chiamiamo con vari nomi tra cui “persona”, “individuo”, “organismo”, “corpo” ecc.
Il termine “individuo” etimologicamente significa “non divisibile”. Tuttavia oggi sappiamo che esso è in realtà “diviso” in parti, anche se queste non possono essere tolte senza causare la morte o gravi malfunzionamenti dell’individuo stesso. Come ci insegna Antonio Damasio, la divisione cartesiana della persona in corpo e mente è dunque errata. Infatti la mente è parte del corpo che la ospita, oltre al fatto che non può essere circoscritta né localizzata in alcun punto preciso di esso. Occorre anche ricordare che una informazione (entità immateriale) non può esistere senza qualcosa di materiale che la supporti o la trasporti, per cui una mente (che è un elaboratore di informazioni) non può esistere senza un corpo che la supporti.
Come abbiamo già detto in un precedente capitolo, per comprendere qualcosa occorre prima dividerla in parti (logiche o fisiche) per poi riunirle mentalmente osservando le relazioni che le legano.
Avendo dimostrato che non avrebbe senso dividere la “persona” in corpo e mente, ovvero in una parte fisica e una mentale (infatti anche le cellule hanno una mente) la prima divisione significativa di una “persona” (ovvero di un corpo umano) è secondo me quella tra l’io cosciente e il resto del corpo, che possiamo chiamare pertanto “corpo inconscio”.
Per “io cosciente” o “coscienza” intendo quella misteriosa entità che ci fa sentire consapevoli di noi stessi, di esistere, di provare di sentimenti, di operare scelte e di esprimere volontà.
Definito l’io cosciente, il corpo inconscio si definisce per sottrazione, e precisamente:
corpo inconscio = corpo totale – io cosciente
L’io cosciente ha la capacità (reale o illusoria, come vedremo nel capitolo dedicato al libero arbitrio) di comandare i muscoli volontari del corpo che lo ospita, sebbene gli stessi muscoli volontari possano essere comandati anche da automatismi di cui il soggetto è inconsapevole.
Possiamo dunque dire che il corpo inconscio consista in una gran quantità (dell’ordine di miliardi e più) di sottosistemi cibernetici di vario livello completamente automatici e non soggetti alla volontà dell’io cosciente, tranne poche eccezioni.
Possiamo inoltre supporre che i sottosistemi che compongono il corpo inconscio interagiscano secondo certe logiche (geneticamente determinate o apprese interattivamente) atte a mantenere in vita l’organismo e ad assicurare la riproduzione della sua specie.
Possiamo supporre che l’interazione tra i sottosistemi del corpo inconscio avvenga attraverso il sistema nervoso (che possiamo considerare come l’internet del corpo), quello ormonale, e forse in altri modi che la scienza non ha ancora individuato.
La seguente figura rappresenta in modo semplificato (ma non troppo riduttivo) le parti in cui la mente può essere suddivisa e le complesse interazioni tra gli automatismi del corpo inconscio che possiamo ipotizzare. Questi sono raggruppati in una serie di ipotetici sottosistemi, che comunicano e interagiscono tra loro attraverso la rete neurale e ormonale.
La “rete neurale e ormonale” è rappresentata da una freccia a due punte, simbolo usato in informatica per rappresentare un “bus” ovvero un apparato elettronico che permette a tutti i componenti ad esso collegati di scambiare dati con ogni altro, evitando in tal modo di ricorrere a collegamenti fisici diretti tra i componenti. Infatti, grazie al “bus”, ogni componente usa un solo connettore anziché uno per ogni altro componente con cui interagisce.
Ho indicato con un bordo colorato i sottosistemi che ritengo più importanti dal punto di vista psicologico.
L’io cosciente è l’unico sottosistema dotato di consapevolezza e (forse) di libero arbitrio. Tutti gli altri sono inconsci. Tuttavia l’io cosciente scambia informazioni con altri sottosistemi per cui, ad esempio, è in grado di provare sentimenti (input proveniente dal sottosistema emotivo), pulsioni (input dal sottosistema motivo), inibizioni e costrizioni (input dal sottosistema normativo), di pensare nozioni (input dal sottosistema cognitivo), di riconoscere le situazioni e gli oggetti presenti (input dal sottosistema percettivo) e di emettere comandi verso i muscoli volontari (output verso il sottosistema attuativo).
Le funzioni dei vari sottosistemi, accennate nei relativi riquadri, come pure le loro interconnessioni, verranno analizzate nei capitoli successivi.
Prossimo capitolo: Soggettività e consapevolezza.
0 Comentarios